"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Juan 4.43-50
Hay gente que si no ve señales y prodigios no cree. Se pasan preguntando por todo menos por ellos. Les encanta cuestionar a Dios y su existencia. Sin embargo, cuando llega el momento difícil acuden a Dios. Jesús encontró gente así en su tiempo. El oficial del rey tenía el hijo muy enfermo y cuando oyó que Jesús estaba por allí, le rogó que viniese a sanar a su hijo, que estaba a punto de morir. Supongo que su autoridad, como oficial, no tenía la capacidad de sanar a su hijo. Puedes ser el gobernador, el alcalde, y cuando llega un momento de enfermedad no hay posición social que pueda obrar en aquello que demanda vida. Jesús conoce el corazón. Hay quienes no pueden resolver situaciones en sus vidas porque no creen. Son incrédulos y con visión estéril. El oficial le dio una orden a Jesús “Señor, desciende antes que mi hijo muera”. Seguía haciendo lo que sabía hacer “dar órdenes”. En esta ocasión el problema es que Jesús le dijo: “ve, tu hijo vive”. No le damos órdenes a Dios sino que Dios es quien nos dice qué hacer. Aquel hombre inició un proceso de fe. Creyó en la palabra de Jesús y se fue. NO importa la situación que estés enfrentando cree en la Palabra de Jesucristo y camina. La experiencia que tendrás será incomparable y el milagro emergerá de tu fe. Jesús es quien dice y nosotros quienes caminamos. No olvides que por grande que sean tus posiciones la vida nada la puede obrar sino Jesucristo. Oremos: Dios bueno, no permitas que mis oraciones y diálogos contigo sean dándote órdenes. Sabes que yo soy el que te sirve a ti. Tengo fe y afirmo que lo que harás lo harás cuando desees y será la experiencia de caminar en tu Palabra. En tu nombre, amén.
0 Comments
La clave es confiar en Dios. Es la enseñanza de Jesús constantemente. Jesús, hoy, nos hace un llamado a vivir constantemente libres de ansiedad. “no os afanéis por vuestra vida” Lucas 12.22. Estamos sujetos a los cuidados de Dios, es por ello que debemos descansar en sus manos. El vestido y la comida no son más que la vida. La vida no gira alrededor de lo perecedero sino de aquello que le expone a la eternidad. La ansiedad es estéril. No conseguimos nada desde la ansiedad. Hoy lo que le da confianza a la gente es lo que tiene. La vida no se define por lo que tenemos. La vida nos mostrará lo incapaces que somos para controlar acontecimientos y circunstancias. Tal control está fuera de nuestra responsabilidad en el mundo visual de Dios. Quien vive ansioso por tener olvida el propósito para el cual está diseñado. Jesús destaca que el creyente debe confiar en sus cuidados y descansar en él. Dios es nuestro refugio y quien confía en él sabe que no habrá tormenta que le haga caer. Dios nos cuidará.
Oremos: Dios de toda vida. En ti nos afirmamos en esta mañana. Gracias por cuidarnos en medio de un mundo en afán y ansiedad. Todo se hace difícil y Jesús tus palabras nos da aliento. No me afanaré y confiaré en lo que tú vas a hacer. Si alguno, entre el pueblo tiene ansiedad y afán reciba tu paz y tus fuerzas para seguir caminando. En tu nombre, amén. “Buscar a Dios mientras pueda ser hallado...”.
