"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Si los asuntos son del corazón solo Dios puede atenderlos. Proponer cambiar a alguien es asunto serio. Solo las metas que te propongas en el nombre del Señor serán alcanzadas. Si solo son anhelos y no tocan base con la realidad jamás serán realizables. Las metas son objetivos que proponemos alcanzar en el camino en el que estamos. Es decir, que la meta es mi responsabilidad, por ejemplo, estudiar, trabajar, atender a mi esposa, mis hijos, etc. Las metas te tocan a ti y solo a ti. Lo otro es que por las metas debes actuar. El deseo es diferente porque es algo que te gustaría y lo que nos gusta no necesariamente es alcanzable. Hoy desearía estar viajando el mundo, pero aunque es posible hacerlo, no puedo porque tengo unas responsabilidades. Toda meta debe ser colocada en ORACIÓN.
Algo de lo que se debe cuidar es de tratar de cambiar a alguien. Hay jóvenes que tienen relaciones amorosas o de atracción sin consultar a Dios. Actúan para luego pedirle a Dios la bendición. Le preguntas que si es ¿alguien de Dios o si asiste a la Iglesia? Solo contestan que orará para que Dios lo cambie. Entonces eso es un deseo no una meta. No puedes hacer nada en su corazón porque ahí solo obra Dios. Cuando la mente, la voluntad y el corazón de otro/a está involucrado ya no es asunto controlable por mí. NO estoy diciendo que en algunas relaciones haya un propósito pero ¿serán siempre? Hay cristianos viviendo días muy duros por casarse con gente que creía que Dios cambiaría rápido. No abuse de la bondad de Dios. No se meta en lo que es solo dominio de Dios. No pretendas cambiar algo que solo le toca a Dios porque saldrás frustrado/a, dolido, y sin éxito. Cuando Dios quiere hacer un cambio en el corazón depende exclusivamente de ese corazón y no del tuyo. Cambiar un corazón es asunto de Dios. “Porque Dios es el que produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”, Filipenses 2.13. Todo tu deseo de cambio para otro debe estar en la oración dirigida a Dios porque tratar de cambiar a los demás es como dar golpes al aire. Oremos: Dios bueno y transformador. A ti me acerco para que me guíes en el camino de la vida. Tu misericordia es real cada mañana y disfruto tu perdón cada vez que veo el sol. Sé que de lo contrario me sería imposible seguir caminando. Los caminos inciertos cobran certeza cuando estás conmigo. Miraré con fe y esperanza lo que habrás de hacer. Cada hermano y hermana está en tu voluntad y no pretendo cambiarles pero sí presentarles en oración para que les guíes a lugares espaciosos. Obra tú donde yo no puedo. En el nombre de Jesús, mi Salvador, amén.
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Gálatas 3
Cristo murió en la cruz. Es por esa muerte que somos libres. No se recibe el Espíritu por las mil normas o cientos de leyes en las Iglesias. ¿No son las mismas reclamaciones del apóstol Pablo a los Gálatas? Los instrumentos de normas en las iglesias sirven para orientar y guiar pero no para llenar de poder y unción. Es por la buena noticia del Evangelio de Jesucristo en nuestras vidas que recibimos el Espíritu Santo. Hemos creído en la Buena Noticia y en el que la trajo. Esa es una bendición que recibimos por fe. Es por el Espíritu Santo que se inicia la nueva vida. ¿Hasta cuándo duran las experiencias en el Señor? La