"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Juan 21.22 “... sígueme”
Seguimiento es la actitud de ir tras de alguien o de algo. En este caso no es tras de algo sino de alguien. Jesús hace la llamada de ir tras de él. Es un caminar por confianza, por fe, por seguridad. Seguirle nos permite vivir plenamente. Solo Jesús tiene poder y capacidad para darnos libertad y para enriquecer nuestro proyecto de vida. Ninguna relación concede las riquezas que se degustan en Cristo. Ir tras Jesús es saber que seremos sorprendidos constantemente. Provoca que tengamos de su espíritu creador, vivo, andante, porque Jesús nunca se agota. Es un estar con el amigo que no abandona. Es este Jesús que provoca que obremos bien. Seguirle no es necesariamente el camino más fácil pero sí es el más hermoso. Esa dificultad no es una contrariedad porque jamás se deja de avanzar a la eternidad. Caminar tras Jesús trae toda experiencia junto a él. Habrá cansancio, dificultad, dolor, tristeza, agonía, sed, hambre, angustia, pero Jesús irá al frente. Mientras Jesús vaya al frente todo es posible. ¡Sígueme! Oremos: Dios bueno y de infinita misericordia. Tú eres Dios y fuera de tu camino solo hay ramales. Ayúdame a no perder de vista que tú eres el camino y que seguirte será mi única esperanza. En el nombre de Jesús, amén.
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Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mateo 28.20) Jesús se hizo uno de nosotros, tomó nuestra condición y se hizo tienda en nuestro campamento. No solo se hizo uno de nosotros sino que es el centro de todo diálogo con Dios mismo. Amar es su mejor plan de entrega en medio de este mundo. Por amor descendió, por amor subió a la diestra del Padre y por amor volverá a tomarnos para sí. Con Cristo el Reino de los cielos inicia aquí en la tierra. Cuando Cristo resucitó volvió la esperanza a nuestra efímera vida y aquello que está inanimado cobra vida. Su resurrección es amarra inquebrantable para vivir eternamente. ¿Quién te dijo que estás solo? Dios en Cristo nos abre el camino a la gloria. Dios en Cristo reconcilia lo alterado, lo lastimado, lo caído. Cristo te reconcilió con Dios gratuitamente y con amor. Lo que nos hace sentir solo es nuestro pecado, pero Dios en Cristo lo perdonó. El perdón es la oportunidad de volver sin señalamientos. Es Jesús entrega (comunión) plena de todos. Nadie puede estar solo porque Jesús no lo permite. Su acompañamiento es tal que quiere que seamos uno con él. Aunque no te des cuenta, camina contigo, te alimenta con su pan (vida), te da su palabra y te deja verle. Dios es fiel y nunca abandona la obra de sus manos. Por grande que sea la tormenta tú caminarás sobre las alas del viento y me levantarás. En lo más íntimo de ti y de mi Dios revela su presencia para que sepas que eres sellado con su imagen. Tú le perteneces a Dios y su promesa es estar siempre contigo. No hay tempestad que no calme, dolor que no sane, angustia que no reciba paz, tristeza que no reciba gozo si Jesús está contigo. No le llames coincidencia a lo que Dios llama propósito por su Palabra. Dios perdona tu alejamiento, tus pasos inconscientes, tu rebeldía, tu inconformidad, la huida por miedo, la evasión ante tu propuesta de seguirle. Te perdona porque sabe que tu vacío solo él lo puede llenar para que ya no andes solo. Oremos: Señor, Jesús, reconozco que siempre vas conmigo, aunque yo no me dé cuenta. Aunque me pueda sentir solo y no quiera levantar mis ojos, sé que estás conmigo. Tú siempre me acompañas. Tú eres fiel y nunca abandonas la obra de tus manos. En el nombre de Jesús, amén. “Porque él es nuestro Dios... si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestro corazón...”, Salmo 95 ¡Piensa! Toma un minuto. Lee con calma esta palabra. Medita en las capas más íntimas de tu ser. No rechaces los impulsos que recibes de Dios. No rechaces la llamada latente de Dios. ¿Desde cuándo Dios viene llamándote? Dios te está invitando a cambiar tu vida, a comenzar de nuevo, no digas lo sé, ¡Hazlo! ¡Levántate! NO sigas detenido y da un paso significativo. Toma hoy la decisión de hacer su voluntad sin miedo. No definas tu relación con Dios por tus estados de ánimos. Dios no deja de amarte cuanto te enojas, estas triste, estas enfermo, no tengas trabajo, te sientas solo, etc. Dios siempre te ama porque eres