"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
“Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra”. Salmo 121.1-2
Alza tus ojos aunque no veas. Dios es nuestro liberador. Cuando nos encontramos atascados en el lodo de la desesperación y la mirada sin salida nos amparamos en las fuerzas que Dios nos da. Cuando nuestra esperanza está en Dios las adversidades son vistas como escalones que fundamentan nuestra fe. Quien pretenda alcanzar un sueño primero debe creer. Ello es así porque la fe nos permite ver. ¿Cómo estás hoy? ¿Quizás como el salmista? Sin embargo, debo decirte que la fe te permitirá descubrir tu realidad. Es posible que solo veas montes y murallas pero no olvides que Dios está por encima de ello. Los montes podrán ser altos pero no inmensos. Dios sí es inmenso. Tú caminas por lo que crees y no por lo que ves. Deja tu grito en Dios y afirmarás tus pasos en quien hizo los cielos y la tierra. Oremos: Dios de la creación. Nada es tan grande como tú. Aunque los montes no me dejen ver sé que detrás hay algo nuevo para mi vida. Socórrenos y líbranos de la angustia. Tú eres Dios y en ti está acallada mi alma. No dejaré de creer y confiar en que eres mi socorro. En el nombre de Jesús, amén.
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Colosenses 2.1-9
Desde el momento en que nos convertimos enfrentamos grandes batallas. Las luchas que diariamente vivimos parecen no terminar. Sin embargo, has vencido hasta aquí. La experiencia de la Iglesia consuela y la unidad del cuerpo de Cristo nos mantiene unidos en amor. El entendimiento de la Palabra nos permite vivir arraigados en Cristo. El estudio de su Palabra nos fortalece. Todas las riquezas de Dios son un misterio pero ellas son reveladas en su Palabra. El misterio de Dios Padre y de Cristo, en quienes están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento, solo nos lo pueden revelar ellos. Para descubrir los secretos de una vida que agrade a Dios es necesario vivir una plena comunión con Dios. “Nadie os engañe con palabras persuasivas”, Col 2.4. Podrán decirte mil cosas contra la iglesia pero nadie puede contra la Iglesia porque la Iglesia es de Dios. Dios pelea por la Iglesia y la Iglesia prevalece contra las puertas del mismo infierno. La Palabra nos confronta si nos dejamos confrontar y nos permite vivir en orden y firmeza de vuestra fe en Cristo. Hermanos y Hermanas no se puede vivir de labios ni de oidos sino de acciones concretas y de palabras verdaderas. No nos engañemos porque Dios no puede ser burlado. Si hemos “recibido al Señor Jesús andad como él”, Col.26. Sino vivimos arraigados y sobreedificados en Cristo, es decir como Cristo nos ha dicho no digamos que hemos recibido al Señor. Nuestra manera de vivir confirmará nuestra fe. ¿Tu manera de vivir confirma tu fe o más bien te desacredita? Lea bien la pregunta porque no desacreditas la fe, es decir en quien crees sino la manera en que tú crees. Dios no puede ser desacreditado. Vive como has sido enseñado desde la Palabra. NO permitas que te engañen con filosofías y huecas sutilizas. ¿Cómo vivirás según la gente o según Cristo? Somos completos en Cristo y no en lo que nos dicen quienes no viven a Cristo. Oremos: Dios de bondad y misericordia. Te adoro y te exalto. Hoy nos acercamos a ti. Te pedimos perdón y nos volvemos a ti. Vivir como un verdadero cristiano requiere de andar como tú. Ayúdanos a cada día no vivir un evangelio de labios sino de experiencias. Nuestra batalla constante está en tus manos y nuestros pasos dentro de tu voluntad. Alcánzanos con misericordias. No permitas que ningún cristiano sea engañado por quien no vive conforme a tu voluntad. Otórganos discernimiento para descubrir las falsas conversaciones y vivir la verdad de tu evangelio. En el nombre de Jesús, amén. “...reparen... dondequiera que se hallen grietas” 2 Reyes 12.5