experiencias en el Señor son eternas y las mías con la vida son efímeras. Dios tomó en cuenta la fe de Abraham y lo aprobó. No fue aprobado por las normas o leyes sino por su fe. Porque las experiencias con el Señor son eternas estamos hablando del apóstol Pablo, de Abraham, Lidia, Eunice, Marta y María, etc. Creo, fielmente, en el estudio crítico, analítico, exegético en la vida de quienes constantemente utilizamos la Biblia. De ella no se puede hacer una lectura simplista. Sin embargo, cuando se torna en un mero libro de estudios exegético-crítico sin aplicaciones para mi vida viene a ser lectura vacía y simplista. Solo Dios puede infundir, por su Espíritu, realidad al texto en mi vida. Sin la Experiencia del Espíritu Santo en el texto solo hemos leído un libro. Descifrar verdades y dispararlas cual refrán es muy fácil, pero mirar La Palabra en su interpelación a mi vida es un asunto de fe. Los doctores de la Ley, los eruditos de los tiempos de Jesús conocían la Escritura pero no a Dios. Solo Dios hace la Escritura Palabra suya cuando transforma, edifica, cambia tu vida. Los que hemos creídos compartimos la misma bendición. ¡NO olvidemos la experiencia desde la que Dios nos sacó! Los que creían conocer la Palabra o Escritura más que Jesús criticaron a Jesús. Hoy existen de esos que se creen más conocedores de la Palabra de Dios que Jesús mismo. La bendición es por fe y no por sabiduría humana. Dios hizo un pacto contigo en la cruz por medio de la muerte de su hijo. Sus brazos estarán abiertos, para ti, allí donde la maldición quiso adueñarse de la vida eterna. Las bendiciones se reciben por medio de la fe. Oremos: Dios de amor, promesas y pactos. Vivifica mi vida en medio de este tiempo. Tu Palabra sea mi guía y sustente mis días ante estos tiempos de hambre de lectura bíblica, de oración, de ayuno, de búsqueda de ti. Enseños el paso correcto dentro de tu voluntad. Ayúdame a vivir la Palabra en donde quiera que voy. En el nombre de Jesús, amén. “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”. Proverbios 23.7a.
Somos lo que tenemos en el corazón. Todos los días se libran batallas a tu alrededor, eso sin contar las nuestras. El ideograma chino presenta la palabra crisis con opciones: oportunidad o problema. Cualquiera que no vea con agrado la vida lo que ve es crisis. Los que vivimos en la esperanza de nuestro Señor siempre vemos esperanza. NO hablo de positivismo hablo de fe. Dependiendo de cómo mires las situaciones, ves opciones o fracaso. La actitud del corazón es lo más importante. Veamos adentro, muy dentro de nosotros mismos. Si me define lo que pienso y pensamiento es cual sea mi corazón entonces que tenga yo a Cristo. No tenga en mi corazón, orgullo, vanagloria, arrogancia, indiferencia, altivez, sino fe, amor y esperanza. Mi corazón revele una actitud de bondad y amor, de misericordia y verdad, de paz y sinceridad. Oremos: Dios de infinita misericordia. Tú conoces mi corazón porque lo creaste. NO me cabe la menor duda de que sabes mis debilidades. Conoces mis pensamientos y aun la palabra que no está en mi boca la conoces toda. Solo quiero vivir agradándote y alcanzar cada día el camino de la victoria en ti. Guarda mi corazón de contaminarse. En el nombre de Jesús, amén. El Señor está cerca. 6Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Filipenses 4.5,6.
