"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Mi experiencia siempre estará dentro del propósito de Dios.
Dios preparó el corazón de José para vivir momentos muy duros en su vida. Parecía que las experiencias que experimentó Abraham jamás volverían ocurrir. José vivió encuentros humanos muy duros. Nunca apareció un ángel. Sin embargo, su vida era una de fe. Una fe vivida al extremo. Dios siempre le vio aunque José no le viera a él. Dios estuvo presente en su vida. La vida de José se tejió entre el dolor, el cariño, la tristeza, las ovejas, la envidia, traición, etc. Lo que nunca dejó de tener José fue un corazón, de soñador, que Dios le regaló. ¿Quiere saber quiénes querían acabar con los sueños de José? Sus hermanos. Sí, aunque usted no lo crea, sus hermanos. Los sueños, don que Dios le había dado, se convirtieron en la razón por la que sus hermanos se lo querían ver muerto. ¿Sabe que eso es lo que quiere el diablo? Dios te ha regalado un don y el enemigo quiere acabar contigo para acabar con lo que Dios está haciendo contigo. Se asesina un sueño asesinando al soñador. Mientras, sus hermanos, destrozaban su túnica, prepararon, desde la envidia, matarle, pero lo cierto fue que lo arrojaron a un pozo seco en el desierto y luego lo vendieron. ¿Le parece poco? ¿Ya estás en el pozo? ¿Ya te vendieron? ¿Ya hablaron de ti? No te preocupes, Dios está aunque no le veas y los encuentros con la vida sean duros. ¿Se detiene tu fe a causa de lo que te acontece? Entonces, no es fe. Es difícil cuando Dios calla. José fue nuevamente vendido en Egipto. Hermano eso ocurrirá constantemente porque en la vida hay envidia, hay celos, hay egoísmo, etc. Aunque José estaba viviendo una experiencia nueva nunca dejó de vivir su presente. Si piensas en tu pasado jamás vivirás tu presente. José no permitió que el desastre del pasado contaminara su presente sino que asumió la condición en que estaba viviendo con fe. En esta oportunidad José volvería a recibir cariño, pero sería muy duro. Si algo veo que José hace es que jamás comercializó el don que Dios le dio. No se aprovechó con su sueño sino que lo utilizó adecuadamente. La tentación, ante la esposa de su jefe, estaba a punto de asesinar sus sueños una vez más. José esperó hasta que llegara su jefe, desnudo, revivió el drama de unos años atrás. Dios hacía silencio. Fue echado a la cárcel y José no dejó de vivir su presente. José pudo decir “hasta aquí ya no voy más”, pero Dios había puesto en José un corazón de soñador. Ya no tenía la túnica de colores sino la de presidiario, pero lo que nunca cambió fue su corazón. Allí en la cárcel José vuelve a soñar y desde los sueños sus compañeros reciben, uno libertad y otro muerte. Una vez más José fue olvidado en la cárcel por su amigo, pero jamás por su Dios. Aunque Dios seguía haciendo silencio. Sin embargo, en Egipto no solo los presidiarios sueñan sino que también los reyes, los faraones, etc. José seguía creyendo en el don que Dios le regaló y se aferró a sus sueños. El faraón soñó y estaba turbado. Al cabo del tiempo se acuerdan de José y lo sacan del calabozo y lo llevan frente al faraón. José no dejó de vivir su presente. Quien vive su presente sin rencores del pasado podrá vivir su futuro con esperanza. José vivió creyendo. Aquellos que creían que estaban utilizando a José realmente fueron utilizados por Dios para realizar la gran misión que Dios tenía con José. Parece que nada de lo que vivía José tenía relación. Lo difícil que había sido la vida para José lo descubriría al final. No se trata de entender lo que estamos viviendo sino caminar confiados en lo que Dios está haciendo. Así lo hizo José mientras Dios guardaba silencio. Cada etapa en la vida de José estaba preparando y fortaleciendo su fe. José lo va a descubrir cuando logra encontrarse con sus hermanos