"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Proverbios 3,5-6 (NTV) "Confía en el Señor con todo tu corazón, no dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar".
0 Comments
1 Corintios 13.13 "... pero el mayor de ellos es el amor"
En este tiempo, donde se celebra y se honra el amor y la amistad, es meritorio destacar su importancia desde el perdón. El perdón como dice W. G. Jeanrond, "no es una condición previa y necesaria del amor, pero sí es, ciertamente, una dimensión necesaria de todas las relaciones amorosas". Entonces, ¿de qué nos debemos cuidar? Hebreos 12.2 "puesto los ojos en Jesús, el autor y consumador de la Fe...". La posibilidad de mirar a Jesús es para mi una opción entre las miles de alternativas que existen en la vida. Lo que plantea el autor de Hebreos es más que contar con una nube de testigos. Es una propuesta a vivir con los ojos puestos en Jesús, quien comienza (autor) y quien culmina (consumador) la Fe. En una ocasión, Dios, a través de predicadores y predicadoras me llamó a servirle y pastorear. Así que me correspondió afirmar, después de luchas insesantes con Dios, que mi vida no era mía, sino de él, quien me la dio. Así que Jesús paso a ser el centro de mi vida. Lo más maravilloso que me pasó fue descubrir que Dios es fiel y nos dirige a una fidelidad en él. Ya han pasado algunos años de ese día. Ese día en que Dios me convocó, como lo hizo con Pedro, con Tomás, con Pablo, con Lutero, con J. Calvino, María Teresa, Elsa Támez, etc., y continúo caminando en un redescubrir constante de ese llamado misterioso. Al bautizarme afirmé mi pacto y firmé mi sentencia de seguidor incansable del Camino que en sí mismo es vida. Es por ello que la imagen que tengamos de Jesús será lo que define la fe que tengamos en él. La verdadera consagración nace de un corazón que vive como discípulo y seguidor de Jesús. Estoy en el tiempo de Dios y en el Camino para que cada día me guíe en la alegría de un mejor mañana en sus manos. Oremos: Dios y Padre celestial en tus manos estoy confiados dispuesto a enfrentar esta nueva etapa ministerial en tu nombre. En ti están mis ojos porque no hay nada fuera de ti. Gracias Dios. En tu nombre. Amén. 2 Timoteo 1.12 "...pero no me avergüenzo, porque yo sé ha quien he creído...". Tener fe No es una acción que se añade a la vida, sino es el centro del ser humano. Se cree con el corazón y se "confiesa con los labios que Jesucristo es el Señor". En el corazón se cree para justicia. Es por ello que para Pablo la fe no es una mera parte de su agenda sino la razón para vivir. Al modo de Tolstoi - "hace vivir a la humanidad". Cuando vivimos la fe las consecuencias se orientan a dimensiones de esperanza en la vida humana. Esa fe se torna en el fundamento sobre el que nos apoyamos, pero más allá nos afirma y da consistencia. Es el "cantus firmus" en el que Bonhoeffer destaca que "se desarrolla todas las voces que componen la polifonia de la vida, sin que pierda nada de armonía". Vivir la fe de esa forma es vivir en un constante culto razonable a Dios ha dicho Juan Martín Velazco. La fe que afirmamos nos lleva a vivir. Dios en Jesús nos revelo su comprensión. En la fe se revela que la incomprensión es accesible en Cristo Jesús. Oremos: Cuan hermoso son tus miradas Señor. Y cuán maravilloso es confiar en ti. No me avergüenzo y no me avergonzaré porque tú eres mi Señor y lo que otros pueden interpretar como una acción natural yo la interpreto como el milagro de la vida. Mi fe no se basa, Señor, en si me das o no me das, en si me hablas o no me hablas, sino en confiar que tú estás para afirmar cada paso en la esperanza de seguir viviendo, aún, en la eternidad. En tu nombre. Amén. Salmo 139.13 Puedo hablar de las palabras del salmista al decir que Dios es el que forma y hace en el vientre. Cuando mi esposa quedó embarazada nos alegramos en gran manera, pero nos asustamos también. Estábamos emocionados, pero siempre llega el temor para tratar de quitarnos el gozo del Señor. Mi esposa padece una condición y nos preocupamos de momento, ya luego afirmamos con mucha fe que sí Dios lo perimitió que también cuidará de él. Hicimos los laboratorios, fuimos al experto, doctor, y cuando observa dice que sólo hay una bolsita, pero que no hay nada. Buscó y buscó y nada, así que nos dijo que había que sacar la bolsita porque sino seguiría sintiendo los síntomas de embarazada. Nos pusimos muy tristes, pero hicimos lo que sabemos hacer, orar. Nos fuimos al altar de nuestra iglesia y dejamos todo en las manos del Señor de la siguiente forma "Dios queremos que sepas que nos des nuestro bebé o no, te adoraremos y serviremos igual". Toda la ICDC en Guaraguao Abajo en Bayamón se unió, junto a otras iglesias, a nuestro clamor. Nuestra iglesia hacia oración sin cesar por el bebé. Llegó el día de sacar la "bolsita" y ya le habíamos