El tiempo ha pasado. Muchos lo dan por tardanza, pero “el Señor está cerca”. NO debemos afanarnos por nada. Ese afán o preocupación exagerada ante la realidad de nuestro tiempo, aunque distinta de la de Pablo, nos confronta. Vivimos, no la persecución, al menos en América, por ahora. Solo que nuestras peticiones deben ser conocidas ante Dios. Sin dejar de dar gracias. Esa acción de gracias nos permite ver la vida con gozo. La gratitud produce gozo. Nuestra mirada en Cristo quita la ansiedad y nuestra acción de gracias nos llena de gozo. Oremos: Dios de los tiempos. Son duros los días, adversas las circunstancias pero tú eres nuestra razón de seguir. Estás cerca y no tengo duda de tu presencia hoy y la venidera. Guárdanos de las mil amarguras del afán. Que nuestra expresión más grande sea la gratitud. En el nombre de Jesús, amén. Gálatas 2.11-14
11 Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. 12 Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. 13 Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. 14 Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar? Estamos en un mundo de mucha hipocresía. El lenguaje hipócrita es el lenguaje de los que condenan, de los que se apartan, de los que dicen estar y no están. El lenguaje del amor no se cruza con la hipocresía. El lenguaje de la hipocresía es capaz de desacreditar a quienes decimos que amamos. ¿Será posible esto en la Iglesia? Es posible en cualquier lugar porque es faltar a la verdad y eso se ha convertido en un mal común. Pedro actuaba como el más gentil de los gentiles pero cuando llegaban los judíos se apartaba y actuaba como si no los conociera. ¿Le ha pasado eso? ¡No lo dudo! Ser hipócrita es un crimen y de criminales como estos está lleno el mundo. No actuar como hipócrita es vivir con integridad. ¿Cuál será la manera en que actuaremos? Si dices que sean como eres y lo que ven es lo que no eres jamás serán lo que dices. No podemos pretender que otros sean lo que nosotros no somos. No ser hipócrita es ser sincero. Intentemos vivir con honestidad. Intentemos vivir lo que decimos. Intentemos vivir sin condenar. Intentemos ser mejores cristianos y menos criminales. Vivamos conforme a la verdad del Evangelio. Sin embargo, hermanos, si encuentra algunos hipócritas en la Iglesia no se asuste. Hay muchos que dicen que te aman y que hacen lo que sea por ti pero se apartan de ti, te desacreditan, y con otros hablan de ti. Cuando llegas te abrazan y te besan. Esos son abrazos amargos y esos besos saben a hiel. “Amémonos de corazón y no de labios ni de oídos”. Ser cristiano no es difícil porque significa ser sincero. Oremos: Dios de la Vida. Desde el principio conoces la acción de quienes se apartan de ti y andan con miedo. Nuestro mundo sigue con el mismo germen. Te suplico que nos ayudes a ser y vivir lo que somos. Ser sincero es ser un buen creyente. Ayúdanos a ser honestos cada día. Perdona las veces que hemos actuado como hipócrita y no como cristianos. En el nombre de Jesús, amén. “Animaos unos a otros y edificaos unos a otros...” (1 Tesalonicenses 5.11).
Rodearnos de quienes solo salen palabras fuera de lugar no es bueno. Si tus amigos o amigas solo quieren vivir en libertinaje no son tus amigos. Cuando inician sus diálogos diciendo que “hacen lo que desean sin importar lo que piensen los demás” no tienen intenciones de hacer las cosas bien. Quizás necesitas otros amigos. Si te rodeas de gente que no es sana no pretendas vivir sanamente. Es difícil mantenerse sano en un lugar en el que hay enfermos. Estos critican todo lo que ven. Los que siempre están criticando solo escupen actitudes tóxicas. Son los que se pasan contando chistes obscenos, muestran sus prejuicios, etc., tienen sus mentes en la podredumbre. Las malas palabras son su vida. En fin no animan y no edifican. Estar con gente así solo provocará en ti desánimo y destruirán lo que eres. Yo te exhorto a que salgas de esas maneras de vivir y te acerques a quienes son capaces de animarte y ayudar a que seas edificado. No olvides que hay quienes quieren sepultarte en lugar de que vivas. Jesús quiere darte vida y en abundancia. No dejes que te quiten la vida quienes ya no tienen vida. Oremos: Dios bueno. Gracias por la vida. Gracias por cada hermano y hermana que has colocado a mi lado. Aquellos que dijeron que nunca lo lograría porque fueron razón para seguir adelante. Aquellos que dijeron que sí podía porque fueron ánimo y edificación de mi realidad y de mi sueño. Tú eres Dios y fuera de ti cualquier voz es secundaria. Te amo Dios y solo te suplico que me permitas vivir para seguir alcanzando sueños en tu voluntad. En el nombre de Jesús. Amén. Si la tormenta es intensa, más intenso es el amor de Jesús por ti. ¡No lo dudes!
