"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Sin santidad nadie verá al Señor... Eso no son palabras mías sino Palabra Bíblica. ¿Estamos viviendo en santidad? ¿Nos conformamos con simples oraciones matutinas o nocturnas? A no ser que me diga: “hago lo que puedo”. Hermano eso es lo que hace el diablo todos los días, “hace lo que puede por destruirte, lo que puede por arruinarte, lo que puede por quitarte del camino..., etc.”. ¿Depende de lo que recibe cada domingo, si es que va, para sobrevivir toda la semana? ¿Está viviendo bien? Bueno, es que un día aprendí que mi relación con Dios no puede ser una relación de dieta. No pretenda tener una relación con Dios de dieta. Eso es comer algunas cosas y otras no. Unas me engordan y las otras me mantienen igual o desmejorado. No me malinterprete, usted haga lo necesario para vivir como mayordomo de su cuerpo. Estoy hablando de aplicarle a su manera de vivir físicamente la espiritual. ¿Será posible que haya quienes se atrevan a vivir sin dialogar con Dios por días? ¿Es que están en “dieta espiritual”? ¿Eso existe? Si vives una relación con Dios de dietas no pretendas recibir bendiciones y victorias abundantes. Si queremos una vida de santidad debemos saber que el primer paso es morir. No hay vida victoriosa sin muerte. Si está conforme con lo que vive pues vivirá y morirá y ya. Sin embargo, si le interesa una vida victoriosa entonces vivirá, morirá y resucitará. Es vital morir para resucitar. ¿Qué tiene que morir en ti? El quebranto es como la semilla que se rompe, es enterrada, muere y comienza a germinar. No hay nacimiento sin la muerte de la semilla. Si quieres algo nuevo en tu vida debes saber qué colocas en Dios. Les digo que la primera acción del joven Gedeón fue destruir los ídolos de Baal. Gedeón destruyó todos los ídolos en una noche. Si queremos emprender batallas, desde el principio, en victoria, debemos purificarnos a nosotros mismos. ¿Qué ídolo debes sacar o destruir en ti o a tu alrededor para que inicies una vida victoriosa? Sin santidad nadie verá al Señor. Si te atreves decirle a Dios que estás dispuesto/a a morir, nacer de nuevo para vivir en santidad, entonces presentate delante de Dios y de todo corazón. Que lo que pasó no vuelva a pasar. En el nombre de Jesús. Oremos: Dios y Padre eterno. Estoy delante de ti y quiero que muera todo lo que no me permite vivir en santidad. Quita todo ídolo (nombralos) que no me permita vivir bien para ti. Hoy vuelvo a decirte que tomes mi vida y la hagas de nuevo. En el nombre de Jesús, amén. Mi oración de cumpleaños: Señor y Padre de nuestras vidas. Gracias por lo maravilloso que has sido conmigo. Gracias por mi esposa y mis hijos, gracias por la iglesia en Guaraguao, gracias por la ICDC en Puerto Rico, gracias por mis compañeros y amigos, gracias por mi familia, gracias por la naturaleza y por todo lo que tengo. Todo es bendición tuya pues nada traje a este mundo. Aún la vida me la diste tú. Hoy mi gratitud es la nube que cubre mi oración. Estoy confiado en ti y en este día en que celebro mis 39 años, procuro seguir quitando de mi todo lo que me impide vivir en santidad. Quita de mi el orgullo, arrogancia, prepotencia, altanerías, y todo aquello que me haga vivir una vida que esté cómoda. Yo sé que he vivido sumergido en tu Palabra desde el día que me llamaste pero no es suficiente para mí. Puedo ser el conocedor de Biblia, el más teólogo, el exégeta, cosas que no soy, pero si no tengo una vida conforme a ti de qué me sirve. Hoy afirmo mi rostro y continúo el camino por el que me has dicho que camine. No me dejes solo y hasta aquí grito: “Hasta aquí me has ayudado”, en el nombre de Jesús, amén. Santidad no es silenciar nuestros ídolos sino destruirlos para que seamos capaces de vivir agradando a Dios sin vacilar.