La gente puede ir a cualquier lugar cuando se lo propone. Si quieren ir al cine, a la playa, a un país, al centro comercial, etc., lo hacen. Les invitas a un café o algún momento de esparcimiento y asisten con alegría. Los vehículos funcionan para ir al centro comercial, para la tienda, para la farmacia, para visitar cualquier lugar y no hay problema. Se les hace fácil preparar cualquier fiesta de cumpleaños, fiesta familiar, fiesta entre amigos, fiesta por el gato, fiesta por el perro, fiesta por todo. ¿Qué usted cree? Los hijos van a casa de su amigo todo un fin de semana, pueden salir al cine o cualquier fiesta hasta la hora que sea. Si van a la playa o salida en grupo se les hace muy fácil madrugar y hasta comprar cosas para llevar. Prestan sus vehículos para llevar a otros. ¿Qué usted cree? Otros tienen dinero para comprar juegos. Compran buena ropa, buenas tenis, tienen las mejores prendas, acuden a los mejores restaurantes, y tienen los mejores artefactos electrónicos. ¿Qué usted cree? Solo tienen problema cuando les toca buscar a Dios. Llegar al templo se les ha hecho difícil. Solo Dios existe para sus problemas. Dios es bueno si los libra de grandes crisis. Se aferran a Dios cuando ya no tienen alternativas en la vida. Buscan de Dios si llega la enfermedad o sus vidas llegan al hospital. ¿Qué usted cree? Los padres no se dan cuenta de que sus hijos están en asuntos muy oscuros. Hijos en drogas, con fotos en las redes con copas de vino y otro tipo de bebidas, imágenes de pornografía en las aplicaciones que el pastor no se entera, ni mami, porque no los conocen. Escuchan una música que solo les invita al sexo, al pecado sin control, a la droga, a la bebida, pero son mansos y sus padres desconocen eso. ¿Qué usted cree? Hermanos y Hermanas, Dios no es una máquina de refrescos. No puedes echar una moneda y pretender que haga de tus deseos una respuesta. Dios no es un genio mágico al que se le piden deseos conforme a nuestros caprichos. ¿Por qué esperar cultivar una relación profunda con Dios cuando mi vida está en crisis? No es que no lo hagas si así estás. Me refiero a que no esperes a que sea tarde. ¿Cuál es tu tiempo de intimidad con Dios? ¿Cómo defines tu vida de fe? Buscar a Dios es más fácil que todo lo que mencioné arriba. Dios nos vuelve a preguntar: ¿Dónde estás tú? Toma una determinación sobre tu vida y no esperes a que los días se compliquen. Busca a Dios, hoy, que tienes fuerzas, que tienes la capacidad para buscarlo para cuando lleguen los días malos puedas sostenerte en las promesas de Dios. Búscale y no te detengas porque el tiempo no se detiene. Búscale porque es un mandato “buscad a Dios mientras pueda ser hallado”. Lee lento y piensa ... Santiago 4.2-5 2Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 3Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. 4¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Oremos: Dios bueno. Tu misericordia es más grande que los cielos. Gracias porque me permites una vez más estar en pie. Dios te buscaré y no dejaré de hacerlo. En tu nombre, amén. Fue una expresión hecha por Jesús a un maestro en su tiempo. Pareciera que Jesús decía algo sin sentido, de acuerdo al maestro Nicodemo. Sin embargo, no fue así. Muchos se expresan como los más conocedores de las Escrituras. Bueno, con eso no hay problema, pero eso no garantiza un conocimiento de Dios. En ocasiones veo a muchos haciendo alardes de sus capacidades académicas. Son más académicos que siervos del Señor. Se añaden títulos por doquier y son de todo menos obedientes a Dios. No me malinterpreten. Todos podemos caer en la grandeza y la arrogancia espiritual pero de ello debemos cuidarnos. Dios es quien nos otorga todo lo que tenemos. Puede tener toda una carrera exitosa pero sino aprende a vivir de rodillas, entonces, está viviendo desde sus capacidades y no desde el encuentro con Dios. ¿De qué vale que piense saber más que Dios? ¿Cómo puedo pretender descifrar, la Palabra, como si supiera más que Dios? Hay algunos que ponen en tela de juicio la Escritura y se han convertido en jueces del Juez.
Seamos humildes ante Dios. No somos pequeños dioses que conocen la realidad de la Escritura y de la vida. Somos simples humanos que intentamos interpretar la Escritura por la misericordia del Espíritu Santo. Nicodemo solo sabía Biblia pero no conocía a Dios. Estamos en tiempos en los que hay que nacer de nuevo. Nacer de nuevo no puede ser una entrega a medias. Cuando vivimos con reservas y considerando que hay cosas que no podemos entregarle a Dios solo vivimos religiosamente. La entrega total define la manera en que vivo delante de Dios. Si lo que hice cuando me convertí fue vivir sin entrega jamás me convertí. Nacer de nuevo no permite espacio para la altivez. Una vida que agrada a Dios vive en su presencia. Conversando con un amigo, ya bautizado, me dijo que había soñado “que lo volví a bautizar, pero que tenía una camisa blanca llena de huecos. Y que se colocaba otra blanca nueva encima de aquella que estaba rota. Ese bautismo fue atestiguado por toda la congregación”. Le dije que ciertamente tenía que nacer de nuevo y que su relación con Dios debía iniciar con sinceridad. Era volver a las aguas y entregarlo todo. Le dije que la camisa blanca y rota era la manera en que estaba enfrentando sus batallas. Era la camisa que representaba aquel primer bautismo y la manera en que estaba era la vida que vivía delante del Señor. La camisa blanca nueva era la nueva manera en que viviría. El detalle