"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
"Porque satisfaré al alma cansada, y saciaré a toda alma entristecida". Jeremías 31.25
En Dios tenemos satisfacción para nuestro cansancio. En Dios hay oportunidades totalmente nuevas. Ese cansancio se va en Dios. El Señor renueva tus fuerzas y te da la oportunidad de volver a empezar. Hay esperanza para tu porvenir. ¡No te quites! No importa lo triste que puedas estar Dios cambiará tu lamento. Quien esté cargado venga al Señor y él le hará descansar. Oremos: Dios te damos gracias. En medio de todo cansancio y tristeza podemos afirmar que tu eres Dios. Aferrarnos a ti es nuestra esperanza. Te llevarás todo cansancio y toda tristeza en el nombre de Jesús, amén.
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"Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre nuestro enojo, ni deis lugar al diablo". Efesios 4.26-27
¿Recuerda? "Pero no te enojes ...". En este tiempo de calores extremos se tiende a ser reaccionario. El calor provoca malestar y muchos ofenden y luego cuando se tranquiliza se arrepiente de lo cometido. Eso provoca una interrupción en su comunión con Dios. Cuando el enojo alcanza mucho lugar va impactando a quienes más amamos. Si pasas el día enojado, te acuestas enojado y te levantas enojado has permitido que la amargura vaya calando en tu interior. Eso puede afectar tu día, todo lo que hagas y a todos con quien hables. El enojo abre camino al enemigo, se pierde el control, se cometen locuras, provoca contiendas y se traduce en inconductas que no agradan a Dios. El enojo es catalogado enemigo del sano juicio y se le atribuye al necio. Esa es la razón por la que no podemos ser prontos a enojarnos. El enojo es una turbulencia dentro de cada ser humano. Dejar que el enojo se extienda es llevarlo a la ira y darle lugar al diablo. Las relaciones interpersonales son más importantes que impulsos momentáneos que lastiman y detienen la vida misma. "Solo en Dios está sostenida nuestras vidas, él es nuestro refugio y nos da paz". En Dios hay paz y no seremos movidos del lugar en que nos ha colocado. No des lugar al diablo y ama. Oremos: Dios de paz. Gracias por este nuevo día. Reprendemos toda ira y enojo que pretenda quitarnos la paz. Eres tú quien encamina nuestros pasos y nos hace caminar confiados. Si hay enojos en mi no permitas que me roben la salvación. Tu amor sea mi razón de amar y tu paz se mi razón de abrazar. En el Nombre de Jesús, amén. "Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado". Salmo 27.3
YO sé quien es mi Dios y por eso estoy confiado. No obstante, por organizado que esté el ejercito que contra mi venga no temerá mi corazón. NO hay ejercito o hueste que pueda hacernos daño si el Dios de las hueste está de nuestro lado. Puede, incluso, levantarse la guerra, mas yo estaré confiado. No hay ejercito lo suficientemente grande como para privarme de confiar en Dios. Deseo decirle al enemigo hoy: "no temerá mi corazón porque yo estaré confiado" en el Dios que sirvo y creo. Ninguna batalla ha perdido y no perderá jamás. Ahora bien, el salmista no está hablando meramente de batallas externas sino de aquellas que están en el corazón y que se tornan en una batalla para nuestras vidas. Esas batallas internas creadas por la pérdida, por el dolor, por el sufrimiento, por la tristeza, por el rechazo, por el maltrato, por el daño emocional, por el daño sicológico, no harán que mi corazón tema porque yo estoy confiado en mi Jesús. Ese temor es superado cuando sabemos que nuestras batallas tienen una victoria en el Señor. Dios disipa toda tiniebla contraria y alienta tu corazón. Oremos: Dios de los ejércitos. Dios que sabes todas las cosas. Dios que conoces cada batalla que enfrentamos. Afirmamos nuestra confianza en ti y no olvidaremos que si tú estás de nuestro lado, ¿quién contra nosotros? Mi corazón está confiado aunque venga la guerra y no importa cuán grande sea el ejercito porque mi Dios es más que todo ello junto. En el nombre de Jesús, amén. Salmo 68
