"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; Salmo.42:1,2
El ciervo es un mamífero rumiante, de tamaño mediano. Tiene una agilidad extraordinaria y se considera un animal limpio. Su agilidad se revela cuando un depredador le persigue. Convive con sus peores enemigos en su habitad. El problema del ciervo o cierva está en su sudor. Las feromonas que despiden su sudor lo delata ante sus depredadores y esa es la razón por la que tiene que conseguir un río para bañarse. El segundo problema es que en verano los ríos se secan y tienden a desaparecer, por lo tanto lo que les queda es encontrar lirios del campo y estregarse en su olor para poder engañar a sus depredadores. Un ciervo sediento lanza un grito ante la desesperación de una garganta seca. Es esa misma desesperación por encontrar agua la que nos invita, como orantes, ir delante de Dios a grito ante la sed de nuestra alma. Esa agua, para el ciervo lejana, pero necesaria es diferente a nuestro grito porque nuestro Dios está cercano y es necesario para nuestras vidas. Esa es la razón por la que hay interpretaciones de la oración como respiración, es decir, como el aliento, necesario para vivir. Quien vive recorriendo el camino con Dios sabe que no puede tener una simple casa porque nuestro andar con Dios es continuo y solo se detiene donde su voluntad nos diga. Esa es la razón por la que siempre hay la necesidad de Dios. Habrá, siempre, gran sed, pero también un Dios poderoso para saciarla. Se ha considerado en la historia del pueblo de Dios que el templo era el lugar en el que su fe se fortalecía, era la fuente, era el río, del cual recibían Palabra. Ahora nuestra sed es saciada en la vida de Jesús. Para aquellos israelitas desterrados el templo solo era un recuerdo en el que no podían ni cantar. Nuestro templo es el lugar en el que lanzamos el grito reconociendo que estamos delante de aquel que sacia nuestra sed. El ciervo clama por agua y por no ser delatado delante del enemigo. ¿y tú a quién le estas clamando en tu sed? ¿Cómo enfrentas tu angustia? ¿Cómo enfrentas tu desesperación? ¿Cómo enfrentas tu crisis? Jesús dijo en Juan. 4:14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. Jesús sacia la sed porque es la fuente de vida. ¿Sabes que es lo más hermoso y extraordinario de Jesús? Que en él lo encuentras todo. Porque Dios es nuestro lirio de los valles y si es así, encontrarás en él olor fresco y aroma para que tú huelas a él y el enemigo no pueda tocarte y encontrarte. Cantares 2.1 "yo soy la rosa de Sarón, Y el lirio de los valles...". ¿Se da cuenta que hay un solo "YO SOY" y que es Dios? Quien anda con Dios huele a Dios y el enemigo no lo puede encontrar. Estamos en el mismo habitad del enemigo y busca para destruirnos. Sin embargo, yo huelo a Cristo. Ya permití que mi sed sea saciada por Jesús. Le pertenecemos a Dios porque "con Cristo estamos juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí". Si el enemigo intentara darte un zarpazo creo que morderán a quien vive en ti y en mi. Sería un grave error porque en el primer ataque el León de Judá saldrá a nuestra defensa. Clama a Dios y toda sed será saciada en Jesús. Satanás sabe que con un hijo/hija de Dios no se puede meter. La sangre del Lirio de los valles te ha dado un olor, un aroma que nadie te puede quitar. ¿Hueles a Cristo? ¿Saciaste tu sed? El Yo Soy es el Lirio de los Valles, y en el que me estregué cual ciervo para que su olor sea mi esperanza, y está cerca. Oremos: Dios que ordenaste las cosas y las llamaste buenas. Dios que encaminas nuestras vidas y sacias nuestra sed. Sé que nos escuchas y necesitamos de ti. Aquí estoy, aquí estamos, porque nuestra vida es tuya y no habrá enemigo que detenga lo que comenzaste en nosotros. En el nombre de Jesús, amén.