suyo. Dile a Dios que tenga de ti misericordia y que actúe en ti, pero haz tu parte. Tráele a Dios tus odres y no esperes que los llene sino que los transforme. Ya Dios te ha dado su Palabra. No tengas prisa, todo es al tiempo de Dios. No esperes a no poder buscarle para servirle. No permitas que tu oración languidezca. Jesús dijo: “El que no permanece en mí será cortado”. No pretendas que los cambios sean radicales más bien toma una decisión radical. Sino le puedes servir cómo pretendes que te transforme. No hagas como algunos de los discípulos que le servían de lejos. Así como no tenemos una relación de lejos con quienes amamos tampoco con Dios. La conversión no es fruto de tu empeño, ni de tus fuerzas, ni de tus capacidades, sino de obediencia. “En lo poco fuiste fiel en lo mucho te pondré”. Dios te llama a que te conviertas y seas fiel y emergerá de forma intermitente un proceso firme de vida. Dios no invade, Dios transforma. Dios quiere resolver lo que tienes en tu interior cuando tu voluntad sea humillada ante él y oigas su voz. Dios tiene planes contigo, pero, ¿tú tienes planes con Dios? Siempre es bueno contar con Dios, pero, ¿Dios puede contar contigo? Si oyes hoy su voz no endurezcas tu corazón. Oremos: Dios de la vida. Ten misericordia de mí. Una vez más tú Palabra me desafía. Tu llamada es inminente y quiero obedecer. Ayúdame a que mis palabras no sean más fuertes que mis actos. Quiero hacer tu voluntad. Si me llamas quiero responder para ir a adorarte antes que sea tarde. Aquí estoy y solo espero en ti. en el nombre de Jesús, amén. Jesucristo es buena noticia. El Evangelio es buena noticia. “Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios”, Marcos 1.1. Estas palabras nos recuerdan que solo hay un Creador. Ante todo caos o cataclismo político, económico, social, cultural, tenemos un Creador. Que no se te olvide. En esta buena noticia hay victoria. Hay alguien que trae buenas noticias. Jesucristo, Hijo de Dios. Jesús (Joshua) es la Salvación. ¿Alguna duda? Jesús es la roca sobre la cual mi fe se sostiene en este tiempo de crisis. La buena noticia no es lo que el ser humano pueda hacer sino lo que Jesucristo hizo por mí. Solo hay uno que salva, que redime y transforma, ese se llama Jesucristo. Jesucristo es el principio de toda buena noticia para nuestras vidas. Los vientos que soplen solo mostrarán sobre qué roca están mis pies. Cualquier crisis asustará a quien no esté firme. Hoy, afirmo una vez más, que tengo una buena noticia y es que Jesucristo salva.
Oremos: Dios bueno. Tú eres mi buena noticia. Conocerte me sostiene ante toda adversidad. NO temeré al viento que sople porque tú eres mi roca y mi salvación. En el nombre de Jesús, amén. “estad así firmes en el Señor, amados.” Filipenses 4.1
Para llegar lejos se requiere de resistencia, pero para alcanzar la victoria, en tu vida, se requiere de firmeza. Estar firme cual soldado implica estar preparados para enfrentar la batalla. ¿Cómo podemos estar firmes? ¿Estas siendo atacado y no sabes cómo enfrentar ese ataque? El secreto está revelado en la Palabra. Efesios 6.10-11 “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”. Debemos vestirnos de la armadura de Dios para estar firmes contra todo ataque del diablo. Serás victorioso si tu fe y fidelidad a Dios son inconmovibles. Si permaneces firme en el Señor, en esta tierra, heredarás un cielo eterno con el Señor. Resistir me hará fuerte pero permanecer firme me dará la victoria. Hoy tú eres la razón para que me mantenga firme y para alcanzar la victoria. Oremos: Dios de la eternidad. Solo quiero vestirme de ti para enfrentar todo ataque del enemigo. Resistir me hará fuerte pero permanecer firme me dará la victoria. Hoy tú eres la razón para que me mantenga firme y para alcanzar la victoria. Por ello, no importa cuál sea el ataque que enfrente, me visto de ti. En el nombre de Jesús, amén. Lucas 18.9-14 Aunque otro pretenda despreciarte no temas y acércate a Dios. Puede que cuando te mires te sientas menos que los demás y por ello ni vayas al templo, ni busques a Dios por miedo a que te rechace. He aprendido que Dios es amor y misericordia. Quizás estés como el hombre de esta parábola que dijo Jesús: “a cierta distancia, y ni siquiera se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: “Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador”. ¿Te