"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
En el evangelio de Juan descubrimos, como dicen algunos, el libro de los signos y el libro de la gloria. Sin embargo, se puede ver tambien, el evangelio del "yo soy" como eje de la vida. Así que durante esta semana veremos los "yo soy" en Juan. Jn 6,51 Jesús, hoy más que nunca, es el centro de atención de creyentes y no creyentes. El pan es un artículo de primera necesidad. Recuerdo estar en un programa de escuela superior en el que nos quedabamos en Aibonito en un campamento y el pan era vital en todas las comidas. Nunca había comido tanto pan. El pan es el alimento de los pobres, es lo que sostiene la vida. Para la comunidad de Juan, Jesús no es un lujo, sino una necesidad. Necesitan alimentarse de este pan para poder vivir. ¿Algún día no hemos dicho: "no hay pan"? Frente a esa expresión de necesidad Jesús ofrece seguridad para poder vivir. En Jesús encontramos la seguridad de alimento no solo para esta vida sino para siempre. El maná, era un pan que se recogía cada día, pero se acababa, pero en Jesús encontramos el pan de vida eterna. "si alguno come de este pan, vivirá para siempre...". Oremos: Dios que nos has dado pan de vida eterna en Jesús. A ti te adoro porque en Jesús nace la bondad para vivir eternamente. Que el pan de vida sea adquirido por toda la humanidad y nunca falte. En tu nombre, amén.
0 Comments
Salmo 40.17 "Aunque afligido yo y necesitado,
Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú...". La aflicción es el momento de aprieto para unos pero su origen nos es dado de la siguiente manera: El verbo latino fligiere (pegar, golpear) o su forma primitiva flajere nos dan varias palabras relacionadas con el daño y el dolor, como aflicción, afligir, infligir, etc. De manera que lo que el salmista plantea es que aunque esté golpeado, con daño o dolor y necesitado Dios hará algo. Dios pensará en ti. Lo impresionante de la Palabra de Dios es que trae respuesta a nuestras vidas. Si tienes necesidad o aflicción quiero que sepas que Dios está pensando en ti. Procura entonces que Dios sea tu ayuda y libertador. Oremos: Dios y Padre bueno. Nuestras necesidades son muchas y nuestra aflicción inmensa, pero cobro ánimo en tu Palabra que me dice que piensas en mi. Eres y serás mi ayuda y mi libertador. En tu nombre, amén. Daniel 10.19 "y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas...".
Dios nos ama y de eso no hay duda. Un elemento que permea en nuestras vidas es el desánimo. Muchas veces no tenemos fuerzas para hacer las cosas y mucho menos para seguir. La batalla contra el desánimo son las palabras divinas a Daniel en este texto: "No temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate...". El ánimo está vinculado al principio de la actividad humana y según el diccionario es alma o espíritu, esfuerzo y energía. No podemos perder el espíritu de vida. El salmista decía: "Pacientemente esperé a Dios, se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo...", Salmo 40.1-3. YO me acojo a las palabras de Daniel, "y mientras él me hablaba, recobré mis fuerzas", espero que tú que lees también recobres tus fuerzas. Oremos: Dios y Señor que amas nuestras vidas. Mi fortaleza viene de ti y por eso mi temor se va porque me inunda tu paz. Solamente afirmar que estás conmigo me llena de fuerzas. Gracias. En el nombre de Jesús, amén. Cuando el pueblo de Israel andaba vagando por el desierto, antes de entrar a la Tierra Prometida, Dios les dijo:
"Yo soy su Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para que no fueseis sus siervos, y rompí las coyuntas de vuestros yugo, y os he hecho andar con el rostro erguido". Levítico 26.13 Dios nos ha sacado de la esclavitud en que vivíamos para que no fuéramos más esclavos y rompió todo lo que nos oprimía, y nos hizo andar con la cabeza en alto. ¿Por qué continuar con el yugo que ya Dios nos quitó? NO podemos continuar bajo los yugos de adicción, desesperación, amarguras, etc. El peso de dichas cargas no permite que camines con el rostro erguido, es decir, con la cabeza en alto. Si Dios te hizo libre, de todo pecado, en Jesús, no vivas en la esclavitud. Eres libre no vivas como esclavo. Oremos: Estamos delante de ti Señor. Te damos gracias por la libertad que nos has dado. No queremos vivir y ser víctimas del pecado. Confiamos en que seguiremos caminando en libertad porque tu Espíritu nos guía. En tu nombre, amén. Lucas 24. 1-6