dicho a Dios que si el bebé estaba que el doctor fuese el que nos dijera una vez más que verificaría. Efectivamente, el doctor nos dijo que volvería a verificar y ¿qué creen? allí estaba nuestro bebé con sus latidos fuertes, como diciendo "no me toquen porque estoy aquí". Fue un momento de gozo y de llantos de alegría. Dios estuvo una vez más con nosotros y hoy, 11 de febrero de 2014, nuestro bebé asomará su cara a la Patria puertorriqueña. Gracias a todos los que han orado porque hoy se hace realidad aquel milagro clamado y Diego Sebastián Báez Cabdelario, en el nombre de Jesús estará para cargarlo en medio nuestro. Oremos: Gracias Dios, simplemente gracias. Iglesia en Guaraguao, mil gracias e iglesias que han orado. Estamos muy emocionados y sé que todo estará bien, Señor porque tú estás. En el nombre de Jesús. Amén. Salmo 44.5 (NVI) "Por ti derrotamos a nuestros enemigos;
en tu nombre aplastamos a nuestros agresores. El término griego "dunamis", que significa "poder" o "fuerza", describe la revelación asombrosa de Dios. Es por esa palabra que nosotros/nosotras recibimos "poder". No por nuestras capacidades sino por la acción creadora de Dios a través de su Espíritu Santo. La palabra española "dinamita" se deriva de "dunamis". Ninguna batalla se gana sin fuerza. Israel no podía ganar sus batallas por sus capacidades. Es por eso que solo por "el poder de Dios" es que hacemos retroceder a nuestros enemigos, solo en su nombre podemos aplastar a nuestro enemigo. Nada tiene más valor para el creyente que tener la llenura del Espíritu Santo que le reviste de poder. En ese poder adquirido por la fe en Jesucristo es que podemos franquear los obstáculos que enfrentamos todos los días. Sin embargo, en ¿quién está nuestra confianza? Ningún edificio "templo" por lindo que sea, ni los programas elaborados, ni los grandes presupuestos llevan a cabo los propósitos de Dios. Mucho menos nos ayudan en nuestras grandes batallas de vida. Lo que sí tengo claro es que en Dios está el poder para enfrentar cualquier batalla. Sólo el poder de Dios salva, cambia y rescata. Mi confianza está en ti, Señor. Porque en mi debilidad tu poder se perfecciona. Quienes nos agreden tendrán que entender, que nuestra debilidad es el espacio para Dios actuar. Sepan todos y todas quienes agreden al inocente, que no hay posibilidad de vencer cuando un cristiano/cristiana arremete en la batalla en el Nombre que es sobre todo nombre. Oremos: Gracias Dios porque tú eres mi fortaleza. Las batallas que enfrentamos nos debilitan, pero cada mañana es la esperanza de ganar y derrotar toda trata del enemigo. En tu nombre hablaremos tu justicia, todo el tiempo diremos que tú eres nuestro salvado. En tu nombre Amén. Juan 2,13-16 Cuando Jesús entró al Templo de Jerusalén no encuentra gente buscando la presencia de Dios, sino comercio religioso. Su reacción ante los "vendedores y cambistas" es la del Profeta frente a la religión convertida en mercado. El fin del Templo había sido distorcionado. Ya no se buscaba el favor de Dios sino el afán del dinero y el comercio interesado. Quien conoce a Jesús no se extraña de su indignación. Su mensaje tiene una constante y es la gratituidad de Dios, que ama a sus hijos e hijas sin límites y solo quiere ver entre nosotros y nosotras amor fraterno y solidario. Una vida que convierta en mercado que vende y compra, incluso, la relación con el ministerio de Dios, es la perverción más destructora de lo que Jesús quiere promover. ¿No habremos hecho nuestra relación con Dios una de comercio? Si Dios nos da, entonces, le servimos; si Dios me bendice yo doy los diezmos; si Dios cuida a los mios yo voy a la iglesia... ¿No le parece que hemos reducido nuestra relación con Dios a un asunto de negocio? Es facil entonces, la tentación de negociar con Dios. Se preparan cultos, misas, o actividades para quedar bien con él, pero no para adorarle con libertad. Dios quiere hijos que le busquen, no por lo que le da sino porque le aman. No podemos olvidar que Dios es amor, y el amor no tiene precio. Por algo Jesús decía que Dios quiere "amor y no sacrificios". Tal vez lo que la gente debe escuchar hoy en el templo es que el amor de Dios es gratuito y no se degrada jamás. NO se puede degradar lo que es divino, procede de Dios, ante unas vidas egoistas y tristes, que viven mercantilizadas. Quien haya experimentado el amor de Dios sabe que su abundancia no es para vender sino para reproducir en otros, a través de Jesús. Ante una sociedad que se degrada en todos los aspectos, políticos, económicos, religiosos, etc., solo Jesús puede introducir algo bueno y nuevo: Amor. Lo que ocurrió en aquel lugar fue la indiganación del Profeta, Jesús, ante la decadencia espiritual de un pueblo. No sucumbamos ante las trajedias que provocan nuestra sociedad para igual hacer en nuestro lugar de adoración.