Cuando compré la casa no pensé que varios años después fuese a tener una grieta. Las grietas son aperturas – profundas o simples – entre dos bordes. Quizás haya pasado por las mismas experiencias que yo. En ocasiones de mi vida he tenido “noches largas”. Son esas noches las que desesperan porque no amanece y cada minuto se hace más lento ante nuestros ojos. Cuando pienso en las noches largas surcan mis pensamientos los momentos en que mi matrimonio no estaba bien sino en ruinas. Esas noches largas y silenciosas son aquellas en las que no cruzaba palabras con mi esposa, en las que el sueño se disipaba en la medida que entraba la oscuridad para que nunca amaneciera. Noches de tristeza y angustia porque quien compartía la cama conmigo parecía una extraña a mi lado y yo un extraño a su lado. Podemos estar en la misma cama pero la noche es fría porque no estamos juntos sino al lado. Es el juego mental de tener y no tener. Durante mucho tiempo la relación fue bella, placentera, agradable, todo lo que cualquiera pudiera soñar, así como la casa nueva. Sin embargo, pasado el tiempo aparecen grietas en el matrimonio. Grietas que parecen hacer pedazos, como si de un vidrio se tratase. Creo que José Luis Navajo lo dice extraordinariamente: “Éramos dos extraños viviendo bajo el mismo techo. Compartíamos casa, pero no proyectos. Colchón – cama - pero no sueños. Comida pero no ilusiones. Juntos pero inmensamente separados”. Ese era el tiempo de buscar ayuda. Las grietas que existen en los matrimonios no son creadas por Dios sino por la manera en que hemos vivido los tiempos. Si sale una grieta, solo nosotros y nadie más es culpable, sino nosotros. La obediencia en las palabras de un pastor, psicólogos o consejeros no pueden ser tomadas por inapropiadas o irrelevantes. Sé que aparecerán opciones y nuestra manera de vivir puede ser transformada si optamos por lo que Dios unió y no por lo que está agrietado. Quienes viven solos no se sientan solos. Realmente en nuestra individualidad también hacemos que haya grietas en nuestra manera de vivir. ¿Cuántas grietas hay en tu vida? NO sigas inculpando a otros de la vida que tienes. Tú decidiste y tú caminaste. Si hay grietas en tu vida me parece que es tiempo de que las repares. “Afirma tus pasos por lo que enfrentarás y no por lo enfrentaste. No se camina en el pasado sino en el presente” José Luis Báez. El pasado pudo hacer grietas en tu vida pero no puedes auto-abrirlas en el presente sino sanarlas. Es tiempo de buscar ayuda. Si hay grietas en tu matrimonio o en tu vida debes acudir a la reparación de las mismas. NO olvides que cualquier cismo puede abrir más la grieta. Si ha sido reparada la probabilidad de que no se agriete nuevamente es mayor. Si vives sanamente provocarás que otros y otra que están agrietados/as vean esperanza. Dios no unió para que se agrietara tu matrimonio. Dios unió para que sean uno solo. Dios no te creó agrietado sino completo/a. No permitas grietas que rompan lo que tanto te ha costado. Oremos: Dios bueno. Dios trino y uno. Que hoy nuestras familias reciban tu bendición para caminar conforme a tu voluntad. Guíanos a una mejor manera de vivir. Enséñanos a reparar nuestras grietas. Exponernos a tus manos es saber que volverás a crear en nuestras grietas. En el nombre de Jesús, amén. Basado en el libro: José Luis Navajo. 5 días para un matrimonio feliz. Nashville, Dallas México, Grupo Nelson, 2012. … aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a Misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó”. Lucas 15.20
