"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
El mal de piedra es una cosa y la experiencia es otra. El dolor es constante y extremadamente fuerte. Sin embargo me atrevo a decir que el dolor de piedra en Simón Pedro fue peor. Habían cantado los himnos y salieron. Pedro, empieza a salir y rezangar del grupo. El dolor no es en los riñones sino en la conciencia. El gallo está a punto de cantar y la traición es inminente. Su amigo por el cual se atrevía dar la vida. Esta decidido porque no puede fallarle. Jesús le cambió el nombre y le puso Piedra porque es firmeza y fortaleza. Pedro considera que Jesús se ha equivocado y que jamás lo negaría. Sin embargo, de lo que Pedro no es conciente es que tiene el mal de piedra. Tiene los síntomas pero no se ha dado cuenta que el dolor será inconsolable. El mal de piedra en Pedro es más doloroso que el mal de piedra que yo tengo. La amistad traicionada por Pedro reveló que quien se había equivocado no era Jesús sino él. Jesús es la verdadera piedra que no enfema sino que sostiene porque es fundamento. Cualquier otra piedra puede hacer daño, pero Jesús jamás. Antes que cante el gallo, le negará tres veces. La noche era larga, la prueba dura, por lo que Jesús dijo, "velad y orad". Oremos: Dios, cualquier dolor es tratable, pero el dolor de la traición es algo insoportable. Ayúdanos a enfrentar las pruebas de la vida, en las que el mal de piedra nos puede alcanzar. Cuando la prueba y la piedra son duras, velaremos y oraremos en tu nombre para soportar el dolor y no sucumbir ante la traición. En el nombre de Jesús, amén.
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Nehemías 2 (Comparte esta reflexión y deja saber que Puerto Rico será una vez más edificado en el nombre de Jesús).
Hebreos 12,1-3
Nuestro caminar es uno que amerita Fe. Sin fe es imposible agradar a Dios. Cuando no vemos la materialización de las promesas no es tiempo de caer sino de sostenernos como mirando al invisible. Dios es quien nos puede ayudar a despojarnos de todo temor, las dudas y la incertidumbre que nos impide avanzar. Si Jesús nos ayuda nuestra fe se fortalece y podemos vencer la naturaleza del pecado. El favor de Dios nos capacita para perseverar. Es por ello que nuestra mirada no puede estar en lo que nos dictan las necesidades sino en lo que Dios ha prometido. No olvidemos que los pensamientos de Dios no son los nuestros. Por lo que seguir a Dios equivale descubrir ese pensamiento de Dios para que nuestros caminos sean compatibles ante Dios y con Dios. Orando constantemente y fortalecidos en su esperanza alcanaremos la meta. Oremos: Dios, aunque cada día tengo diversas pruebas lo que me fortalece es que si hay un amanecer tu misericordia es nueva. En ti encuentro paz y somos más que vencedores. Mi confianza eres tú y solo a ti clamo. En tu nombre, amén. Isaías 57.15 "Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados".
Dios es el Dios que trasciende los tiempos y es por ello que su título es de realeza. En la experiencia de las realezas hay alejamiento del pueblo. Lo extraordinario de Dios es que no importa lo grande que sea su realeza, incluso su santidad, no está lejos de su pueblo. Dios no se aleja del humilde y afligido. Ya el salmista (salmo 113) declara que Dios se baja a mirar en el cielo y en la tierra. Dios se opone a la distancia de un corazón quebrantado. Es por ello que "hace vivir el espíritu de los humildes". Dios nos devuelve la vida, la reanima, implica que Dios obra desde su Espíritu en el espíritu humano. Aunque el quebranto, la angustia, el dolor, pareciera quitarnos la vida, el Espíritu de Dios nos vivifica. El acercamiento de Dios al ser humano siempre nos da esperanza de vida. Oremos: Gracias, Dios, Alto, Sublime, Santo. En tiempos donde el desánimo toca las puertas, donde la mirada se torna oscura ante la necesidad Dios tu Palabra nos da aliento, es decir vida. Vivifica hoy a tu pueblo y vivifica nuestras vidas con tu hermosa presencia. En tu nombre, amén. ¿Ha leído lo que hicieron tres jóvenes? Se vieron en la disyuntiva de elegir entre postrarse ante una estatua por orden de Nabucodonosor, o seguir fieles a Dios y ser quemados vivos. La postura o respuesta al rey fue: "Nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo",(Daniel 3.17).
