"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Lucas 4,14-21
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Éxodo 17.8-16
Nuestros días traen su propio desafío. NO es tiempo de decaer sino de enfrentar. Cuando las fuerzas de Moisés le vencían y sus brazos no podían estar arriba Israel perdía la batalla. Sigue batallando, luchando, enfrentando, invistiendo, etc. No olvides que los brazos de Jesús fueron levantados y sujetado no por las manos de Aarón y Hur sino por el madero que le sostuvo. Sus brazos nunca se movieron del madero por amor a ti y a mí. Sigue insistiendo porque ya Jesús nos ha dado la victoria. Oremos: Dios que sostiene mi vida cuando los días son difíciles. Ayúdame en medio de mis desafíos porque mi vida confía en ti. Gracias Jesús porque tus brazos se mantuvieron en el madero para darme la victoria. Vivo agradecido porque cada batalla me prepara para ese encuentro contigo. Las enfrentaré afirmando que eres mi victoria. En el nombre de Jesús, amén. 2 Corintios 4.16 "Por tanto, no desmayamos; antes aunque esta humanidad exterior se va desgastando, la interior se renueva de día en día".
Vivir la fe es estar despierto/a, es crecer, es desplegarse ... En ella, la fe, hay una renovación continua. Los signos de una fe inmóvil pueden ser diversos. Algunos/as no crecen, no se dejan cuestionar por el Evangelio, no crecen en su propia conversión, no se arriesgan a acercarse a Jesús. También, la hace inmóvil, quien la vive de manera rutinaria y repetitiva, la oración se hace una formula, el pecado se convierte en costumbre y todo se va apagando. El que vive la fe, no desmaya, no se quita, sigue enfrentando, se mueve en esperanza, espera en alegría, camina confiado/a. Cuando llega el desgaste físico sabe que su realidad espiritual no es cónsona sino distinta porque la vida del Espíritu tiene otra suma. Oremos: Dios y Señor que afirmas cada día con la renovación de tu misericordia. Aunque los años pasen y tengan fechas inmensas tu misericordia, bondad y compasión se renuevan cada día. Permite que mi vivir en la fe sea una renovación constante para no fenecer ni desmayar ante las realidades de cada día. Confío en el ensanchar de una experiencia, nueva, hoy. En tu nombre, amén. 2 Reyes 19.6 "... así ha dicho Jehová: No temas por las palabras que has oído ...".
Muchas son las palabras que se escuchan en la vida. Unas que hacen bien y otras que quitan hasta el ánimo. Palabras como; "no hay más trabajo para ti, tienes menos horas, no puedes seguir, terminas el día tal, tienes tal enfermedad, debe las cuentas, etc. Recibe esta palabra como promesa para tu vida. "no temas por las palabras que has oído". Ora a Dios y presenta delante de él tu causa porque sus palabras abrirán esperanza y vida en tu caminar. Oremos: Dios y Señor nuestro. Las palabras que me propuse escuchar en mi vida son las tuyas. En ellas encuentro aliento y vida. Tus palabras siempre disipan las que me han dicho quienes se levantan contra mí. No temeré por lo que me han dicho sino que caminaré por tu promesa. En el nombre de Jesús, amén. 2 Corintio 12.9 "me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad...".
Decimos que somos fuertes y somos sumamente débiles. Hacemos de todo, pero en ocasiones, no somos capaces de enfrentar nuestros temores. Evadir nuestras situaciones nos garantiza continuar con temores. Cuando el temor nos asedia y nos dicta el camino no podemos movernos. El miedo/temor paralizan, distorsionan realidades y minimizan la visión. Cada pensamiento con temor es un espacio de increencia. Ante los temores la cobardía cobra sentido y el dominio propio sucumbe. Cuando adquirimos dominio propio, desde el pensamiento y el corazón, descuartizamos los miedos que no nos permiten enfrentar cada día. Deja que el poder de Dios obre en tu debilidad. Cuando la gracia de Dios irrumpe nuestras vidas su poder nos completa cada día. Oremos: Dios poderoso, grande y excelso. Nada temes, pues eres Dios. Lo vulnerable de mi está en tus manos. Irrumpe en mi vida y sé mi fortaleza para enfrentar cada temor. En el nombre de Jesús, amén. El mensaje de Jesús, en las comunidades cristianas, era uno nuevo. En Jesús inicia una nueva alianza con Dios. Introduce una nueva manera de amar. Trae una vida nueva. En Jesús es posible la esperanza de conocer un día, un "nuevo cielo" y "una tierra nueva". Sólo él puede decir: "todo lo hago nuevo". (Ap 21,5). Jesús hace nuevo en ti todo cuanto coloques en sus manos.