Dios se levanta. ¿No me entendió? Dios se levanta. Cuando el arca se movía, Moisés decía, levántate oh Dios, y sean esparcidos tus enemigos. "Y huyan de su presencia...". Aquello que no agrada a Dios, hoy, huye de su presencia. Cuando Dios se levanta lanza al enemigo y perece delante de su presencia. Esa presencia de Dios incontenible. No sale huyendo quien tiene a Dios como Dios sino quien no sabe quién es su Dios. Huye de su presencia todo lo desagradable. Huye de su presencia la cobardía, el temor, la angustia, la falta de dirección, la inseguridad, la mentira, el celo, el odio, la enemistad, etc. Cuando la presencia de Dios es real en nuestras vidas no tenemos que temer porque Dios mismo hace que el enemigo sea esparcido. ¿Sabe qué más huye? Los vicios, el alcohol, las drogas, lo mal obtenido, el lenguaje inadecuado, etc. Cuando la presencia de Dios está en nuestras vidas santifica lo que somos. Entonces, allí comienza nuestra alegría porque su presencia hace que el justo se alegre, se goce delante de Dios y sale de alegría (v.3). En medio de todo hay gozo y alegría. Cántale a Dios y exalta su nombre. Cuando el pueblo estuvo en el desierto la tierra tembló y se derritieron los montes y la presencia de Dios reanimó el pueblo. En medio del desierto Dios envió el maná y las codornices y eso era recogido en el día indicado y ya, pero su palabra era continua y no cesaba ante el Pueblo. En ello se cumplía "no solo de pan vivirá el hombre". ¿De qué estás viviendo cada día? Dios es quien te colma de bendiciones cada día (v.19) porque es el Dios de nuestra salvación. Dios te libra en el día de hoy y no hay enemigo que pueda hacerte frente porque "Dios ha ordenado tu fuerza..."(v.28). No temas ni te atormentes porque Dios cabalga sobre los cielos y ellos son sobre todas las generaciones y desde la antigüedad a los ojos humanos. Nuestro Dios se levanta, da fuerza y vigor a su pueblo. Oremos: Dios de toda generación y de todos los tiempos. Que cabalgas sobre los cielos hechura de tus manos. Hoy adoramos y exaltamos tu nombre y cantamos a tu poder y amor. Sé que eres grande y lo que haces sobre nosotros de igual manera. No tengo duda de tu presencia en medio nuestro y por ello te pido que hagas huir todo aquello que no te agrada sobre nuestras vidas y sobre tu pueblo. No quieres manchas ni arrugas pero sí un corazón contrito. NO te agradan los sacrificios y las ofrendas pero sí un corazón a tus pies. Dios, nuestro pueblo está delante de ti. Puerto Rico no tiene crédito económico, nos falta el agua, sufre constantes asesinatos y maltratos humanos y de animales, la gente anda en medio de la desesperación y acuden a cuanto lugar hay o salen del país, van a todos lados, se gastan lo poco que tienen en mil cosas y no hay prudencia, los hijos lo tienen todo pero están aburridos. Lo único que te pido es que te levantes, Dios que te levantes y sea esparcido todo aquello que no te agrada para que el pueblo se vuelva a ti en medio de este tiempo. Necesitamos tu presencia cada día. Estamos confiados en ti porque eres nuestro Salvador. En el nombre de Jesús, amén. Ezequiel 18.21-32
Todo nuevo día es una oportunidad. ¿Sabes que si te vuelves a Dios tus transgresiones vivirás? Dios no quiere la muerte de nadie. Si vuelves a Dios tienes derecho a la vida. Sin embargo, quien ha sido fiel; deja a Dios y sus caminos y se aparta pierde todos sus derechos a la vida. Dice la Escritura que ninguna de las justicias que hayas realizado tendrá validez si dejas a Dios. ¿Dónde estás tú? ¿Están tus caminos torcidos? Quien se aparta de la iniquidad y hace justicia alcanza la vida. Por el contrario, quien se aparta de la justicia para hacer iniquidad morirá. ¡no te apartes! Toma enserio lo que te estoy diciendo. Si no estás en la voluntad de Dios puedes hacerlo hoy. Dios nos brinda un corazón nuevo y un espíritu nuevo. "porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues y viviréis", Ezequiel 18.32 Oremos: Dios de vida. Dios que no quieres la muerte. Dios que llamas al arrepentimiento. Dios que convocas a la justicia y al bien. No permitas que me extravíe, que me salga del Camino, que abandone la justicia, el bien, el derecho, etc. Fortalece mis pasos porque