"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Levántate y Resplandece ...
¡Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado! ¡La gloria del Señor brilla sobre ti! [1] Quien ha tenido momentos duros en este último tiempo tiene derecho de leer esto. Solo quienes se caen tienen derecho a levantarse. En la experiencia del pueblo de Israel el futuro glorioso no estaba enmarcado en la luz de Dios sino en que se tenía que levantar. No podemos olvidar que la luz ya había llegado pero el pueblo estaba en cautiverio. Caer nos lastima, nos hierre, nos duele, nos desgarra, nos oscurece el entendimiento, frustra procesos, etc. Jesús utiliza (koum) expresión siríaco-aramea al sanar a la hija de Jairo, que significa: ¡levántate!”.[2] Si nos levantamos es para resplandecer no para lamentarnos. El que Jesús le dijera a la hija de Jairo la misma expresión del profeta tiene una esperanza salvadora. Recordemos que somos "la niña de sus ojos". El imperativo "levántate" se remite a la esperanza en Dios. Esa es la razón por la que aparece el resplandor. Desde el momento en que nos levantamos inicia nuestro resplandor. El brillo del Señor está así que levántate. Eres especial para Dios y nadie puede robarte eso. Nadie puede robar el brillo que ya Dios te dio. Las crisis de la vida podrán hacerte caer pero no pueden impedirte levantarte. ¡Levántate! JLBB Oremos: Qué decirte Dios si tú eres quien levanta. Tú eres quien sana. Tú eres quien resplandece en nosotros. Tú eres mi luz y mi salvación. Tú eres mi esperanza. Tú eres mi fortaleza. Tú eres quien brilla cuando nuestras caídas son grandes para que podamos ver la salida. Por oscuras que sean nuestras caídas jamás serán más grande que el brillo y el resplandor tuyo. En el nombre de Jesús, me levanto y te pido que ayudes a levantar a quienes necesitan ser levantados de su crisis, de sus adversidades, de todo lo que puedan enfrentar. Amén. [1] International Bible Society. (1979). Nueva Versión Internacional (Is 60.1). East Brunswick, NJ: Sociedad Bı́blica Internacional. [2] Halcomb, M. (2014). Talita cumi. En J. D. Barry & L. Wentz (Eds.), Diccionario Bíblico Lexham. Bellingham, WA: Lexham Press.
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Lucas 21.34 »Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y de embriaguez y de las preocupaciones de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día, 35 porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de la tierra. 36 Velad, pues, orando en todo tiempo que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del hombre». [1]
Las palabras de Jesús son seguras "el cielo y la tierra pasarán mas su palabra no pasará". Hay quienes andan viviendo, si es que se le puede llamar vivir, en "glotonerías, embriaguez". Quien crea que dichas acciones son seguras se engañan a sí mismo. Es por ello que la exhortación es "mirad por vosotros mismos". Es una advertencia aplicable a todos los creyentes. Mientras estemos en esta tierra no estamos seguros de nada. El peligro es inminente y constante. No velar por "aquel día". Que ese día del Señor nos tome cual sorpresa y el lazo venga sobre nosotros. No podemos engañarnos con acciones oscuras que intentan buscar, falsos remedios, para sus males. ¿Cómo soluciona su problema quien se embriaga? Ese actuar en libertinaje carga nuestros pasos y deteriora nuestras capacidades para ver por nosotros mismos. Hay que tener un objetivo en el Señor y es "ser tenidos por dignos de escapara de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del hombre". Ya sabemos que el borracho no puede estar en pie y no es digno de escapar de nada. Ser dignos delante de Dios es no olvidar nuestra indignidad. No olvidemos que la sobriedad nos permite ver la realidad. La marca ante las circunstancias de la vida está en la actitud con que veamos los tiempos. Hermanos y hermanas, ya la vida en sí misma es complicada, cuánto no más complicada de manera insensata, sin la capacidad de ver dónde colocamos nuestros pies y no ver el peligro. El imperativo es velad (agrupnéo) en todo tiempo orando (déomai), o rogando para tener la suficiente fuerza para enfrentar con dignidad la vida, sin claudicar en la fe para poder estar en pie. Oremos: Dios y Señor Jesús. Tendré cuidado y te pido así por mis hermanos y hermanas. Estar listo ante los verdaderos peligros a los que nos exponemos en diálogo contigo. Te pido fortaleza para que mi pie no tropiece y mis ojos no se extravíen. Quiero estar listo cuando llegue el día de tu regreso y afirmar mis pasos con dignidad. Estos tiempos son complicados, pero los veo desde la esperanza que encuentro en ti. En el nombre de Jesús, amén. [1] Reina Valera Revisada (1995) Bible Text. (1998). (Lc 21.34–36). Miami: Sociedades Biblicas Unidas. "Hermanos, tengan paciencia hasta que el Señor regrese". Santiago 5.7