es que en el sueño se colocaba la camisa blanca nueva sobre la camisa rota blanca. Así no es la manera en que nos entregamos a Dios. Hermanos no podemos tener una relación con Dios en la que por dentro tengamos algo que no queremos cambiar. Dios conoce nuestro interior. Hermanos y hermanas Dios sabe lo que le entregamos y lo que no. No seamos ingenuos. Al fin del camino Dios gana todas las batallas. Tenemos que quitarnos las camisas rotas que llevamos por dentro para nacer de nuevo con aquella nueva que Dios siempre nos dará. Si quieres vivir agradando a Dios no puedes vivir como si él no supiera cómo eres. No dudes en colocar tu corazón en sus manos. Muchos quieren que Dios les bendiga pero por dentro llevan una camisa rota y sin entrega a Dios. No quieras ser más pastor que Dios, no quieras saber más que Dios, no pretendas conocer más la vida transparente que Dios. Si quieres nacer de nuevo debes permitirle a Dios que bendiga. A mi amigo, conocer a Dios no es saber más que Dios. Conocer a Dios es experimentar su presencia. Puedes alcanzar los títulos más grandes del mundo pero si olvidas que la fuente de toda sabiduría es Dios no has alcanzado nada. Sé que Dios seguirá encaminando tus pasos. Dios tiene propósitos y no dudo que se cumplirán. Nunca olvides que ser humilde delante de Dios es clave para que vivamos conociéndole. Camina, cree y confía en aquel que cambiará tu camisa rota y te pondrá una nueva el día que vuelvas a las aguas. Oremos: Dios bueno y de infinita misericordia. En tus manos no hay altivez y fuera de ellas nos sale lo de Adán y Eva. Por favor, mi Dios, toma nuestras vidas y no nos dejes. Te necesitamos y volver a tu presencia nos permitirá vivir confiados. En el nombre de Jesús, amén. Convertirnos
En varias ocasiones escucho lo que me parece una pelea estéril. “He leído de todo, he ido a terapias, he buscado ayuda, y nada”. “La realidad es que no consigo vivir de la manera que deseo”. “Aunque sé cuál es la manera en que debo actuar al volver a lo cotidiano vuelvo a lo mismo”. Como pastor escucho mucho estas expresiones. Sin embargo, Jesús responde a esta manera que actuar y de angustia con un a parábola. Con aquella que la mujer mezcla la levadura con una gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa”, Mt 13.33. La harina es aquello que se discurre entre los dedos. No hay manera de agarrarla y si el viento le da la arrastra y hace que todo se lleve de polvo. Solo si mezcla la harina con la levadura produce pan. El pan es para la vida. Jesús nos está dando ánimo. Jesús plantea que si nos unimos a él no estaremos perdidos y llevados por cualquier viento. Seremos harina que se mezcle con su testimonio a tal punto que podamos alimentar a otros. Para ello debemos unir nuestra vida a Cristo. La mujer mezcló las tres medidas de harina en la levadura. Tres es símbolo de la división griega del ser humano. “Alma, cuerpo y espíritu”. Esas tres zonas son las que no pueden quedarse fuera cuando nos unimos a Cristo. El Reino de Dios debe ser visible en nuestra alma, cuerpo y espíritu. Es decir, que debe verse en mi aquello con lo que me mezclé, Cristo. Si te mezclas con los que fuman dirán que eres un fumador, si te unes a los bebedores dirán que eres un bebedor, si te unes a los que juegan que eres un jugador, si te unes a los que adoran serás un adorador y si te unes a Cristo serás un verdadero cristiano. Deja que tu vida sea ordenada por el poder de Dios y no por acciones propias que contaminen y dañen tu vida de tal manera que se esfume como harina en el viento. Nuestras acciones extrañas están condicionadas a pensamientos extraños. No des lugar a lo extraño y vano, más bien conviértete. En la conversión hay una nueva manera de vivir. Confiar en Dios es permitir que irrumpa en nuestras vidas para que ya nada en nosotros se pierda. Si Jesús es con quien mezclamos creceremos y seremos vistos por él. Deja que el Señor se mezcle contigo y tú mézclate con el Señor y de ti saldrá un verdadero cristiano. No serás igual. Oremos: Dios de infinita misericordia. A ti doy gracias porque tú eres mi Dios y jamás seré igual. Me mezclé contigo y eso no lo cambio. En tu nombre, amén. “No temas, basta que creas”, Marcos 5.36
Es la palabra de fortaleza más grande que existe. La hija de Jairo ha muerto y Jesús le ha dicho “no temas, basta que creas”. Es un llamado a mirar por encima de las circunstancias y las adversidades. La obra de Dios es más profunda de lo que vemos a simple vista. No temas porque hay una opción en Dios que solo Dios puede revelar. Caminar con Jesús fue lo más grande que le pudo pasar a Jairo. Lo vieron con Jesús y no dejó de creer porque siguió con él. Cuando nos aferramos a Jesús y somos atrapados por él alcanzaremos el milagro. El milagro no es que se solucione mi problema ahora, en este tiempo, en este mundo es que cuando llegue mi último día terrenal, Dios me levante. No podemos atender nuestras situaciones con nuestra, simple sabiduría, es necesario andar con Cristo para que el impacto sea a toda la familia. Este hombre dejó, su hija muerta, en las manos del Señor. Deja tus hijos, aunque parezcan perdidos, en las manos del Señor y tarde que temprano verás que Jesús lo levanta. NO olvides que para ello debes caminar, primero, con Jesús. Oremos: Dios bueno. Gracias te doy. Caminar contigo es lo más hermoso que me ha pasado. Guíame y enséñame cada día a confiar en ti. En el nombre de Jesús, amén. “Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará”, Deuteronomio 31.6.
