"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Hay varios niveles de prueba:
La prueba común, esto se define como los sucesos de todos los días que desafían nuestra fe, paciencia y determinación de permanecer fieles a Dios y a su Palabra. En segundo lugar, están las pruebas por un tiempo, se repiten cíclicamente y vienen por un tiempo. Y por último la hora de la prueba y es el ataque en el que nos encontramos y que Satanás utiliza para arrancarnos de Dios y quitarnos la fe en él. La hora de la prueba llegó para Abraham al entregar su hijo y Dios le mostró su provisión, para el pueblo de Israel en Egipto y Dios los sacó, para José ante la esposa de Potifar y Dios le impulsó a salir corriendo de la tentación, la de David frente a Goliat y Dios darle la victoria, la de Jesús en la CRUZ para salvación de nuestras vidas. ¿Cuál es tu prueba? ¿Cómo se llama? YO te exhorto a que en medio de tu prueba solo confíes, camines y creas en el Señor Jesús. NO hay otra esperanza que pueda dar espacio al milagro que la de vivir mirando a nuestro Señor, Jesús. Confiad porque Jesús ha vencido ... Oremos: Dios para ti no hay imposible. Nuestras batallas las peleamos en tu nombre. Ante la prueba descanso en tus brazos. Quiero confiar en lo que hagas como Abraham, enfrentar como José, clamar como tu pueblo, pelear como David y vivir como tú, Señor, Jesús. Toda prueba la puedo soportar porque estás conmigo. En tu nombre, amén.
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"... en las alturas abriré ríos ..., abriré en el desierto estanques de agua y manantiales de aguas en la tierra seca". Isaías 41.18 "Tú guardas en completa paz aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos". Isaías 26.3-4
Esa perseverancia de pensamiento se traduce a los de carácter firme. Dios conserva o guarda a los que perseveran. ¡Persevera! Como diríamos hoy, "no te quites". La adversidad puede sacudir nuestra fe, pero si nos quita la paz trastoca nuestra confianza en Dios. Confía en Dios porque él es la fortaleza de los siglos. No la fortaleza de ayer, de hoy, de mañana sino la de los siglos. El bienestar de Dios inunda nuestra vida de paz y nuestra confianza afirma nuestros pensamientos en él. No perder la paz es confiar en Dios. Oremos: Confiar en ti, Señor, Jesús, es mi fortaleza. Tu paz es el resultado de un creer y confiar en ti perpetuamente. Tú eres y serás mi refugio ante toda situación. Señor, Creador de todas las cosas, y Dios de mi vida, tú eres el camino. No hay salvación fuera de ti porque siempre serás mi refugio. En el nombre de Jesús, amén. En Lucas 18 Jesús da una parábola de una mujer viuda que fue a un juez injusto. El juez la ignoraba constantemente, pero al darse cuenta que ella no lo dejaría descansar, le concedió el pedido de su corazón. Era una parábola para que oraran siempre, sin desmayar, Lc 18.1. Es no desmayar a lo que estamos llamados/as. Desmayar es volverse pusilánimes, desanimarse o sentir una sensación de desesperación. Cuando hablamos de debilitarse es aflojarse o debilitarse por completo. Cuando la gente se cansa y pierden la fe han dejado de orar. Pierden el deseo de de luchar en sus crisis ya que el problema, ante su desaliento, no tiene solución. El apóstol pablo escribe "No nos cansemos, pues, de hacer bien". Quien está cansado en la batalla, en la lucha familiar, en un matrimonio, en cuanto a hijos rebeldes e incomprensibles, etc., está perdiendo la fe. No pierdas la fe y persiste. Dios no es un juez injusto.