y su pueblo. Aquello que parecía olvidado en el corazón de José no se olvidó a los propósitos de Dios. Todo lo que nos acontece nos construye. No importa lo duro que sea la jornada Dios cuida de ti. Lo complicado de la vida José lo descubrió en el ministerio en el que Dios le había colocado. No te rindas ante lo que parece inmanejable porque Dios hará que veas su propósito. Cuando José se encuentra con sus hermanos abre el corazón y no lo cierra. Ellos estaban afligidos por ver a José y pensaron, como ellos lo hacían, “José se vengará de nosotros”, pero José estaba mirando el propósito de Dios cumplido sobre su familia. Dios tiene algo misterioso para ti. No se desaliente tu corazón. Camina aunque no entiendas y confía aunque no veas. Cuando no entiendas lo que Dios está haciendo confía en que el propósito de Dios es más amplio y de mayor bendición que lo que estás experimentando. Oremos: Dios, tú eres bueno y para siempre es tu misericordia. Hay momentos en que la tierra de aflicción es dura, el proceso es difícil cuando los que amas te lastiman, tus hermanos te traicionan, tus queridos se vuelven contra ti. Los hermanos de José lo venden y lo entregan y pasamos por esos momentos constantemente. Dios maravilloso, te suplico que me hagas fuerte, que me permitas mirar con esperanza, que me sustentes en el dolor y que me permitas, como José, aferrarme a la manera en que se interpreta la vida cuando confiamos en ti. José tenía claro que eras tú el que interpretaba por ello que yo pueda tener claro que lo que me ocurre lo interpretas tú. Caminaré y confiaré en que serás quien cumpla el propósito. En el nombre de Jesús, amén.
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Vigilar
Jesús nos exhorta a vigilar. El evangelio de Lucas es continuo en este aspecto “velad, pues y orad en todo tiempo, para que os libréis de todo lo que ha de venir y podamos presentarnos delante del Hijo del Hombre”, Lucas 21,36. El evangelio de Marcos culmina diciendo “cuidado, estad alerta, porque no sabemos cuando sea el momento…”. Si no fuera tan importante esperar, entonces, para qué tanta exhortación a hacerlo. Cuando velamos permanecemos firmes en la fe. No permitimos que ningún aspecto extraño interfiera en nuestra fe. Implica vivir con sobriedad y no viviendo una vida desordenada. Se requiere ser fuerte. No podemos olvidar que nuestro enemigo, el diablo, anda como león rugiente buscando a quién devorar. Es una vigilancia sobre nosotros y no sobre los demás. No se anda vigilando la salvación de los demás sino la nuestra. Es velar nuestra conducta, nuestra expresión, nuestra manera de hacer las cosas ante Dios, etc. Es un vigilar el cuerpo, alma y espíritu. Como decían los padres de la Iglesia “solo tenemos necesidad de un espíritu vigilante”. Vigilar constantemente porque no sabemos ni el día ni la hora en que vendrá nuestro Salvador. ¿Estás velando? ¿Esperas al Señor? No vivas como si no viniera, más bien, vive tus días como si viniera hoy. ¿Si viene Jesús hoy te vas con él? Cuidado contigo mismo. No justifiques tus acciones pecaminosas con expresiones “es otra cultura”, “eso es en los tiempos de Jesús”, “yo no creo que nos aplique”. Por lo tanto, vigilar es mirar al futuro con la esperanza en Jesús y los pasos a la eternidad. Cuando hay crisis económica, los economistas vigilan, cuando hay tempestad los expertos vigilan, cuando hay elecciones los políticos velan las encuestas, cuando esperamos a alguien estamos pendiente. Jesús dijo que vendría y créeme que vendrá. ¡No te distraigas! Abre tu corazón y deja que el Salvador llegue hoy para que mañana camines con él. Vigila y deja que nuestro Salvador llegue. Si Jesús está en tu corazón podrás discernir los tiempos y la manera en que nuestro Salvador actúa. ¡Espera! ¡Vigila! ¡Cristo viene! Oremos: Señor y Dios bueno. Sé que vienes. Ayúdame cada día. Seguir caminando en ti es saber esperar. Sé que un día te veré, pero no quiero hacerlo solo, sino con mi familia, mis amigos, la congregación, etc. Algunos de mi familia no te han confesado y algunos amigos y por ello te pido por sus vidas antes que sea tarde. En el nombre de Jesús, amén. Jesús devuelve la confianza