Moisés ya no podía seguir. Su tiempo se cumplió, pero antes deja unas palabras que serán un sonido vibrante en la vida del pueblo. Es una palabra de ánimo. El pueblo necesitaba ser valiente y fuerte. Son exactamente las palabras que necesitan nuestro pueblo y nuestra vida. Podrán cambiar nuestros líderes terrenales pero nuestro Dios nunca cambia. La promesa de Dios es su presencia en nuestras vidas. Esta Palabra de Moisés a Josué no es realmente de Moisés sino de Dios. Dios habla a su pueblo afirmando su constante presencia. ¡Esfuérzate y se valiente! En estas expresiones no hay espacio para el miedo. Cuando Moisés estuvo a punto de salir de la presencia del pueblo Dios le fortaleció y hoy vuelve a fortalecer a su pueblo con las mismas palabras. Estamos confiados porque Dios no nos desamparará. Cambia el miedo por la seguridad y acompañamiento de Dios. Podría ser Moisés, Josué o Caleb y que el pueblo obtuviera las victorias no estaba en su sola potestad sino en la de Dios. Oremos: Dios bueno. Te adoramos y te bendecimos. Nos afirmamos en ti y nos sustentamos por tu gracia. Cuando el miedo se asoma tu presencia lo desaparece. Dios guarda a tu pueblo y ayúdanos. En tu nombre, amén. “Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida...”, 1 Reyes 19.3
Cuando el viento sopla afirmamos nuestras rodillas delante de nuestro Señor y elevamos nuestro clamor. Los asaltos del enemigo no miden edad, ni sexo, ni color, ni raza, etc. Cuando llega al ataque muchas veces no resistimos sino que corremos al enebro, como Elías o como David a la cueva. Incluso, si no entendemos lo que ocurre en nuestras vidas nos montamos en un barco para no hacer lo que corresponde como Jonás. Los abatimientos no escatiman. En tiempos de dificultades y ataques del enemigo no debemos echarnos a morir sino clamar a Dios. Escondernos de la dificultad no elimina la dificultad. NO importa cuán fuerte pienses que eres la dificultad llega y debes mantenerte con los ojos en Jesucristo. NO se toman decisiones cuando estamos bajo el ataque del enemigo. Es una posición de desventaja para el creyente. Cuando nos escondemos se paraliza nuestra fe. La dificultad es tiempo para hablar y discernir el momento de Dios para actuar. No dejes de mirar a Dios para que no caigas. Encontraremos victoria cuando nuestra mirada se sostenga en Dios. NO te puedes rendir por el ataque y mucho menos creer que estas bien cuando viene el ataque porque te puedes caer. El cristiano siempre está con sus lomos ceñidos. Mantente en tu camino y no claudiques. Dios hará y abrirá el mar si es necesario pero no creas que son tus fuerzas. Dios hará lo que tú no puedes hacer ni hoy ni nunca. Confía en Dios y cuando llegue el viento recio afirma tus rodillas y levanta tu voz. NO es tiempo de renunciar y mucho menos quedarnos en el suelo. Sal del enebro y vuélvete a Dios. Oremos: Dios poderoso. Dios bueno. Cuán hermosa es tu misericordia en esta mañana. Nos has dado la oportunidad de estar en pie. Hoy afirmamos tu poder y tu amor en nuestras vidas. Dios nuestra mirada está en ti. Ayúdanos a enfrentar las batallas con autoridad. No permitas que salgamos corriendo. Los ataques del enemigo son fuertes pero no más que tú. Caminaremos porque tú abrirás camino. En tu nombre amén. Isaías 43.2-3
2Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. 3Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador;[1] Las adversidades no son excusa para no seguir. Las mismas son parte de la vida. Dios no dijo que estaríamos exento de la tormenta, ni que nos libraría de ella. Dios te daría la victoria a través de la tormenta y no sacándote de ella. Nadie quiere pasar por situaciones difíciles. Las situaciones nos ayudan a aprender. Todo es un proceso de preparación. Cada etapa de la vida nos prepara para la otra y Dios está muy cerca de nosotros. Para resucitar hay que morir. Dios sabía que el Getsemaní sería la clave para que Jesús venciera o se rindiera. Cuando los desiertos llegan es porque algo grande Dios tiene para ti. Los desiertos cambian nuestra visión. Allí vive Cristo y morimos nosotros. En los desiertos nos damos cuenta con quién contamos. Sabemos que quien único está con nosotros es Dios y quien único te quiere destruir es el enemigo. Dios es tu Salvador y fuera de él no hay quien salve. No dejes de creer en medio de tu desierto sino afírmate en Dios. Oremos: Dios bueno y de infinita misericordia. Ante tu presencia estoy. Es grato acercarme a ti temprano. No me falta nada cuando estoy contigo. Si tú estás conmigo lo tengo todo. No dejaré de creer en medio del desierto sino que me afirmaré en ti. En tu nombre oramos, amén. [1] Reina Valera Revisada (1960). (1998). (Is 43.2–3). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas. Salmo 68.1-4 (NTV)
1 Levántate, oh Dios, y dispersa a tus enemigos; que todos los que odian a Dios corran por sus vidas. 2 Sóplalos y disípalos como si fueran humo; derrítelos como la cera en el fuego; que los malvados perezcan en la presencia de Dios. 3 Pero que los justos se alegren; que se gocen en la presencia de Dios; que estén llenos de alegría. 4 ¡Canten alabanzas a Dios y a su nombre! Canten alabanzas en alta voz al que cabalga sobre las nubes. Su nombre es el Señor; ¡alégrense en su presencia! [1] Ha amanecido. Los pájaros alaban a Dios por un nuevo día. Nosotros celebramos que hemos despertado y su misericordia una vez más es nueva. Nada te hará frente en el día de hoy. Dios se ha levantado. ¿Sabe lo que ocurre cuando Dios se levanta? El enemigo es disperso/esparcido/desaparece. Cuando Dios se levanta el enemigo tiene que salir corriendo. Huyen de su presencia. ¡Aleluya! No hay noticia más extraordinario que pueda leer en esta mañana que la que me revela el noticiero de Dios –su Palabra. Los que aborrecen a Dios no pueden soportar su presencia. Son como la cera delante del fuego. No hay manera en que pueda el impío soportar o tolerar la presencia de Dios. Dios los lanzará como es lanzado el humo. Más los justos se alegrarán en Dios y saltarán de alegría. A esto le llamo una noticia extraordinaria. No te impacientes por los que te atormentan porque Dios se habrá de levantar y todo enemigo desaparecerá. Cuando dejamos a Dios tomar el control de las cosas sus resultados provocan alegría y gozo. Si Dios es quien dirige nuestra vida su final traerá alegrías. El que cabalga en los cielos reciba toda la gloria y sea exaltado por los siglos de los siglos. Jesús ha destruido los poderes del maligno y somos más que vencedores. Estamos en victoria porque tenemos un Dios de victorias. Dios se levanta y no hay poder maligno que se sostenga. Levanta tu voz como Dios se levanta al dispersar al enemigo. Las puertas del hade no prevalecen contra la Iglesia. Cuando el fuego del Espíritu Santo desciende se derrite toda trata del enemigo. Prepara tu alabanza, prepara el camino para que cantes a Dios porque la victoria es tuya. Oremos: Dios de toda misericordia. Dios de un nuevo día. Te doy gracias por mi familia. Te doy gracias por la oportunidad de levantarme, de abrir mis ojos, de tener vida, de tener un hogar y un techo donde descansar, de tener un templo para acudir a adorarte, pero sobre todo te doy gracias porque me has amado primero. Te adoro porque sé que me darás la victoria y no habrá enemigo en mi camino que sostenga una batalla cuando tú eres quien se levanta. A tu nombre gloria y más gloria y más gloria. Por Cristo Jesús, Señor nuestro, amén. [1] Nueva Traducción Viviente. (2009). (Sal 68.1–4). Carol Stream, IL: Tyndale House Publishers, Inc. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
All
Archivos
September 2017
|