Expresar lo que sentimos a nuestros seres queridos no será, más tarde, un lamento. En muchas ocasiones veo mucho trabajo en la familia pero muy pocos espacios de familia. ¿Qué es lo que no se está haciendo en la familia? No estamos expresando lo que sentimos por nuestros seres queridos. En uno de sus libros José Luis Navajo nos exhorta a “madrugar para amar”. Si te preguntan ¿qué lamentas en la vida? Es posible que te encuentres con respuestas como “no haber amado a mis seres queridos más cercanos”; “no haber escuchado a quienes marcaban mi camino y tomar otro”, etc. Irrumpe más el odio, el rechazo y el rencor que volver a amarnos. La gente está viviendo como si los hijos no existieran, como si la hermana/o no existiera, la tía/o, el abuelo/a, etc. ¿Aún están lejos? No permitas que las distancias emocionales te hagan lamentar cuando tu ser querido ya no esté. No vale pelear por una herencia y hasta odiar a tu familia por lo territorial. Eso no es humano eso es animal. ¿De qué te sirve seguir odiando? Déjame decirte que te morirás y lo que no expreses en vida jamás lo harás. NO esperes a que se vaya, a que se muera, a que no lo veas más o lo pierdas en una situación límite, a que te dé una enfermedad terminal, a que las circunstancias te limiten. Actúa ahora y abre los ojos, cual padre del hijo pródigo y corre; y ama a quienes son tuyos. Hay palabras que debes decirlas hoy porque no pueden esperar a mañana. Mañana puede ser tarde o pueden ser palabras “que corramos el riesgo de enterrarlas”, José Luis Navajo. NO expreses tarde lo que debe ser a tiempo. Dile a tu esposa lo que no le has dicho. Ámala sin fronteras. Ama a tus hijos y bésalos. Busca a tus hermanos, a tu mamá y seres queridos o llámalos y dile que los extrañas y que deseas verles. Si respondes mañana puede ser tarde. Si tardas en darle el beso a tu hijo/a puede que mañana se haya ido. Esos deditos pequeños no serán jamás los mismos. ¿Qué estás haciendo? Toma las alegrías que te ofrece Dios. Toma un momento y dale una llamada a tu esposo/a y dile: “Gracias por estar, por ser especial, por cuidarnos, por traer alimento, etc.”. Si te retrasas puedes perder y te puedes equivocar. “Quien se retrasa a una cita pierde el turno, quien se retrasa a un avión pierde el vuelo, pero quien se retrasa a amar pierde la vida”, José Luis Báez De las cosas buenas, de las importantes y de las que de verdad importan se nutrirá tu vida. Escoge si al ver a tu ser querido lo sigues odiando o lo abrazas y sigues viviendo. Si Dios vinculó el máximo mandamiento con el amor es porque es fundamento para la vida. Oremos: Dios bueno y de infinita misericordia. Gracias por la familia que me has dado, por la esposa e hijos que me permites tener. NO existe un privilegio más grande que el de tener familia. Gracias por cada día en los que me permites tenerlos. Así ocurra con todos y todas. Ayúdanos a seguir amando y sin retrasos. En el nombre de Jesús, amén. Gracias a los que han orado por mi. Estoy en recuperación. Dios es bueno. Seamos solidarios con nuestras acciones más que con nuestras palabras. Nuestra humanidad está herida. Tiene un sangrado perenne. Ello nos trae a la memoria nuestra misión, “somos luz”, “somos sal”. Ante nuestros ojos hay un constante dolor. La muerte en nuestro país es diaria. Hay un acantilado de hombre y mujeres, niños, adolescentes y jóvenes solos. Los terremotos y huracanes que azotan nuestra Isla requieren que atendamos a quienes buscan refugio emocional, espiritual, familiar, etc. La familia es fundamento de la sociedad y vínculo de Dios. Dios creó la familia y Dios sostiene la familia. La falta de compromiso, síntoma del postmodernismo, y del individualismo contemporáneo ha provocado todo un mundo segregado. Estamos llamados a buscar y llamar a quienes viven heridos para acogerles desde la misericordia. No podemos permitir que la sociedad siga “malpariendo”. La iglesia es el hospital de nuestra sociedad y nuestro médico se llama Jesucristo. Todo el que llegue será bienvenido. Nos toca, como iglesia, consolar, vendar heridas, abrazar, acompañar, etc., pero sobre todo mensajeros del Evangelio transformador de Jesucristo. Mi evangelio es Jesucristo. Jesucristo es el camino al Padre y ello nos permite comprender que la humanidad no es huérfana. Hoy celebramos la familia y con ello el pacto de Dios para bendecirla. La sociedad necesita una voz diferente para enfrentar la crisis en la que está sumergida. Nosotros no estamos fuera de esas adversidades pero las enfrentamos con esperanza desde nuestro Señor Jesucristo.
