"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Mi experiencia siempre estará dentro del propósito de Dios.
Dios preparó el corazón de José para vivir momentos muy duros en su vida. Parecía que las experiencias que experimentó Abraham jamás volverían ocurrir. José vivió encuentros humanos muy duros. Nunca apareció un ángel. Sin embargo, su vida era una de fe. Una fe vivida al extremo. Dios siempre le vio aunque José no le viera a él. Dios estuvo presente en su vida. La vida de José se tejió entre el dolor, el cariño, la tristeza, las ovejas, la envidia, traición, etc. Lo que nunca dejó de tener José fue un corazón, de soñador, que Dios le regaló. ¿Quiere saber quiénes querían acabar con los sueños de José? Sus hermanos. Sí, aunque usted no lo crea, sus hermanos. Los sueños, don que Dios le había dado, se convirtieron en la razón por la que sus hermanos se lo querían ver muerto. ¿Sabe que eso es lo que quiere el diablo? Dios te ha regalado un don y el enemigo quiere acabar contigo para acabar con lo que Dios está haciendo contigo. Se asesina un sueño asesinando al soñador. Mientras, sus hermanos, destrozaban su túnica, prepararon, desde la envidia, matarle, pero lo cierto fue que lo arrojaron a un pozo seco en el desierto y luego lo vendieron. ¿Le parece poco? ¿Ya estás en el pozo? ¿Ya te vendieron? ¿Ya hablaron de ti? No te preocupes, Dios está aunque no le veas y los encuentros con la vida sean duros. ¿Se detiene tu fe a causa de lo que te acontece? Entonces, no es fe. Es difícil cuando Dios calla. José fue nuevamente vendido en Egipto. Hermano eso ocurrirá constantemente porque en la vida hay envidia, hay celos, hay egoísmo, etc. Aunque José estaba viviendo una experiencia nueva nunca dejó de vivir su presente. Si piensas en tu pasado jamás vivirás tu presente. José no permitió que el desastre del pasado contaminara su presente sino que asumió la condición en que estaba viviendo con fe. En esta oportunidad José volvería a recibir cariño, pero sería muy duro. Si algo veo que José hace es que jamás comercializó el don que Dios le dio. No se aprovechó con su sueño sino que lo utilizó adecuadamente. La tentación, ante la esposa de su jefe, estaba a punto de asesinar sus sueños una vez más. José esperó hasta que llegara su jefe, desnudo, revivió el drama de unos años atrás. Dios hacía silencio. Fue echado a la cárcel y José no dejó de vivir su presente. José pudo decir “hasta aquí ya no voy más”, pero Dios había puesto en José un corazón de soñador. Ya no tenía la túnica de colores sino la de presidiario, pero lo que nunca cambió fue su corazón. Allí en la cárcel José vuelve a soñar y desde los sueños sus compañeros reciben, uno libertad y otro muerte. Una vez más José fue olvidado en la cárcel por su amigo, pero jamás por su Dios. Aunque Dios seguía haciendo silencio. Sin embargo, en Egipto no solo los presidiarios sueñan sino que también los reyes, los faraones, etc. José seguía creyendo en el don que Dios le regaló y se aferró a sus sueños. El faraón soñó y estaba turbado. Al cabo del tiempo se acuerdan de José y lo sacan del calabozo y lo llevan frente al faraón. José no dejó de vivir su presente. Quien vive su presente sin rencores del pasado podrá vivir su futuro con esperanza. José vivió creyendo. Aquellos que creían que estaban utilizando a José realmente fueron utilizados por Dios para realizar la gran misión que Dios tenía con José. Parece que nada de lo que vivía José tenía relación. Lo difícil que había sido la vida para José lo descubriría al final. No se trata de entender lo que estamos viviendo sino caminar confiados en lo que Dios está haciendo. Así lo hizo José mientras Dios guardaba silencio. Cada etapa en la vida de José estaba preparando y fortaleciendo su fe. José lo va a descubrir cuando logra encontrarse con sus hermanos y su pueblo. Aquello que parecía olvidado en el corazón de José no se olvidó a los propósitos de Dios. Todo lo que nos acontece nos construye. No importa lo duro que sea la jornada Dios cuida de ti. Lo complicado de la vida José lo descubrió en el ministerio en el que Dios le había colocado. No te rindas ante lo que parece inmanejable porque Dios hará que veas su propósito. Cuando José se encuentra con sus hermanos abre el corazón y no lo cierra. Ellos estaban afligidos por ver a José y pensaron, como ellos lo hacían, “José se vengará de nosotros”, pero José estaba mirando el propósito de Dios cumplido sobre su familia. Dios tiene algo misterioso para ti. No se desaliente tu corazón. Camina aunque no entiendas y confía aunque no veas. Cuando no entiendas lo que Dios está haciendo confía en que el propósito de Dios es más amplio y de mayor bendición que lo que estás experimentando. Oremos: Dios, tú eres bueno y para siempre es tu misericordia. Hay momentos en que la tierra de aflicción es dura, el proceso es difícil cuando los que amas te lastiman, tus hermanos te traicionan, tus queridos se vuelven contra ti. Los hermanos de José lo venden y lo entregan y pasamos por esos momentos constantemente. Dios maravilloso, te suplico que me hagas fuerte, que me permitas mirar con esperanza, que me sustentes en el dolor y que me permitas, como José, aferrarme a la manera en que se interpreta la vida cuando confiamos en ti. José tenía claro que eras tú el que interpretaba por ello que yo pueda tener claro que lo que me ocurre lo interpretas tú. Caminaré y confiaré en que serás quien cumpla el propósito. En el nombre de Jesús, amén.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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