"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
“...mas con nosotros está Jehová nuestro Dios para ayudarnos y pelear nuestras batallas” 2 Crónicas 32.8.
Cuando falta confianza las promesas de Dios se convierten en nuestra esperanza. Dios está con nosotros y ello es suficiente para enfrentar nuestro día. Nuestras batallas ya tienen una promesa de ayuda y te exhorto a creer y confiar. Oremos: Dios bueno, gracias por estar con nosotros. Estamos en tus manos y nuestras batallas necesitan de ti. Confiamos en que tú nos asistirás cuando más difícil consideremos que están las cosas. En el nombre de Jesús, amén.
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Fe como escudo
“Tomando el escudo de la fe, con la cual pueden apagar todas las flechas del maligno”, Efesios 6.16 Al igual que los escudos de la antigüedad cubrían el cuerpo del soldado la fe debe cubrir al cristiano. Cuando el ataque de Satanás irrumpe en nuestros pasos por la vida nuestras vidas deben aferrarse a la fe. Sin fe es imposible agradar a Dios. Cuando actuamos en fe nos movemos de lo imposible a lo posible. Podemos actuar con amor, esperanza, pero solo la fe nos lleva a lo inimaginable. Conocer las definiciones de fe no nos hace portadores de la fe. Solo debemos cuidarnos de colocar nuestra fe en lo que está incorrecto. YO no colocaría mi fe en lo efímero, en lo terrenal, en lo que puede perecer, pues de desaparecer alguna de ellas también mí fe. Toma el escudo, ya está profetizado que los dardos o flechas vienen. Hasta que tu fe no acapare tu manera de vivir no podrás apagar los dardos que ya has recibido. Es natural que la gente ande airados, molestos, enojados, tristes, deprimidos, desconsolados, etc., porque han permitido que los dardos le den y se enfocan en apagarlos con sus fuerzas. Toma el escudo de la fe y así podrás apagar todo fuego que lance el enemigo. Viva provocando en sus días más celebraciones de resurrección que de muerte. No deje que cualquier hierro rompa el tejido de su fe. Puedes ver muchas cosas que parecen guiar tu fe pero pueden ser errados. No olvide que la fe no es Dios sino el medio para vivir agradando a Dios. Si tu fe es tu dios entonces recibirás muchos dardos y no tendrás fuerzas contra el maligno. La fe es el escudo que nos da Dios para enfrentar al enemigo. Oremos: Dios de la vida. Dios de poder. Dios de todas las cosas. Dios que sustenta nuestra vida. Mi fe está en ti. Tú eres mi Dios y mi sustento. Guíame cada día para tomar con seriedad mi escudo de la fe. Que ningún dardo de angustia, depresión, desánimo, negativismo, orgullo, egoísmo, etc., me alcance. Ayúdame a mantenerme humilde ante las adulaciones, a edificar con mis palabras en lugar de destruir, a que pueda mirar con transparencia al hermano y hermana. Que mis pasos por esta tierra dejen la huella del amor y la fe en ti. Ninguna flecha nos alcance. En el nombre de Jesús, amén. “Porque yo estoy contigo y nadie pondrá sobre ti la mano para hacerte mal...”, Hechos 18.10.
Quien sabe que Dios está con él no se detiene ante las circunstancias. Si Dios es con nosotros quién contra nosotros. No te dejes amedrentar por momentos adversos. Si no entiendes ora y sino vez confía. Si te faltan fuerzas espera y si crees camina. Oremos: Dios de la vida. Quita todo temor de mi corazón. Confío en que estás conmigo y nadie pondrá su mano sobre mí. Caminaré en tu nombre Jesús y alcanzaré mis sueños porque están en tu voluntad. Eres mi protector y no dejaré de afirmar mis pasos para alcanzar la eternidad. En el nombre de Jesús, amén. “…Judas buscó el momento oportuno para entregarle…”, Marcos 14.1-11
Es un momento de mucha expectación. Hace tiempo vienen buscando a Jesús para matarlo, pero se les ha hecho difícil. En esta ocasión, Jesús está comiendo en la casa de Simón y una mujer rompe un frasco de un perfume caro. Por otro lado, Judas negocia con los principales para entregarles a Jesús y ellos en darle dinero a cambio. Es un momento de mucho dolor. El acto es muy importante y en ocasiones desprovisto de análisis, desde mi perspectiva. ¿Por qué si Jesús era tan perseguido para matarle no lo hicieron de día y lo hicieron en la noche y con uno de su fila de seguidores? ¿Por qué necesitaban a Judas? Jesús ha dicho, “a lo mejor buscan a un ladrón y por eso han venido con palos y espadas a detenerme”. Jesús también les dijo: ¿Por qué no me detuvieron en el templo cuando estaba día tras días enseñando entre ustedes? ¿Por qué causa nosotros y cuándo le entregamos? ¿Habremos actuado como Judas? Es un día intenso en la vida de Jesús y la noche será el inicio de un drama que marcó la historia. Hoy, nosotros, somos los seguidores de Jesús. Todos los discípulos le fallaron a Jesús. El único que falló irrevocablemente fue Judas. Su fallo y cargo de conciencia no le permitieron ver