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“Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas...”, Cantares 2.15
Me he dado cuenta de esta gran verdad bíblica. Muy antigua, pero muy pertinente. La zorra es un animal pequeño que cava sus madrigueras. También vive en ruinas solitarias. Es astuto y celoso de su seguridad. La zorra es solitaria y difícil de capturar. Les gustan las uvas. Hermanos y Hermanas de la fe. Si la zorra cava madrigueras o cuevas para vivir, basta que nos demos cuenta de su primera intención, cuando se les tiene metafóricamente con asuntos de la vida. No dejes que las zorras o cosas pequeñas caven en tu relación, en tu amistad, en tu amor, cuevas para vivir. El próximo aspecto es que si miramos la zorra con cuidado nos percatamos que vive en ruinas solitarias. Cuando dejamos que las zorras pequeñas se muevan en nuestras vidas provocan “ruinas solitarias”. Una ruina en nuestra vida, por pequeñas cosas, permite que duerma la zorra. ¿Qué es lo que se está arruinando en tu casa, en tu relación, en tu vida, con tus hijos, etc.? Es tiempo de comenzar a construir esas ruinas y reedificar sobre ellas. Será difícil pero no imposible. Fíjense que las zorras son celosas y astutas de su seguridad. Una vez se ubican cuidan su madriguera, es decir, su cueva, porque celan su lugar. No les parece lógico que también nosotros cuidamos nuestro hogar, nuestros hijos, nuestra esposa/esposo, familia, etc. Incluso que celemos nuestra iglesia, nuestros hermanos de la fe. Hablo del celo que cuida no el destructor. NO dejes que una simple “zorra” o cosa pequeña destruya tu vida, tu familia, tus hijos, tus amistades, etc. Caza tu zorra antes que ella haga ruinas en tu vida y provoque que vivas en soledad como ella. Es tiempo de aferrarte a lo que has sembrado y no permitir que aquello efímero te aruine. No olvides que si hace cuevas es dificil sacarles de ella. Tampoco olvides que contigo está el mejor ayudador, Jesús. Oremos: Dios bueno. Dios de vida. Tiempos difíciles y de grandes desafíos. Tiempos de luchas emocionales y de batallas espirituales sin precedentes. Mi fortaleza es que no hay zorra que no veas y detalle que se te escape. Ayúdanos a cuidar lo que has puesto en nuestras manos y a cultivar el mejor fruto familiar. Guíanos porque sin ti no podemos seguir. En el nombre de Jesús, amén. “pues ya sabéis que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir”, 1 Pedro 1.18
Jesús hizo por ti lo que nadie hará ni en esta vida ni en la venidera. No podemos vivir sin sentido, sin propósitos. Hay un propósito eterno detrás de lo que Jesús hizo. Muchos viven como si no los hubiesen rescatado. Cristo desde la cruz nos devolvió el propósito de vivir. Quien vive vanamente está en la vida natural. Sin embargo, vivir rescatados nos hace experimentar la vida eterna. No sigas como quien camina o vive sin razones porque ya Dios en Jesús rescató tu vida. Si no lo sabías ahora lo sabes. Oremos: Dios bueno. Dios de propósitos y amor. Delante de ti estoy porque tú me rescataste. Hoy afirmo mi fe en ti, Jesús, y no quiero que lo vano me alcance. En el nombre de Jesús, amén. “Es por medio de la fe que el justo tiene vida”, Romanos 1.17
Es la fe en el Señor Jesús, mi Dios, que me sostengo. Mi fe en Dios me mantiene lleno de esperanza. Vivir por medio de la fe me da vida. Es cierto que puedo vivir de muchas maneras, pero, por medio de la fe en Jesucristo nos volvemos a la vida eterna. Cuando se vive por fe no nos cansamos de creer, de caminar y de soñar. Cuando vivimos por medio de la fe sabemos que no estamos solos. Vivir por medio de la fe es confiar en Dios. Esperar en él y no rendirse. Quien se separa de Dios para vivir solo tarde o temprano se seca cual pámpano separado de la vid. La fe nos mueve y nos impulsa a alcanzar lo que hemos creído. Oremos: Dios bueno y de infinita misericordia. Hoy afirmamos nuestra fe en ti. Vivir por medio de la fe en ti me da fuerzas para seguir. No me rendiré y creeré aunque la montaña se vea más alta. Sé que tú estás sobre los montes y de ti vendrá mi socorro. En el nombre de Jesús, amén. “Estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé”, Josué 1.5
