"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Se acerca el tiempo de adviento. Ese tiempo en que tiene lugar la venida por excelencia. "Aquella por la que suspira permanentemente nuestro corazón" (Velasco 2012). Es ese tiempo de espera, de deseo, de búsqueda de una vida plena que se resume en la palabra (salvación). Ese Dios que viene al mundo pero que no podemos controlar, que no podemos poseer, pero en quien sí podemos creer. En el peregrinar por este mundo Dios sigue apareciendo y sigue naciendo. Los magos de Oriente, no pudieron evitar, "auscultar las señales de su venida y preguntar dónde ha nacido, dónde sigue naciendo para nosotros el Salvador" (Velasco 2012). En ese nacimiento Dios nos visita. Los detalles de la Navidad, "nos acercan a nuestras propias vidas, orientan nuestras miradas y guían nuestros pasos hacia Jesús" (Velasco 2012). Habrá algunos preguntando lo mismo que Juan el Bautista ¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro? Esta pregunta tiene lugar cuando no hemos comprendido la misión de Jesús. La venida de Jesús es esperanza. De manera que vivir "en adviento" es difícil, porque hoy no es fácil la esperanza, pero no imposible. No lo olvide, la esperanza, no es imposible. El que no tiene esperanza tiene derecho a no creer en el adviento, pero el que cree en el adviento tiene derecho de estar esperanzado/a. Es tiempo de celebrar y dar razón de nuestra esperanza.
Oremos: Dios de la vida. Nuestra esperanza es la salvación. Sé que la salvación es el don de tu misericordia. Don que brindas a todos y todas. Creo que has venido, Señor Jesús y lo has dado todo para que haya siempre la esperanza de un nuevo nacimiento. Nuestra navidad no está condicionada a nuestras celebraciones sino a tu amor por la humanidad. Ayúdanos a buscar, auscultar y descubrir dónde seguirá naciendo la salvación. Gracias Señor Jesús, Amén. Velasco, Juan Martín. ¡Ojalá Escuchéis hoy su voz! Madrid: PPC, 2012.
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Se habla mucho, no en balde, del "secuestro de la Navidad, por la sociedad capitalista de los países ricos" (Velasco 2012). Me da la impresión de que se ha convertido "la fiesta cristiana en excusa para el consumo, la ostentación y el despilfarro" (Velasco 2012). ¿Qué celebramos? ¿Con quién? ¿Quién ha sentido la esperanza de la salvación en su vida? A muchos se les hace más fácil amanecerse en el templo del capitalismo (Centro Comercial) que en el templo que anuncia el Adviento, es decir la venida del Salvador, Jesús. ¿Quién es el protagonista de la Navidad? Una felicitación, una expresión de amor, un abrazo, un acto de humildad, un villancico, un acto solidario, revela y encarna la verdadera navidad. Eso no tiene precio porque impiden que nos secuestren la celebración cristiana. Afirmamos que no es una celebración comercial sino cristiana. NO dejes que secuestren nuestra celebración y haz algo que lo impida.
Oremos: Dios que en principio eras Palabra. Que estando en la grandeza de tu gloria no estimaste ello para hacerte como nosotros. Ya hemos visto tu gloria en tu nacimiento Jesús. Queremos que sigas naciendo en muchas vidas. En tu nombre impediremos que secuestren nuestra celebración navideña. En tu nombre, amén. Velasco, Juan Martín. ¡Ojalá Escuchéis hoy su voz! Madrid: PPC, 2012. Los anuncios de Jesús siempre impactan. Tienen dimensiones escandalosos y sorprendentes. Dios es único y su mensaje es único. NO limita su amor, misericordia y bondad. ¿Qué nos ofrece Dios? Nos ofrece perdón y amor, en muchas ocasiones no correspondido. ¿No es desconcertante? ¿Piensa que muchos no son capaces de hoy darle gracias a Dios? Hay de esos y no tenga duda porque el olvido es un germen de este tiempo. Es bueno cuando Dios nos atiende en nuestras enfermedades, crisis, etc., pero se nos complica la vida y se nos imposibilita llegar a darle gracias. Es tiempos de Gratitud porque la Ingratitud no es cualidad del creyente sino del que busca interesadamente. Seamos agradecidos y no olvide que no hará nada mayor que lo que Jesús hizo por usted. Tenemos un Dios que ama incluso a los ingratos y a los perversos» (Lc 6,35).