1 Comment
Enfrentamos grandes desafíos en las familias. Definitivamente los signos de los tiempos dictan mucho a nuestra reflexión. "La iglesia no es una laguna estancada", W. Kasper. Sino un torrente que brota de la fuente del evangelio. Es viva y que está en su punto crítico. Crítico desde ese espacio evaluativo en el que hay continuidad y profundidad. Es por ello que la fe produce vida en la familia. Parece que se quiebra el sistema familiar y que la concepción natural del matrimonio y la familia se desmorona. Sin embargo, no ha sido un recorrido en vano y superficial. Dios siempre acompaña en el camino. Hoy se debe recorrer el camino, de nuevo, con los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Es por ello que la fe no es una imposición y no se habla como imposición sino como aquello que presentamos para viabilizar el camino. Es una propuesta a la felicidad y a la eternidad desde las expresiones del mismo Jesús. El Evangelio es quien convence en sí mismo por definición. El evangelio verdadero es buena noticia, de lo contrario no es evangelio.
Dios, desde sus orígenes, nos ha dado la familia. La institución familiar y el matrimonio es apreciada en todas las culturas de la humanidad. Génesis 1-2. "y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra ... por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer ...". El ser humano es la óptima creación de Dios. La soledad del hombre no fue buena. Dios no se agradó de esa soledad y se propuso "no es bueno que el hombre esté solo, voy a crearle ayuda adecuada". Es por ello que, produjo gozo en Adán, el encuentro con Eva. Hay un completarse, un complacerle, sostenerse, ayudarse... el uno a la otra. La igualdad, como imagen de Dios, es para ambos. La dignidad de un ser humano no está en juego. Su igualdad no es simplista sino compleja. Ambos iguales, pero diversos son de la creación. Esa diversidad no se la dieron ellos sino Dios mismo. La diversidad no puede ser trivial ante los deseos de quienes quieren hacer igual lo inigualable. Por ejemplo: el día es día y jamás será noche, la mañana es mañana y jamás será tarde, el sol es sol y jamás será lluvia, el hombre es hombre y jamás será mujer. Nadie es hombre o mujer desde sus perspectivas culturales, como muchos pretenden. "Ser hombre o mujer se basa ontológicamente en la creación", W. Kasper. La igual dignidad de la diversidad afirma lo que siente el uno por el otro. El hombre y la mujer han sido creados para el amor el uno para el otro. En el hombre y la mujer se perpetúa la vida y se trasciende los tiempos. Ello los hace inseparables. El orden de la creación de Dios no hay estado o gobierno que lo cambie. Cada cual escogerá acomodar sus visiones a lo que deseen pero no pueden alterar la creación. Lo que Dios llamó luz es luz y lo que llamó oscuridad es oscuridad. Alguien ha dicho que todos los días son iguales, pues tienen 24 horas pero diversos en su propio contenido. Que no se turbe vuestro corazón ni tenga miedo ha dicho Jesús. La mujer y el hombre en su diversidad serán igual de dignos ante Dios pero jamás el uno será el otro. El punto máximo es ser una sola carne y ello no le es otorgado a nadie más. Dios es el creador del hombre y la mujer y todo lo demás son relaciones humanas que quieren significar sus propios intereses. Oremos: Dios y Creador de todas las cosas. Que al crear dejaste claro el orden en que lo hacías y el propósito. Sigues siendo el Dios de todos y todas. Nuestra diferencia nos dignifican. Somos lo que somos porque así lo determinaste y lo afirmamos como norte para nuestras vidas. Quien quiera idear las cosas de otra manera tiene tal libertad pero no puede alterar el orden en que has establecido la vida. Gracias por hacernos a tu imagen y semejanza pero jamás dioses. Somos tuyos pero no somos tú. En tu nombre oro y te pido que nos ayudes cada día. Por Jesús, amén. Algunos aspectos son del libro de W. Kasper, El Evangelio de la Familia. El que no cree en Jesús muere en sus pecado. ¿Cómo? Sí, así es. Jesús le dijo a los judíos: "vosotros soy de abajo, yo soy de arriba; vosotros soy de este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso dije que moriréis en vuestros pecados; porque sino creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis", Juan 8.23-24. Esto provocó una gran pregunta: "¿Tú quién eres?", (v.25) y Jesús dijo: "Lo que desde el principio os he dicho". Jesús siguió afirmando "Yo soy", "y nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo" (v.28). Cuando Jesús dijo estas cosas, "muchos creyeron en él", (v.30). Jesús vino diciendo que lo había enviado "el verdadero". Además, habló lo que "oyó de él" esto hablaba.