Oremos: Señor que traes en ti mismo lo mejor para el ser humano, que es una vida nueva. Tus nuevos paradigmas levantan esperanza. Afirmamos la esperanza en la vida que vivimos porque haces nuevas todas las cosas. En el nombre de Jesús, amén. El silencio de Dios
Éxodo 32.1-7 ¿Cuál es tu prisa? Espera en Dios. Siempre queremos que Dios conceda nuestros deseos cuando Dios actúa por promesas. ¿Dios no te contesta? Ten cuidado con querer hacer sin que Dios apruebe. Cuando el pueblo vio que Moisés no bajaba del monte y "tardaba" se le acercó a Aarón para que le hiciera dioses. Aarón no tardó en decirles que utilizaran todas sus prendas y se las trajeran. Allí, ante la desesperación hicieron un becerro y declararon que esos eran los dioses que les habían sacado de Egipto. Edificaron altar, celebraron, hicieron holocaustos, ofrendas de paz, bebieron, comieron, etc. Esa prisa los corrompió. Todo lo que hagas fuera del tiempo de Dios traerá consecuencias. Espera en Dios. No te desesperes. Si Dios guarda silencio entonces confía. Oremos: Dios que hablas cuando quieres y haces silencio cuando quieres. Sabes que eso es dificil para nuestra humanidad, pero confiaremos que cualquiera sea tu acción nos llevará por el camino correcto. Ayúdanos a entender y confiar. En el nombre de Jesús, amén. Ningún arma forjada contra ti prosperará ... Isaías 54.17
Cada día estamos en la zona de combate. Eso es una realidad ineludible. De igual manera es imposible salir sin heridas. Ahora bien, lo seguro es la victoria que Dios nos ha dado. Toda experiencia tiene un efecto de crecimiento en la vida del ser humano. Si te lamentas estarás permitiendo que lo ocurrido te destruya, pero si te levantas actuarás considerando que la vida es más que tu situación. Ten paz porque conocemos quién está con nosotros/as. No existe el arma que se levante contra ti y te venza. No se tiene idea del arma que contra ti prospere. Estás en la zona de la victoria no en la zona de la derrota. Dios continua peleando por ti. Oremos: Dios y padre de todo lo creado. Confío en que tú me conduces a los lugares espaciosos. Dirige mis pasos y ayúdame en la batalla de la vida. En ti están mis fuerzas porque mi escudo eres tú. En el nombre de Jesús, amén. "El avisado ve el mal y se esconde; Mas los simples pasan y reciben el daño", Proverbios 22.3 Es necesario pedirle a Dios discernimiento en este tiempo. Ver jóvenes embriagados y peleando en actividades, que dicen ser, para disfrutar, es deprimente. Así también los adultos que desmedidamente predican la mala enseñanza de lo que no viven. ¿Cómo pedirles a nuestros hijos, amigos, hermanos, lo que no hacemos? La Palabra dice que "la necedad está ligada en el corazón del muchacho/a...". También añade que quien siembra iniquidad eso mismo cosecha. Nuestros muchachos y muchachas necesitan conocer el mal para evitarlo. ¿Cómo lo evitarán y se harán avisados si quienes se lo deben enseñar no están? ¿Dónde están los padres/madres de los jóvenes que tienen fiestas sin prudencia y desmedidamente? Ya nos hemos dado cuenta que muchos de los que tenemos en nuestra sociedad no son avisados, sino simples que reciben el daño. Les dejo este consejo a nuestra sociedad "inclina tu oído y oye las palabras de los sabios; y aplica tu corazón...", Prov. 22.17. "Mas Dios es el que da la victoria" Prov. 21.31 Oremos: Gracias te doy, Dios mío, por la juventud cristiana que afirma que tú eres su todo. Gracias por los que día a día te buscan en el templo y se lanzan tras una nueva experiencia contigo. Gracias por los padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, etc., que los llevan cada día al templo. Gracias porque sé que tu Palabra les alumbrará aún cuando fueren viejos. Sin embargo, te pido por los que se lanzan diariamente a las calles, que no tienen dirección, que no tienen quién les conduzca hasta lugares seguros, que constantemente están solos/solas. Dios pon tu mano en nuestra juventud y extiende tu mano de misericordia y amor antes que su juventud se vaya y vengan los días malos y lleguen los días de los cuales digan que no tienen contentamiento. En tu nombre te lo suplico Señor, amén. "En ti, oh, Jehová, me he refugiado, no sea yo avergonzado jamás". Salmo 71.1
Cuando algo nos sucede buscamos dónde sentirnos mejor. Los días inician y con ello todo cuanto somos. Yo decidí, hace mucho tiempo, refugiarme en Dios. Ello me hace enfrentar cada día con alegría. Por duros y angustiantes que puedan ser los días, Dios, no permitirá que seas avergonzado/a. NO temo lo que me pueda hacer el ser humano, porque no seré avergonzado jamás. Yo sé quién es mi refugio. Oremos: Tu, Señor, eres la roca a la que acudo cada día. Eres mi seguridad en medio de los día que traen consigo enfermedades, adversidades, tristezas, desaliento, que son violentos, etc. Yo sé que cuando mis fuerzas se acaban tú no me desamparas. En el nombre de Jesús, amén. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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