Nunca la ingratitud sea nuestra característica ... Oremos: Gracias Señor porque el amor que expresaste en tu entrega no lo olvidaré jamás. Gracias por la vida, mi familia, la iglesia, nuestra Isla, nuestra tierra ... estoy más que agradecido. Tú eres bueno con todos y todas y eso lo alabo. En el nombre de Jesús, amén. "La bendición de Dios es la que enriquece, y no añade tristeza con ella", Proverbios 10.22
Siempre que hablamos de riquezas pensamos en el mucho dinero, oro, plata, etc., que podamos alcanzar. Sin embargo, cuando hablamos de verdaderamente enriquecernos se hace desde la bendición de Dios. La bendición es el valor irremplazable. Es la presencia y el favor de Dios que no se compra ni se adquiere por esfuerzo alguno. La riqueza que Dios otorga no puede ser asaltada, ni robada, ni adquirida en el supermercado. Es por ello que las consecuencias no son dañinas y mucho menos traen tristeza con ella. Quien tienen la bendición de Dios en su vida ya disfruta de una riqueza que le permite vivir esperanzado y alegre. ¿Le has dado gracias a Dios por ello? ¿No te parece este momento esa oportunidad? ¡Que Dios te bendiga! Oremos: Dios bendice a tu pueblo. Dios de toda riqueza en los cielos y en la tierra. Si tuviera todo el oro del mundo y no te tengo a ti mi riqueza fuera vana y solo provocaría angustias. Estaría buscando dónde guardarla para que no me la roben, y mis sueños serían un constante susto. Dios tu riqueza no añade tristeza y se desprende de tu favor y presencia. Que nunca pierda tu bendición. Tú eres mi Dios y mi Señor. En el nombre de Jesús, amén. Hechos 3.19 "...para que vengan de la presencia de Dios tiempos de refrigerios.".
En días como estos necesitamos que haya tiempos de refrigerios. Esos tiempos que fortalecen el alma, que llenan de gozo, que traen paz, que afirman nuestra mirada, etc. Estamos en los tiempos de alegría y gratitud. Gratitud por lo que tenemos y alegría por estamos en los tiempos de adviento. La gratitud es, decía Luis F. Pilar (ex-pastor general de la ICDC en Puerto Rico), lo que afea al ser humano. La ingratitud no se puede tapar con ninguna mascarilla, ni por mucho que nos pintemos la cara porque afea como quiera. De la presencia de Dios siempre han venido tiempos de refrigerios y nos corresponde darle gracias. ¿Qué tiempos estás viviendo? Si no son de refrigerios, que venga entonces la presencia de Dios. Oremos: Gracias por los tiempos de refrigerios que hemos tenido y los que tendremos. Dios de misericordias y bondades no hay palabras con las que podamos agradecerte tanto amor. Así que utilizo la que tengo, gracias, gracias, gracias... en el nombre de Jesús, amén. Salmo 85.8 "Escucharé lo que hablará Jehová Dios; porque hablará paz a su pueblo ... para que no se vuelvan a la locura".
"Esto es de locos" es la expresión utilizada en estos días, por no decir, hace tiempo. Los actos violentos como robo, homicidio, agresividad, gritos, etc., afirman dicha expresión. Vivimos con miedo. Nuestros hijos/as viven llenos de terror, nos cuesta salir sin temor, sin miedo, sin pensar que nos puedan hacer algo. ¿Será una sociedad en miedo y desconfiada? Tenemos más lujos, pero menos autoestima. ¿Cómo seguir viviendo? Dios tiene algo que decirle al pueblo y es palabra es de paz. No actuamos con pesimismo, creemos en la oportunidad de mejorar, en la oportunidad de levantarnos, de seguir confiados/as en que hoy es un nuevo día. Es un nuevo día y no tenemos por qué volvernos a la locura. La palabra de Dios es de paz para que la cordura sea nuestra manera de actuar en momentos incoherentes. Nuestro pueblo tiene esperanza en Dios. ¿Podremos escuchar lo que Dios nos dice? Yo te invito a que nos volvamos no a la locura sino a nuestro Señor Jesucristo. Oremos: Dios y Señor de nuestras vidas. El miedo y la desconfianza se apodera de nuestro pueblo. Nos sumimos en la tristeza, en la incoherencia, en lo inverosímil, y te pedimos paz. Ayúdanos a enfrentar nuestros día en y con paz. Yo sé que tu paz no permitirá que nos volvamos a la locura. En el nombre de Jesús, amén. "Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús", Filipenses 4.7
Confiar en Dios no es dejar de tener adversidades. Confiar en Dios es enfrentar nuestras adversidades. No es dejar de creer es creer aunque tengamos dolor en el corazón. Es afirmar nuestro rostro en el camino de la vida y no detenernos ante las lágrimas. Confiar es creer aunque no comprendas la razón de las piedras en el camino. Confiamos en Dios porque le creemos no por las circunstancias. Si confiamos en Dios le entregamos nuestra voluntad. Los propósitos de Dios en tu vida no son frustrados por nadie. La adversidad no es mi salida del camino sino la oportunidad para seguir en el camino. Nuestros caminos son difíciles pero nuestra esperanza está en Dios. Oremos: Dios que guía nuestros días. Señor que tienes propósitos en todas tus acciones. Te suplicamos que continúes con cada uno de nosotros/as. Nuestra crisis/adversidad no es más grande que tú Señor. Nuestra confianza eres tú y acudimos a ti porque las adversidades diarias se hacen fuertes pero tú eres mi eterno socorro. En el nombre de Jesús. Amén. Mateo 4.23 "Jesús recorría ... sanando toda enfermedad y dolencia en el pueblo".
