"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Hoy es un buen día para pensar en lo que vamos a dejar atrás. Hay momentos en los que muchas cosas retrasan los planes de Dios en nosotros, por nosotros no por Dios. Por ejemplo, el pecado. El término (azab), es bastante fuerte, pero necesario, significa “dejar ir, dejar, abandonar, o renunciar”. El problema para dejar algo está en la voluntad. Cuando no queremos dejar algo que destruye nuestra vida, vicio, adicciones, codependencias a medicamentos, etc., distorsionamos el proceso de corrección de Dios. No llega la bendición por la falta de voluntad de dejar ir. No se puede salir victorioso sin dejar ir de nosotros lo que provoca un corto circuito en nuestra relación con Dios. ¿Nos aferramos a Dios o al pecado? El proceso del ser humano es continuo y progresivo. No se puede aislar a Dios de los procesos que le pertenecen a Dios. ¿Has luchado por dejar un hábito en tu vida? Me imagino que sí. Todos hemos luchado por ello. El cristiano tiene la opción de acercarse a Dios con un corazón dispuesto a dejar atrás. La ventaja que tenemos es que Dios nos ayuda en nuestras grandes batallas para dejar atrás lo que nos está dejando atrás. El proceso de hacer la voluntad de Dios requiere de orar, dejar el pecado y someterlo a Cristo. Romper viejos hábitos es como la experiencia de dejar atrás el año viejo. No vuelves a verlo jamás y no vuelves sobre sus días jamás. Es una obligación caminar al futuro porque el tiempo no se detiene. Dejar los malos hábitos para hacer de ellos unos buenos es permitir que la voluntad de Dios se inserte en mi corazón. Deja de mentir, de chismear, de airarte, de buscar peleas, de discutir, de herir, de odiar, etc.. Despojarse tiene lugar cuando renovamos nuestra manera de pensar y vivir. Eso solo ocurre con Cristo en el corazón. “Con respecto a la vida que antes llevaban, se les enseñó que debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos; ser renovados en la actitud de su mente; y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, en verdadera justicia y santidad.” (Ef. 4:22–24) Con la Palabra de Dios se producen cambios duraderos en la vida. El Espíritu Santo toma la Escritura que has interiorizado y produce cambios en tu interior para que vivas en plenitud. Estudiar la Palabra, orar, y alejarnos o dejar los malos hábitos provocarán cambios en nuestra vida para bien. No olvide que nuestra lucha no es contra carne y sangre. Dejaremos muchas cosas atrás cuando tengamos razones para seguir adelante... JLB Oremos: Dios y Padre de la vida. Acudimos a ti en este último día del año porque nos disponemos a dejar atrás muchas cosas. Ayúdanos a vencer y ser mejores creyentes cada día. No permitas que malos hábitos continúen distorsionando nuestra relación. En tus manos están mis nuevos tiempos. En el nombre de Jesús, sé que venceré, amén.