En medio de cada día existe una batalla ineludible. Nos enfrentamos a constantes situaciones, en ocasiones, tan adversas que nos cuestan, incluso, la vida. En ellas se levantan las grandes dudas y debemos determinar nuestra manera de enfrentarlas. Pareciera que cuando pasamos por ellas se viene el mundo abajo. Sin embargo, esta promesa nos da seguridad para continuar. ¡Dios está! Dios está aunque mis ojos no le puedan ver. Es la promesa de un acompañamiento eterno que nos permite seguir caminando. Cuando todo se dispone a confabular contra la vida nos sostenemos en que Dios no nos dejará. Sabemos que cada batalla nos hace mejores seres humanos y creyentes. Nuestra fe se nutre tras cada batalla y nos vuelve a Dios para darle la gloria. Es esa presencia divina la que nos permite seguir hasta alcanzar el propósito por el cual hemos sido llamados. Si nos enfrentamos a vientos jamás imaginados no temas porque Dios no te desamparará. Tus batallas tienen nombre pero quien te libra de ellas también. Jesús te liberta y te restaura. Ten calma, llénate de fuerzas y prudencia porque las fuerzas que necesitas hoy ya las tienes al estar de pie. Enfrenta tu día con la certeza de la presencia divina. Cuando Dios está por difícil que sea lo que enfrentamos es posible seguir. Oremos: Dios y Padre de la vida. Creo y confío en tu fidelidad. Por ello te suplico por Ecuador, por Japón y cada país que enfrenta batallas más grandes que las mías. Te presento a aquellos que enfrentan batallas de cáncer, de rupturas matrimoniales, de muertes, de desesperanza, etc. También te presento a quienes no conocen que tú estás en medio de sus vidas. No tengo duda que para cada prueba ya tienes una salida y por eso te suplico que nos ayudes a verla y entenderla sin dejar de caminar. En tu nombre, amén. Dios se mostró con maravillas “y el pueblo creyó, y oyendo que Dios había visto su aflicción, se inclinaron y adoraron”, Éxodo 4.31
La acción de Dios por medio de Moisés nos recuerda que Dios no olvida a su pueblo cuando está afligido. Tampoco olvida a quienes están en aflicción. Dios siempre actúa a favor de los suyos. No deja ignorado a quien cree en sus acciones. Nosotros, los cristianos, hemos creído que Dios ha escuchado nuestra aflicción y en Jesús nos vuelve la esperanza. Nuestra aflicción, como pueblo, hoy, es difícil. Las deudas personales, las crisis matrimoniales, el maltrato, las enfermedades, los virus (chicungunya, zika, dengue, etc.), la crisis fiscal, nuestro crédito chatarra, el crimen desmedido, etc. Son síntomas de una sociedad en crisis y aflicción pero no sin Dios. Dios ha visto nuestra aflicción y no nos ha dejado. El pueblo hizo dos cosas importantes ante la situación que estaban viviendo “se inclinaron y adoraron”. Es decir, se rindieron y doblaron sus rodillas al Dios verdadero. Muchos dioses había en Egipto, pero ninguno podía hacer nada, tenían ojos pero no veían, oidos pero no oían, boca pero no hablaban, pies pero no caminaban. ¿Quién es el único capaz de ver la aflicción del mundo? No se trata de dioses ajenos construidos por las fórmulas de necesidad humana. Dios no puede ser reducido a pensamientos simplistas de creación humana. Dios, el “Yo Soy” también está escuchando nuestra aflicción como pueblo por ello nos postramos y le adoramos. Oremos: Dios y Padre bueno. Sabemos que has escuchado siglo tras siglo la aflicción de tu pueblo. Nos escuchas y nos ayudas a batallar cada día. También sé que la aflicción terrenal no es más grande que tú. Señor en ti está nuestra fe y creemos porque eres Dios. Creemos y confiamos en que vendrás a nuestro socorro. Esta tierra sigue siendo la Isla del Cordero. En el nombre de Jesús, amén. Y a ti te daré… Jesús