más allá de sus actos. No crea que nuestra manera de caminar es distinta a la de los discípulos. ¿Cómo piensas la cuaresma hoy? ¿Qué significa para ti esta semana, días libres, playa, descanso, disfrute, etc.? ¿Has reflexionado en lo que ocurrió? ¿Has llegado a hoteles, playas, ríos, etc., pero no has podido llegar al templo para no enfrentar tu propio pecado delante de Dios? ¿Cómo quieres que termine tu semana? Es necesario evaluar y meditar sobre nuestra vida interior y no la exterior, más acerca del cielo que de la tierra, más sobre mañana que sobre hoy, más sobre mi fe que de mi religión. Eso fue lo que hizo aquella mujer sin nombre y un perfume caro. Expuso lo que tenía por dentro, tanto del frasco como de ella a los pies de Jesús. Hoy es un buen día para que llegues a la casa de Dios y expongas tu vida delante de él. “No hay lugar más alto que estar a tus pies”, dice una canción y aquella mujer del perfume ya lo sabía y no la cantó sino que la encarnó en su vida. Hay quienes prefieren, ante su crisis buscar dinero para sí, como Judas, pero no derramarlo todo delante de Jesús. ¿Usted actuará como Simón, como Judas, como los demás discípulos, o como aquella mujer que no dudó en derramar todo delante del Salvador? Oremos: Señor y Dios de mi vida. Sé que será un momento maravilloso llegar a tu casa y adorarte con todo mi corazón. Reflexionaré sobre mi vida, sobre mi fe, sobre mañana y haré de mis días durante el resto de la semana un espacio de transformación en mi interior. Esta semana es pascual y por ello habrá muchas cosas que en mi interior serán transformadas por ti. Seguirás haciendo en mí como quieras porque mi vida te pertenece. En el nombre de Jesús, mi Salvador, amén. Me dirijo a todos aquellos que sabiendo dónde queda su casa (Templo) no llegan. Los tiempos que enfrentamos no son distintos a los de Jesús. También hay traicioneros, interesados, habladores, etc. No dejes de enfrentar tu propia vida con la experiencia de la Resurrección. Rvdo. José Luis Báez, pastor Tengan fe
Por la mañana, al pasar junto a la higuera, vieron que se había secado de raíz. Pedro, acordándose, le dijo a Jesús: —¡Rabí, mira, se ha secado la higuera que maldijiste! --Tengan fe en Dios —respondió Jesús—. Les aseguro que si alguno le dice a este monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, creyendo, sin abrigar la menor duda de que lo que dice sucederá, lo obtendrá. Por eso les digo: Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán. Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados. Es un día largo en la vida de Jesús y así lo hace ver el evangelio de Marcos. Como toda experiencia que requiere de continuo aprendizaje volvemos a la Higuera y el Templo. Ambos representantes de Jerusalén. Jesús ha dicho que la montaña o el monte serán arrojados al mar. Era el tiempo del peregrinar y aquel lugar, en todos sus alrededores, estaba repleto de visitas. Había peregrinos por doquier. Aquella gente desafiaba a Jesús con preguntas para hacerle caer en trampas. Desafiaban la autoridad de Jesús. Creo que Jesús les dejó claro con el escenario de la Higuera quién tiene autoridad. Eso lo saben los discípulos. Jesús les ha devuelto a los discípulos la relación íntima con Dios. Les está diciendo que tengan fe en Dios. Cualquiera puede tener autoridad pero ¿decirle a un monte que se eche al mar? ¿No le parece que muchas veces dudamos en nuestro corazón y no creemos en lo que le pedimos a Dios? La oración es la devolución de una devoción como la que tuvieron Adán y Eva frente a Dios. Jesús quiere que nuestra fe se convierta en nuestro diario vivir. Añade que si tienes algo contra tu hermano o alguien le perdones. El monte que queremos que se eche al mar es el de rencor, de odio, de tristeza, soledad, etc. Debes tener fe y afirmar que en Dios todo es posible. Cree que lo que estás pidiendo Dios te lo dará. Es tiempo de volver a una relación con Dios íntima y de fe. Creer es más que pedir es perdonar y es afirmar a Jesucristo en nuestro caminar. Deja que la fe en Jesucristo te libere de la esclavitud del pecado. Oremos: Dios de la vida. Nada es posible sin ti. En ti todo es posible. Gracias porque podemos hablar contigo sin necesidad de escondernos y de sentirnos aislados. Tú nos ayudas con los montes que tenemos en nuestro corazón y nos permites ver tu amor cuando perdonamos al hermano. Ante ti y en paz con los hermanos y hermanas. En el nombre de Jesús, amén. Jesús tenía hambre. Divisa una higuera a lo lejos, pero solo tenía hojas. Cuando Jesús llegó al templo echó a los que estaban vendiendo, derribó las mesas y reclama al decirles que “mi casa es casa de oración y ustedes la han convertido en cueva de ladrones”. Cuando se enteraron los escribas y fariseos buscaban la forma de matarlo, porque le tenían miedo. (Marcos 11.12-19).