Mateo 14.22-33 22En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. 23Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. 24Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. 25Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. 26Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. 27Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! 28Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. 29Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 30Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! 31Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? 32Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.[1] Es muy probable que nuestra mirada tenga la intención de seguir al templo y nuestros pies a otro lugar o viceversa. Muy difícil la tensión entre lo que se quiere y lo que se hace. Es una lucha sobre la lealtad. Me atrevo a decir que tiene que ver con la fidelidad. Es la lucha entre amar a Cristo y nuestra naturaleza pecaminosa interna. Esa seducción de pecado que irrumpe en nuestros días por las presiones exteriores es difícil. Sin embargo, no es justificación para pecar. ¿Entonces? Nosotros podemos hacer caso a las voces de nuestro alrededor mundano o a la voz de Dios. Hacemos alianzas con las visiones terrenales o nos afirmamos en nuestra fe. Si mi fe está en crisis no resistiré ni uno vientos alisios. Es por ello que no podemos dejar que las voces externas hagan asiento en nuestro corazón. Es necesario soportar toda prueba porque en ello se sabe sobre qué o quién está nuestra fe. ¿Cómo venceremos ante la tentación? ¿Cómo podremos seguirle sin ser distraídos por las cosas del mundo? ¿Cómo manejar nuestras situaciones sin que nos hundamos? En Mateo 14.22-36, hay una enseñanza sobre cómo sobreponerse a la tormenta. Si quieres ser un hombre o mujer fiel a Dios debes mantenerte fiel y firme ante todo viento que te azote. Para ello debes aprender el misterio que nos revela esa fidelidad. Jesús sabía que los discípulos debían aprender a confiar aunque no le vieran. El secreto que Jesús le quería mostrar a sus discípulos y a nosotros es que aunque no le veamos debemos confiar en que somos su atención. Mientras los discípulos continuaban remando y alcanzando, por casi ocho horas, de tres a cuatro millas Jesús vino a ellos. Aunque cuando ores no veas a Jesús quiero que sepas que Jesús te está viendo. Es cierto que las tormentas nublan el día pero nunca impiden que el sol siga brillando. Aunque en medio de tu tormenta no veas a Dios obrar no te impacientes. Dios te está viendo y sabe qué tormenta estás librando. Si caminas en obediencia Dios te socorrerá. No olvides que los discípulos están navegando en ese lugar porque Jesús les dijo que fueran al otro lado. ¿Cómo? Exacto, si en alguna tormenta estaban los discípulos era en la de la obediencia a Jesús. Si en obediencia te topas con la tormenta de seguro acabará pronto. Aunque, como los discípulos, no reconozcamos a Cristo, ten paz, que viene en nuestro auxilio. El brazo de Jesús siempre está extendido para ti. No hay tormenta que no pueda ser detenida por Dios. Lo importante es escuchar la voz, de Jesús, en medio de la tormenta. Cuando escuchamos la voz de Jesús en la tormenta y la reconocemos, por oscura que sea la noche es porque hemos pasado mucho tiempo con nuestro Señor. No juzguemos a Pedro porque solo aquellos que han vivido momentos tormentosos pueden hablar de tormentas. La experiencia de Pedro es nuestra experiencia. Hay frustraciones, fracasos, dolores, tristezas y angustias, que solo Dios sabe. No le contamos a todos lo que sufrimos o por lo que pasamos, pero a Dios sí. Ese sí conoce nuestra debilidad, nuestra fragilidad. En medio de tu tormenta no acudas a los amigos de acción limitada. Acude a Jesús