"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Fue una expresión hecha por Jesús a un maestro en su tiempo. Pareciera que Jesús decía algo sin sentido, de acuerdo al maestro Nicodemo. Sin embargo, no fue así. Muchos se expresan como los más conocedores de las Escrituras. Bueno, con eso no hay problema, pero eso no garantiza un conocimiento de Dios. En ocasiones veo a muchos haciendo alardes de sus capacidades académicas. Son más académicos que siervos del Señor. Se añaden títulos por doquier y son de todo menos obedientes a Dios. No me malinterpreten. Todos podemos caer en la grandeza y la arrogancia espiritual pero de ello debemos cuidarnos. Dios es quien nos otorga todo lo que tenemos. Puede tener toda una carrera exitosa pero sino aprende a vivir de rodillas, entonces, está viviendo desde sus capacidades y no desde el encuentro con Dios. ¿De qué vale que piense saber más que Dios? ¿Cómo puedo pretender descifrar, la Palabra, como si supiera más que Dios? Hay algunos que ponen en tela de juicio la Escritura y se han convertido en jueces del Juez.
Seamos humildes ante Dios. No somos pequeños dioses que conocen la realidad de la Escritura y de la vida. Somos simples humanos que intentamos interpretar la Escritura por la misericordia del Espíritu Santo. Nicodemo solo sabía Biblia pero no conocía a Dios. Estamos en tiempos en los que hay que nacer de nuevo. Nacer de nuevo no puede ser una entrega a medias. Cuando vivimos con reservas y considerando que hay cosas que no podemos entregarle a Dios solo vivimos religiosamente. La entrega total define la manera en que vivo delante de Dios. Si lo que hice cuando me convertí fue vivir sin entrega jamás me convertí. Nacer de nuevo no permite espacio para la altivez. Una vida que agrada a Dios vive en su presencia. Conversando con un amigo, ya bautizado, me dijo que había soñado “que lo volví a bautizar, pero que tenía una camisa blanca llena de huecos. Y que se colocaba otra blanca nueva encima de aquella que estaba rota. Ese bautismo fue atestiguado por toda la congregación”. Le dije que ciertamente tenía que nacer de nuevo y que su relación con Dios debía iniciar con sinceridad. Era volver a las aguas y entregarlo todo. Le dije que la camisa blanca y rota era la manera en que estaba enfrentando sus batallas. Era la camisa que representaba aquel primer bautismo y la manera en que estaba era la vida que vivía delante del Señor. La camisa blanca nueva era la nueva manera en que viviría. El detalle es que en el sueño se colocaba la camisa blanca nueva sobre la camisa rota blanca. Así no es la manera en que nos entregamos a Dios. Hermanos no podemos tener una relación con Dios en la que por dentro tengamos algo que no queremos cambiar. Dios conoce nuestro interior. Hermanos y hermanas Dios sabe lo que le entregamos y lo que no. No seamos ingenuos. Al fin del camino Dios gana todas las batallas. Tenemos que quitarnos las camisas rotas que llevamos por dentro para nacer de nuevo con aquella nueva que Dios siempre nos dará. Si quieres vivir agradando a Dios no puedes vivir como si él no supiera cómo eres. No dudes en colocar tu corazón en sus manos. Muchos quieren que Dios les bendiga pero por dentro llevan una camisa rota y sin entrega a Dios. No quieras ser más pastor que Dios, no quieras saber más que Dios, no pretendas conocer más la vida transparente que Dios. Si quieres nacer de nuevo debes permitirle a Dios que bendiga. A mi amigo, conocer a Dios no es saber más que Dios. Conocer a Dios es experimentar su presencia. Puedes alcanzar los títulos más grandes del mundo pero si olvidas que la fuente de toda sabiduría es Dios no has alcanzado nada. Sé que Dios seguirá encaminando tus pasos. Dios tiene propósitos y no dudo que se cumplirán. Nunca olvides que ser humilde delante de Dios es clave para que vivamos conociéndole. Camina, cree y confía en aquel que cambiará tu camisa rota y te pondrá una nueva el día que vuelvas a las aguas. Oremos: Dios bueno y de infinita misericordia. En tus manos no hay altivez y fuera de ellas nos sale lo de Adán y Eva. Por favor, mi Dios, toma nuestras vidas y no nos dejes. Te necesitamos y volver a tu presencia nos permitirá vivir confiados. En el nombre de Jesús, amén.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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