Juan 21.4-19 Por arduos que sean los días y por difícil que sea levantarnos de ellos, nunca es imposible hacerlo. Esos momentos de dificultad que cruzan nuestra vida es un viaje a la madurez en la fe. Jesús nos devuelve la confianza, como a Pedro, pero en la experiencia de la resurrección. En el evangelio de Juan los discípulos pescan toda la noche pero no tienen frutos. Estaban tirando la red por el lado equivocado y sin la orden divina. La oportunidad de la pesca les devuelve la confianza en aquel que habían crucificado pero que se les aparece desde el milagro de la pesca. Después de comer, Jesús le preguntó a Pedro: “¿Me amas?”, por tres ocasiones y le advirtió que ya no se ceñía él. La prueba ha acrisolado la confianza de Pedro y ahora sus temores quedan disipados. Ahora la experiencia de Pedro va más allá del llamado. Jesús le ha dado una oportunidad a Pedro. Pedro pasa la página, no sigas en el suelo, no sigas pensando en que me negaste, yo te devuelvo la confianza. Jesús no insultó a Pedro sino que le enseñó que levantarse es posible. Jesús le está diciendo a Pedro, que vuelva a mirarlo porque jamás volvería a hundirse en el lago. Su fe ahora sería una de crecimiento continuo. Jesús le demuestra a Pedro que su misericordia es más grande que nuestros errores. No te desalientes vuelve a creer. El Señor renueva tu vida y te hace confiar plenamente en su eterno amor. Jesús muestra su amor a Pedro y revela la vulnerabilidad en la que nos encontramos. Es necesario un encuentro con Jesús para volvernos a levantar. Deja que Jesús te hable al oído y te pregunte: “¿Me amas?”. ¿Qué contestarías? ¿Ya sabes que no puedes confiar ni en tus palabras? Solo cuando confiamos en la Palabra de Jesús podemos echar la red y volver a mirar a Jesús. Pedro había descubierto a Jesús verdaderamente. ¿Y tú? Jesús te quiere devolver la confianza, como a Pedro. Jesús está dispuesto a regenerarte completo y volverte hacer ver su salvación. Para evaluar un verdadero amor hay que confrontarlo con uno puro, el de Jesús. Deja que Jesús te interrogue. Oremos: Dios bueno. Gracias por la oportunidad de levantarnos. Gracias por un día más. Gracias por tu perdón. Gracias por tu misericordia. Gracias por devolvernos la oportunidad de levantarnos. En el nombre de Jesús, amén. Jesús es un extraño para algunos
Tener un amigo es lo más hermoso que existe. Le contamos todo. Su amistad nos llena. Nos da alegría estar tiempo con él o ella. Cuando andemos con algún amigo no olvidemos que es un regalo. Al principio es un extraño con quien muchas cosas son empáticas, pero luego es parte de la familia. Así fue la amistad de Pedro con Jesús. ¿Negarías a tu amigo? ¿Le dirías a la gente que no lo conoces? Marcos 14.66-72 Ya Jesús estaba frente al concilio. Pedro está abajo, en el patio, y una criada del sacerdote le dice: “Tú también estabas con Jesús el Nazareno”. “Más él negó, diciendo: “NO lo conozco ni sé lo que dices”. “No conozco a ese hombre de quien hablas”. Pedro señala temor y cierto miedo, pero detrás de lo que dice hay una realidad. Piensa que su Maestro le ha traicionado y no entiende. Esa es la razón por la que no conoce a Jesús. Esa expresión de Pedro parece que lleva mucho tiempo en el corazón. ¿Ha escuchado a alguien decir “ya no la amaba”, es que “yo no sentía nada por él”? Son expresiones de ruptura. Son expresiones que revelan que hay un extraño. ¿Hace cuánto conoce a Jesús? Algunos pueden llevar muchos años, pero