Jesús solo ha realizado milagros y lo buscan para matarlo. ¿Por cuál obra es que lo mataron? ¿Por sanar al ciego, por resucitar la hija de Jairo, por levantar la mujer encorvada, etc.? En el camino Jesús, como cualquier ser humano, le da hambre. Sin embargo, la higuera no tenía frutos. Llega a su casa de oración (el templo) y tampoco encuentra fruto sino gente comerciando en donde se ora. ¿Qué cree? Lo que ocurre con la higuera es un aviso de lo que ocurre con el templo. Es decir, la higuera no tenía frutos porque no era tiempo de higuera. Es un mensaje en forma de parábola para hacernos entender que en el templo tampoco hay frutos. ¿Habrá fruto en nuestras vidas? ¿Tendremos frutos en la casa de Dios? Es lunes y buscaban matar a Jesús. ¿Si Jesús toca lo que hacemos, aunque esté incorrecto, lo matamos? Nuestros frutos son nuestro testimonio. Oremos: Dios y padre de nuestras vidas. Quizás hoy busques frutos en mí. Espero tenerlos y que cuando me mires no esté cambiando mis bendiciones por maldiciones. Espero que no me llames cambista y tires las mesas cuando me veas. No quiero ser parte de los que utilizan los espacios sagrados para vender y hacer dinero y no para orar y alcanzar el reino de los cielos. Ayúdame a ser un cristiano con frutos. Que mi vida sea el templo en el que encuentres frutos y provoquen que ya no viva yo sino que tú vivas en mí. En el nombre de Jesús, amén. “Yo soy el buen pastor, el buen pastor su vida da por las ovejas”, Juan 10.11
Nuestro pastor es diestro y valiente. Jesús es mi pastor. Seguir su voz me da seguridad. Sé qué peligros me asechan y la necesidad de dirección y de discernimiento para distinguir las voces correctas de las erróneas. El mundo en que vivimos es traicionero. Para muchos, hoy, Dios no es relevante. Sin embargo, la amenaza y la hostilidad provocan desconfianza. Ante tanta amenaza no se atreven a poner sus vidas en las manos de Dios. Vivimos, sin duda, en un desierto moderno. Juan 10 nos demanda una pregunta ¿Qué voz y qué pastor seguimos? Quien busca alivio en medio de sus desiertos no puede acudir a dioses ajenos. Jesús ha declarado que es el buen pastor. No te dejes seducir por voces falsas. No dejes que cualquier oferta, en medio de tu crisis, te pastoree. No crea que la vida se resuelve con una poción mágica porque la vida es más que eso. Jesús es el buen pastor y su vida ha dado por las ovejas. Oremos: Dios, en medio de mi desierto tú me sustentaste. Tú abriste camino. Tú me guiaste y por amor te entregaste por cada uno de nosotros. Eres mi pastor y confío en que me guiarás en medio de este mundo. Guía y guarda mis pasos para que siempre puedan ir en pos de ti. Tu voz me da fuerzas para seguir en entrega total. En el nombre de Jesús, amén. “Más el justo por la fe vivirá”, Romanos 1.17b.