Sabemos que estamos entre serle fieles a Dios o creer las palabras del enemigo. Estamos dispuestos a morir confiando en Dios, pero negando estar de acuerdo con la injusticia del opresor. No debemos preocuparnos por lo que la opresión nos pueda hacer porque de ese fuego nos libra el Señor. Dios está en medio de nuestro fuego, como estuvo con estos jóvenes. Lo que verá el enemigo será que no estamos solos ni solas. Y hablará como habló aquel rey que atestiguó ver cuatro personas en lugar de tres y el cuarto "parecía hijo de los dioses". Nuestro fuego es temporero y nuestra tribulación es momentánea. Ten fe porque aunque el fuego nos alcance no nos hará daño porque Dios mismo estará con nosotros y nosotras. Oremos: Dios y Señor, ante ti estamos con corazones sinceros. Tú no nos das carga que no podamos llevar. Líbranos del fuego en el que estamos y libera a tu pueblo de esta situación que vivimos. Sabemos que hemos sido lanzados al fuego, pero aún ahí nos asistirá tu mano. Que nuestra confianza esté en ti para sostenernos en tu Palabra. Nuestra nación y las vecinas, que también están en el fuego, necesitamos que nos libres. En tu nombre, amén. Mateo 28.20 " He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo". Esta certeza ha acompañado a la iglesia por más de dos milenios. Ha sido y es el impulso renovado en la vida cristiana. Es inspiración en nuestro caminar. Es la conciencia del Resucitado entre nosotros. No es una forma mágica para los desafíos de nuestro tiempo. Tampoco es una fórmula la que nos Oriente y acompañe sino una persona y la certeza que ella infunde: "yo estoy con vosotros...". No se trata de inventar una nueva programación, porque ya existe. Es el del Evangelio vivo. Ese programa ha sido plasmado en el Evangelio en la persona de Jesucristo. A quien hay que conocer, amar e imitar. Es un programa que no cambia sino que se atempera al variar los tiempos de la cultura para un verdadero Diálogo. En Jesús se nutre nuestra esperanza diaria. Mirar a Jesús nos invita a continuar viviendo mañana. Caminar con Jesús no es algo de ayer sino de todos los días porque así es su estar con nosotros. Así que continuemos caminando con Jesús. Oremos: Dios que guardas la noche para que tenga lugar el día. Dios que escuchas las quejas de soledad que nos invalgan. Dios que ves que sufrimos por nuestras determinaciones expontáneas. Gracias por la renovación diaria en Jesús, tu hijo. Hoy volvemos a levantarnos en la certeza de que tú estás con nosotros, en tu nombre, amén. Éxodo 13.21 "y Dios iba delante de ellos..." Confiar es depositar nuestra esperanza en aquello que traerá libertad. Dios siempre se ha manifestado a favor de los oprimidos y las necesidades del ser humano. Dios siempre ha intervenido en la historia, lo que me brinda esperanza y ánimo. Dios ama lo que ha creado. Y se dirige a cada uno de nosotros/nosotras para hacer florecer nuestro desierto. Dios da vida. Dios camina con los pueblos porque no los abandona. Preguntémonos si ¿hemos abandonado a Dios? Dios nos acompaña en los peligros mortales. No culpemos a Dios de las acciones irresponsables de la humanidad. Dios es un Dios cercano, acudamos a él. Oremos: Dios que acompañas a los pueblos. En este tiempo llega a Ucrania, a Venezuela, a Egipto, a Puerto Rico, a cada nación y trae esperanza a nuestras vidas. Necesitamos que así como estuviste en Israel, tu guíes nuestros pueblos de día y de noche. Sé consuelo al enlutado, a causa de la guerra y esperanza al solitario/ solitaria. En tu nombre, amén. Salmo 46.1 "Dios es... nuestra fortaleza". Es una virtud, lo mismo que la justicia, es una de las virtudes cardinales. Originariamente es la virtud de los soldados, incluso los filósofos la reclaman para sí. Fuerte es quien se mantiene fiel, quien persigue sus objetivos sin dejarse amedrentar por los peligros. El/la fuerte no se deja disuadir por los conflictos. Lucha por lo importante, aprende de los tropiezos. La palabra alemana "tapfer" (fuerte) tiene diversos significados: firme, duro, poderoso, luchador, audaz, atrevido... Quien es fuerte no se deja derribar fácilmente. Su posición es firme. No es rígido sino flexible. Es capaz de discutir para fortalecerse más. Sí Dios es nuestra Fortaleza, entonces, no pongamos nuestros pues sobre cosas poco claras que nublan nuestra vivencia con Dios. Cuando afirmamos que Dios es nuestra fortaleza planteamos que la cobardía no tiene espacio. No dejes de creer y Dios jamás dejará de ser tu fortaleza. en este tiempo su fortaleza será nuestra paz. Vive cada día en la fortaleza de Dios y Dios te afirmará en cada paso. Oremos: Dios que guía y sostiene nuestra vida. Acudimos a ti por la esperanza que eres en todo tiempo. Cuando nuestra vida se nos tambalea se refugia en ti, nuestra única fortaleza. En tu nombre, amén. Adaptado de: Anselm Grum. Dirigir con valores. Santander, editorial Sal Terrae. 2003. Salmo 130 En medio de toda desesperación, podemos clamar al Señor. El Señor oye la voz de nuestras súplicas. Dios no es sordo sino que con sus oídos está atento a lo que le decimos. Lo que Dios no hace es mirar nuestro pecado. Si Dios mira nuestro pecado no podríamos mantenernos. Lo que hace a Dios maravilloso es su inmenso perdón. ¡Esperemos en Dios! ¡Esperemos en su Palabra! Esperemos en Dios porque en Dios hay misericordia y abundante redención con él. Oremos: Dios y Señor de la vida. Estamos en la espera de tus Palabras. Tu tienes respuestas a nuestras inquietudes. No dejes de escucharnos. Que tu misericordia y tu perdón sean nuestra paz. En el nombre de Jesús. Amén. Juan 6.68
El Señor Jesús es quien orienta y forma la vida. Nuestra formación no es meramente humana, sino divina y trinitaria. Jesús es nuestro único formador, él es el verdadero alfarero y quien plasma en el corazón de la humanidad las bondades de Dios. Es él y no otro el alfarero que con extremo cuidado, toma en sus manos la arcilla, la forma, los modela, nos cincela, como artesano que pone en lo que hace el corazón. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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