"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Juan 9,58
Nosotros hemos visto a través de todos estos días los diversos "yo soy" de Jesús. Sin embargo, el "yo soy" encierra algo más. Cuando Jesús dice que es "yo soy" destaca la plenitud absoluta y desbordante. Es un "yo soy" sin vacíos, sin menguas, sin vacilación, sin deficiencia, sin ambigüedades, es simplemente "yo soy". Jesús recoge en la expresión del "Yo soy" la respuesta que Moisés buscaba al querer saber el nombre de Dios y este le responde: "Yo soy el que soy",(Ex. 3.13). Es como si Dios dijera: "soy el de siempre, el Dios de la alianza, el que estará siempre con vosotros, el de la fidelidad, soy en el que puedes contar. Jesús asume esa expresión y lo aplica a su persona: "yo soy Emanuel", el que estará con vosotros hasta el fin". Me parece que no hay nada más completo que esa expresión. Es una expresión acogedora y esperanzadora, que da sentido a la vida. Las definiciones que hemos visto durante estos días de Jesús mismo está orientadas al ser humano: "el pan no para guardar sino para ser comido, la puerta no para contemplarla, sino para abrirla y entrar, el camino para ser recorrido y para llevarnos a un destino, la verdad para ser difundida, la vida para ser vivida y la luz para alumbrar y no para ocultarla. Si todo lo que es Jesús se orienta a nosotros, entonces, todo lo que tiene es para darlo. NO cabe otra postura en nosotros que no sea entregarnos a él y a los demás. Esa es la razón por la que amar a Jesús vale la pena y Dios quiera que todo nuestro ser se empeñe en gravitar sobre él y en él: - Nuestros ojos, para mirarle. - Nuestras manos, para tocarle. - Nuestra lengua, para anunciarle. - Nuestra garganta, para alabarle. - Nuestros pies, para buscarle. - Nuestros labios, para besarle. - Nuestros días, para servirle. - Nuestras noches, para soñarle. - Nuestra vida, para amarle. - Nuestra eternidad, para gozarle. Oremos: Dios y Señor, el tiempo pasa y siento que he desperdiciado mucho. Hemos comprendido que tú eres el "yo soy". El que eres completo en sí mismo y que afirmas lo que somos porque orientas nuestras vidas. Gracias por ser el Pan que sacia nuestra hambre, la Puerta que se abre para nuestra esperanza, el Camino que orienta nuestros pasos, la Verdad que dirige nuestros diálogos, la Luz que ilumina nuestras noches, la Vida capaz de llenar nuestras vidas. Gracias por ser mi Señor. Amén. Basado en el libro: El gozo de creer en Jesús (Raúl Romero).
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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