Hermano y hermana somos de este mundo porque nacimos en él pero no le pertenecemos porque somos de Dios. Si tú y yo le creemos a Dios y éste es de arriba y no de abajo, entonces tú y yo somos de arriba. Ahora, el requisito para no ser de este mundo es creerle. Yo le creo a Dios y confío en él. ¿Y tú? Si no le crees morirás en tus pecados. Yo creo que Jesús es y afirmo que fue levantado en el madero y muerto por amor a mí y por mis pecados. Creer en Jesús nos brinda la esperanza, de morir a nuestros pecados, para vivir eternamente con Dios. Cuando afirmamos la esperanza de la eternidad en Dios no lo hacemos porque sí, sino porque Jesús mismo dio testimonio de ello. Jesús es mi salvador y lo afirmo en mi vida cada día. Yo sé que es Dios mismo y creo en él. Oremos: Dios y Padre de la eternidad. Jesús habló de la experiencia con el Padre y yo hablo de la experiencia con Jesús. Eres tú, Jesús, la razón por la que cada mañana anuncio esperanza. Pertenecer al lugar que tú perteneces fortalece mi fe. Quiero estar contigo y morir en ti y no en mis pecados. En el nombre de Jesús, amén. "Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces; y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera. Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes", (Mt 13, 47-50).
El cielo es parecido a una red. Habrá juicio y consecuencias por nuestra manera de vivir. La red será lanzada y no habrá manera de zafarse de la realidad del juicio. Una vez lanzada la red recoge toda clase de peces. Es una red que no tendrá exclusivismos. No importa el tamaño del pez, ni la especie, sino que sea bueno o malo. Lo bueno será colocado en lugar con propósito y lo malo será echado fuera. Así será con nosotros. Apartarán los malos de los justos. Se da cuenta que no importa de qué nacionalidad seas o cuál sea el apellido de tu familia, ni cuán pobre o rico seas, sino que se trata de justicia y maldad. Quizás piensas que esto no es real o que Jesús ni dijo esto, pero la Palabra de Dios no dejará de cumplirse. No permitas que llegue a tu vida el lloro y crujir de dientes. ¿Si Dios lanza la red a qué lado te colocará? ¿Te colocarán los ángeles al lado de los buenos y justos o te apartarán y echarán al horno de fuego? Habrá juicio y es ineludible. Es en este tiempo que podemos hacer lo necesario para vivir en la voluntad de Dios. Después de este tiempo viviremos en su gloria porque cumplimos su voluntad. ¿Estás buscando, continuamente, cumplir la voluntad de Dios? ¿Sabes que el pasaje bíblico no dice cúando lanzarán la red? No hay un día específico, ni hora, minuto, etc. Nuestra bondad y justicia no será medida en un día particular sino en el andar de la vida. Si la prueba que vives es como un horno de fuego ardiendo te convido a que la soportes. Esta prueba, que piensas que es como un horno, no se compara con el horno de la perdición. Resiste y vence con aquel que ha preparado una vida eterna de salvación para ti. Oremos: Dios y Señor de mi vida. Sé que habrá un juicio. No tengo duda de que tus palabras fueron y serán un cumplimiento en nuestras vidas. Solo ayúdame a enfrentar cada día y resistirlo para que cuando lances la red sea hallado entre los buenos y justos. Así sea con cada uno. Si hay algo malo en mi que puede impedirme ser colocado en la cesta, por favor, quítalo y guíame porque no quiero pertenecer al lugar de perdición. Tú eres mi Dios y contigo quiero morar el resto de mis días. En el nombre de Jesús, amén. "Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha". Juan 18.10