Oremos: Dios de la vida y Señor nuestro. Tú, Creador, de todas las cosas, visibles e invisibles. Creaste la familia. Por ello la familia nos debemos a ti. No dejes de iluminarnos y llévanos por el camino eterno. En medio de este mundo lleno de tinieblas permítenos ser luz y Sal. Así como tú. En tu nombre, amén. “Esaú por una sola comida vendió su primogenitura. Aunque deseó heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas”, Hebreos 12.16-17. El placer anida en el corazón del pecador. Es un corazón hedonista. El placer es muy variado y las manifestaciones igual. La gente ha destacado su propio lema sobre la vida: “la vida es corta y hay que gozarla”, aunque para gozarla pisotee la voluntad de Dios. ¿Será necesario gozarla vida sin la voluntad de Dios? Las cosas no son meros placeres o momentos de gozos. Es exactamente eso lo que entiende la gente por felicidad. El detalle es que son placeres o momentos de gozos efímeros como el de Esaú. Ese no es el sentido de la vida. El sentido de la vida es trascendente y no se sujeta a placeres terrenales. Puede entrar usted en un debate sobre ello pero Salomón lo comprendió al decir: “todo es vanidad y aflicción de espíritu”. El placer y el gozo momentáneo no suplantan ni llenan los vacíos del alma. ¿Hacer lo que queramos y cuando lo deseemos es felicidad? Usted puede disfrutar, quizás, de la vida pero no de una comunión con Dios. Placer es poder vivir eternamente. Oremos: Dios y Padre celestial. Te pido perdón por mi infidelidad. Por las veces que he fallado a tu presencia y mi familia. No vale la pena el placer si me aleja de ti. No puedo entregar mi bendición por un simple placer momentáneo. Me arrepiento y te pido me perdones para no ser desechado y alcanzar la salvación. En el nombre de Jesús, amén. Juan 12.1-8
Me parece extraordinario que la gente acuda a Jesús. Bueno, acudamos. Con la salvedad de no necesitar milagros para creer en él. Cuando Jesús resucitó a Lázaro muchos creyeron en Jesús y los principales sacerdotes se enojaron tanto que querían matar a Lázaro. ¿En quién debemos creer? ¿Creemos en quien quiere matarnos o en quien quiere resucitarnos? Asumo que usted está de acuerdo conmigo que en quien quiere resucitarnos. Jesús resucitó a Lázaro y se sentaron a comer. La plena experiencia de vivir no es tenerlo todo sino de poder sentarnos a la mesa con quien nos resucita. Oremos: Dios y padre bueno. Guíame cada día y susténtame con la diestra de tu justicia. Acudo a ti porque solo en ti hay horizonte de vida. Guárdame del mal. En confianza camino contigo. En ti creo y creeré siempre. En el nombre de Jesús, amén. Los trapecistas se lanzan al otro porque hay una red en la parte de abajo. Alguien dijo que el Señor es como la red de los trapecistas. Caer en sus brazos es quedar atrapado por su gracia. El perdón de Dios es más inmenso que la red de un trapecista. No importa si tu caída es como la de un trapecista Dios te sostiene y te vuelve a perdonar. Dios siempre está cuando fracasamos. Entre más entiendo que Dios me sostiene menos caigo. Es por ello que puedo afirmar: “Grande es el Señor, y digno de suprema alabanza; y su grandeza es inescrutable”, Salmo 145.3. Lanzarnos, cual trapecista es un acto de fe y confianza, sigue adelante y no temas porque siempre habrán unos brazos esperándote.
