"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Hoy se cumple un año de reflexiones en medio de muchas dificulates, de muchos momentos de enfermedad, etc. Gracias por permitirme llegar durante todo un año a sus vidas a través de la Palabra de Dios. Es para mi un privilegio que a través de las redes pueda escribir por todo este tiempo. Seguir haciendo reflexiones es algo que estaré ponderando, pero oro para que Dios me ayude. Me honran en cada lectura y me siento confiado en que Dios, de alguna manera u otra haya hablado a su vida. No quice perder la oportunidad de iniciar estas reflexiones hablando del Camino y culminar este año hablando del "Caminar". Esa expresión de (El Camino y El Caminar) es nuestro constante vivir cristiano. ¡Adelante! En medio de mi quebranto puedo decir, con gozo, hay que seguir caminando. Verifiquen esta reflexión. ¡Que Dios les bendiga mucho!
Pd. Ya mi esposa me ha dicho que continue escribiendo así que mientras Dios nos de fuerza estas reflexiones serán escritas. ¡Gracias a cada lector y lectora fiel! Isaías 41.3 "... pasó en paz por camino por donde sus pies nunca habían entrado". De las diversas experiencias del pueblo de Dios la de creer fue fundamental. La experiencia nuestra está en la misma dirección. No se trata de un mero mar rojo, una montaña alta, ni de cruzar un desierto. Es que Dios en cada nuevo día señala la ruta para llegar a donde nunca hemos entrado. La experiencia del creyente no se fundamenta en pasos del pasado sino en pasos que se sostienen por cada nuevo amanecer. No pienses que no tienes camino, que no hay por dónde más buscar alternativas, ni a quién más acudir porque Dios te hace pasar por caminos por donde tus pies jamás han pasado. Nunca digas que no es posible porque detrás de cada triunfo en la vida del creyente está Jesús. Si tus pies los dirige el Señor tendrás paz aunque jamás hayas pisado el lugar. Oremos: Dios que hace que cada noche desaparezca ante la potencia de un nuevo día. Señor que llamas los vientos de sus depósitos para que den vida a quien lo recibe. Jesús y Dios de mi vida en cada amanecer hay un nuevo camino que no quiero pasar si tú no estás conmigo. Si hay una nueva ruta para mi hoy o mañana o el próximo año, por favor Señor ve conmigo. En el nombre de Jesús, amén.
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Job 19.25 "Yo sé que mi Redentor vive".
Job tenía un "Ayudador". Tú y yo también. NO importa cuál sea la tribulación tenemos un ayudador. Job dice: "Yo sé que mi redentor vive". En medio de toda tribulación tengo un Ayudador. En otras palabras es un "Defensor", pero en hebreo la palabra es "goel", que quiere decir: redentor, rescatador, uno que compra por otro. Encontramos en la Biblia el "goel" del pariente próximo. Cuando alguna situación económica no podía ser solucionada por la familia, entonces existía un "goel", un redentor, un rescatador desinteresado. Jesús es nuestro "Redentor". Nos rescata del pecado, es en quien "tenemos redención por su sangre", Efesios 1.7. ¿Entiendes? Lo dio todo por ti y su rescate fue por amor. La paga de Jesús por tu pecado fue tan grande que no acumulas deuda desde su compra. Has sido redimido para siempre. Se despojó de toda gloria para hacerse como tú y yo y morir en la Cruz. Lo que hace a Jesús el Ayudador, el Redentor, el Defensor más poderoso es que (¡VIVE!!!!!!!!). Así que como Job yo puedo afirmar que mi Redentor vive y vive para siempre. Yo vivo porque tú vives y viviré. Oremos: Te alabo Señor y te doy gracias. No merezco tu rescate, ni tu ayuda, pero eres mi único ayudador en medio de mi aflicción, de mi dolor, de mi ansiedad, de mi angustia, de toda dolencia. Aquí estoy confiado en tu constante rescate, en tu asistencia. Padre de la vida yo sé que tu vives y eso es inmutable. Gracias Jesús por tu amor desinteresado. Te amo más que a mi vida. En el nombre de Jesús, amén. Nuestra alegría y esperanza es que aunque nuestra carne envejezca nuestro espíritu se renueva. Así nuestra esperanza no perece porque está en lo que no se ve. Por lo cual si el alma está abatida dentro de ti debes recapacitar en tu corazón, por lo tanto espera. En Lamentaciones 3.22 -23 dice: "Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande su fidelidad". Quien aguarda en Dios comienza a sentir paz en su alma. Esperar en Dios es bueno porque alimenta el alma que le busca. "El Señor no desecha para siempre", Lamentaciones 3.31. "Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvamos a Jehová; Levantemos nuestros corazones y manos a Dios en los cielos.", Lamentaciones 3.40-41. Cuando el abatimiento te quiera consumir piensa en tu corazón la ruta de tu camino. Invoca a Dios desde lo profundo. Dios no tapará su oído por escucharte. Dios se acercará el día que le invoques y te dirá: "No temas". El Señor ya abogó por tu alma, ya te redimió.