que es capaz de colocarse en medio de la tormenta. La ayuda de Jesús no es limitada. El Jesús del que estoy hablando es el que convierte el agua en vino, el que ordenó a los peces llegar a la red, el que tiene ahora las olas y los vientos bajo su autoridad. Ninguna frustración, problema de salud, fracaso, adversidad, daña el plan de Dios sobre tu vida. El plan de Dios se cumple porque su plan es salvarte. Si real era la tormenta para los discípulos tan real era Jesús en aquel encuentro. Que la esperanza de Cristo se haga una realidad en tu vida tormentosa provocará una nueva manera de ver la vida. El tiempo de tormenta es tiempo de oportunidad. Pedro así lo entendió y descubrió a Jesús sobre la tormenta. Pedro vio la oportunidad de lanzarse al agua, sin presunciones, pero primero pidió permiso: “si eres tú manda que yo vaya...” y Jesús respondió: “ven”. No te lances al agua solo porque ves a Jesús en tu vida. Aunque lo veas de cerca no te atribuyas autoridades que no son tuyas. Pídele a Dios permiso como lo hizo Pedro. Si quieres reunirte con Cristo debes saber que antes habrá muchas cosas que atravesar, agua, fuegos, etc., no temas porque en el camino Jesús será tu ayuda para ese gran momento. Cuando Pedro se lanzó sobre el agua con la autorización de Jesús comenzó a experimentar un milagro sobre la ley de la gravedad. Cuando nuestra fe es sometida a prueba saldrá mucho mejor y más preciosa que el oro. Pedro estaba viendo los vientos. ¿Se acuerda lo que le dije al principio de esta reflexión? Cuando nuestros ojos miran para un lado y el corazón nos dicta ir a otro. Cuando nuestros ojos se van para donde no es y nuestros pies para el templo. Pedro se concentró en los vientos y tuvo miedo. Vuelvo a repetirlo, Pedro se concentró en los vientos y tuvo miedo. ¿Qué estás mirando tú si Cristo te llamó? Pensemos por Pedro, “las olas son más fuertes que yo”, “estos vientos me tumban”, “es que no puedo seguir”, “¿que yo hago sobre el agua?”. Esos segundos de duda provocaron miedo en Pedro. No dejes que los vientos te distraigan si estás mirando a Cristo. Pedro miró lo que no tenía que mirar. Un segundo en que mires lo que no debes y te pasa como a Pedro. “Pedro se hundió”, es decir Pedro fracasó porque dejó de mirar a Cristo. Ante nuestros fracasos y hundimientos en la vida gritemos “¡Señor, Sálvame!”. Dentro de todo, Pedro caminó sobre las aguas porque obedeció. Leslie B. Flynn dice: "Un Pedro creyente y mojado, es mejor que un Tomás seco e incrédulo!". Veamos algunas lecciones: 1. Si Cristo dice que va al frente de tu vida, no lo dudes. 2. Si crees en la Palabra de Jesús el viento se desvanece y la tormenta se acaba. 3. Cristo está contigo en cada tormenta. 4. NO importa lo que nos ocurra en la tierra, así sea perder la vida, si estamos con Cristo el cielo está seguro. 5. “Ninguna tormenta en la tierra puede interrumpir la calma en el cielo”, Erwin Lutzer “En ocasiones Dios calma la tormenta en el lago y en otra la del corazón nuestro” E. Lutzer. Hay tormentas que amenazan, incluso, nuestra cabeza, pero están bajo los pies de Cristo. NO dejes de creer. NO importa la aflicción que vivamos saldremos airosos con Cristo. No necesariamente de la manera que usted pretende que sea. Mantén tu mirada en Cristo con la intensidad que las olas azotan. Aunque haya lágrimas y dolor sigue mirando al Señor. No olvides que la ola que pretende ahogarte es la que Jesús utiliza para caminar. Por último de esta historia nos recuerda que a donde se dirijan nuestros ojos se encaminan nuestros pies. Si miras a la tienda de licores allá irán tus pies, si miras a donde está la droga allá irán tus pies, etc. Mira a Cristo y llegarás a su presencia. Por grande que sea tu educación y tu éxito en la vida, mirar a Cristo será