Nuestro pueblo está enfermo y adolece. Hay una condición, que muchos llaman, "crisis mental", "crisis social", "crisis económica", "crisis espiritual", etc. Pudiera ser un embutido de todas esas crisis. Lo que sí tengo claro es que todas esas crisis culminan en la violencia, que también han categorizado (violencia de género, violencia infantil, violencia a la mujer, violencia al anciano, etc.) y que pienso es violencia independientemente del apellido. Solo quiero destacar que nuestro pueblo es víctima del desequilibro, sea cual sea, no sé el diagnóstico, de individuos inescrupulosos. ¿Qué ocurre? ¿Cómo matar despiadadamente? Ya no es un asunto con quien te causa el problema, si es que fuera el caso, sino que tiene como secuela toda una familia, como víctima. Hay una enfermedad en nuestra sociedad y necesitamos que nuestro Dios nos de discernimiento para enfrentarla. Necesitamos que Jesús mismo sane nuestras dolencias como pueblo. Nuestra sociedad tiene síntomas de impulsividad irracional, si es que eso existe. Solo sé que puedes orar conmigo y suplicarle a nuestro Dios que sane nuestras dolencias. Oremos: Dios que conoce el dolor. Tu hijo, Jesús, fue víctima de impulsivos controladores políticos y religiosos. Tú que viviste de cerca la pérdida de un hijo comprendes que necesitamos que sanes nuestra enfermedad y dolencia en el pueblo. Por favor Señor, ayúdanos, por favor, socórrenos, por favor, líbranos, por favor, no nos desampares. En el nombre de Jesús, amén. Pd. No dejemos de orar por nuestra Patria. "Si alguno quiere ..." (Lucas 9.23).
Que tal si recordamos el (sí) de la vida. Cuando le dimos el sí al novio o la novia fue un momento trascendental. Cuando aceptamos casarnos también fue determinante en nuestras vidas. Decir que sí al trabajo nuevo, a una oferta, a un seguro, a una garantía, etc. Fueron sí decisivos. Sin embargo, he aquí el sí que pone en juego toda la vida. A raíz de la existencia humana nunca se encuentra la casualidad, el determinismo anónimo de la naturaleza. Está en juego toda la fuerza del gesto de la libertad. Desde el principio de la creación, cuando Dios llamó a la existencia al ser humano como obra maestra de la libertad, fue el reflejo de un rostro amante. Es por eso que no está en juego una decisión dentro de la vida sino de la vida misma. El "si alguno quiere" es una propuesta fuerte a toda la humanidad porque tiene el acento de un desafío que compromete toda la vida. Es una decisión que repercute el resto de nuestros días. Es el sí de confiar en el Señor Jesús. Decir "sí" a Cristo con toda la vida y para toda la vida, significa hacer de ella un don. Cuando damos un sí es porque aceptamos, es porque nos sentimos bien, porque nos alegra, porque hay compatibilidad, porque hay paz, porque sabemos lo que aceptamos, porque no es casualidad sino decisión, etc. Nuestro sí es la respuesta al "si alguno quiere" de Jesús. Yo quise y desde ese momento no he dejado de querer. ¿A qué le respondes, sí, hoy? No olvides que tu sí es una aceptación responsable y voluntaria. Oremos: Dios y Padre de nuestras vidas. Tu hacer es creador y vivo. Un día te dije que sí al llamarme y hoy afirmo ese llamado con la misma alegría que al principio. Eres y serás el mejor sí de mi vida. Jesús te doy gracias por que en la cruz, en medio del dolor también dijiste que sí. Tu sí me dio vida y mi vida responde que sí a tu llamado voluntario. En el nombre de Jesús, amén. "No temas, cree solamente", Marcos 5.36
Es simple la expresión, pero requiere de un elemento esencial para afirmarla, creer. La noticia que le dieron a este padre (Jairo) no fue la mejor. Su hija había muerto. Es una noticia desgarradora y triste. Jesús "oyó" y esa fue la opción. Cuando el Señor oye nuestra situación, nuestra complicación reacciona con una palabra contraria al diagnóstico. ¿Habrá algo imposible para Dios? Jairo caminaba con Jesús. Quien camina con Jesús no vive en el temor sino en el creer. Jesús le hizo un llamado a Jairo "no temas, cree solamente". Un día el médico dijo que mi esposa tenía una bolsita en su vientre y que no había embrión, pero nosotros nos fuimos al altar y Jesús oyó. Hoy tenemos un hermoso niño. Creerle a Dios es dejarnos caer en sus brazos y confiar sin desesperación. Oremos: Dios de la vida. Nuestro caminar diario puede ser desgarrador, pero si tú estás con nosotros todo es diferente. Si la noticia no es la más positiva y complica nuestra caminata contigo, solo te pido que oigas porque si tú oyes tu voluntad permitirá que yo sea fortalecido/a. Sencillamente creeré aunque la noticia me desgarre porque tú eres mi fortaleza. En el nombre de Jesús, amén. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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