Pedro era uno de los discípulos de Jesús. Fue de los primeros que Jesús llamó. Dejó sus redes y "todo" lo que hacía para seguir a Jesús. Sin embargo, ¿qué había aprendido Pedro? Entre todas las cosas que Pedro tenía nunca soltó su espada. Jesús dejó a Pedro llevar su espada, pero Pedro nunca evaluó si era necesario o no. Nunca se preguntó si cuando andamos con Jesús se requiere de mañas o estrategias humanas. En un momento de dificultad Pedro utilizó lo que traía consigo y no lo que aprendió con Jesús. ¿Qué arrastras contigo? ¿También tienes una espada? ¿Cuántas veces la utilizas, diciendo que conoces a Jesús, para herir a la menor crisis? Cuando Dios le preguntó a Moisés ¿qué tienes en tus manos? Moisés le respondió: "una vara". Esa vara le sirvió para el bien de todo un pueblo y cuando el pueblo estuvo en crisis les ayudó a cruzar el Mar y no a matar al pueblo. Pedro tenía un arma y al menor movimiento le sirvió para herir. ¿Qué tú tienes? ¿Qué tú tienes si andas con Jesús? Cuando nos convertimos al Señor y caminamos con él solo necesitamos que su voz nos dirija en los momentos más difíciles. No saques de ti lo que tú mismo/a traes sino que échale mano a lo que ya Jesús ha hecho contigo. Tus herramientas o las de Dios. Si lo que tenemos en las manos hiere, entonces, debemos evaluar nuestra vida y la manera en que la estamos viviendo con Jesús. NO herimos a quienes amamos, no lastimamos, no le cortamos con la espada, etc. Si Jesús llegó a tu vida te corresponde caminar y ser diferente. Si no has cambiado, no has conocido a Jesús verdaderamente. Pregúntale a Pedro y te darás cuenta que andaba con cosas que no eran del Reino. Oremos: Dios y Señor que llamas y permites que caminemos para ser transformados por ti. Quita de mi aquello que no me permite hacer las cosas de manera correcta. En ti quiero caminar para cuando llegue la dificultad poder estar firme. En el nombre de Jesús, amén. "Cuando llegó cerca de Jerusalén, al ver la ciudad, Jesús lloró por ella". Lucas 19.41
Jesús fue afectado por lo que ocurría y ocurría en su pueblo. Jesús sabía que, Jerusalén, sería arrasada por los romanos. Jesús anunció el arrepentimiento, el perdón, el amor, la solidaridad, la bondad, la honestidad, etc. Ese anuncio era buena noticia. Jesús no era un mal predicador, pues era el hijo de Dios. Mas bien, la gente estaba ciega y se hizo de oidos sordos. ¿Hace cuanto Dios te ha sido anunciado y no escuchas? Jesús quería darle paz, alegría, gozo, esperanza ... Sin embargo, el pueblo estaba ciego. Les deja saber que el enemigo hará muros alrededor de la ciudad y que rodearán y atacarán la ciudad por todos lados y que le destruirán por completo. Incluso, les dijo: "no quedará piedra sobre piedra". Eso ocurrió porque no reconocieron el momento en que Dios vino a visitarles, (v.44). Jesús era Dios mismo, de visita por la ciudad y no lo vieron. ¿Se imagina? Piense por un instante que Jesús pasará por la vida suya, que trae palabra de advertencia, de vida, de esperanza, paz, etc. y que no quieras oírle y mucho menos le puedas ver. Jesús nos advirtió: "en el mundo tendréis aflicciones, pero confiad yo he vencido al mundo". Habrá batallas, dificultades, dolor, angustia, tristezas, etc., pero estará con nosotros/as todos los días hasta el fin del mundo. Bien, ¿y? No dejes que el enemigo haga un muro a tu alrededor, que rodee tu vida y ataque todos tus lados hasta que quedes arruinado/a. El anuncio de Jesús es inminente y su palabra es de cuidado y esperanza. Antes que llegue el día malo vuélvete a Dios. Dios te llama y te inquieta. Te lo dicen en el trabajo, en la universidad, en la escuela, etc. No hay nada más hermoso que nuestra vida en las manos de Dios. Jesús no dijo que no tendrías aflicciones sino que confíes porque ha vencido. Nos entristece, como a Jesús, que no quieran escuchar la Palabra de paz. Jesús lloró por su pueblo. Hoy, lloro por nuestra nación puertorriqueña porque no quiere escuchar la Palabra. Alguien me dijo que su padre siempre se le acercaba y le decía: "sabes que la solución está en buscar de Jesús", D.B. Antes de que el enemigo haga estragos con tu vida regresa a Jesús. En Jesús hay una paz, que no hay pastilla, ni terapia que te la pueda dar. Jesús está a través del Espíritu Santo en nuestra Patria. Si sus palabras llegan a ti no las pases por alto. Jesús te comprende. No hay día en que Jesús