cuando llega una dificultad son capaces de negarle porque quieren que Jesús les responda conforme a sus capricho. Esos ya no conocen a Dios. Ya no saben cómo Dios actúa. Es un momento difícil. Cuando el corazón desea algo y solo queremos que Dios haga y no hace, inmediatamente, le acusamos de dejarnos solos, de que no nos escucha, de que no nos ama, de que nos abandonó y decir que ya no saben lo que Dios quiere para sus vidas. ¿No le parece acciones Petrinas? Los momentos de prueba purifican el espíritu y nos preparan para el misterio de Dios en nuestras vidas. Las pruebas nos llevan al límite y nos permiten experiencias profundamente hermosas con Dios. No olvide que la prueba termina cuando Dios disponga. En medio de esa prueba volvemos a confesarnos. Mis momentos de prueba más difíciles han provocado que vuelque mi corazón a Dios y le diga “por favor me reconcilio contigo, tú eres mi Dios y solo quiero agradarte, esta prueba me sacude, pero ayúdame a descubrir el propósito de la misma en mi vida”. NO permita que la prueba impida conocer a Dios sino acercarse a él. No es posible manipular a Dios y manejarle a nuestro gusto, aunque algunos piensan que Dios es su esclavo para concederle todo lo que piden. Si sabemos que Dios está es porque él quiso. Por lo tanto, es un don, es decir, un regalo. Cuando negamos a Dios volteamos nuestro rostro en afirmación de no conocerle. Por más que ocultemos nuestro corazón de Dios, es solo Dios quien lo conoce. La vida es como una carrera en la que encontramos “curvas, cuestas, bajadas, hoyos, etc.”, pero hay que terminarla. Habrá debilidad, cansancio, abatimiento, pero no podemos detenernos y dejar la carrera. En el camino de la fe se nos cruzan momentos en los que salir corriendo, negarlo todo, escondernos, parece una alternativa, pero solo es el caparazón de una derrota. Es vital mantener una vida de oración para enfrentar estos momentos porque de lo contrario haremos como Pedro. ¿Has negado a Jesús? ¿Has negado el lugar al que perteneces? ¿Has negado tu iglesia? ¿Le has dado la espalda? Pues, bien, pudieras estar viviendo la experiencia de Pedro. Cuando se cruce la duda y la debilidad invada tu corazón, mantente firme y cuando haya acabado la prueba descubrirás que Jesús se habrá manifestado en tu vida. ¿Si dices que no niegas a Jesús, por qué no le sirves? No permitas que experiencias que pulen y fortalecen tu vida sean los obstáculos para acercarte a Dios. Cada experiencia te hará un mejor hombre y una mejor mujer delante de Dios. Oremos: Dios y Padre de la vida. Perdóname por las veces que he actuado como Pedro. Líbrame de la negación, pues sé que tú me negarás delante del Padre si yo lo hago aquí en la tierra. Tú eres quien abriga mi vida y la sostienes. Enséñame a caminar confiado aunque no entienda la manera en que tú obras. En el nombre de Jesús, amén. En Jesús, solamente, en Jesús hay Salvación. Ese es mi evangelio, esa es mi predicación. Puede haber muchos caminos de espiritualidad y pueden haber muchas alternativas de disciplinas espirituales pero solo hay uno que se llamó a sí mismo: “Yo soy el Camino”. ¿Quieres hacerte discípulo de Jesús? Esa pregunta aparece en Juan 9.27 y la realiza un ciego a los maestros y doctores de la Ley. Ahora ve por qué digo que puede haber muchos caminos pero solo uno es el que se llamó así. Ellos conocían la Ley, la letra, pero, no la Palabra. El ciego les desafía desde su propia experiencia a evaluar sus investigaciones. Es una pregunta que el ciego hizo para abrir ojos a quienes, irónicamente veían. ¿Quieres convertirte en discípulo de Jesús? No es una pregunta mía es un llamado de Dios desde Jesús. “Nadie puede ir a Jesús sino lo envía el Padre”, Juan 6.44. Convertirnos en discípulos de Cristo no es un asunto de conquistas o el fin de una búsqueda. El ser discípulo