Dios es el fundamento de nuestra fe. Para tener una vida victoriosa no puedes tener una fe acabada. La calidad de tu fe determina la calidad de tu vida. Sin fe es imposible agradar a Dios. Lo que la Palabra nos está revelando es que no se trata de hacia dónde apunta nuestra fe sino a nuestra manera de vivir la fe. Es lo que destacábamos el domingo en la predicación, la vida y la fe tienen que conectarse. Si sonríes pero estás triste estás siendo hipócrita contigo mismo. Eso es lo que ocurre con un cristiano que dice que tiene fe pero no puede vivirlo. Si queremos fortalecer nuestra fe debemos meditar en su Palabra día y noche (Salmo 1). Este salmo revela que darás fruto a tiempo, que su hoja no cae y que prosperarás porque estás sembrado junto a corrientes de agua. Entre más cerca de la fuente eterna más firmeza habrá en tu vida y más fe para alcanzar tu victoria. Hay quienes están más preocupados por si le falta dinero en la cuenta que por si le falta fe. El que busca y ama las riquezas vive afanado y el que vive por fe sabe que sus peticiones son conocidas por Dios. Sin fe la vida es una carga porque no tiene qué la motive a seguir caminando. ¿Sabe que la palabra dice que el yugo del Señor es fácil y ligera su carga? ¿NO le parece que hay que mirar con ojos de fe? La fe es crucial en la vida. Con la fe alcanzamos nuestros sueños, nos levantamos de la crisis, miramos el horizonte, nos atrevemos a caminar sobre las aguas, etc. La fe es el fundamento de mi convicción. Cuando tenemos fe no solo creemos sino que también nos llenamos de Dios. Lo que mata mi fe es la pereza – lo hago mañana – no puedo ahora – estoy cansado. La desobediencia a la voz de Dios también es asesina de fe. Servir a dos Señores también mata tu fe porque o sirves a uno o al otro. Lo que te quiero decir es que tarde que temprano gana el que te da gusto pero no el que provoca que seas edificado. Cuando menciono los dos señores lo hago porque no sabes a quién servir y la falta de decisión es un peligro para la fe. Para reavivar tu fe, Ora, no te conformes a este siglo. Solo Dios puede transformar nuestra manera de pensar y si nuestra manera de pensar cambia puedo vivir diferente. Dios quiere que seas transformado para que pueda haber en ti la experiencia de una nueva creación. Un elemento importante para fortalecer tu vida: Congrégate. Cuando estamos juntos nos exponemos menos. La fe tiene que provocar que vivas cada día esperanzado y no que te mueras. Oremos: Dios bueno. Gracias por un nuevo día. Tú eres mi esperanza y mi fortaleza. No dejaré de caminar y creer porque eres la razón por la que mi fe sigue viva. Mis días han sido duros pero mi Dios es quien me ayuda a vencer. Venceré porque mi Dios vence todo. En tu nombre, Jesús, Amén. Basado en el libro: Esteban Reina. Forjando tu carácter, 2012. Dt 31.6
Esfuérzate, sé valiente y no dejes de caminar. Dios no te desampara ni te deja. NO temas, ni tengas miedo. Dios va contigo. Tu parte no es ser más grande sino más obediente a Dios. Debes cambiar tus miedos por confianza. Si Dios estuvo contigo antes estará después y estará mañana. Oremos: Dios bueno. Gracias por estar conmigo. Tú estás y eso es suficiente para yo seguir caminando. No temeré los que se levanten contra mí porque tú estarás conmigo como desde el principio. En el nombre de Jesús, amén. “Si el Señor no construye la casa, el trabajo de los constructores es una pérdida de tiempo” (Salmo 127.1 NTV).
La construcción de una casa es más que varilla y cemento. Nuestra construcción será tal que quedaremos exhausto. Podremos colocar los mejores asientos, las mejores pinturas, los mejores lujos pero si no tiene la bendición de Dios perdemos el tiempo. ¿Qué es lo que hemos construido? Solo existe una construcción de fatiga y esfuerzo que ha cargado los días de cansancio. Por otro lado, construir considerando la bendición de Dios sobre nuestra casa es saber que no tenemos una simple casa sino un hogar. ¿De qué vale construir una casa grande y con todo pero sin familia? Muchos tienen lujos pero no familia. Sus hijos están en la calle porque no encuentran un hogar en su propia casa. No quieren saber de sus padres y madres. Deja que Dios construya en tu casa un hogar familiar. Deja que Dios bendiga todo lo que tienes. Construir con Dios nos permite afirmar la esperanza de su paz y fidelidad. ¿Tienes a Dios en tu hogar? Oremos: Dios bueno, Gracias por que hoy es un nuevo día. No tengo duda de las maravillas que nos regalas hoy. Todo lo que tengo te lo debo a ti. Mi familia es tuya y solo te pido que me des sabiduría para poder dirigirla. Ayúdame a seguir a adelante y que nunca me falte tu presencia en mi hogar. En el nombre de Jesús, amén. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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