"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Éxodos 14.15 "Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mi? Di a los hijos de Israel que marchen". La orden de Dios es categórica. No es momento de clamar sino de marchar. Somos muy dados a estar pidiéndole a Dios pero muy poco a hacer lo que nos dice. Las crisis, el miedo, y el temor distorsiona nuestra visión. En la salida del pueblo de Israel por el desierto no había opciones de índole humana, sino divina. Era un actuar desde la Palabra de Dios en su totalidad. Si Dios decía que acamparan era eso, si era que recogieran maná, era eso, si era esperar era eso, pero es muy difícil cuando no podemos controlar las cosas seguir esas instrucciones. Depender de Dios es saber que aunque el agua esté al frente y faraón detrás Dios está por encima de todo. Marchar fue la instrucción y rendirse podía ser una opción. Es tiempo de confiar en Dios y no en lo que vemos. Marcha sin temor y teme solo a Dios. Los días pueden ser angustiantes sino los vivimos en la confianza de que Dios nos dará la victoria. No se trata de lo que puedas hacer sino de obedecer su Instrucción. El tiempo que vives es el de caminar. ¡Camina! Oremos: Señor, estoy dispuesto a caminar aunque no entienda, aunque crea que debo detenerme, aunque crea que debo rendirme, que no tengo opción, que ya la derrota es inminente. Si dices que camine no dudaré en hacerlo porque tu Palabra siempre fortalece mis pasos. Marcharé porque tú lo dices y eso es suficiente para yo confiar. En tu nombre, amén.
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Efesios 6. 13 "Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes".
Quien sepa que está en el mundo debe entender que cada día tiene una acción continua. Cuando nos levantamos en la mañana determinamos qué tomamos en nuestras manos. Unos toman, el periódico, cosa que no está mal, otros el celular, hay quienes solo meditan, tomamos la Biblia, oramos al Señor, etc. Tomamos diversas cosas con las que iniciamos el día. Tomar la armadura, que llamo la vestimenta externa, no implica nada. Incluso, tomar la armadura me hace un soldado o luchador más. Sin embargo, tomar la armadura de Dios me hace luchador de Dios. Si estoy vestido de Dios puedo resistir el día malo. Nuestros días malos llegan, pero si Dios está con nosotros podremos resistir. Resistir es "anthistemi", como antiestamina, de "anti" (contra), e "histemi", (resistencia). Es cuando el que es valiente está frente a frente al adversario. Cuando resistes en Dios podrás vencer porque estás en el terreno de Dios. ¿En qué terreno tú estás? La autoridad que nos da el Señor nos concede la capacidad para enfrentar el día malo. Acabada la lucha debes mantenerte firme. No olvide que "las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios, para la destrucción de fortalezas", 2 Co 10.4. Las armas para nuestra batalla las proporciona Dios y con ellas destruiremos fortalezas, todo lo que se oponga a caminar con Dios, en el día malo. Dios nos ha puesto para vencer, no para ser vencidos, para tomar y no para perder, para estar firmes y no para claudicar. ¡Resiste! Oremos: Dios yo sé que mi batalla no es carnal. Ayúdame a distinguir mi batalla cada día. En las batallas de cada día me prepara en tu armadura para resistir. Ayúdame a resistir en medio de las batallas. En ti me refugio para estar firme. En tu nombre, amén. 2 Corintios 4.8-9 " que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados;9 perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos...".