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“Torre fuerte es el nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado”. Prov. 18.10
En Dios podemos encontrar descanso cuando estamos cansados y protección cuando hay persecución. Es en el nombre de Dios que seremos levantados. Nos levantamos en el nombre de Dios. Dios es capaz de darnos de las riquezas que tiene en la torre. Cuando acudimos a Dios él nos levanta. ¿De qué te levanta Dios? Oremos: Dios, tú eres mi torre fuerte y acudo a ti en medio de este tiempo. En esta humilde oración quiero presentar las familias, de los policías de Ponce. Tú Señor puedes levantarles en medio de este momento tan difícil. Sé torre fuerte para estas familias porque hoy su corazón es vulnerable y necesita ser levantada su razón para vivir. Confío en que serás su fortaleza y les levantarás de tan duro golpe. En el nombre de Jesús, amén. Sean vuestras costumbres sin avaricias, contento con lo que tenéis ahora, pues él dijo: “NO te desampararé ni te dejaré “Hebreos 13.5
En este tiempo, que vivimos, la gente quiere más y más. Consideran que lo que tienen no es suficiente. Todo es una avaricia y un deseo de tener. Estar contento con lo que tenemos no es ser conformista, sino más bien, agradecido. En la avaricia hay rapiña, ganancia ilícita, latrocinio, es decir que el corazón se les ha torcido y aman el dinero. Ese amor al dinero les lleva a no ser agradecido sino más avaros. Esa codicia, para mí fue el primer pecado. Allá en el cielo por “Lucifer”, deseando la adoración y acá en la tierra Adán y Eva, deseando ser dioses. ¿A qué lleva? A la destrucción y la corrupción total. Cuan hay avaricia en el corazón no se puede disfrutar lo que tenemos. Provoca en cada ser humano una ambición consigo mismo y se olvida de Dios y de los demás. El avaro vive en tormentas para hacer más dinero y es capaz de oprimir por alcanzar. Dios te tiene una promesa hoy: “no te dejaré ni te desampararé”. Dios no deja a su pueblo. No dudes en la provisión de Dios. Puede que se haya hecho difícil poder pagar el mes y quizás tener algo para tus hijos, pero Dios no te deja ni te desampara. Basta con su provisión diaria para comer. Ya desde el nuevo día inicia una nueva esperanza para encontrar alternativas. Confía en sus palabras y sigue caminando. Oremos: Dios y Padre de misericordias. Te alabo y te exalto. ¿Quién como tú? Tú que conoces nuestros pensamientos. Que miras y nada se escapa a tu mirada. Dios, en tiempos, donde muchos no han cobrado su salario, sé que sustentarás y no dejarás a tu pueblo que mendigue pan. Los políticos están peleando por sus puestos y el pueblo pelea por sobrevivir. Yo sé que te acordarás de nosotros y bendecirás a grandes y a pequeños. Señor, bendice a quienes en su corazón han sentido ayudar a otros porque eres más grande tú en ellos que lo que tienen. Gracias, Señor por este día, amén. “Porque yo les aseguro que si alguien le dice a esta montaña: “retírate de ahí y arrójate al mar”, sin vacilar en su interior, sino creyendo que sucederá lo que dice, lo conseguirá”, Mc 11.23
La acción de la fe debe ser sin vacilar. Las montañas que tienes de frente pueden ser grandes pero la exigencia de Jesús no es sobre la montaña sino sobre ti. Si crees es decir si tuvieras fe pudieras decirle que se arroje al mar y así será. La fe no es un acto de hechicería o magia sino una convicción. Las montañas son símbolo de obstáculos insuperables. En los sueños y los cuentos las montañas son infranqueables. ¿Cómo se llama tu montaña? No te resignes frente a la montaña. El pueblo de Israel se resignó frente al Mar Rojo y entró el temor en sus corazones. Jesús nos plantea que ante la fe no hay montaña que se resista. La fe provoca que la montaña no exista para que continúes tu camino. Cuando ves con fe inicia una nueva mirada. No podemos pararnos ante la montaña y solo mirarla. Hay quienes miran los problemas y se quedan sin solucionarlos. Miran las montañas y ahí se estancó su vida. No seas de esos. La fe sobrepasa todo lo acumulado, lo vivido, tu pasado, tus dolores y agonías. Cuando actuamos con fe provocamos que las montañas