Oremos: Dios y Señor de la vida y la gracias manifestada en amor. Hoy asumimos con responsabilidad la experiencia de amar gratuitamente a un pueblo que carece de ti. Guía nuestros pasos para siempre afirmar lo que eres y no lo que no eres. En tus manos están nuestros tiempos. En el nombre de Jesús, amén. Tomado de: Antonio Pagola, José. El camino abierto por Jesús. Madrid, España: ed. PPC, 2013. La palabra hebrea para "desierto" es midbaar. Que viene de la palabra dahbaar, que significa "hablar". De manera que el desierto es el lugar donde Dios habla, donde Dios se comunica. La soledad del desierto estamos despojados de toda cosa en la que nos apoyamos para estar cómodos. ¿Cuál es su desierto en este tiempo? Aquello en lo que parece que tu vida se va, se desgasta, se desintegra, etc., ese es tu desierto. Pueden ser los fracasos, la soledad, la falta de amigos, la falta de trabajo, de un buen esposo o esposa. De manera que el desierto tiene varias caras. Permítame decirle que Israel fue encontrado por Dios. "Lo halló en tierra desértica, en medio de la soledad rugiente del desierto. Lo rodeo, lo cuidó, es decir lo instruyó y lo guardó como a la niña de sus ojos (Deuteronomio 32.10). ¿Se da cuenta que Dios Les halló en el desierto? Dios está tratando contigo y te hallará en medio de la crisis, que es desierto, para cuidarte, instruirte y guardarte. Es hoy, nuestro desierto que Puerto Rico tenga una economía "chatarra". También lo es, cada disparo en nuestra comunidad, cada maltrato, cada joven que hace uso de drogas, cada obra carnal, lo es, la lucha de poder, lo es, el momento de distanciamiento hacia los hijos e hijas, etc. Las mil caras que tenga el desierto no determinan abandono, sino la oportunidad para Dios actuar sobre y en nosotros y nosotras. Oremos: Dios de la vida y que sabes la grandeza de nuestro desierto. Acudimos a ti porque conoces la manera en que se sobrepone una vida al desierto, como debe ser saciada, como debe enfrentar cada tormenta arenosa, sólo a ti nos acercamos para que seas nuestro constante fortaleza. En tu nombre, amén. Salmo 42.1-4 El amor del ser humano es expresado en imágenes que describen sus profundas emociones. El deseo (la sed) implica la forma en que busca el ser humano a Dios. No es como cualquier búsqueda. Estamos ante el deseo más trascendental. Cuerpo y alma se involucran en esta relación de amor entre los seres humanos y Dios. Se ama lo vivo, se desea lo que implica amor. Hay un deseo de tener a Dios tan cerca que hay que contar el tiempo para verle y presentarnos delante de él. Se desea con lágrimas de día y noche. Es por ello que somos seres que deben tener, hacia Dios, un amor inquietante como el del salmista. Oremos: Dios tu amor por mi es más dulce que la miel y tu misericordia es nueva cada día. Te amo y quiero amarte siempre Dios. En tu nombre. Amén. Romanos 8,37-38 Ni siquiera la muerte nos puede separar del amor de Cristo. Así que no sólo es un amor ilimitado, sino eterno, porque pertenece al ámbito propio de Dios. El amor que Dios ofrece no se limita a la vida. La relación de amor que ofrece Dios no se disuelve ni ante la muerte. Para Pablo es un amor que proviene del Espíritu y que posee al creyente. Es por ello que nosotros y nosotras no sólo aceptamos el Evangelio sino que nos entregamos a él. Nuestra victoria nace de la forma en que amamos, expresada en esa entrega. Es por ello que la separación no tiene lugar porque en la entrega existe la vida. Donde existe la vida jamás tendrá lugar la muerte. Oremos: Gracias Señor por que tu amor es eterno y no tiene sólo la condición de entrega. Estoy convencido que nada nos podrá separa de ti. En el nombre de Jesús. Amén. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
All
Archivos
September 2017
|