He trabajado en estos días con una hermana de la congregación un examen. Le llamé para indicarle que los resultados ya estaban. Me dijo: "¿me adelanta algo?", y le dije que ¡no! Me contestó: "no me gustan las sorpresas" a lo que le respondí que eso no era cierto porque Dios la sorprendía con cada amanecer y ella se gozaba esa experiencia. De más está con decir que ella sonrió. Siempre he creído que Dios nos sorprende. Es extraordinaria la acción de Dios en aquellas mujeres que estaban preparadas con "las especias aromáticas" rumbo al sepulcro. Allí la piedra estaba removida. "Entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús". La pregunta realizada, desde quienes allí estaban fue: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No se busca el cuerpo de Jesús sino a Jesús. Muchos andan sin ser sorprendidos por Dios porque buscan lo que está muerto y no al que vive. La Escritura nos revela que Jesús sorprendió aquellas mujeres porque estaba vivo. Búscale porque vive y vivirás porque le buscas. No dudes que este nuevo amanecer es una sorpresa, es un regalo, es un obsequio de Dios, así que disfrútalo. Oremos: Tu vives Jesús y mi alegría es que aquel sepulcro continúa vacío. No es que haya dos varones o aquellas mujeres lo que me sorprende sino que eres esperanza en todo tiempo. Gracias por la vida que me has dado hoy. Gracias porque si me he levantado es porque al abrir mis ojos me di cuenta que estaba vivo y fuiste tú quien lo permitió. Gracias Señor por cada sorpresa diaria. En tu nombre, amén. "El alma del perezoso desea; y nada alcanza, mas el alma de los diligentes será prosperada", Pr 13.4
La realidad de equivocarnos no permite que tomemos la mejor decisión. Sabemos qué hacer, pero nos negamos a hacerlo. También sabemos que cualquier decisión desemboca en una crisis. Cuando tomamos una decisión estamos negando las demás alternativas. Hay muchas frustraciones personales, profesionales, etc., porque no tomaron una decisión a tiempo. Unos por el qué dirán, otros porque nunca miraron bien, algunos simplemente no tuvieron valor y el temor los consumió, y otros porque nunca se movieron. Ese espíritu hay que reprenderlo. Cuando fui a comprar mi primera casa, no me atrevía porque no tenía crédito, pero tuve a alguien a mi lado que me dijo: "que perdemos con intentarlo". Esa fue mi esposa. La sorpresa fue que nos la aprobaron inmediatamente. Hay quienes no quieren trabajar porque pierden privilegios del gobierno. Siempre estarán así porque no se han visto soñando y alcanzando sino que han procurado sobrevivir y no vivir. Sal a trabajar, sal a hacer lo que sea para los tuyos, porque las muchas opciones se invalidan cuando tomas una opción. Quien tiene planes y no se lanza tras ellos no los alcanza. Decir que tenemos un plan pero no llevarlo a cabo es como si no hubiese nada. Deja la actitud de perezoso y "ve a la hormiga, oh perezoso; mira su camino y sé sabio", Pr 6.6. Es muy probable que el problema de las decisiones esté en el mucho trabajo que hay que realizar. Si continuas postergando lo que debes hacer te verás en el mismo lugar durante todos los años. Oremos: Dios y Señor nuestro. Los sueños que tenemos estarán más allá de nosotros si no tenemos las capacidades de ir tras ellos. Ayúdanos a caminar creyendo, confiando y decidiendo. Sabemos que cuando tomamos decisiones estamos avanzando, pero el temor nos carcome. En tus manos oh Dios están nuestros planes y nuestras acciones. No queremos ser perezoso, sino diligentes. En tu nombre amén. Éxodo 17.8-15
No falta quien quiera pelear contigo. El enemigo de nuestras almas nos ha declarado la guerra. En cada amanecer su enojo es mayor porque la misericordia de Dios vuelve a renovarse sobre nuestras vidas. Amalec le hizo la guerra al pueblo de Israel, pero Moisés le dijo que estaría sobre el collado con la vara de Dios en su mano. La guerra inició, pero cuando Moisés levantaba las manos el pueblo de Israel prevalecía; mas cuando las bajaba prevalecía Amalec. Así que las manos de Moisés se cansaban por lo que buscaron piedras y las pusieron debajo de él y se sentó sobre ella; mientras Aarón y Hur sostenían sus manos, así hubo firmeza hasta que se puso el sol. Aquel lugar se llamó (Jehová - Nisi) que significa Dios es mi bandera. Nosotros también tenemos a uno que nos sostiene las manos. Isaías 41.13 "Porque yo soy el Señor tu Dios, que sostiene tu diestra, que te dice: “No temas, yo te ayudaré.”. También el salmo 145.14 dice: "Sostiene Jehová a todos los que caen...". Las manos de Dios no se cansan sino que sostienen a los que nos cansamos. Dios es Dios que sostiene a los que caen para que no estén siempre en el suelo. Si las manos de Dios nos aseguran el caminar entonces podemos decir que es nuestra bandera. Oremos: Dios que diriges nuestras vidas. Una mañana más en tu presencia afirma que tu bondad es maravillosa. Te doy gracias por este nuevo día. Si alguien se siente insostenible que hoy tu maravilloso amor y tu preciosa misericordia les sostengan. Nuestras batallas están bajo tus manos alzadas para que triunfemos en medio de ellas. Tú eres mi bandera de victoria y mi eterno sustento. ¡Gracias!, en tu nombre, amén. Para ver más reflexiones: www.icdcguaraguao.org Apocalipsis 5.6-13