se deshagan. Haga de sus obstáculos una experiencia para despertar su fe. No se lamente frente a la montaña, crea sin vacilar y hable con fe y conseguirá que la montaña se eche al mar. No te paralices ante lo que parece que no se mueve. Creo que no hay nada imposible para Dios. En Dios todo es posible y en fe todo es alcanzable. Oremos: Dios grande. Yo sé que para ti no hay montaña alta. No hay obstáculos gigantes pero sabes que nuestra fragilidad no nos permite muchas veces seguir ante lo que vemos. Tenerte a ti nos fortalece y nos hace confiar en la oportunidad que hay ante la montaña. Gracias, Dios, porque ya me di cuenta que la montaña es la oportunidad para que mi fe crezca cada día. En el nombre de Jesús, amén. Basado en el libro: Grun, Anselm. Jesús como terapeuta. Argentina: Agape - Bonum - Guadalupe - San Pablo, 2014. Mateo 20.1-16 Mucha gente se compara con otra. Viven mirando lo que tiene el otro. Su raíz es la envidia. Incluso, son capaces de culpar a Dios. Quien se compara culmina irritando a los demás. No sienten aceptación por lo que son y tienen. Se pasan, “si yo fuera inteligente como aquel/aquella, si fuera alto, si tuviera su dinero”, etc. Ello los lleva a obstruirse a sí mismos en la vida. Ante ello Jesús lanza la parábola de los trabajadores de la viña. Jesús ha dicho en ella que los que han trabajado más cobran lo mismo que los que han trabajado menos. Es lo mismo que hacemos cuando nos comparamos al decir “yo soy cristiano y no me va tan bien como aquel que no va”, “yo le sirvo al Señor y me va peor”, etc. Aquel no trabaja y lo tiene todo, es más yo pago tanto y aquel/aquella el gobierno le paga. Creo que todos hemos estado ahí. No olvide que muchos de ellos se sienten inservibles, inútiles e incapaces de alcanzar algo en la vida. Los trabajadores de la primera hora lo hacen con sentido y esperanza de recompensa. Vea la queja (v.12). Reconocen el peso y el calor del trabajo. Nos toca vivir como cristianos responsables. Nos corresponde hacer sin pensar en lo que hacen los demás. El que lo hizo lo hizo y el que no pues. Si es que miramos la parábola con resentimiento, déjeme hacerle una pregunta, ¿si alguien se convierte hoy, merece la eternidad? Sé que me dirá que sí. No tengo duda de que quien lleve 40 años en el evangelio se alegrará por la paga que Dios le ha dado y no se ha molestado porque lleve 40 años y la recompensa sea la misma. Oiga si el obrero trató por un denario eso es lo que le van a dar. No hay injusticia. Los bienes son distribuidos por quien los dispone. ¿Tomaremos a mal que Jesús sea bueno? Si alguien no tiene un carro y se lo regalan ¿nos enojamos o nos alegramos? Me parece que la envidia ha penetrado tu corazón. Sé agradecido por lo que Dios te ha dado y no vivas procurando lo de los demás. El recorrido es la gratitud y tratar con la manera en que veo lo de los demás. Oremos: Dios de la vida y toda bondad. Ante ti estamos. Laborando con alegría y no como si el trabajo fuera un peso. Creo que muchos no tienen trabajo. Sería mi alegría que todos trabajaran. Permíteles tener trabajo Señor. Si alguien obtiene un mejor trabajo, un mejor salario etc., será motivo de alegría y gratitud y no de envidia. Señor, yo sé que en ti no hay injusticia. Guíame para que cada día pueda alegrarme y darte gracias por lo que me has dado y le das a los demás. En el nombre de Jesús, amén. Basado en el libro: Grun, Anselm. Jesús como terapeuta. Argentina: Agape - Bonum - Guadalupe - San Pablo, 2014. Lc 19, 11-27 Hay quienes lo quieren tener todo bajo control y terminan descontrolados. Esto está visible en la parábola de los talentos. Los primeros dos criados obtienen recompensas pero el tercero puede que se parezca a nosotros. Es probable que nos identifiquemos con él. El problema del criado tercero es que se compara con los demás. ¿Te ha pasado? No quería perder lo poco que tenía. El miedo lo dominó y en lugar de multiplicar el talento lo enterró. El criado tiene miedo frente a su Señor. El criado no quiere equivocarse, no quiere perder el talento, quiere tener todo bajo control, no quiere invertir, no quiere arriesgar