Dios nos ha dado mucho. Mírate a ti mismo. Mira tu casa, tu familia, hijos, amistades, etc. Sin embargo, Dios sigue, dando salud, vida, esperanza, alegría, bondad, sabiduría, porque en Dios nada se agota. Dios es la fuente de toda virtud. Hoy nos ha regalado un nuevo día y está lleno de esperanza, nuevos horizontes y trazos de amor. Las circunstancias, muchas incambiables, nos permitirán andar con sabiduría, como le dije a alguien en estos días “se vive caminando”. Si puedes dar un paso diferente debes darlo, si puedes dar una palabra distinta ofrécela, si puedes soñar sueña pero no dejes de vivir. Dios te ha dado vida y ese es el principio para el camino. Dios trazó el día y tú estás en él, celébralo y disfrútalo con los mismos deseos que Dios te lo regaló. Oremos: Dios y Padre bueno. No me alcanzan las palabras para decirte que te amo. Te alabo por el nuevo día, por los días felices y los que vendrán. Los de ayer ya me enseñaste a vivirlos. Hoy miro la vida con fe y me sustento sobre la esperanza de tu Palabra. Es en ti que me inspiro y por quien camino. Gracias por mis amistades y sobre todo por mi familia. Tú eres el principio de todo lo bueno. Amén. Dios nos hace bien ¿Qué debemos hacer?
En este tiempo, el enemigo, ha provocado que “no haya paz para el que sale ni para el que entra”, ha dicho el profeta. El enemigo tiene la función de destruir y Dios la de Crear. Dios nos quiere bendecir y con gran poder hará que haya simiente de paz, que haya fruto, los cielos darán su rocío y nos dará posesión. “NO temas y esfuércense tus manos”. Oremos: Dios de la vida. Gracias por hacernos bien. Nos afirmamos en ti. Creemos que tú eres quien dirige nuestros pasos y nos das esperanza. Tú eres nuestra paz y nuestra verdad. Queremos que la gente te busque porque han oído que tú estás con nosotros. Tu presencia nos guíe y nos permita dar fe de ti. Estamos en tus manos. En el nombre de Jesús, amén. “Echa sobre Dios tu carga, y él te sustentará...”, Salmo 55.22
Hay cargas que lastiman el cuerpo. Recuerdo muy joven cargar sacos de alimento para los animales en casa de mi madre. Eran tiempos en los que cargábamos la compra ya que no había carretera. Esa carga la podía llevar sobre mis hombros y el cansancio provocaba que la soltara a mitad de camino. Descansaba y volvía a echármela encima. Ese cansancio era físico. No era algo que llevara en el corazón. Sin embargo, hay cargas que llevábamos en el corazón que no nos dejan caminar. Cuando las cargas son de odio, de rencor, de amarguras, de soledad, de sufrimiento, etc., nos paralizan. Esas no nos dejan descansar. Son más agotadoras que el saco de alimento para animales. Esas cargas es mejor dejar que Dios nos ayude con ellas. Dios te sustentará si echas la carga sobre él. Oremos: Dios de la vida, cuando nos acercamos a ti lo hacemos con todo lo que somos. No hay manera que pueda olvidar algo. Todo está delante de ti. Tú eres el que sustenta. Tú eres el que guía. Por ello te suplico que tomes mi carga y me ayudes en mí caminar. En el nombre de Jesús, amén. “ Si tuviese toda la fe, de tal manera que se trasladase los montes, y no tengo amor, de nada sirve” . 1 Cor. 13.2
Jesús pide la unidad en amor. Ese amor se desprende de la manera en que Jesús destaca que el Padre y él son uno y que la manera en que ellos permanecen es exactamente la que evidencia el amor. Esa es la manera en que Dios se ha dado a conocer. La forma en que Dios se revela a la humanidad es en amor. No amó solo a los que lo amaban sino a todos. El amor que nos identifica es el amor que se entrega y se invierte en los demás. Ese amor extendido y sin reserva se llama misericordia. Oremos: Dios y Padre Celestial. Nuestras vidas están en ti. Necesitan ser guiadas por ti. Ayúdanos a ser, cada día, un ejemplo de amor y misericordia. En el nombre de Jesús, amén. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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