Oremos: Dios de infinita misericordia. Que tu amor y perdón sean la razón para mantenernos lanzándonos en fe. Hoy es un nuevo día y quiero exaltarte porque si puedo alcanzar triunfos te lo debo a ti. Si puedo seguir caminando es porque tú abres la brecha. En tus manos están mis tiempos. En el nombre de Jesús, te doy gracias, amén. En todo tiempo hay nuevos desafíos. Los días que vivimos sacuden nuestra paz. Lo que vemos a diario en los noticieros nos llena de tristeza. Es por ello que nos damos cuenta de la necesidad que hay de mirar con seriedad la vida. Jesús es el único Camino a Dios. Yo respeto los caminos que han elegido muchos para sus propias experiencias. Sin embargo, ¿quién más dijo que era el Camino? ¿Quién dijo que si lo veían a él veían al Padre? No hay diversas vías a Dios. Sin Jesús nada podemos hacer. El tiempo pasa y la Palabra se cumple. Estamos en los últimos días. Lo bueno es malo y lo malo es bueno. La gente bebe alegando que Jesús bebió, la gente hace lo que quiere torciendo el texto bíblico y utilizándolo a su conveniencia. Darle interpretaciones a la Palabra desde nuestras propias necesidades es ser un fariseo contemporáneo. ¿Cómo predicamos? Tenemos que predicar la Palabra de Dios con todos sus elementos. Predicar una Palabra desabría producirá cristianos sin sabor y sin esperanza. No llamemos al pecado algo cultural y al mensaje motivador sermón. Afirmemos nuestro caminar en el Señor Jesús y no olvidemos que los tiempos son difíciles. En el mundo tendremos aflicciones pero Jesús ha vencido al mundo. Afirma tu fe, insiste en lo que has aprendido y no dejes que pensamientos y filosofías contemporáneas limiten tu esperanza. Quien crea su propio dios sabe que nada obtendrá de sí. NO dudes que estamos en los últimos tiempos y que hay que apercibirnos. Acerquémonos a Dios y volvamos mirar como es. Si la Palabra que creo se equivoca en vano predico. Hoy me sustento en lo que Creo y te exhorto a que evalúes lo mismo. Confiar en Dios es nuestra mayor esperanza. Creerle a Dios es nuestra mejor decisión y seguir predicando nuestro mejor mensaje. ¡Busquemos de Dios! ¡Reconcíliate! ¡Vuelve! Estás a tiempo de empezar otra vez. El Señor Jesús te espera cual Padre bueno.
Oremos: Dios y Padre nuestro. En Jesús te acercaste más a nuestro dolor, necesidad, angustia, desesperación, etc. Sé que entiendes lo que vivimos. Por ello te pido que nos ilumines en medio de este caminar. Guíanos cuando nos falten las fuerzas y susténtanos cuando nuestros pies tropiecen. En este tiempo solo tú eres nuestra esperanza. En el nombre de Jesús, amén. “¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios, porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío”. Salmo 42.5
Hay circunstancias que desaniman que podamos seguir. El abatimiento interior produce desánimo y deprime. En ese momento debemos entablar un diálogo con nuestro corazón. En ese diálogo debemos preguntarle a nuestro propio corazón ¿por qué? En la mayoría de las veces si miramos muy profundo en nosotros mismo puede que nuestras inquietudes se desvanezcan. Es muy probable que nos demos cuenta de nuestra intranquilidad. ¿Por qué estamos abatidos? ¿Realmente es algo serio? Si así fuera, entonces, una fe confiada en Dios es un antídoto contra el abatimiento, contra el desánimo y toda desconfianza. Es tiempo de esperar en Dios. ¿Para qué salir corriendo? No olvides que salir no resuelve el problema. Si te vas tú y te sientes así no se trata del lugar sino de ti. No dejes que el desánimo te robe la bendición. Confía en las promesas que Dios. Abrázate a la palabra que Dios te ha dado y alábale. En estos días, soñé, que una mujer de oración vino a mí. Cuando colocó sus manos en mis hombros comencé a llorar y cuando oraba me decía al oído: “Mi siervo no temas ni desmayes porque yo estoy contigo”. Aún allí Dios habló a mi vida y fortaleció mi ser. Por ello cuando las dudas y los desalientos puedan provocar desánimo hay una voz más fuerte, en la promesa de Dios, que no permite que me detenga. Alábale mientras esperas y no olvides que Dios es tu Salvación. Oremos: Dios, cada día te doy gracias. No tengo palabras para expresar lo agradecido que estoy de ti. Desde mi familia y todo lo que has colocado en mi vida. Sin embargo, hay momentos en que me faltan las fuerzas. Ayúdame a caminar y no me dejes solo. No desampares la obra de tus manos. Dame discernimiento para enfrentar toda batalla y fortalece tu pueblo Señor. Guíanos hasta ser la iglesia que demandas. Aunque haya turbación, con todo, mi confianza está en ti y en ti esperaré porque aún he de alabarte. En el nombre de Jesús, amén. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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