no se deje tocar por nuestra necesidad. ¡Tócale con tu oración! Oremos: Dios y Señor. Sé que lloraste por lo que viste sobre Jerusalén. Nuestro país también pasa por las crisis más grandes, las vidas nuestras pasan por el desierto y necesitamos tu paz. No permitas que las deudas, la reducción de horas laborales, el que nos despidan, que nos quiten los beneficios nos robe la paz. Estamos, en medio de la crisis, del día malo, esperanzados en ti. Tú, Jesús, eres nuestro pastor y nada nos falta. Ayúdanos a enfrentar lo incierto con la certeza de tu presencia. En el nombre de Jesús, amén. "Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación: Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación". (2da de Corintios 5.18-19)
Esta palabra ha creado ronchas hasta en los políticos. Anselm Grum en su libro "Imágenes de Jesús" cita a Helmut Schmidt, quien fuera canciller federal, y acuñó la siguiente frase: "Con el sermón de la Montaña no se puede hacer política". En el Sermón del Monte Jesús hace referencia a la reconciliación con "el/la hermano/a. En ocasiones ofendemos sin darnos cuenta. Eso puede provocar un mal entendido. Sin embargo, algunos/as son claros a la hora de ofender olvidándose del Dios que dicen servir. Buscar la reconciliación está en la naturaleza de Dios. Es por ello que seguir a Jesús es tener el ministerio de la reconciliación. ¿Tenemos a Cristo? ¿Verdaderamente somos capaces de reconciliar o reconciliarnos? Si Jesús no tomó en cuenta nuestro pecado para reconciliarnos yo no tengo por qué colocar tropiezos para ello. Yo tengo que ve mi parte en el conflicto. Mi relación con Dios está contemplada en la vida de los demás. Hace unos días vi en las redes un comentario. Ese comentario salió de un líder de la comunidad de fe y eso provocó que comentarios de diversos hermanos y hermanas afloraran en su comentario. Los comentarios de dos hermanas, en particular, laceró su relación porque iniciaron los insultos. Ya no eran meras opiniones sobre un asunto sino insultos de manera directa. ¿Estamos para eso? ¿Es nuestro principio dividir o reconciliar? No olvidemos el ministerio que tenemos en las manos. Oremos: Dios de toda reconciliación. De la reconciliación del ser humano contigo a través de tu hijo Jesucristo. Te suplico que nunca mis palabras, mis comentarios o escritos hagan daño sino que lleven a la reflexión. Que toda división quede abolida en el encuentro con Jesús, el Cristo. Este mundo necesita muchas reconciliaciones pero en este momento te pido por la de las familias, los hijos y los padres, los esposos, los vecinos, los hermanos de diversas congregaciones e incluso la de líderes religiosos y feligreses. Tú nos llamas a pastorear y amar y si algo he cometido o mis compañeros/as de ministerio te pedimos perdón a nombre de todos y todas. Somos vulnerables y frágiles ante toda adversidad y te pido que nos ayudes a ser firmes y afirmar la reconciliación en nuestras propias vidas. En el nombre de Jesús, amén. "3Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos; 4y brotarán entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas". Isaías 44.3-4
¿Sabe que es lo más que me impacta de este pasaje bíblico? La eterna esperanza que nos brinda Dios no importando las circunstancias en las que vivimos. Dios va a derramar. Lo que significa, que de Dios, quien es fuente, saldrá el líquido vital para la vida. Algo se habrá de derramar desde Dios mismo y no tengo duda que sea en tiempos de sequías. Ciertamente hay sequedal y tierra árida pero también Dios ha dicho que derramará aguas y ríos. Todo lo dicho sobre la naturaleza en que nos encontramos. De igual manera Dios derramará su Espíritu sobre tu generación. Esto sí que es esperanza. El pueblo de Israel es y siempre ha representado el sequedal y la tierra árida. Sin embargo, Dios siempre ha querido derramar de su bendición y de su Espíritu sobre viejos y jóvenes. Habrá un avivamiento y será derramado