Dios concederá las peticiones de tu corazón si no desmayas. Oremos: Dios y Padre de nuestras vidas. Tú que eres justo. Tú que no ignoras y sabes de qué tenemos necesidad. Ante ti estamos. Tanto que decirte y tanto que pedirte. Que cada petición de quienes necesitan hoy una respuesta no tarde Señor. Te suplico por cada una de ellas. Concédelas conforme a tu voluntad. En el nombre del Señor, Jesús. Amén. "Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la Fe" Lucas 16.5
Cuando se habla de aumentar en nuestros tiempos se nos activan los sensores de la tensión y el susto. Lo cierto es que no todos los aumentos son malos. No es malo que nos aumenten el salario, ni los días de vacaciones, las cubiertas en el plan médico, etc. Estos aumentos alegran y nos dan paz. Sin embargo, lo que proponemos aumentar en esta ocasión se alinea a la dimensión de la esperanza. Queremos que Dios nos aumente la Fe. ¿Quién dijo que no puedes levantarte? ¿Quién dijo que no puedes alcanzar tus sueños? Ningún desierto es el final de nuestro caminar sino parte del camino que nos ayuda a crecer para ser mas fuertes al final. Es tiempo de aumentar la fe. Quien se detiene en el camino retrasa su meta. Cada día es oportunidad para decirle a Dios que aumente nuestra fe. Esa es "la convicción de lo que no se ve la certeza de lo que se espera". En la fe se encarna la esperanza. Oremos: Dios y Padre que guías nuestros pasos. Hoy queremos que aumentes nuestra fe ante la adversidad, ante la tristeza, ante la crisis, ante la necesidad, ante la desesperanza, ante nuestros desiertos, ante la tormenta, ante toda acción contraria contra nuestra vida. Sin fe no puedo agradarte y es por ello que te piso que aumentes nuestra fe. En el nombre de Jesús, amén. Isaías 30.18
Estos tiempos de escases pueden provocar incertidumbre. ¿Escases? Sí, escases. Muchos no tienen trabajo, otros no pueden estudiar, otros tienen dos trabajos, y unos se van del país. La necesidad puede llevar a la desesperación, a tomar decisiones erradas, a considerar alternativas incorrectas, como el hurto. La justicia de Dios es la razón de nuestra confianza. No hagas aquello que coloque en juego tu identidad, tu integridad, tu ética. No te dejes llevar por la desesperación momentánea. Colocar nuestra necesidad en las manos del Señor es actuar conforme a su voluntad. Es ir donde tenemos que ir y hacer lo que tenemos que hacer. "Dios tendrá piedad de de vosotros" y "será exaltado teniendo misericordia de nosotros", porque "Dios es Dios justo", "bienaventurado todos los que confían en él". Oremos: Dios y Padre de nuestras vidas. Nos corresponde decirte que en medio de nuestra escases, como pueblo, necesitamos de ti. Ayúdanos a no ir en pos de lo incierto, de lo falto, de lo efímero, sino confiar en que tu piedad sobre nosotros será la razón de mi exaltación. Yo confío en ti y si eso me hace bienaventurado, entonces, ayúdame, a siempre confiar. Tú eres Dios justo. En el nombre de Jesús, amén. NO pierdas la paciencia a causa de lo que no vale la pena, de lo estéril, de lo efímero, porque si confías, en el Señor, Jesús, alcanzas su promesa.
La paciencia es la capacidad de esperar y soportar con voluntad férrea. Así, creo que la puedo definir. ¿Esperar en qué? En nuestro caso es en el Dios de la esperanza. La promesa de Dios a Abraham fue "te bendeciré con abundancias y te multiplicaré grandemente". ¿Qué hizo Abraham ante tal promesa? "Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa". Hebreos 6.15. Nos toca esperar por la promesa con paciencia. Alcanzar la promesa se remite a confiar, a esperar, a creer, a caminar en el nombre de Jesús. Vendrán los vientos, habrá desiertos, escoyos, altibajos, bifurcaciones, sed, hambre, pero espera con paciencia y alcanzarás tu promesa. A Israel, le tomó más de 400 años la salida de Egipto, a Moisés, 80 años para guiar al pueblo, al hombre enfermo, frente al estanque, ver después de 38 años y a nuestra iglesia en Guaraguao comprar su monte después de 70 años. Que el tiempo no turbe ni entenebrezca tu fe en la promesa que Dios te ha hecho. No importa si es tardía, desde tu perspectiva, para Dios es tiempo para que veas la manera en que él obra. Para alcanzar se requiere firmeza. Oremos: Tú eres mi Dios, Jesús. Hijo del Dios viviente y el Resucitado. Con la esperanza de un nuevo día espero en tu promesa. Guía y dirige con discernimiento cada paso que damos. Tu promesa encarne en vida y esperanza para quienes han esperado en ella. Afirma tu verdad en el cumplimiento de tu promesa. En el nombre de Jesús, amén. NO desyames aunque no veas, no entiendas, y creas que las cosas no tienen solución. Dios no te va a dejar.