es la acción de Gracia de Dios en nuestras vidas. No merecemos ser discípulos, pero el ciego pregunta porque experimentó en su vida la verdadera Palabra. ¿Qué harás? Jesús salva y en ningún otro hay salvación. ¿Quieres hacerte discípulo de Jesús? Entonces, debes seguirle y no hacer como dos o tres que consideran que aceptarle es suficiente y que no tienen que asistir al templo. ¿Bueno, pues, que tal si aceptas a tu esposa en el altar y luego no llegas a la casa? ¿Crees que ella no haría nada? ¿Imagina que la muchacha te dé el sí y no la visites nunca? Déjeme decirle que con Dios las cosas son como un matrimonio. No venga con excusas baratas que solo usted se cree. Si hace un pacto de servirle, entonces, sírvale. Jesús, al que llama, le hace entrar en una relación privilegiada. Si en el pacto Dios cumple su promesa, entonces, cumple tú la tuya en el tuyo. Jesús no te ha sido infiel. Llega no sea que se te haga muy tarde. Jesús te llama y por grande que pienses que eres y por fuerte que te sientas, y por todo el dinero que creas que tienes, la Salvación es asunto de Dios. Ser discípulos de Jesús, el hijo de Dios, es un privilegio eterno.
Realiza la oración si te vas a reconciliar o aceptar al Señor como salvador. Si ya es así en tu vida realiza tu propia oración de gratitud por la Salvación en Cristo. Oremos: Dios y Padre de la vida. Tú que llamas. Déjame responder. Me reconcilio contigo y me vuelvo a ti. No dejaré que la turbación y el desierto sean más grande que la tierra prometida de la eternidad. Ayúdame a caminar y seguir en ti. Que mi nombre esté en el libro de la eternidad. Sabes que asistiré al templo más cercano para adorarte. Guíame a toda verdad. Espíritu Santo ven a mi corazón. Te seguiré, y te serviré, todos los días así como tú estás conmigo todos los días. En el nombre de Jesús, mi Salvador, amén. Josué 14.6-14
¿Qué tal si una promesa se tarda un año? ¿Esperas? Sí, es posible. El problema es cuando pasan 10, 20, 30 y llegas a los 40 años esperando y ya has sobrepasado los 80 años de vida. Queda muy difícil recibir la promesa. ¿Habrá algo imposible para Dios? Caleb, su nombre significa “temerario, impetuoso”. Fue uno de los enviados por Moisés a reconocer la tierra. Confiado en el poder de Dios, ofreció un informe alentador. Pasado el tiempo le recordó a Josué, el nuevo líder del pueblo de Dios, lo que Moisés le había otorgado. En aquel tiempo en que nos envió a reconocer la tierra “yo le traje noticias como lo sentía en mi corazón”. Así habló Caleb a Josué. Sigue diciendo: “mis hermanos los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo, pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios”. ¿Se dieron cuenta? Caleb cumplió siguiendo a Jehová su Dios? El secreto de nuestra victoria está en cumplir siguiendo a nuestro Dios. Sin ánimos de desviarme del tema, pero qué muchas malas noticias hacen desfallecer el corazón del pueblo. Las noticias que ofrecen los medios de comunicación son tan negativas y morbosas que provocan desánimo en el corazón del pueblo. No hay cuidado al ofrecer una noticia. Se ha insensibilizado el corazón, el oído, el ojo, de la ciudadanía. Se ha convertido en algo natural el escuchar que mataron a quince el fin de semana o que, sin piedad, le quitan la vida al primero que se encuentren. Es inaceptable que le quiten la vida a cualquier ser humano. Que las noticias morbosas, para alcanzar popularidad en los medios, no sean las que coloquemos en el corazón. Cada año no es peor que el anterior. Eclesiastés 7.10 “No añores «viejos tiempos»; no es nada sabio”. Aquí no se trata de las noticias que nos dan y de cuánto tiempo ha pasado sino de “cumplir siguiendo a Dios”. Cumplir es alcanzar, lograr, una palabra hasta que se cumpla. Toda Palabra de Dios se cumple. Dios habla y todo se cumple. Eso es la