sobre todos/todas su Espíritu. ¿Crees esto? Cuando Dios derrama su Espíritu la esperanza sacude el sequedal de tu vida e irrumpe sobre todo lo árido permitiendo que algo nazca. Cuando el Espíritu de Dios se derrama todo lo seco, lo árido y lo estéril comienza a producir. Si hay sequedal en tu vida y no tienes esperanza en nada, quiero decirte que Dios nos ha dado una promesa: "derramaré mi Espíritu sobre tu generación y sobre tus renuevos". Dios tiene algo nuevo y esperanzador para nuestra generación. Si su Espíritu se mueve el caos deja de existir. Donde el caos parece reinar basta con que Dios se mueva para que todo sea vida y esperanza. Oremos: Dios que derramas toda bendición. Ciertamente estamos en tiempos de sequías y nuestro alrededor se está secando. Sin embargo, mi fe no está en lo que veo sino en tu promesa. Ningún sequedal es eterno pero tú sí lo eres mi Señor. Por otro lado, hay otro sequedal en el que te pido que irrumpas con poder. Ese sequedal es quien no te conoce. Te pido Señor que derrames de tu Espíritu sobre sus vidas para que jamás se sientan cual tierra árida. Dios, necesitamos un derramamiento poderoso de tu Espíritu. Creo que hay muchas cosas que se están secando en nuestra sociedad. NO dejes que tu pueblo sufra los horrores de la sequía. Esa sequía del alma que solo puedes saciarla tú, mi Dios. Acude a nuestra súplica porque tenemos necesidad de ti. En tu nombre Jesús, hemos orado, Amén. "NO os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan, sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón". (Mt 6.19-21).
La realidad es que debemos evaluar en qué lugar estamos acumulando nuestro tesoro. Si nuestro tesoro es aquí, estamos trabajando sobre lo efímero, sobre lo pasajero. Eso es como remodelar una casa que no es nuestra, que luego tendremos que entregar, que solo vivimos por un tiempo. ¿Vale la pena? Eso mismo pasa en nuestras vidas en los asuntos del tesoro eterno. Se hacen tesoros allí donde no se hurta, no se corrompe, donde no pueda el ladrón tomar nada. El Reino de los cielos se alcanza haciendo tesoros en el cielo. ¿Cómo va tu tesoro? Tu corazón define la grandeza de tu tesoro. Si el corazón está en lo efímero ya sé que tu tesoro tiene su fin, pero si tu tesoro está en el reino de los cielos también sé que es eterno. Oremos: Dios de toda riqueza. Nos haz ordenado hacer tesoros en el cielo sin haber llegado allá. Así es la esperanza de quien vive en la tierra. Vamos caminando y haciendo el tesoro en el cielo porque en la tierra nuestro corazón sigue el curso de tu voluntad. En el nombre de Jesús, amén. "Dijo también esta parábola: «Un hombre tenía una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella y no lo halló. 7 Y dijo al viñador: “Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera y no lo hallo. ¡Córtala! ¿Para qué inutilizar también la tierra?”. Lucas 13.6-7
¿Se imagina que Jesús vaya año tras año a buscar fruto y no encuentre? ¿Hace cuánto el Señor ha querido visitar tu vida? ¿Hace cuánto el Señor viene buscando en ti lo que sabes que tienes? NO sigas estancado, estancada, no sigas sin hacer nada. Dios quiere que produzcas, que lleves fruto, que tengas razones para seguir y para vivir. ¿Sabes que estamos llamados a llevar fruto en esta tierra? Nuestras vidas no pueden ser como ese árbol de higuera. Puedes dar fruto porque has sido creado/creada para un propósito. Dios viene a buscar fruto en ti, ¿encontrará? Oremos: Dios y Señor de la viña. Yo sé que un día vendrás a buscarnos. En esa búsqueda quieres que tengamos fruto. Queremos dar fruto en esta tierra. No queremos que por nuestra causa la tierra se haga inútil. Espíritu Santo, tú que guías a toda verdad, en el nombre de Jesús colocamos lo que somos para dar fruto de arrepentimiento, fruto de paz, de victoria, de misericordia, de bondad, de amor, etc. En tus manos estamos, amén. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
All
Archivos
September 2017
|