Oremos: ¡Dios! Cuando el cansancio me abate y mi cuerpo se duele no tengo a nadie más que a ti. Cualquier duda que tengo es disipada por cada amanecer y oportunidad de vida. Mi paz es tenerte y mi caminar es buscarte. Quiero levantar mi corazón y mis manos a ti, Dios de los cielos. Tú escuchas y tu palabra es fortaleza para mi dolor. Mi pueblo se desparrama en las calles sin contar contigo. Gritan pero no piden, sino que gritan. Nuestro gemir es duro. Nos cansa lo difícil de la sociedad. Unos engrosan sus negocios y otros los pierden. Nuestra necesidad eres tú. Si te acercaras a nuestra Isla ante este clamor, por favor Dios abrázanos y cuídanos en nuestros caminos. En el nombre de Jesús, amén. Es que Dios responde. No abandona. Dios cuida y en lo más simple concede nuestras peticiones. Esta mañana mientras me preparaba para ir al médico recibo un mensaje que decía: " no tienes nada". Esa persona no sabe que iba al médico. Le dije al Señor que mi corazón está en tus manos, que todo lo que ocurriera conmigo estaba dentro de su voluntad. Como dijo Lisa, una de nuestra jóvenes, en una oración, "Dios si te parece bien" haz lo que creas conveniente... Dios te escucha aunque digas que no, porque lo que vez no te agrada. Por eso puedo afirmar que buscaré su rostro de todo corazón. Le buscaré porque ha sido padre, madre, amigo, hermano en todo tiempo. Mi ayuda ha sido y mi refugio. Acoge al desamparado y sostiene al insostenible. Dios es mi ayudador en todo tiempo. Oremos: Dios mi vida está en tus manos. No importa la adversidad que haya en mi vida te adoraré, te serviré y te creeré. Tú eres mi única esperanza allí donde nadie puede colocar su mano. Tu me sostienes y yo me dejo sostener por ti. En el nombre de Jesús, amén. 2 Crónicas 32.24-25
Ezequías había orado a Dios porque estuvo enfermo de muerte. Dios le da una Señal y lo oyó y le respondió. Luego que Dios le respondió se enalteció su corazón. Lo que le ocurrió a Ezequías lo veo ocurrir cada rato. La gente le dice a Dios que le conceda peticiones y luego que Dios le responde no vuelven más a aparecer. Le piden a Dios que les sane, que les de trabajo, familia, hijos, que les prospere y Dios cumple pero ellos/ellas se olvidan del pacto o la promesa. ¿Por qué? El ser humano tiene la peculiaridad de buscar su bienestar y actuar como si Dios fuera un esclavo de nuestros deseos. Dios actúa en su voluntad y cuando nos concede lo que le pedimos no podemos olvidarnos de su bien. Hay que responderle a Dios como él nos responde a nosotros. Dios es Dios y nosotros afirmamos su Señorío sobre nuestras vidas. ¿Te has olvidado de lo que le dijiste a Dios? ¿Eres de los que primero pide y después olvida? ¿Hace cuanto Dios te dio lo que le pediste y saliste del templo y no has regresado? Dios no es un amuleto de suerte para que responda cuando no me vaya bien. Evalúa tu vida y verifica si verdaderamente tu caminar está dentro de la voluntad de Dios. No te enaltezcas porque aunque Dios te extendiera los días de tu vida llegará el momento en que se acaben y será tu fin. Habla con Dios y agradece pero no olvides lo que te ha dado. Oremos: Dios y Señor busco tu rostro. Busco tu presencia. Guíame cada día para enfrentar cada batalla. No permitas que mi corazón se olvide de ti. Te necesito Señor. Tú eres mi pan de día y de noche. ¿Cómo podré olvidarme de adorarte, de honrarte, de servirte? Cada día te bendeciré. En los cultos te exaltaré. Mi vida se debe a ti y en ti está mi alegría. En el nombre de Jesús, amén. 2 da Samuel 5.17-20