trascendental. Los cambios del interior nuestro solo los puede hacer quien es capaz de irrumpir en nuestro ser. Mirar a Cristo provocará experiencias sobrenaturales sobre ti, tu casa, tu familia, tus amigos, tus vecinos, etc. El enemigo más grande de Pedro sobre aquel mar fue la duda. Hemos leído a Hugh Martin “ningún peligro surgirá del viento, sí de la falta de fe”. ¿Qué es lo que estás mirando en tu vida? ¿Qué te está halando? El que persevera en Jesús será guardado en completa paz. Oremos: Dios de la vida. Ha sido bueno estudiar la Palabra y disfrutar este refrigerio. He fracasado, he sido zarandeado, he visto los vientos, he escuchado las voces que no son tuyas, he sido débil y en mi vida solo he visto que tú estás conmigo. Cuan amable es tu misericordia. Sigues caminando sobre toda tormenta y eso me da paz. Prometiste estar conmigo todos los días y así lo he experimentado. Gracias Dios por tan hermosa experiencia. Sepas Dios que si enfermare no será la curación lo que anhele mi corazón sino la salvación, si tuviese que morir que sea sostenido en ti, si tuviese que ir al otro lado y la tormenta me sorprende que solo tu palabra de ir al otro lado sea mi esperanza. Guíame Dios y hazme entender cada día el camino correcto. Que no haga yo cualquier cosa por emoción sino por tu voluntad. Gracias Señor Jesús por tu hermosa Palabra. Mira los vientos que soplan sobre nuestra Isla y ayúdanos a seguir firmes ante toda circunstancia. Tú, Jesús eres mi Señor y mi Salvador. En el nombre de Jesús, amén. Basado en el libro de Erwin Lutzer “Cincelado por la mano de Dios”. [1] Reina Valera Revisada (1960). (1998). (Mt 14.22–32). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas. “Esperanza hay también para tu porvenir...”, Jeremías 31.17
Los propósitos, con respecto a su pueblo, Dios los habrá de cumplir. Dios no deja a los suyos en vergüenza. La Palabra de Dios es esperanza. “Hay esperanza en tu porvenir”. Al final del camino Dios será engrandecido. Solo aguanta un poco. ¡No te rindas! Nos gozaremos en el bien que Dios hará. El reintegro no puede definir tu felicidad. Con reintegro o sin él tu porvenir sigue teniendo esperanza en Dios. Quienes confían en Dios no languidecen. Seremos como árbol plantado junto a corrientes de río. Solo Dios satisface el alma y si nuestro porvenir tiene un valle de huesos secos nuestra fe en Dios verá un ejército vivo. ¿Qué es tu porvenir sin Dios? Mi porvenir, en Dios, es esperanza. Oremos: Dios bueno. NO conozco los días venideros. No sé cómo serán las situaciones que enfrentaré pero una cosa sé y es que te serviré todos los días de mi vida. Mi porvenir eres tú y no me canso de afirmarlo. En tu amor y misericordia vivo confiado. Tu perdón me renueva y tu Espíritu hacen de mis valles la experiencia de mayor fortaleza. En el nombre de Jesús, en tus manos, están mis tiempos. Amén. Podemos construir grandes casas, podemos cultivar la tierra, tener todo lo que podamos y al fin y al cabo la colocamos sobre lo que Dios ha creado. No tenemos nada porque nada traemos. ¿De qué debemos cuidarnos? Deuteronomio 8.11 “Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios...”. ¿Piensas que son tus fuerzas las que te llevan a alcanzarlo todo? Todo pasa pero la Palabra de Dios no pasará. Dios te ha dado vida y vida en abundancia en Cristo Jesús. No dejes de caminar y seguir adelante sin olvidar tu Dios. Créeme que por alto que subas no podrás disfrutar nada sino está Dios contigo. Algunos negocian su bendición por filosofías huecas y promociones efímeras. Todo es vanidad. Si hay algún cristiano que piense que lo que tiene es porque sus capacidades se lo han otorgado anda fuera de sí. Hoy el orgullo y la vanidad socaban el corazón de nuestra sociedad. El olvido a Dios es una amonestación