firme quiero estar ante ti. Que cada día mi corazón reciba todo lo nuevo que viene de ti. Si hay alguien que se ha apartado y no sigue tu voluntad solo te pido que le permitas volver a tu camino y le perdones. Yo sé que un corazón contrito y humillado tú no desprecias y vivirá. En el nombre de Jesús, amén. Mis excusas por el texto de ayer, pues les dije en la reflexión que era Amós 6.21 y era Joel 2.21-22. "Tierra, no temas; alégrate y Gózate, porque Jehová hará grandes cosas. Animales del campo, no temáis; porque los pastos del desierto reverdecerán, porque los árboles llevarán su fruto, la higuera y la vida darán sus frutos. Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio.". Joel 2.21-23 "Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo; Seré ungido con aceite fresco" Salmo 92.10
Estamos ante un elemento que ha sido trastocado en este tiempo, la seguridad. Usted no debe pelear más con Dios sino rendirse completamente. Rendirnos a Dios implica dejarle hacer en nosotros lo que quiera. Dios quiere aumentar tus fuerzas como las del búfalo. Además, lo quiere hacer con aceite fresco. El aceite fresco no puede agotarse. ¿Recuerdan las diez vírgenes? Me parece que cualquiera puede salir a recibir al Señor, pero no todos tienen aceite fresco. Para entrar en el gozo del Señor es necesario el aceite fresco para la unción. Debes confiar, en fe, lo que Dios hará. NO pongas tus manos donde van las de Dios. Al decir, "seré ungido" recalca el salmista la necesidad de afirmar la presencia de Dios en la vida. Un cristiano sin unción solo es un cristiano. Un cristiano con unción es un cristiano lleno de fuerzas como las del búfalo. ¿Cómo quieres estar? ¿No confías plenamente en el Señor? Fíjate en el verso, primero le da fuerza y después lo unge. Es decir, deja que Dios obre y recibirás unción nueva, fresca y del cielo. Deja el temor y abandónate en los brazos del Señor. El combustible para el camino del cristiano viene de Dios y si lo buscas en otro lado te quedarás a mitad del camino. Para andar en el camino de esta vida es vital la frescura de su unción. Comunión con Dios es unción. Oremos: Dios, te alabo y te bendigo. Reconozco que eres mi fuerza. Cada día tu unción fresca me permita descubrir la experiencia profunda de tu gozo eterno. Úngenos con aceite fresco y danos las fuerzas para seguir haciendo tu voluntad. En el nombre de Jesús, amén. ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. 29El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. (Isaías 40.28-29).
El-Olam, este nombre significa "El Dios Eterno", en su forma original significaba "El Dios de la eternidad" (Gn 21.33)[1]. Afirma y enfatiza el hecho de que Dios es inmutable y en él hay una fuerza inmutable. Si Dios permite que cada día sea, que el sol y la luna resplandezcan, que el viento sople y la lluvia caiga, jamás se desentiende de nuestra condición. Cada uno de nosotros/as caminamos con la esperanza de saber que hay un Dios Eterno que nos acompaña. Dios no se cansa ni pierde o le falta la visión. Esa es la razón por la que da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas. ¿Necesitas que Dios te renueve las fuerzas? Dios fortalece al cansado/a y derrama su poder sobre el que no tiene fuerzas. Tus fuerzas pueden decaer, pueden desfallecer pero la fuerza de Dios no conoce agotamiento porque es sobrenatural. En la fe las fuerzas siempre están en Dios. Ahora bien, ¿cómo se renueva la fuerza? Esperando en el Señor. Sé paciente y no te turbes a causa del cansancio porque Dios te da fuerzas y derrama su poder en tu debilidad. Oremos: Dios que no te cansas porque eres Eterno. Al decirte lo que eres renuevan mis fuerzas y reconozco que aclaras mi visión. Estoy fortalecido en ti y mi esperanza es levantarme en tu nombre. Nada hay en mi naturaleza humana que pueda darme fuerzas. Mi fe en ti es mi fuerza y mi paz. En el nombre de Jesús, amén. [1] Ryrie, C. C. (2003). Teologı́a básica (p. 53). Miami: Editorial Unilit. "Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia,2 completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como 6superiores a él