Estar ungido es ser separado para un propósito. David había sido ungido y los filisteos se enteraron y fueron a buscarlo. Sin embargo David "descendió a la fortaleza". En aquel lugar David consultó a Dios. Los filisteos estaban buscándolo pero antes de contraatacar David consultó a Dios. El enemigo se entera de que eres diferente, de que le perteneces a Dios, de que has sido tocado por Dios y vendrá con todo su ejército a destruirte. Antes de mover una mano, un pie, un brazo, consulta a Dios. No olvides que nuestras vidas se mueven en la voluntad de Dios. David le preguntó a Dios que si podía ir contra los filisteos y Dios le dijo que sí. Dios le dijo: "ve porque ciertamente entregaré a los filisteos en tus manos". Cuando actuamos en obediencia a la voz de Dios nuestra vida tendrá el mismo resultado de David. "David venció... y Dios quebrantó al enemigo delante de mí...". Impresionante lo que Dios hace cuando le consultamos. Dios te dará la victoria pero no hagas lo que le corresponde a Dios. Quien coloca su mano donde va la de Dios ya le espera las consecuencias de sus propios actos. Vencer en Dios es el resultado de discernir su voz en medio de la batalla. Cuando la identidad que tienes en Cristo es conocida tu batalla será recia pero no faltará palabra de Dios para fortalecer tu vida. Eres de Dios y que todos lo sepan. Siempre habrá filisteos en nuestra vida pero también Dios estará para escucharnos y darnos palabra para salir vencedores. Oremos: Dios que guardas la vida. Dios que sostiene en la batalla. Dios que unges y separas. Venimos ante ti para que nuestras batallas no sean desde nuestros intereses sino desde la obediencia. Quien sea nuestro filisteo ayúdanos a vencerlos. Da discernimiento a nuestras vidas para actuar en tu voluntad y enfrentar nuestras batallas en tu nombre. En el nombre de Jesús, amén. Juan 16.33 "Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo".
Las verdades declaradas en este texto son extraordinarias. El mismo Jesús lanza consuelo para la vida en sí mismo. Si de algo estoy seguro es que Jesús es el único que proclama y declara que hay paz en sí mismo. ¿Entendió? Jesús afirma que en él es que tenemos paz. ¿Tenemos a Jesús? Entonces en él tenemos paz. Sin embargo esa paz no es garantía de no tener aflicción. Es decir que Jesús nos garantiza la paz y a la vez nos dice que habrá aflicción. Descartado cualquier espíritu de triunfalista. No vivimos en una burbuja, no vivimos en un lugar no visto, sino en el mundo en el que la aflicción es parte del diario vivir. "... pero confiad, yo he vencido al mundo". La aflicción es la tribulación, la pena, la adversidad. Está ligada al proceso de exprimir las uvas o el fruto del olivo en un lagar. Entonces me toca confiar en medio del momento en que estoy viviendo. Aunque me estén exprimiendo mi confianza está en que venció todas las cosas. No importa cuán grande sea tu desierto confía porque el Señor ha vencido al mundo. El mundo provocará aflicciones en nuestra vida pero la confianza en el Señor nos dará paz. Oremos: Señor Jesús. Tu eres mi paz. La aflicción es pasajera pero trastoca mi fe. Es por ello que te pido que en medio de mi aflicción seas mi paz. Mi confianza no se sostiene en mis fuerzas sino en que tu paz es la garantía en la que yo venceré. Tú venciste al mundo y contigo venceré. Ninguna aflicción anulará la confianza que tengo en ti. En el nombre de Jesús, amén. Filipenses 4.13 "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece".