forma en que debemos actuar nosotros. Moisés le había dicho a Caleb “la tierra que holló tu pie será para ti”, es decir, “que la tierra que pisaste es para ti “y para tus hijos en herencia perpetua, por cuanto cumpliste siguiendo a Jehová mi Dios”. ¿Entonces, lo que yo siga como padre será la herencia que les deje a mis hijos? YO cumpliré en seguir a Dios, adecuadamente, para que mis hijos hagan lo mismo. Quiero que mis hijos hereden el seguir a Dios y cumplir en seguirle como se debe. Yo no quiero que la herencia de mis hijos sea una en la que la vida les dé duro. Quiero que mis hijos tengan una herencia en la que disfruten la vida que Dios les ha dado. Caleb llevaba 45 años esperando y solo bastó levantarse, ir a Josué y recordarle las Palabras de Moisés. ¿Ya te levantaste? No sueltes la promesa de Dios sobre tu vida aunque el panorama sea uno adverso, aunque los años hayan pasado. Caleb le dijo a Josué, a sus 85 años: “ahora estoy tan fuerte, como el día en que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra y para salir y para entrar. Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día...”. Vea resuelta la esperanza en la promesa. Caleb estaba fuerte para la guerra. ¿Estás fuerte? ¿Estás preparado para la guerra? NO me digas que llevas muchos años porque Caleb esperó y tenía 85 años. No te desanimes por lo que ves, no te desfallezca el corazón a causa de malas noticias. Levántate y retoma tu promesa. No pierdas las fuerzas para la batalla. Caleb dijo: “dame ese ahora este monte, del cual Dios me habló aquel día”. Échale mano a la promesa y pídela con las mismas fuerzas con que Dios te la ofreció. Caleb dijo: “quizás Dios esté conmigo, y los echaré...”. Dios le otorgó a Caleb lo que había pedido porque había seguido cumplidamente a Dios. Atrévete a seguir cumplidamente a Dios y Dios estará contigo y te permitirá recibir la promesa y la darás a tus hijos y ellos seguirán cumplidamente a Dios. El tiempo no avanza cuando una promesa de Dios se ha realizado. Dios la cumplirá si le hemos seguido cumplidamente. Oremos: Dios bueno. Me sustento en tu promesa. Ayúdame y guíame por el camino correcto. Quizás estés conmigo y me des la victoria. Quiero seguirte cumplidamente y darte por heredad a mis hijos. En tu nombre seguiré mi promesa con las mismas fuerzas con las que me trajiste donde estoy. Solo te pido que estés conmigo y pueda, en tu nombre, reprender, echar fuera demonios, pelear la batalla, levantarme, caminar, poner las manos para que sanes a otros pero sobre todo que pueda llegar al cielo eterno. En el nombre de Jesús, amén. Leer el texto Romanos 3.9-20 Todos estamos bajo el pecado. El juzgar de Dios no se sostiene solo en la Ley. La comparación provoca que algunos se enojen o se vuelvan hostiles. No comparen a nadie con nadie. Todos somos humanos y bajo el mismo cielo, el mismo sol y la misma luna. En este capítulo, el apóstol Pablo, descarta que haya alguien mejor que otro. Es por ello que “no hay” (ouk estin). “No hay” es una expresión en este tiempo que nos suena a crisis. Cuando “no hay” pensamos en muchas cosas, como dinero, comida, vestido, etc. Sin embargo, Pablo, habla de “no haber justo” y lanza la lista del formato en que el pecado es universal. Todas las acciones que Pablo señala son humanas. NO hay uno solo que haga lo bueno, Pablo cita “no hay un solo justo” (dikaios). Es decir, todos somos responsables ante Dios. El problema está en la esclavitud que provoca el pecado en el ser humano. Por años se lleva enseñando que fumar hace daño, pero siempre se inician algunos en ese estilo de vida. Si el problema de la humanidad fuera la ignorancia, entonces se les puede enseñar, pero sigue la ignorancia. Lo que plantea Pablo es que no se trata de las soluciones. Sabemos que si no fumas no afectarás tus pulmones como quien