Estamos en la tierra y eso es ineludible. Lo que nos remite a una vida con problemas. Ninguno somos inmune a las problemáticas. Las dificultades no se detienen con el crecimiento sino que aumentan. Sin embargo, cada dificultad o tribulación en la que estemos no es el final. Miren lo que dice la Escritura: a. "que estamos atribula en todo, mas no angustiados...". La tribulación es menos profunda que la angustia. En la tribulación hay preocupación, pero en la angustia hay desasosiego. No es la tribulación que tienes el final de tu vida. El salmista dice: "Muchas son las aflicciones del justo mas de todas ellas le librará el Señor", Sal 34. b. "...en apuros, más no desesperados...". El apuro significa aprieto, escases, conflicto, más desamparados, es la pérdida total de la esperanza. No perderemos la fe porque lo último que se pierde es la esperanza y Dios siempre acude a nuestra vida por apretadas que estén las cosas. "Por fe andamos no por vista". c. "...perseguidos, mas no desamparados...". Pueden ser miles los ataques del enemigo, pero Dios sigue siendo "nuestro amparo y fortaleza", Salmo 46, "aunque un ejército acampe contra mí no temerá mi corazón, aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado", Salmo 27. d. "...derribados, pero no destruidos...". ¡Aleluya! Esta es la afirmación final de que nada se ha acabado. Una cosa es que esté en el suelo y otra cosa es estar arruinado. La sangre de Cristo te levanta como te redime y no importa la condición en la que te encuentres y cuán derribados estén porque Dios es quien nos afirma cada día. En ese caminar diario en el que nos sentimos derribados la mano de Dios nos va perfeccionando. En las pruebas crecemos no nos destruimos. Oremos: Dios que permite que en este nuevo día se cumpla esta palabra. Pongo en tus manos mi tribulación, mis apuros, los ataques que recibo y lo que parece mi derrota. Afirmo por tu Palabra que nos libras de la angustia. Quita de mi el desespero para ver tu mano. Déjame ver la victoria donde yo veo la derrota para declarar por fe lo que no entiendo por vista. En ti nuestra vida cobra sentido y me aferro a ti para caminar confiado. En tu nombre, amén. Isaías 58
Ayunar es más que dejar de comer. Es más no es dejar de comer. ¿Cómo descubrir el caminar correcto? La gente quiere saber, por curiosidad, el camino de Dios, pero no por convicción. ¿Cómo queremos acercarnos a Dios? Si cuando ayunamos no le hacemos caso. Entonces, ¿para qué ayunar? No ayunamos por nuestro propio gusto, ni por contienda, ni por debates, ni para que seamos oídos. Cuidado con esos ayunos vociferados para que se sepan. ¿Se agrada Dios? El ayuno verdadero desata las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión y dejar en libertad. El ayuno verdadero debe provocar transformaciones. Una vez el verdadero ayuno tenga lugar nacerá tu luz, como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto. La obra de Dios siempre es y será redentora. Dios te pastoreará siempre y en las sequías saciará tu alma y dará vigor a tus huesos. Oremos: Ayunamos porque ante ti nuestros gritos deben ser sincero. No ayunamos para que se entere la gente sino para que te enteres tú. No tengo duda de la gracia derramada sobre tu pueblo en medio de los ayunos. No tengo duda que traerás libertad y afirmarás tu señorío en medio de nuestras ruinas para guiarnos a los manantiales de agua eterna. En tí se fortalece mi alma y mi ayuno busca tu presencia para que estés cada día en medio de tu pueblo. Nunca falte nuestra acción de justicia, de misericordia, de solidaridad, de amor a los demás para que nuestro ayuno tenga sentido. En tu nombre, amén. Marcos 11.22,24 "...Jesús les dijo: Tened fe en Dios. Por tanto os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá".