Lucas 18.1 He visto milagros en estos días. Orar y no desmayar es confiar. ¡Insiste! Nuestra relación con Dios no se fundamenta en lo que Dios nos pueda dar sino en lo que significa Dios para nosotros. Dios no dejará de ser Dios porque no te conteste algo. Hay gente que negocia con Dios y luego no cumplen lo que le prometieron. Dios les sana, les ayuda, les da carro, les da trabajo y luego no pueden llegar al templo porque lo que Dios le dio se convirtió en obstáculo para buscarle. ¿Qué es lo que nos ocurre? ¿Acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? NO tardará, pero no dejes de orar porque "cuando venga el Hijo del Hombre ¿hallará fe en la tierra? Quien ora constantemente fortalece su escudo de la fe. Hablar con Dios es conocer y reconocer su voz en el silencio, en la pausa, en su tiempo. Dios responde, tarde o temprano, pero responde. Oremos: Dios yo sé que orar no es un lujo sino una necesitad, como dice tu Palabra. Es por ello que hoy me urge acercarme a ti, como todos los días, en la confianza de tu amor y misericordia. Estoy delante de ti y solo te pido que acudas a cada vida conforme a tu voluntad en este día. No hay dificultad para tu obrar. En tu nombre, creo, Jesús, y oro. Amén. Pd. No tengo internet, pero estoy haciendo lo necesario para continuar escribiendo. ¡Dios les bendiga! Desde las 4:30-5:30 am estamos orando en ICDC en Guaraguao Abajo, te invitamos. Nahúm 1.7 1. Dios es bueno 2. Es fortaleza en el día de la angustia 3. Conoce a los que en él confían. El referente más extraordinario es que Dios es fortaleza en el día de la angustia. ¿Qué te angustia? ¿Qué te desespera? Dios es tu fortaleza. Puede ser tu fortaleza porque te conoce. No es saber, meramente quién eres, sino de tener una relacion contigo. El Señor sabe quién es su oveja. El buen pastor conoce sus ovejas... Ese conocerte le remite a saber si confias o no en él. Quien confía en Dios en medio de la angustia cree. Oremos: Dios bueno. Tú eres mi fortaleza. Gracias por sostener mis brazos en medio de mis angustias. En el nombre de Jesús, amén. Aunque no veas, obedece ...
"Y él dijo: Así dice el SEÑOR: "Haced en este valle muchos estanques". Pues así dice el SEÑOR: "No veréis viento, ni veréis lluvias; sin embargo ese valle se llenará de agua, y beberéis vosotros y vuestros ganados y vuestras bestias." 2da Reyes 3.16-17 Siempre he creído que Dios hace muchas cosas por nosotros/as. ¿Y nosotros que hacemos? Hay cosas que nos tocan a nosotros. Dios le dijo al profeta "haced muchos estanques". Esa es la parte que nos corresponde, esa parte que es posible. La imposible es de Dios. No me frustro por lo que no puedo hacer sino que lo coloco en las manos de Dios a través de la oración. Si hacemos los estanques Dios los llenará. Lo curioso es que se parece a los tiempos de Noé cuando Dios le dijo que construyera un Arca y no caía cota sobre la faz de la tierra. Después de la construcción del Arca llegó el diluvio. También se parece al inicio del ministerio de Jesús cuando le dijo a los discípulos que trajeran las tinajas llenas de agua y las convirtió en vino en aquella boda. Tienes que hacer tu parte, buscar del Señor, rendirte a él, llegar al templo y adorarle, presentarle tu familia y Dios hará el resto. No es una fórmula matemática sino un proceso de obediencia. Aunque no veas, como el profeta, ni vientos, ni lluvia, los estanques se llenarán de agua. Dios sabe hacer en abundancia su parte, pero ¿y tú sabes hacer la tuya? Oremos: Dios, delante de ti, con corazón humilde y humillado, me presento. Veo tu misericordia en cada amanecer. Quiero caminar, creer, confiar, hacer, aunque no vea ni vientos ni lluvia porque no es lo que pueda ver lo que me mueve sino tú, Señor. Lo que ocurra hoy está sujeto a lo que sea tu voluntad. Haré los estanques y se llenen o no mi fe está en ti. En el nombre de Jesús, amén. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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