"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Miqueas 7.11 "Viene el día en el que se edificarán tus muros...".
¿Sabes que en Dios la oportunidad de volver a comenzar siempre es una opción? En este tiempo en que todo parece derrumbado, que puedes sentir que las cosas ya no tienen sentido, que la vida no tiene sentido, podemos decir que puedes volver a comenzar. Si " viene el día" es que no todo está perdido. Ese día puede ser hoy, puede ser mañana, pero lo que quiero que sepas es que viene. Ese día todas las cosas serán edificadas. Dios puede edificar en tí todo lo que yace inerte. No dejes de creer porque hoy puede ser el día en que se edifiquen tus muros. Oremos: Dios que siempre guía nuestras vidas. Llegamos a ti porque estamos convencidos de tu misericordia y bondad. Ayuda y fortalece a quien no ve la oportunidad de levantar o edificar los muros en su vida. Permite que tu protección divina sea nuestro muro y antemuro. Gracias por un nuevo día y la opción de llegar a construir donde las cosas están destruidas. Tú me ayudas y me fortaleceré en el poder de tu Espíritu. En tu nombre, amén.
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Juan 9,58
Nosotros hemos visto a través de todos estos días los diversos "yo soy" de Jesús. Sin embargo, el "yo soy" encierra algo más. Cuando Jesús dice que es "yo soy" destaca la plenitud absoluta y desbordante. Es un "yo soy" sin vacíos, sin menguas, sin vacilación, sin deficiencia, sin ambigüedades, es simplemente "yo soy". Jesús recoge en la expresión del "Yo soy" la respuesta que Moisés buscaba al querer saber el nombre de Dios y este le responde: "Yo soy el que soy",(Ex. 3.13). Es como si Dios dijera: "soy el de siempre, el Dios de la alianza, el que estará siempre con vosotros, el de la fidelidad, soy en el que puedes contar. Jesús asume esa expresión y lo aplica a su persona: "yo soy Emanuel", el que estará con vosotros hasta el fin". Me parece que no hay nada más completo que esa expresión. Es una expresión acogedora y esperanzadora, que da sentido a la vida. Las definiciones que hemos visto durante estos días de Jesús mismo está orientadas al ser humano: "el pan no para guardar sino para ser comido, la puerta no para contemplarla, sino para abrirla y entrar, el camino para ser recorrido y para llevarnos a un destino, la verdad para ser difundida, la vida para ser vivida y la luz para alumbrar y no para ocultarla. Si todo lo que es Jesús se orienta a nosotros, entonces, todo lo que tiene es para darlo. NO cabe otra postura en nosotros que no sea entregarnos a él y a los demás. Esa es la razón por la que amar a Jesús vale la pena y Dios quiera que todo nuestro ser se empeñe en gravitar sobre él y en él: - Nuestros ojos, para mirarle. - Nuestras manos, para tocarle. - Nuestra lengua, para anunciarle. - Nuestra garganta, para alabarle. - Nuestros pies, para buscarle. - Nuestros labios, para besarle. - Nuestros días, para servirle. - Nuestras noches, para soñarle. - Nuestra vida, para amarle. - Nuestra eternidad, para gozarle. Oremos: Dios y Señor, el tiempo pasa y siento que he desperdiciado mucho. Hemos comprendido que tú eres el "yo soy". El que eres completo en sí mismo y que afirmas lo que somos porque orientas nuestras vidas. Gracias por ser el Pan que sacia nuestra hambre, la Puerta que se abre para nuestra esperanza, el Camino que orienta nuestros pasos, la Verdad que dirige nuestros diálogos, la Luz que ilumina nuestras noches, la Vida capaz de llenar nuestras vidas. Gracias por ser mi Señor. Amén. Basado en el libro: El gozo de creer en Jesús (Raúl Romero). Jn 11,25