Tener confianza, convicción, es tener fe. Es una fe definida desde la dependencia de Dios y en todo lo que dice Dios. Los discípulos necesitaban entender que cuando tenemos fe no hay monte que sea grande ni mar que no se pueda abrir. Las situaciones que enfrentamos deben hacerse desde la fe en Dios. Nuestro creer da lugar a lo que expresamos. La fe no es meramente la expresión de nuestros labios sino la convicción en la vida. Si lo que pides orando se traduce en una fórmula lo has realizado sin base bíblica. La oración y el creer tienen lugar en Dios y no en lo que pedimos. Lo que pides "vendrá" porque tiene salida en Dios y en la confianza y convicción de tu fe. Es tiempo de pedir creyendo y no desmayar. Ten fe en Dios y lo que pidas orando, no solo lo recibirás. No importa cuán grande sea el mar o cuan alto sea el monte si tu fe es en Dios el mar será cruzado y el monte se moverá. Oremos: Dios y Señor de todas las cosas, pero sobre todo salvador del ser humano. No permitas que lo que no recibo reduzca mi fe. Mi fe está en ti y sé que estás atento a mis necesidades. Las pequeñas horas de duda no pueden ser más fuertes que los años en que he confiado en ti. Susténtanos y fortalécenos para cuando aparezca el día de la duda y la desconfianza. Confío en que por fe las montañas se mueven y que nada detiene tu acción en la vida del creyente. En tu nombre, amén. Hebreos 11.27 (NTV) "Fue por la fe que Moisés salió de la tierra de Egipto sin temer el enojo del rey. Siguió firme en su camino porque tenía los ojos puestos en el Invisible".
Hermanos y hermanas en muchas ocasiones estamos estancados, sin crecimiento alguno, sin deseos de alcanzar nuestros sueños, atados a cosas y circunstancias que nos envenenan la vida porque tenemos miedo. Quiero que sepas que toda acción tuya debe ser en fe. No dejes de caminar porque el enemigo se levante contra ti. Ese momento es el momento en que la fe es la razón para levantarte. Tu fe no mira las circunstancias sino que mira lo que no se ve. Cuando el salmista se encontraba en medio de una adversidad, solo dijo: "alzaré mis ojos a los montes", no se enfocó en su alrededor, sino en mirar hacia arriba. Tener a Dios es lanzarse a los desafíos de la vida en la confianza de que el desierto no es nuestro fin sino nuestro impulso a la tierra prometida. Sigue firme y no quites la mirada del Invisible. Dios nos guía y nos sostiene cuando las amenazas del enemigo nos amedrentan y nos flaquea la fe. La misericordia de Dios no dejará que te caigas y solo serás victorioso si mantienes tus ojos en el lugar correcto. Oremos: Dios, así como Moisés no temió al enojo del rey, nosotros no tememos a las artimañas del enemigo contra nuestras vidas. Las batallas del camino no quitan mis ojos de ti sino que afirman mi fe en ti. En el nombre de Jesús, amén. "...porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él", (Isaías 59.19).
Advertencia: Los ataques del enemigo contra nuestra vida no son de un día para otro. Son ataques que no tienen evasión. El enemigo, vendrá, contra ti, contra tu familia, contra cualquiera. Jesús dijo: "el ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir...", (Juan 10.10a). El ataque del enemigo es uno mal intencionado y con fines destructivos. NO importa cuán grande sea la artimaña y la mala intención del enemigo, será fuerte como un río. Promesa: El Espíritu de Dios levantará bandera contra él. Entonces, el enemigo viene, pero Dios está a ti para levantar la bandera. El enemigo será enfrentado con el irresistible poder del Espíritu. Hasta ahora y hasta siempre el Espíritu ha ganado todas las batallas. Cuando el enemigo se levanta contra ti el Espíritu de Dios, que es el paracletos, el cuidador, el defensor, ha levantado la bandera indicando que nuestra es la victoria. Por grande que sean los ataques del enemigo, si Dios está de nuestro lado quién contra nosotros. Jesús dijo: "yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia", (Juan 10.10b). Si la bandera de Dios se levanta el ataque del enemigo tropieza con su asta, por lo tanto, no puede llegar a ti. El Espíritu levanta bandera, no temas. Oremos: Dios de las victorias. Afirmamos tu señorío sobre nuestras vidas. No importa cuán grande sea la corriente de río que se despliegue contra nosotros, tú levantarás la bandera y nosotros saldremos victoriosos. A ti la gloria, en el nombre de Jesús, amén. 1 Tesalonicenses 3.1-3 "Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la Palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros, y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe. Pero fiel es el Señor, que os confirmará y guardará del mal".