fuma. Por lo tanto, no es que no se afecten los pulmones sino el ambiente en el que nos encontramos. Estamos vulnerables al pecado. No podemos liberarnos por nosotros mismos del pecado. Es por ello que Dios no nos envió un político, gran tristeza para nosotros, ni un libertador, ni un economista, sino un Salvador para nuestros pecados. Educarnos es esencial en este mundo pero no es el fin del problema. Si así fuera no deberíamos estar repitiendo lo que dice en Romanos 3.9-20. Por más marxista que pretenda ser una sociedad el “el deseo, la ambición, etc,”, está en la naturaleza del ser humano. Es porque la condición humana no tiene soluciones política sino divina. En Dios, el ser humano se hace mejor ser humano. Solo Dios puede libertar de la cárcel de la esclavitud pecaminosa en que nos encontramos. Ninguna “obra basada en la Ley” justifica a los judíos. Así ningún esfuerzo, en el cristiano es justificable ante Dios. No sirvo a Dios por lo que puedo hacer sino por lo que hizo él desde la cruz, entregando a su único hijo. Solo hay un justo y fue expuesto para nuestra propia justicia. Jesucristo, nuestro Salvador, es Dios que justifica nuestras vidas desde la liberación del pecado en el corazón nuestro. No digo que seamos justos, sino que en Cristo Jesús alcanzamos la justicia y la Salvación. Oremos: Dios bueno y de infinita misericordia. Cuán amables son tus misericordias y bondades. Ayúdanos a ser más bondadosos y misericordiosas cada día. Perdona nuestro pecado y guíanos a toda verdad. No nos dejes pensar que somos mejor que algún otro, igual que nosotros mismos. NO dejes que el egoísmo, la envidia, el celo, la arrogancia hagan nido en nuestro corazón. Sé que ninguna de mis acciones es para salvación, aunque evidencian que soy mejor ser humano cada día. Déjame vivir conforme a tu voluntad. En el nombre de Jesús, amén. Estaba mirando al mar y solo el horizonte detuvo mi mirada. De repente el viento comenzó a refrescar el lugar, y a la vez, provocar que un “múcaro de plástico” que estaba en el balcón diera golpes en la columna de la cual se sostenía. El “múcaro de plástico” tiene unas funciones en la casa. Evita que aves que puedan anidar en el balcón se acerquen confundiéndolo con uno de verdad. Las aves pudieran ver que el “múcaro de plástico” se mueve y no permiten que aniden.
Perdí la mirada en el mar concentrando mi vista en el mover del múcaro. Las función de cuidar la casa de cualquier ave me pareció excelente. Pudiéramos pensar que muchas personas utilizan algunos artefactos para cuidar de su vida. Algunos utilizan amuletos de la suerte, otros alguna prenda familiar, etc. Algunos pudieran utilizar un “múcaro de plástico” para evitar que las aves hagan nido en sus vidas. Hermanos de la vida, realmente, nada es como parece. La vida no puede cuidarse con objetos que parecen de verdad. La vida no puede tener “múcaros de plásticos” ya que solo aquello que es verdadero puede hacerle continuar. Mis ojos se distrajeron por un instante del hermoso horizonte, pero solo tuve que cambiar de posición para seguir mirando el mar. Te exhorto a que cuides tu vida con oración, sin descuidar la Palabra Bíblica y el ayuno. Es tiempo de que cambies de posición y sigas mirando a donde Dios quiere. No dejes que algo simple distraiga tu mirada. Es momento de levantarte y asumir una posición que fije tus ojos al horizonte. Cuida tu vida, pero no con “múcaros plásticos” sino con aquel que prometió estar todos los días contigo. No dejes que las distracciones perturben tu mirada. No olvides a Pedro quien solo un momento de duda hizo que se hundiera. Aférrate a Dios y no dejes de mirarle y si algo obstruye tu mirada, levántate y cambia tu posición. “Por lo cual estoy seguro que… nada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”, Romanos 8.38-39. No dejes que