muy antigua. Es que es antigua porque tiene implicaciones modernas. ¿Has olvidado a Dios? La gente olvida muy rápido. Esa es la razón por la que repiten los mismos errores. Es que es cierto. ¿Qué somos sin la misericordia de Dios? Tenemos la capacidad para hacer de todo pero no llegamos al templo, vamos al cine, al restaurante, tenemos espacios recreativos, no son malos, yo también los tengo, pero soy incapaz de darle a Dios lo que es de Dios. ¿Cuántas excusas? ¿Sabes que Dios no da excusa y que por eso no las acepta? Hay quienes llegan a la playa pero no tienen carro, al cine pero no tienen carro, a otros lugares pero no tienen carro, pero ¿al templo? Si no los llevan no van. Todos los domingos tienen una gran excusa. Ahora han dejado de darle el primado a Dios. Procuran sus intereses pero olvidan a Dios. ¡No! Eso no vale. Ha pero si quieren bendición ahí están buscando con intensidad. NO faltan hasta que obtienen lo que necesitan. Disculpen, pero a ¿quién cree que engaña? Sino almacenas y haces que tu fe sea robusta solo vivirás mendigando en la vida. No te olvides de Dios. Decir que eres cristiano y no seguir a Jesús es como cobrar un cheque sin fondo. Tiene las cifras, tiene todo pero el cheque no sirve porque carece de fondo. Busquemos a Dios en agradecimiento. Ya Dios hizo por ti lo que nadie en ésta y fuera de esta vida haría. Entregó su hijo sin excusas. Solo en rescate de tu vida. Es tiempo de reflexionar. ¡No olvides a Dios...! “Escucharé lo que hablará Jehová Dios; porque hablará paz a su pueblo y a sus santos, Para que no se vuelvan a la locura”. Salmo 85.8 La situación de un pueblo provoca que supliquemos, cual salmista, a Dios por la restauración, la situación en cautiverio, dolor e incluso desesperanza. Es necesario clamar a Dios en medio de la crisis. Así, como lo vivió Israel, en su cautiverio. El salmo 85 nos muestra el clamor de un pueblo en medio de la crisis, en medio del dolor, de la angustia, a la vuelta del destierro, posiblemente. Las imágenes en los (vv. 1, 9, 11, 12) presenta la escasez y el hambre. Es un pedido al perdón, por lo tanto, a la vida. Quien pide perdón vuelve a vivir. Veamos: “Escucharé lo que hablará Jehová Dios; porque hablará paz a su pueblo y a sus santos, Para que no se vuelvan a la locura”. Salmo 85.8 Escucharé lo que hablará Dios. Es tiempo de escuchar a Dios. Así, como el profeta Habacuc: Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me dirá, y qué he de responder tocante a mi queja. Habacuc 2.1. Estamos confiados en nuestro Dios que es Gracia y Gloria. Debemos guardar la compostura y la esperanza. Hagamos silencio y escuchemos, con humildad, lo que Dios tiene que decirnos. Dios hablará paz a su pueblo. Dios no dejará de ministrarnos paz para que no nos volvamos a la locura. La paz será la esperanza por la que viva el pueblo para no volvernos a la locura. La Palabra de Dios evitará que cometas los errores que antes cometiste. Vivir confiados en la Palabra de Dios nos dará paz. Su paz nos dará esperanza. En esperanza no nos volveremos a la locura. Oremos: Dios de infinita misericordia. Ciertamente, nuestros días son duros. El pueblo vive como sin esperanza. Habla dolor y angustia como si todo se acabara. Han perdido la paz y la esperanza. Hoy afirmo que tu Palabra no permitirá que suframos locura. Nos sustentamos en tu Palabra y nos movemos en la paz de tu fortaleza. No permitas que la angustia provoque salidas precipitadas en un pueblo que pierde la paz inmediatamente. Quienes confiamos en ti afirmamos los pies, como tú afirmaste el rostro, para seguir los días y vivir la esperanza de la resurrección. En el nombre de Jesús, amén. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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