mismo;4 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros". (Filipenses 2.1-4) Ser cristiano/a es más que decir que lo somos. Para ser imitador de Cristo hay que nacer de nuevo. No podemos estar diciendo lo que no somos y lo que no hacemos. Quien acepta y conoce a Jesús sabe que debe seguir su ejemplo. Si "haces" de cristiano te estás engañando. Se trata de "ser" cristiano. Confundir "hacer" por "ser" es olvidar en quién hemos creído. ¿Qué es ser cristiano/a? Para muchos es el que asiste al templo, está activo en la iglesia, lee la Biblia, ofrenda y diezma, lleva una vida normal, etc. Todo eso es "hacer" y no "ser". Eso está bien pero no es todo. Hablar como cristiano o vivir como cristiano no lo es todo, más necesario es ser cristiano. Para vivir a Jesús es necesario ser y no hacer solamente. Esto es aplicable en todas las cosas. Un joven con uniforme de pelotero no garantiza que sea lo que lleva. Podemos parecer pero no ser. Puedo tener cualquier uniforme puesto y eso no implica que soy eso. Así es en el Evangelio. NO basta con decir que vamos a la iglesia, que leemos la Biblia sino que somos cristianos. Para ti, ¿Qué es ser cristiano? ¿Has nacido de nuevo? ¿Está viviendo en Cristo? Si contesta sí, entonces viva como tal. "Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia,2 completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Si es que hay algo de Cristo en nosotros ya debemos amar, tener comunión, afecto y misericordia. Si es que tenemos a Cristo en el corazón. ¿Qué hay que sentir? 1. sentir lo mismo 2. teniendo el mismo amor 3. unánimes ¿Se da cuenta que completamos el gozo en la señal de la unidad? Si lo que queremos es vivir en la inmadurez y la carnalidad pues, ¿a quién hemos creído? No somos iguales y no tenemos los mismos gustos, pero todos somos de Cristo y eso está por encima de nuestras diferencias. ¿Qué tiene más peso? Escribió: “Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer” (1 Corintios 1:10). “Porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? (3:3) La división causa contiendas, y una casa dividida contra sí no permanecerá (Mateo 12:25). La falta de unidad era cosa seria para Pablo y exhorta a que nos cuidemos de caer en la trampa del enemigo. El enemigo quiere robarse de nuestro gozo. No olvidemos lo que somos. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;4 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros". Si el "yo" controla nuestras vidas causaremos división, habrá contiendas, rivalidad, vanagloria, etc. Nuestro centro es el Señor. Cuando nos presentamos a Dios de rodilla todo lo que somos cae al suelo para exaltar a quien vive en nosotros. Cuando tú y yo vivimos de rodillas no seremos visto por la gente pero sí por Dios. La oración nos mantendrá unidos a Dios, pero orar como las cotorra, es decir, sin orden, sin sentido, sin comunión es como decir cosas al aire. Iniciemos con humildad nuestros pasos en Dios y nuestros pasos serán siempre humildes. Lo que usted siembra, cosecha. El Señor Jesús dijo: “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir” (Lucas 6:38). Cuando velamos por el bien de los demás los demás velarán por el suyo. Enfatizo las palabras del apóstol: vivir en Cristo, tener un mismo amor, no hacer nada por contienda o por vanagloria, estimar a los demás como superiores y mirar por el bien de los demás, nos ayudarán a considerar, analizar e imitar el mayor ejemplo de la humildad.[1] Para ser un verdadero creyente debemos empezar por vivir lo que decimos que somos. Esa será la manera en que nos llamarán y no la manera en que nos llamamos. Oremos: Dios y Señor Jesús ayúdame cada día a ser el creyente que debo ser. No quiero hacer nada para que me vean que soy por hacer, sino que quiero ser cristiano para ser lo que digan que soy. Que mi testimonio revele que te llevo por dentro y mis acciones muestren mi fruto. En el nombre de Jesús, amén. [1] Zapata, R. (1994). Estudios Bı́blicos ELA: El gozo de vivir en Cristo (Filipenses) (pp. 59–65). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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