un simple “múcaro de plástico” quite tu mirada del horizonte. No dejes que tu mirada se pierda por dudas, angustias, tribulaciones, o cualquier otra adversidad. Mantente mirando a Dios y jamás se perderá tu mirada. Oremos: Dios y Padre de la vida. En ti está mi vida y mi familia. Nada podrá separarme del amor que es en Cristo Jesús, Señor nuestro. En tu Nombre afirmaré mi mirada y cambiaré mi posición para seguir hasta donde tú me lo permitas, en el nombre de Jesús, amén. Éxodos 32.1 Dios estaba hablando con Moisés y la desesperación inundó el corazón del pueblo. Dicho sea de paso, un pueblo muy religioso. Era tan así que no podían sentir el silencio de Dios por más de un mes. Moisés estuvo en el monte más de 30 días y el pueblo se acercó a Aarón y le dijeron: 1 “Viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron entonces a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.[1] ¿Se dieron cuenta de la desesperación del pueblo? No podemos actuar por impulsos. Si Dios no contesta no quiere decir que nos ha olvidado. Llevo años esperando que Dios me conceda una petición y solo espero en su voluntad. Es muy probable que la tardanza de Moisés, siendo tan humano como ellos, fuera desesperante, pero la de Dios tiene propósitos. Si Dios tarda es porque nos quiere enseñar algo. El pueblo se le acercó a Aarón y le dijeron: “levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros, no sabemos que le haya pasado a este Moisés”. Lea otra vez la oración y mire con cuidado, “levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros, no sabemos que le haya pasado a este Moisés”. Su desesperación fue tal que buscaron hacer dioses que hicieran lo que Dios había hecho con ellos durante el camino. Por un instante imagínese que Dios está haciendo cosas grandes en su vida y solo porque hubo silencio en un momento dado usted decide cambiarlo por algo que no es real. Por otro lado, Moisés no los sacó de Egipto, sino Dios. Moisés no era Dios. Ellos habían puesto su confianza en Moisés y parecía le consideraban un dios. Al no ver a Moisés consideran pertinente buscar a otro dios para que les siga ayudando en el camino. Realmente a Moisés no le había pasado nada pero a ellos sí. Moisés estaba en tiempos de gloria pero ellos cambiaron la verdad por la mentira. No se le ocurra renegar de Dios y buscar cualquier dios para que le acompañe. Lo cierto es que quien puede manejar un dios con sus manos es quien controla a ese dios. El Dios que yo sirvo ni es manipulable, ni responde a mis intereses porque es Dios. Dios no se sujeta a mí sino que yo me sujeto a Dios. El pueblo que olvida a Dios no tarda en hacerse dioses. Sigue esperando en Dios y tarde que temprano su mano te levantará y concederá la petición de tu corazón. No endurezcas tu cerviz y abre tu oído a escuchar el silencio de Dios. No te desesperes por lo que Dios va a hacer porque siempre su acción es buena pero cuídate tú de no dañar con tus propias manos lo que es en el tiempo de Dios. Esperar es difícil pero nos enseña. Equivocarnos es de humanos pero cambiar a Dios porque tarda es de necios. Oremos: Dios de la vida. Tú eres Dios y ello implica que no puedes hacer lo que yo diga sino lo que tú quieras. Presento mi vida, nuestro pueblo y nuestras congregaciones delante de ti. Nada ni nadie nos engañe. Nuestros tiempos están en tus manos. Tu tiempo es tu tiempo y no lo cuestionaremos. Sé que nos enseñas algo y solo te pido que me enseñes lo que debo aprender. En la desesperación confiaré en que tú tienes el control y nada hará que mi vida busque otro dios. Tú eres mi Dios, te exaltaré y bendeciré tu Nombre. Por Cristo Jesús, Señor nuestro, amén. [1] Reina Valera Revisada (1960). (1998). (Éx 32.1). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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