Perder la fe es perderlo todo. Ya se escucha de dos o tres egoístas que si Cristo no viene para el 2020 guardarán la Biblia. Si Cristo retarda su llegada es para que otros y otras se salven. NO olviden que los que no conocen al Señor también merecen escucharle, conocerle, etc. Manténganse firme porque el Señor regresa pronto. La palabra "pronto" no es inmediato sino que va a acontecer. La paciencia de Job es un ejemplo de la firmeza y la recompensa. Quien espera en el Señor y no se rinde será galardonado. Oremos: Señor y Dios de mi vida. Ayúdame a mantenerme firme. Este tiempo de tanta atracción no se convierta en mi claudicar. En tu nombre te suplico que me ayudes porque quiero llegar hasta el final contigo. En el nombre de Jesús, amén. "Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu". Elc 1.14
¿Dónde nos sentimos alegres? ¿Dónde no sentimos aflicción? ¿Cómo conseguimos la felicidad? ¿Cuántos errores comentemos? ¿Qué nos aflige? Son preguntas necesarias para poder reflexionar sobre la vida, sobre nuestra relación con Dios, e incluso sobre nosotros mismos. Algunos encuentran la felicidad en lo efímero, en logros, en éxito. No me malinterprete. Hay quien sostiene su felicidad sobre sus logros, sobre sus riquezas, sobre sus propias fuerzas, etc. A otros se les olvida que el corazón y la conciencia necesitan ser alimentada, así como el cuerpo. Otros quieren vivir como les plazca, llenos de ambiciones mal habidas. Ya sabemos que el rey Salomón fue un hombre lleno de riqueza, poder, sabiduría y su propia boca declara que todo lo que vio es "vanidad". Si él se dio cuenta de lo que la vanidad, entonces, no vayas sobre los caminos recorridos. No solo es vanidad sino "aflicción de espíritu". Podemos encontrar triunfos terrenales, éxitos académicos, éxitos laborales, pero podemos estar vacíos y sin paz. Los caminos torcidos en las manos de Dios tienen esperanza. Puedes alcanzar tus metas y no ser feliz. Te exhorto a que no dejes a Dios a un lado. No malgastes tu vida buscando felicidad donde no la puedes encontrar. En este tiempo de cuaresma es mejor reflexionar sobre los tiempos y acudir a la verdadera felicidad. ¿Qué vas a hacer? Oremos: Dios de todo tiempo y que provocas paz a quienes te buscamos a ti sea la gloria. Toda felicidad para mi vida está en ti. Que así como mi familia y yo te amamos porque descubrimos en ti la felicidad puedan otros y otras hacerlo. En el nombre de Jesús, amén. Salmo 40.1-2
Pacientemente ... Necesitas ser paciente. Esa paciencia es la que se utiliza para confiar en que Dios se inclina y oye nuestro clamor. Es lo mismo que decir "mi esperanza está en Dios porque se inclinó a mí y oyó mi clamor. Dios escucha tu clamor, que se traduce como "grito, gemir, queja". Te hace salir del pozo de la desesperanza, del pozo en el que no se ve la misericordia, la bondad de Dios. Donde carece la esperanza abunda la desesperación. Una vida desesperada apresura sus pies al pecado. Si el pozo en el que estás es de desesperación el remedio es ser paciente porque Dios te escucha. Dios pondrá tus pies sobre una peña, un lugar que te dé seguridad, que puedas moverte, no como el lodo cenagoso, sino sobre la peña. Los pasos torcidos que pueda provocar ese lodo son enderezados por la mano que está por tu auxilio. Para salir del pozo deja que Dios extienda tu mano porque ya te escuchó, pero tienes que confiar. Oremos: Dios bueno y de infinitas misericordias. Tu amor me rescata del hoyo. Mi confianza está en ti. No temeré por grande que sea el pozo porque en ti se renueva mi esperanza y mis pasos torcidos tu mano, que me rescata, los endereza. En el nombre de Jesús, amén. "Cuando siento miedo, pongo en ti mi confianza. Cuando yo te pida ayuda, huirán mis enemigos. Una cosa sé: ¡Dios está de mi parte! Salmo 56.3,9.
