"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Salmo 126. 5-6 "Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irán andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas".
Las lágrimas y el quebrantamiento son espacios para disfrutar la victoria. Las lágrima forma parte de los procesos de crecimiento espiritual. Muchas de nuestras batallas se dan llenas de lágrimas. Sin embargo, en la cosecha habrá regocijo. Lo que permitirá que haya regocijo es la esperanza de que lo sembrado no está en las manos del sembrador sino de Dios mismo. Dicen los expertos que hay lágrimas de pena y sufrimiento, de gozo, de compasión, lágrimas de desesperación, de agonía, o de parto, lágrimas de arrepentimiento. Así que la pasión es necesaria en el diario vivir. Sin embargo, también es meritorio entender que la batalla del creyente tiene un fin victorioso. Cuando recojas la cosecha habrá regocijo. No te des por vencido sino que vence el desánimo con tu persistencia. Ninguna lágrima cae en vano ante nuestro Señor Jesús. Quien ha vivido la dura experiencia en lágrimas tendrá una victoria inmensa y "será como los que sueñan y sus bocas se llenarán de risas, y nuestra lengua de alabanza... y dirán grandes cosas ha hecho Dios con estos", Salmo 126.1-2. Oremos: Dios y Señor de mi vida. En ocasiones trabajamos y los momentos son duros y difíciles. Tan fuerte es la siembra que las lágrimas afloran. Enjuga toda lágrima Dios y sostén a tu pueblo, a tus hijos, a tus hijas y no dejes desamparada la lucha de nuestras vidas. Aquí estamos Dios esperando que la cosecha en nuestras manos se llene de tu gloria. En el nombre de Jesús, amén.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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