Jesús es la vida. Todas las cosas fueron creadas en la Biblia y al final, como una coronación estaba la vida. La vida está amenazada constantemente por la muerte. Es por ello que nuestra definición genérica ha sido "los mortales". Se nos ha comparado con un "Caña", así de frágil. Los animales mueren pero sólo el ser humano sabe que se muere. Ante tal amargura Jesús ha dicho: "Yo soy la resurrección y la vida". Cuando aceptamos que nuestro destino no es la muerte, sino la vida nos hemos dado cuenta que vamos rumbo a la eternidad. Jesús habla de tener vida y vida en abundancia, Jn 10,10. Siempre me ha encantado ese pasaje porque en una ocasión busqué una jarra de agua y coloqué un vaso sobre una base y le regué agua hasta que llegará al tope y cuando le pregunté a los jóvenes que si eso era vida en abundancia me dijeron que sí y yo les contesté que "no era estar llenos sino desbordarnos". Así que regué toda la jarra sobre el vaso y corrió por toda la bandeja y les dije: "eso es la forma en que yo interpreto la vida en abundancia". No es meramente vivir sino al modo. Con Jesús da gusto vivir, es saborear la vida, fluye un manantial siempre nuevo. ¿Estás disfrutando la vida a plenitud?Déjame decirte algo más. Si crees en Jesús aunque estés muerto vivirás. Oremos: Dios y Señor, tú eres la plenitud de la vida. Tú eres quien verdaderamente te desbordaste. Siempre irradias alegría porque tu esencia es vivir. Ayúdanos a desbordarnos, nosotros, también. A decirles a otros/otras que vale la pena vivir, que la vida es más que una rutina, que cada día es una nueva frescura para vivir, que en ti siempre hay una nueva creación e irrepetible. En tu nombre, amén. Juan 14,6 "...y la verdad..."
Entre las mil mentiras y las mil verdades me sacude el corazón saber que hay alguien que vivió y declaró que era la Verdad. Incluso sus amigos le dijeron: "Maestro sabemos que eres veraz" (Mt 22,16). Los discípulos han contemplado la verdad en los labios de Jesús. Así como cada amanecer nos brinda un nuevo día, también Jesús les brindaba la verdad. Si algo hay en nosotros/nosotras de genuino, de verdadero, de cierto, nos proviene del incuestionable Jesús. "Cada uno de nosotros le debe lo mejor que tiene", (Ernest Renan). Los labios de Jesús jamás hablaron la mentira porque la verdad estaba en sus propio ser. Fiodor Dostoyevski (1821-1881), considerado uno de los mejores conocedores del interior humano destaca: "Si alguien me probara que Cristo está fuera de la verdad y que esta no se halla en él, prefiero permanecer con Cristo a permanecer con la verdad". En Jesús el amor y la verdad están juntos, viven juntos, caminan juntos, están en complicidad. Es por ello que "el amor se goza con la verdad" (1 Corintios 13,6). "Para un cristiano, una verdad dicha sin amor deja de ser verdad" (Karl Barth). Cada acción expresada es en pos de la verdad, pero Jesús no estaba en pos de la verdad porque él era, es y será la verdad. Oremos: Jesús, gracias te doy porque no torciste tus labios, ni hubo engaños en ellos. Viviste desde la praxis y nos seduces por tus palabras verdaderas. Tú eres ante las muchas verdades mi única verdad y jamás la negociaré por aparentes verdades que no me conducen a la eternidad. Estoy convencido que eres la Verdad encarnada. Que nuestro hablar diario sea la verdad, en Cristo, amén. Jn 14,6