Colocar nuestra fe en Dios es mejor cuando el temor o el miedo irrumpen en nuestra vida. No es fácil saber para dónde vamos, ni qué hacer cuando no vemos salidas. Sé que muchas son las aflicciones que nos llegan, pero seamos realistas hay quienes buscan a Dios solo cuando se ven con el agua al cuello. Es que no podemos jugar, cual juego de azar, con Dios. Yo puedo confiar en Dios porque le sigo con mis altibajos. No se trata de seguir a Dios cuando las cosas van mal y luego que me socorre, o sana, ayuda etc., no vuelvo más a buscarlo. Si piensas que eres sabio déjame decirte que Dios sabe todas tus intenciones. Cuando el miedo o el temor nos invaden queremos que Dios esté presente, pero no estamos presentes para Dios cuando merece toda la gloria y la honra por lo que hizo. Ese temor está relacionado al primer temor que sufrieron Adán y Eva en el Huerto. En el AT "confianza" es ánimo, energía, audacia, en la dependencia de Dios. Habla con Dios siempre. Pídele ayuda y los enemigos huirán. Cuando pedimos algo es porque lo vamos a devolver. Este pedir ayuda a Dios es como un préstamo y ¿con qué pagaremos? Paga con alabanzas, con corazón contrito, con darle la gloria debida a su nombre porque "el enemigo huirá". Te diré como el salmista le dijo a sus enemigos "una cosa sé: ¡Dios está de mi parte! Dios está contigo y si Dios está de nuestra parte ¿quién contra ti? Oremos: Dios que desde el cielo extiendes tu mano para salvarme. Afirmo mi confianza en ti. Ayúdame cada día porque no quiero dejar de pagar mi deuda con acciones de gracias y alabanzas a tu nombre. Me regocijo porque mi enemigo huye y yo alabo tu nombre. Tengo paz porque tú estás de mi parte. En el nombre de Jesús, amén. “Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.” 1 Samuel 17:47.
