"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Josué 14.6-14
¿Qué tal si una promesa se tarda un año? ¿Esperas? Sí, es posible. El problema es cuando pasan 10, 20, 30 y llegas a los 40 años esperando y ya has sobrepasado los 80 años de vida. Queda muy difícil recibir la promesa. ¿Habrá algo imposible para Dios? Caleb, su nombre significa “temerario, impetuoso”. Fue uno de los enviados por Moisés a reconocer la tierra. Confiado en el poder de Dios, ofreció un informe alentador. Pasado el tiempo le recordó a Josué, el nuevo líder del pueblo de Dios, lo que Moisés le había otorgado. En aquel tiempo en que nos envió a reconocer la tierra “yo le traje noticias como lo sentía en mi corazón”. Así habló Caleb a Josué. Sigue diciendo: “mis hermanos los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo, pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios”. ¿Se dieron cuenta? Caleb cumplió siguiendo a Jehová su Dios? El secreto de nuestra victoria está en cumplir siguiendo a nuestro Dios. Sin ánimos de desviarme del tema, pero qué muchas malas noticias hacen desfallecer el corazón del pueblo. Las noticias que ofrecen los medios de comunicación son tan negativas y morbosas que provocan desánimo en el corazón del pueblo. No hay cuidado al ofrecer una noticia. Se ha insensibilizado el corazón, el oído, el ojo, de la ciudadanía. Se ha convertido en algo natural el escuchar que mataron a quince el fin de semana o que, sin piedad, le quitan la vida al primero que se encuentren. Es inaceptable que le quiten la vida a cualquier ser humano. Que las noticias morbosas, para alcanzar popularidad en los medios, no sean las que coloquemos en el corazón. Cada año no es peor que el anterior. Eclesiastés 7.10 “No añores «viejos tiempos»; no es nada sabio”. Aquí no se trata de las noticias que nos dan y de cuánto tiempo ha pasado sino de “cumplir siguiendo a Dios”. Cumplir es alcanzar, lograr, una palabra hasta que se cumpla. Toda Palabra de Dios se cumple. Dios habla y todo se cumple. Eso es la forma en que debemos actuar nosotros. Moisés le había dicho a Caleb “la tierra que holló tu pie será para ti”, es decir, “que la tierra que pisaste es para ti “y para tus hijos en herencia perpetua, por cuanto cumpliste siguiendo a Jehová mi Dios”. ¿Entonces, lo que yo siga como padre será la herencia que les deje a mis hijos? YO cumpliré en seguir a Dios, adecuadamente, para que mis hijos hagan lo mismo. Quiero que mis hijos hereden el seguir a Dios y cumplir en seguirle como se debe. Yo no quiero que la herencia de mis hijos sea una en la que la vida les dé duro. Quiero que mis hijos tengan una herencia en la que disfruten la vida que Dios les ha dado. Caleb llevaba 45 años esperando y solo bastó levantarse, ir a Josué y recordarle las Palabras de Moisés. ¿Ya te levantaste? No sueltes la promesa de Dios sobre tu vida aunque el panorama sea uno adverso, aunque los años hayan pasado. Caleb le dijo a Josué, a sus 85 años: “ahora estoy tan fuerte, como el día en que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra y para salir y para entrar. Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día...”. Vea resuelta la esperanza en la promesa. Caleb estaba fuerte para la guerra. ¿Estás fuerte? ¿Estás preparado para la guerra? NO me digas que llevas muchos años porque Caleb esperó y tenía 85 años. No te desanimes por lo que ves, no te desfallezca el corazón a causa de malas noticias. Levántate y retoma tu promesa. No pierdas las fuerzas para la batalla. Caleb dijo: “dame ese ahora este monte, del cual Dios me habló aquel día”. Échale mano a la promesa y pídela con las mismas fuerzas con que Dios te la ofreció. Caleb dijo: “quizás Dios esté conmigo, y los echaré...”. Dios le otorgó a Caleb lo que había pedido porque había seguido cumplidamente a Dios. Atrévete a seguir cumplidamente a Dios y Dios estará contigo y te permitirá recibir la promesa y la darás a tus hijos y ellos seguirán cumplidamente a Dios. El tiempo no avanza cuando una promesa de Dios se ha realizado. Dios la cumplirá si le hemos seguido cumplidamente. Oremos: Dios bueno. Me sustento en tu promesa. Ayúdame y guíame por el camino correcto. Quizás estés conmigo y me des la victoria. Quiero seguirte cumplidamente y darte por heredad a mis hijos. En tu nombre seguiré mi promesa con las mismas fuerzas con las que me trajiste donde estoy. Solo te pido que estés conmigo y pueda, en tu nombre, reprender, echar fuera demonios, pelear la batalla, levantarme, caminar, poner las manos para que sanes a otros pero sobre todo que pueda llegar al cielo eterno. En el nombre de Jesús, amén.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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