De que hay muchos caminos eso es indiscutible. Nos movemos en los diversos caminos, por ser libres. Sin embargo, cuando se habla de caminos con propósitos, hay que optar por Jesús. Jesús no es un camino, sino "El Camino". Si Jesús es el camino, no tenerle implica perdición, desde la expresión espiritual. Nosotros/nosotras somos proyecto. El ser humano está en un constante proceso de realización. Se vive una vez y equivocarnos no es opción de vida. Es determinante que el camino sea correcto. Ya han dicho: "Caminante, no hay camino..". Son expresiones que nos llegan desde afuera. Son las expresiones del desconcierto y la perplejidad, pero también de la desesperanza. Es por ello que le podemos decir al Caminante que "Sí hay camino" y nos llenamos de gozo, y de esperanza. Entre las tantas voces, ¿te atreves distinguir la que te dice: "Yo soy el Camino"? No olvides que no hay otro camino, desde las expresiones de Jesús, para ir a Dios. Si alguien se ha inventado otro camino, será sin salida, pero no con la capacidad de llegar al Dios de la vida. Oremos: Dios que habla, que diriges y encaminas. Distingo tu voz porque tú eres mi camino. No me concibo fuera de ti. Ya no ando buscando por qué caminos debo ir. Ya te tengo a ti. Tú eres mi camino y mis pasos seguirán los tuyos. En tu nombre, amén. Juan 9.5
Hay que hablar de luz. Después de una tarde y noche sin luz es imprescindible hablar de luz. La oscuridad y la noche son símbolos de la tristeza, de la desorientación, del despiste... Estar en la luz es estar en la vida con sentido. Tener luz equivalía a estar en el amor: "Quien ama al hermano permanece en la luz" (1 Juan 2,10). Quien ama ve las cosas con claridad. Se suele decir que "el amor es ciego", pero la falta de amor es lo que nos ciega, no permite que veamos las cosas como son. Cuando falta amor no vemos las virtudes sino los defectos. Quien exalta los defectos de otro/otra no la ama porque no mira sus virtudes. De manera que cuando no tenemos luz alguna debemos comenzar a escuchar al corazón. Un viejo Rabí (maestro), preguntó a sus discípulos: ¿Quien de vosotros sabría decirme cómo se podría distinguir el momento en el que termina la noche y empieza el día? Un discípulo contestó - cuando viene un animal de lejos... "uno sabe distinguir si es oveja o es un perro". ¡No! contestó el maestro. Otro discípulo le dijo: "Cuando viendo de lejos un árbol, se puede decir si es una higuera o un manzano". "Tampoco", insistió el maestro. Los discípulos le preguntaron: ¿Cómo lo sabremos? "Cuando mirando el rostro de un ser humano - contestó el rabí - ves que es tu hermano. Porque si no logramos ver esto, cualquiera sea la hora del día, en realidad será siempre de noche". Oremos: Dios y Padre de nuestras vidas. Cuan maravilloso es esperar en ti. No importa lo frágiles que seamos, tú siempre será la luz que ilumine nuestra vida. Gracias por tu cuidado y gracias porque tu amor iluminó nuestra humanidad y nos permite ver a los seres humanos como iguales y como hermanos. En tu nombre, amén. Basado: Raúl Romero, El gozo de creer en Jesús... Hay muchas puertas en nuestra vida: puertas que abren y nos introducen en diversos lugares. Las puertas cerradas guardan la intimidad. Esas puertas cerradas son espacio para la soledad, para el silencio, para la privacidad, etc. Jesús es la puerta. Una puerta que se abre y nos lleva hasta la misma intimidad del Padre: "nadie puede ir al Padre sino es por mi...". Otra puerta que se abre es la del lugar de oración "y después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está en lo secreto, y el te recompensará", Mt 6.6. Jesús es el custodio de nuestra vida y sólo en el es mejor las puertas. No olvidemos la advertencia del mismo Jesús: "Os aseguro que quien no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino por cualquier otra parte, es ladrón y salteador", Jn 10.1. Oremos: Dios te doy gracias por este nuevo día. Yo sé que Jesús es la única puerta que da lugar a la vida. No queremos ser de los que fingen haber entrado por la verdadera puerta y ser salteadores, sino que hayamos conocido en ti la verdadera entrada a la eternidad. En tu nombre, amén. |
AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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