Si la debilidad ha tocado a tus puertas puedes decir que todo lo puedes en Cristo que te fortalece. Si vez que la duda zarandea tus sueños puedes decir que todo lo puedes en Cristo que te fortalece. Cuando la angustia asoma su cara y el temor nos susurra al oído en el corazón puedes decir que todo lo puedes en Cristo que te fortalece. Lo pesado del trabajo no tiene espacio cuando todo lo podemos en Cristo que nos fortalece. Si el compañero de trabajo es diferente a ti y no quiere dirigirte la mirada puedes decir que todo lo puedes en Cristo que te fortalece. Si te sientes caminando en la soledad y no tienes ánimo para continuar puedes decir que todo lo puedes en Cristo que te fortalece. Mirar que otros alcanzan sus sueños y tú no divisas tu lugar puedes decir que todo lo puedes en Cristo que te fortalece. Si la enfermedad es parte de tu vida puedes decir que todo lo puedes en Cristo que te fortalece. Si has comenzado algo y no lo has terminado porque no sabes qué hacer puedes decir que todo lo puedes en Cristo que te fortalece. Hoy no dudes en echarle mano a la vida, no dejes de creer en tus sueños, no pretendas dejar lo iniciado. En Cristo todo tiene esperanza porque llena de fuerzas para poderlo todo. Anda, levántate, sacúdete, camina, levanta tu cabeza, no sigas en el mismo lugar y proclama a los cuatro vientos que todo lo puedes en Cristo que te fortalece. Oremos: Señor Jesús, tú eres Dios y puedo decir que todo lo puedo en tí que me fortaleces. Me levanto en tu nombre, camino en tu nombre, sonrío en tu nombre, creo en tu nombre, vivo en tu nombre, confío en tu nombre, afirmo tu nombre y es en tu nombre que puedo decir que todo lo puedo. En el nombre de Jesús, amén. Salmo 126. 5-6 "Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irán andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas".
Las lágrimas y el quebrantamiento son espacios para disfrutar la victoria. Las lágrima forma parte de los procesos de crecimiento espiritual. Muchas de nuestras batallas se dan llenas de lágrimas. Sin embargo, en la cosecha habrá regocijo. Lo que permitirá que haya regocijo es la esperanza de que lo sembrado no está en las manos del sembrador sino de Dios mismo. Dicen los expertos que hay lágrimas de pena y sufrimiento, de gozo, de compasión, lágrimas de desesperación, de agonía, o de parto, lágrimas de arrepentimiento. Así que la pasión es necesaria en el diario vivir. Sin embargo, también es meritorio entender que la batalla del creyente tiene un fin victorioso. Cuando recojas la cosecha habrá regocijo. No te des por vencido sino que vence el desánimo con tu persistencia. Ninguna lágrima cae en vano ante nuestro Señor Jesús. Quien ha vivido la dura experiencia en lágrimas tendrá una victoria inmensa y "será como los que sueñan y sus bocas se llenarán de risas, y nuestra lengua de alabanza... y dirán grandes cosas ha hecho Dios con estos", Salmo 126.1-2. Oremos: Dios y Señor de mi vida. En ocasiones trabajamos y los momentos son duros y difíciles. Tan fuerte es la siembra que las lágrimas afloran. Enjuga toda lágrima Dios y sostén a tu pueblo, a tus hijos, a tus hijas y no dejes desamparada la lucha de nuestras vidas. Aquí estamos Dios esperando que la cosecha en nuestras manos se llene de tu gloria. En el nombre de Jesús, amén. Jueces 14-16
Todos hemos escuchado de la forma en que Sansón perdió su cabello largo. Claro está, más que un mero cabello largo, perdió la gracia, rompió el pacto o promesa, pero sobre todo, decidió hacer lo que le llevó, incluso a la muerte. En las caídas de Sansón se distingue lo siguiente: 1. Lo que agrada no necesariamente edifica. 2. No se sigue el consejo. 3. Tiene lugar la mentira y la manipulación 4. Hay enojos que pueden costar la muerte, incluso a familias enteras. 5. Estuvo escondiéndose y huyendo. 6. Procuraban matarle. 7. El engaño y la debilidad se unen para destruir. 8. La presión de cada día (para revelarle el secreto de sus fuerzas) redujo su vida a angustias. 9. Dios se apartó de Sansón. 10. Fin de la caída es la muerte. Toma en serio esto que te digo. No lo tomes en poco. El enemigo no viene sobre nosotros de manera imprevista. Sus ataques son para destruir y matar. Sansón fue seducido y llevado poco a poco hasta ser destruido. No dejes que aquello que parece agradar sea más grande que lo que Dios es para ti. No dejes tu bendición por lo efimero. Tienes familia, tienes a Dios. No pierdas lo que luego te lamentarás. Presenta tu situación a Dios y no dejes que lo que es atractivo te confunda. Si tu esposa o esposo está contigo es porque te ama no importa como seas. Atesora lo que tienes para que luego no seas destruido a causa de tus propios pasos. Oremos: Dios y Señor de la vida. Nuestras familias están en tus manos. Nuestros pensamientos y nuestras acciones. Ayúdanos a combatir toda tentación. Líbranos del mal. Que no pasemos por la experiencia de Sansón. Socorre las familias y guíanos siempre. Jamás te apartes de nosotros. En el nombre de Jesús, amén. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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