Está claro que la batalla es del Señor. Eso implica que por complicada que sea la batalla tendrás la victoria. ¿Lo puedes creer? Es la batalla del Señor y el Dios de los cielos revelará su poder. Dios no necesita espadas ni lanzas porque Dios es Dios. Israel confiaba más en sus lanzas y espadas que en Dios. Dios vence en nuestras batallas porque es quien nos protege. Nuestras batallas son de Dios. Si fuese nuestra propia batalla podríamos desconfiar; pero si nos estamos levantando por Jesús, y haciendo la guerra en Su fortaleza únicamente, ¿quién podría estorbarnos? Sin ninguna traza de duda, enfrentemos a los filisteos; pues el Señor de los Ejércitos está con nosotros, ¿y quién podría estar contra nosotros? Dios entregará en tus manos el resultado de la batalla. Ahora, lo que no puedes olvidar es tener a Dios contigo. Oremos: Dios que encamina nuestra vida. Levantarme contigo es confiar que lo que ocurra en el día está en tus manos. Esta batalla no es mía sino tuya y sé que saldré airoso. En el nombre de Jesús, amén. Salmo 31.1-5
En medio de la adversidad David ora y confía. David le pide a Dios que no se confunda jamás porque su confianza está en él. De manera que fe y oración deben ir de la mano. Ese diálogo con Dios permitirá que Dios le encamine y le guíe. ¿Necesitas dirección? No se turbe tu pensamiento si Dios tarda. David sabe que esperar en Dios es "encomendar en sus manos nuestro espíritu". Esta última expresión fue la misma de Jesús en la cruz. Así que nos remite a confiar nuestra vida ante la misma muerte en el Dios de la vida. No te inquietes porque Dios libra, es roca fuerte y castillo. Dios es ciudadela inexpugnable para quienes confían en él. ¿En quién tienes tu confianza? David la tenía en Dios y por ello esperaba en Dios. Porque Dios es Dios de verdad. Oremos: Dios en ti está nuestro refugio y nuestra esperanza. La adversidad no es la razón por la que me levanto cada mañana sino tu misericordia. No tengo duda de tu bondad. Estoy confiado en tu amor y me sostengo en la esperanza de tu socorro. Nuestra vida está en tus manos y ello implica esperanza. Gracias por un día más y porque en ti sigo confiado. En el nombre de Jesús, amén. "Porque la palabra de la promesa es esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo", Romanos 9.9. Es majestuoso la manera en que Dios mueve su mano, en tu tiempo. Cuando las cosas de Dios son en su tiempo nos damos cuenta que su promesa no se detiene. 1. Dios viene, "Por este tiempo vendré". Es de seguro que Dios va rumbo al cumplimiento de lo que te dijo. Si Dios dijo que vendría para ti con promesa, créeme que vendrá. Sea cual sea el tiempo. 2. La promesa, "Sara tendrá un hijo". ¿Cuánto tiempo? ¿Verdad que se tardó? ¿Verdad que cumplió? No te desanimes porque en este tiempo Dios también vendrá y tendrás lo que Dios te dijo. El "hijo de Sara" es símbolo de aquello que se gesta en el vientre de la esperanza. Es aquello nuevo, aquello que nace, que viene para alegrar, que tiene como cumplimiento de la esperanza. No tengas prisa por lo que Dios te dijo. Las promesas de Dios tienen su cumplimiento en su tiempo. Dios es Dios y su acción es incuestionable. Camina confiado y él te concederá las peticiones de tu corazón. Así, como a Sara, Dios te permitirá ver su promesa. Oremos: Dios de la eternidad a la eternidad tú eres Dios. Antes que naciesen los montes ya tú eras Dios. NO tengo duda que todo tiempo nuestro es desesperante, pero te pido que nos enseñes a confiar en tus tiempos porque ellos revelan la grandeza de tu voluntad. Por este tiempo queremos que nos permitas ver lo que ya, como en el vientre de Sara, vienes dándole vida. En el nombre de Jesús, confiamos, con acciones de gracias, amén. Si no tenemos paz es porque algo nos la quita. ¿Qué te quita la paz? Cuando tenemos el Espíritu Santo tenemos una sanación de bienestar y no importando las circunstancias nuestra paz perdura. Que tengas paz en medio de tu adversidad revela la presencia del Espíritu Santo en tu vida. Es esa evidencia de tener paz en nuestro interior aunque tengamos momentos de coraje.
El Espíritu Santo está y la palabra griega es "parakletos" significa "un llamado al lado", es por ello que le llamamos "consolador" o "abogado". Juan 14. 16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. Déjame decirte algo más. El fruto del Espíritu incluye paz. Eso te lo digo para que no olvides para quién vives. Si vives para Dios ningún pensamiento o circunstancia arrebatará de ti la paz de Dios. Oremos: Dios, tú eres paz. Cuando las situaciones pretendan quitarme tu paz te suplico que acudas a mí. Como dice ese viejo corito "mi pensamiento eres tú, Señor, mi pensamiento eres tú, Señor, porque tú me has dado la vida, porque tú me has dado existir, porque tú me has dado cariño, me has dado amor". Gracias Señor, Jesús, amén. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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