nada. Este criado por retenerlo todo lo perdió todo. Eugen Drewermann llama a este método terapéutico: “Expulsar el temor con temor”. Hay que hacer del temor confianza. Si piensas que tienes el control de todo las cosas te saldrán mal. Cuando no queremos cometer errores nos sale todo al revés. Cuando estamos en Dios en sus manos nada se pierde. Arriesgar en Jesús es confiar en que tendrá resultados. Todo lo que Dios te ponga a hacer hazlo porque trae bendición. NO dejes de vivir en la experiencia de seguir produciendo para Dios. Dios nada guardó, más bien, todo lo dio. Hagamos lo mismo. Oremos: Dios gracias por este día. Hacer tu voluntad y caminar en ti es lo mejor que me ha pasado. Confío en que me guiarás y que todo será fructífero en tus manos. Sé fortaleza y sustento. En el nombre de Jesús, quita la angustia que pueda causar no dominarlo todo. Provoca confianza para esperar en tu tiempo. En el nombre de Jesús, amén. El trato con la culpa
Basado en el libro: Grun, Anselm. Jesús como terapeuta. Argentina: Agape - Bonum - Guadalupe - San Pablo, 2014. Lucas 16,1-8 No nos escapamos al tema de la “culpa”. No es que dejemos de hablar de la culpa en las iglesias pero creo que hemos sido, los pasados años, muy fuertes. Por tener sermones de culpabilidad hubo gente que jamás volvió a levantarse de donde cayó. No es dejar de señalar lo malo porque no hacerlo es nocivo. Cuando no se exterioriza se encarna en “ira, en la angustia, en el enojo o en presiones reiteradas” (Grun 2014, 15). “En los trastornos obsesivos-compulsivos hay siempre en última instancia una culpa reprimida”, A. Grün. Dice Albert Gorres “quien extravía el sentimiento de culpa pierde algo esencial de su humanidad”. Es por ello que en lugar de culpa se torna en temores al fracaso y las depresiones quienes atormentan al ser humano. ¿Cómo trato con la culpa de manera que no afecte mi autoestima? Jesús, atiende este tema comparándolo con la parábola del mayordomo. En esta parábola parece que el mayordomo traiciona a su Señor. Donde parece que algo nos enoja es precisamente donde Jesús nos quiere decir algo. Jesús quiere que nos veamos en la parábola. Juzgamos duro cuando tratamos de forma inadecuada nuestra propia culpa. Esto aflora en una serie de preguntas con nosotros mismos. ¿Qué voy a hacer ahora que mi Señor me quita el cargo? No tengo fuerzas y me da vergüenza, (Lc 16.3). Estos son los caminos que recorremos cuando reaccionamos a la culpa. El camino es duro y apretamos los dientes viendo la culpa en los demás. Por otro lado está la aceptación y el gran comentario de “yo soy así”. Mendigando dádivas y auto-inculpándonos. En esto se pierde el deseo de vivir. Dios cancela nuestra culpa no por lo que podamos hacer sino por lo que hizo por nosotros. NO podemos ser como los esenios, conocidos como “piadosos” pero cuando alguien fallaba era aislado. Jesús mueve algo en nosotros a través de la parábola. Cuando actuamos en las palabras de Jesús experimentamos una nueva libertad y amplitud en el trato con la culpa. Saborear la culpabilidad del otro/otra es diabólico. ¿Queremos que la gente se levante, no se caiga o más bien que sigan siendo los que son? Si hay que ir a la casa del otro, como el mayordomo vayamos. Está permitido agachar la cabeza y reconocer nuestros errores para luego levantarla con dignidad frente a quienes fallamos. Oremos: Dios bueno. Gracias por tu amor y bondad. Ciertamente nuestra culpa tuvo cancelación en la cruz. Gracias Jesús. Ayúdanos en esta Navidad a ser reconciliadores y volvernos a ti cuando las respuestas puedan ser inadecuadas. Ser honesto y transparente delante de ti porque a ti no se te esconde nada es la razón para seguir caminando. La culpa de mis errores está delante de ti y sé que tu perdón me levanta para seguir caminando en la vida. En el nombre de Jesús, amén. “y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” Isaías 2.4 Lo que haremos con lo que tenemos definirá la manera en que viviremos. Estamos en tiempos, de tensión, de guerra, de armamentos, de armas biológicas y químicas. ¿Destruir al hermano es nuestra agenda? Cada día las dificultades