No se puede celebrar lo que no se ha luchado para ganar. Las batallas y las carreras se distinguen porque quien está en ellas llega o está en pie. Si el cristianismo está de pie fue porque Jesús derramó su sangre para redimirnos. Lo que hizo a Jesús digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fuerza, la honra, la gloria y la alabanza fue que venció en la cruz del calvario. La Escritura nos llama para que formemos parte de ese pueblo, pero debemos vencer. No podemos claudicar ante las aflicciones de este mundo. La gloria de Dios no se compara con dichas aflicciones. Nuestras oraciones serán tomadas y presentadas delante de Dios. La entrega de Jesús no es exclusiva sino inclusiva. Hoy tienes la oportunidad de presentarte ante Jesús para que sea él quien te defienda en el juicio final. Creeme que si Jesús es quien te va a defender ya puedes celebrar tu victoria. Afirma tu vida y proclama que Jesucristo es el Señor. Oremos: Hay victoria en mi Jesús. NO cabe duda de la gran victoria que nos tienes. Toda victoria se celebra. Gracias Dios porque la esperanza de tu pueblo no está en las acciones efímeras de este mundo sino en las acciones eternas de Jesús. Nuestra vida está en tus manos y tu entrega nos dio la victoria. En tu nombre, amén. Para ver más reflexiones: www.icdcguaraguao.org Apocalipsis: 7.8-17
Lo que vio Juan fue el pueblo fiel. Es lo que nos corresponde a nosotros. La comunidad de fe tiene el desafío de vivir en fidelidad a Dios. No importa si esto implica la vida, el martirio, tenemos que confiar en la salvación final de Dios. El triunfo es inminente porque el Cordero está de pie, es decir, resucitado ante el trono de Dios. La promesa es que no habrá hambre, ni sed, ni calor, porque el Cordero nos conducirá a fuentes de aguas vivas y Dios enjugará las lágrimas de sus ojos. ¿Qué implica esto? Que lo que aquí se relata tiene su incidencia en el mundo, para el creyente implica descubrir los conflictos entre los valores evangélicos y los intereses del "mundo", entendiendo aquí "mundo" en el sentido negativo que suele tener el cuadro del evangelio. Ese conflicto permanente exige, no solo una vigilancia sino también una opción permanente. Esa opción es Cristocéntrica. Esta visión revela el triunfo de Cristo y el nuestro si nos mantenemos fieles. La salvación pertenece a Dios... Nos toca lavar nuestras ropas, en este tiempo, manteniéndonos firmes a la promesa de Dios. Dios ha sido fiel y la iglesia está llamada a alcanzar la victoria ante el Cordero. Dios mismo nos pastoreará en medio de nuestros conflictos y nos guiará a toda verdad a través de su Espíritu Santo. Oremos: Dios ayúdanos a serte fiel. Quien quiera creer que hay otras opciones de vida eterna no quiero criticar, pero para mi Jesús es la única alternativa, la única opción de vida eterna. Su sangre, y solo su sangre, me limpió de mi pecado, para darme acceso al trono de la gracia. Gracias Jesús por tu sacrificio perfecto. En tu nombre, amén. Para ver más reflexiones: www.icdcguaraguao.org Jeremías 33.2-3
"Así ha dicho Dios, que hizo la tierra, Dios que la formó para afirmarla; Dios es su nombre: Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces". En hebreo es, más o menos así: "llámame y yo te responderé y te diré grandes cosas (incluso) las ocultas que tú no conoces". La oración es vehículo de comunicación con Dios. El clamor es cuando imploramos, pedimos socorro, cuando tenemos necesidad de algo, gritar, llamar, humillarme, gemir... En primer lugar debemos tener claro a quién nos acercamos a clamar. Para nosotros y nosotras nuestro Señor Jesús es nuestro Dios, tanto como el Padre y el Espíritu Santo. Lamemos a él porque ya nos ha dicho que hay respuesta. No es que llames, como por teléfono a ver si responde, sino que ya hay una promesa de respuesta para ti y para mí. Él dice: 1. "Yo te responderé". Es decir, yo daré una respuesta a tu clamor. 2. "Te enseñaré cosas grandes". Las enseñanzas de Dios repercuten en beneficios para nuestra vida. Lo que Dios nos enseñe en respuesta a nuestro clamor será lo mejor para nuestras vidas. 3. "ocultas que no conoces". Si la contestación de Dios no es comprensible es porque su acción es más abundante de lo que pides. Te exhorto a que llames a Dios y confíes en sus promesas. NO importa que las circunstancias parezcan no tener solución, Dios siempre tendrá algo que mostrarnos. Tu grito no quedará en el vacio ya que la promesa de Dios será mostrarte la mejor alternativa. NO dejes de creer y no dejes de clamar pues nuestro Dios afirmará su nombre en medio de tu necesidad. Oremos: Dios de la vida. A ti clamo por la necesidad de tu pueblo; por la necesidad de quienes están enfermos, por la necesidad de quienes buscan trabajo, por la necesidad de tienen peticiones delante de ti, por la necesidad de quien no tiene casa, por la necesidad de quien es abusado, por la necesidad, de quien siente soledad, por la necesidad de quien no tiene para comer, por la necesidad de todas y todos en este día. En tu nombre creo y confío que nos responderás. En gratitud, Amén. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
All
Archivos
September 2017
|