sientes así? ¿Sabes que esa es una manera de acercarse a Dios y agradarle? Cuando nos humillamos a su presencia nos toma en cuenta y llegamos a nuestro hogar llenos de él. “El que a sí mismo se exalta será humillado y el que se humilla será engrandecido”, Lc 18.14. Acércate a Dios por lo que eres y no por lo que pretendes ser. Si tratas de ser quien no eres delante de Dios terminarás saliendo como entraste. Dios sabe quién eres en realidad aunque la gente no lo sepa. Te hará un gran ser humano ser tú mismo/misma. El fariseo llegó diciendo que ayunaba, que oraba, que diezmaba, y dejando saber en voz alta que no era como los demás. ¿Sabes qué? Era cierto, no era como los demás porque era hipócrita e injusto. No hagamos alardes de santidad ante aquel que es Santo. Si algo somos es por su misericordia, si en algo hemos sido considerados es por su amor, si por algo vivimos es por su sacrificio y por ello no somos quienes para despreciar a nadie. No olvides lo que realmente eres y acércate a Dios con un corazón sincero porque no te despreciará jamás. Oremos: Dios de infinita misericordia. Tu bondad y amor se desbordan por el ser humano. Perdona las veces que hemos sido arrogantes, que hemos despreciado, que hemos sido altaneros, altivos, insolentes, e injustos, porque nos olvidamos que tú conoces el corazón. Tu perdón nos permite mirar al cielo y entender que solo a ti podemos agradar. En el nombre de Jesús, amén. “El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en la luz, en él no hay tropiezo. Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos”. 1 Juan 2.9-11. Hemos venido hablando de “ama como Cristo”. Los estudios de nuestra Revista “El Discípulo” y la temática de la Convención de nuestra Hermandad nos lanzan un desafío. Es un tema difícil pero no imposible de vivir. Hay que observar lo que dice Juan en la carta al señalar una vida de luz y otra de tinieblas con respecto al hermano y hermana. Todavía hay quienes creen que pueden afirmar que tienen intimidad con Dios pero no tienen buenas relaciones con los hermanos. Eso es un engaño. Estar en “la luz” es disfrutar de una intimidad con Dios. En Cristo, alumbra una nueva luz. Si vives fuera de “la luz” no puedes afirmar que vives en ella. Juan es implacable “odiar a un hermano” de la iglesia implica estar en oscuridad y haber sido “cegado”. Amarlo significa vivir “en la luz”. El amor es auténtico solo cuando se somete a prueba, cuando tenemos que ir más allá de nuestros propios deseos y amar a alguien a quien no deseamos amar. Este es el medidor que Juan tiene en mente. Para muchos es más fácil pensar que Juan está hablando de sus enemigos que de los mismos de la Iglesia. Si en la Iglesia no hay un carácter piadoso no podemos tener luz. La vida cotidiana calibra mi manera de amar. Seré, en mi conducta, de los que vive en la Luz o de los que vive en tinieblas. NO hay permiso para odiar ni aun teniendo razón. Hermanos y hermanas el odio no es un arrebato momentáneo ocasional de ira, sino una actitud que se convierte en costumbre. “Odia es un principio griego que está en presente, lo que sugiere una actividad en marcha. Si hay luz en ti no hay tropiezos en ti. El tropiezo hace alusión a la caída de los creyentes. ¿Hay algo en ti que no te permite mantenerte en la carrera? ¿Tropiezas sin que haya algo que te impida seguir? Hay espacio para que te levantes y sigas pero no puedes hacerlo igual. Quien se cae y se levanta debe correr distinto y si así lo hace llegará al final. ¿Hay odio en ti? ¿Te has caído sin saber por qué? Vas caminando y de momento resbalas y no sabes ¿cómo? Eso es lo que ocurre en la vida cristiana. Si tienes una vida que tiene tinieblas puedes caer en cualquier momento. Si odias a tu hermano no hay luz en ti y si no hay luz en ti, entonces caerás en tu propia oscuridad. ¿Algún hermano, hermana, tío, tía, abuelo/a, familiar cercano, amigo, compañero, etc., que tengas que perdonar? Ama como Cristo. Oremos: Dios bueno, yo no soy perfecto pero tú eres quien completa lo que soy. Ayúdame a amar como Cristo y capacitame cada día para ser luz en medio de las tinieblas. No quiero ser de los que viva en tinieblas sino de los que tenga una conducta que revele luz. En Cristo Jesús, amén. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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