La oración es la vía directa a Dios. En ella la Palabra del Señor corre libremente. Mientras nuestras vidas se presenten en oración delante de Dios, el mismo Señor nos librará de quienes quieren hacernos mal. Así que tres secretos para ti en este día: 1. El Señor es fiel. 2. Te confirmará. 3. Te guardará del mal. El Señor no solo afirma su fidelidad en nuestras vidas, sino que confirma nuestras vidas en él y nos guarda del mal. ¿De qué te libra el Señor? Lo que sí tenemos claro es que aunque no sepamos de qué nos libra sí sabemos que es fiel en todo tiempo. Oremos: Dios fiel y verdadero. Que guías a tu pueblo y nos das sabiduría. En medio de nuestra oración tu Palabra sea nuestra fortaleza para glorificar tu nombre. Guárdanos del mal y confírmanos en ti. En Jesús, amen. "Aunque las montañas cambien de lugar y los cerros se vengan abajo, mi amor por ti no cambiará ni se vendrá abajo mi alianza de paz.» Lo dice el Señor, que se compadece de ti". (Isaías 54.10, DHH).
Dios sigue siendo fiel. Aunque las montañas se muevan o cambien de lugar su amor por ti no cambia. No se viene abajo la alianza, el pacto de paz que Dios ha realizado contigo. Cuando las situaciones de mi casa se complican, cuando hay enfermedad, llega la desesperación, pierdo el trabajo, no tengo con qué pagar las cuentas, también hay movimientos que son terremotos para nosotros y nosotras. Hoy la voz de Dios, a través la Escritura, nos habla en el silbo apacible y nos dice que aunque los cerros se vengan abajo, "mi amor por ti no cambiará ni se vendrá abajo mi alianza de paz". No te turbes aunque la tierra sea removida porque el Dios de paz no dejará de amarte. El amor de Dios para ti no lo mueve nadie. El amor de Dios es tan fiel como cada amanecer. Es grande su fidelidad y su amor no hay quien lo derribe. Puede que se mueva la tierra, pero lo que no se mueve es lo que Dios siente por ti. Su paz es su pacto y sus pactos no se caen. La dificultad, la prueba no son el final de tu vida, sino la razón por la que tu fe se fortalece cada día. En el amanecer de hoy existe un milagro para ti que revela su amor para darte paz. Hoy, una vez más, Dios te demuestra que su amor por ti no cambia y que su paz nadie la quita. Oremos: Dios que formas mi vida cada día. Yo sé que eres mi amparo y fortaleza, pero dame paz para no temer. Hoy es una nueva oportunidad para acercarme a ti. Si tu amor no cambia y tu alianza de paz no se viene abajo, entonces, tengo la certeza de que he creído al Creador y no a lo creado. Me mueves tú por tu amor y tu paz. Gracias por un nuevo día. En tu nombre, amén. Josué 1.9
Hablar de esfuerzo es luchar, es dedicación, es correr la milla extra. Es emplear con vigor todo tu ánimo. Para ello debes considerar la valentía, que es, es esfuerzo, ánimo y valor. Si dejas que el temor se apodere de ti, entonces, terminarás huyendo de tus deseos y sueños. Así que el temor nos hace perder el valor. Esfuérzate, sé valiente, no temas ni desmayes porque "Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas". Descansa en las fuerzas de Dios y en su sabiduría. Su presencia es nuestra opción de valentía. Si estás a punto de desmayar porque el temor te ha invadido, te puedo decir, que Dios estará contigo dondequiera que vayas. Esfuérzate y verás la victoria. Dios no deja a quienes confían en su promesa y se sostienen mirando cada día caminando en su presencia. Oremos: Dios y Señor. Tú eres quien renuevas nuestras fuerzas. Descanso en tu sabiduría, no en la mía. Que tu continua presencia nos ayude a enfrentar cada desafío con esfuerzo, valentía y sin temor. Tu promesa es que nos guiarás y nos libras del temor. Yo sé que no puedo enfrentar mis batallas si tú no estás conmigo. En tu nombre, amén. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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