de convivencia son mayores. Pareciera que la gente se quiere destruir a sí misma y a los demás. La gente celebra que los demás se caigan, que se lastimen, que no se levanten, etc. ¿Cómo es posible? Es que viven con las espadas, con las lanzas, con armas en las manos y no las quieren cambiar. ¿Hay alguna esperanza detrás de este cuadro? Oigan el mensaje del profeta en tiempos como los nuestros. “y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces, no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra”. El tiempo de paz llegará. Cuando transformamos los instrumentos de guerra en instrumentos con propósitos habrá paz. No utilices lo que tienes en tus manos para hacer la guerra sino para hacer la paz. En esta Navidad es tiempo de paz. Las experiencias pasadas no pueden ser instrumentos para que hagamos la guerra sino para recapacitar y darnos cuenta que no vale la pena seguir peleando. Yo sé que la paz será establecida por Dios porque el reinado del Príncipe de Paz será inminente. El Espíritu nos enseñará a vivir cuando dejemos nacer al Salvador en nuestro corazón. Las armas de destrucción cambiarán a instrumentos de propósitos cuando nuestro corazón sea renovado. Hay, en las palabras del Profeta una palabra de Paz y sé que, Jesús, nuestro Salvador, será nuestra paz. Deja que la paz reine en ti. Sé alguien de propósitos y no de guerras. Oremos: Dios y Príncipe de paz. Que esta Navidad nos guíes a los espacios reconciliadores. No permitas que vivíamos enemistados por nuestro pasado. Renueva corazones para que haya perdón y esperanza en los hogares y familias. En el nombre de Jesús, amén. ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle”. Mt 2.2
Hemos visto muchas cosas en esta vida, pero, ¿verdaderamente hemos visto lo que deberíamos ver? Ver una estrella para aquellos magos se tornó en la experiencia que transformaría su vida. La estrella le guio al niño que había nacido. Ellos vieron la estrella en oriente, implicando con ello que la llegada del hijo de Dios fue vista, aun, en la distancia. Todo lo que viene de Dios trae consigo nuevas experiencias, nuevos nacimientos, pero sobre todo una nueva vida. Hace varios años salí a adorarle y todavía sigo adorándole. Oremos: Dios y Padre de la vida. Dios de toda esperanza. Guía nuestros días con la señal de la paz y la esperanza. Los magos vieron tu estrella pero a mí me ha tocado mirar desde la fe la Salvación. Sigue, la fe en mi Salvador, siendo la razón de mí caminar. Dios, gracias por enviar a tu hijo. En el nombre de Jesús, amén. “Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos”. Mateo 2.1
De que Jesús nació, ¡nació! Bien ha narrado el evangelista Mateo “en días del rey Herodes”. Aquellos días eran dominados por aquellos que gobernaban la sociedad. Aquellos que dirigían los días a su manera e interés. Por ello el nacimiento de Jesús se da allí donde la atención del rey Herodes no llegaba. La “insignificante Belén” fue la cuna del Salvador. El nacimiento, de Jesús, provocó que “unos magos” vinieran de oriente. Los magos, desde la tradición, no son los más aceptados en la tradición judía. Los magos no tienen participación en el reino de los cielos. Bueno, parece que estos, por mirar los cielos, pudieron identificar la historia profética de un nacimiento. Magos o “sabios” vinieron porque Jesús había nacido y no porque los días eran de Herodes. Dios se revela allí donde el corazón está dispuesto a dejarse ver. Algo cautivó a los magos y su visita no tuvo freno. Ya Jesús nació y puedes darte cuenta de que aquella estrella era diferente. Los magos eran experto leyendo estrella e interpretándolas. Los expertos no se equivocan con facilidad. Se puede equivocar uno ¿pero varios? Nada, algunos no lo quieren entender pero Jesús Nació en Belén. Deja que nazca en tu corazón. Oremos: Dios de la vida y la esperanza. Gracias porque has nacido en mi corazón. Vengan a ver el nacimiento, no que hay en Belén, sino el que se genera en la humanidad cuando te vemos a ti. En tu nombre, amén. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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