¡Óyele!

Deuteronomio 28.1-8

Oír la voz de Dios es dar lugar a la bendición. La Escritura dice: “si oyeres atentamente la voz de Dios”. Cuando hablamos de oír lo hacemos asimilando. El elemento que tiene lugar al oír es para “guardar y poner por obra”. No es oír por oír, sino para dar lugar a la acción en nuestra vida. Cuando prestamos oído a alguien le estamos diciendo que lo que dice tiene importancia para nosotros y queremos hacerlo. Cuando hacemos lo que Dios nos dice “Dios te exalta”  sobre todas las cosas. 

La Palabra dice: “y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán”,  si oyes la voz de Dios. ¿Quién se niega a recibir la bendición de Dios? ¿Cómo ignorar la voz de quien con bendiciones te va a alcanzar? Dice que te va a alcanzar.

Te va a alcanzar de la siguiente manera:

1.      Serás bendito en la ciudad y en el campo;

2.      Será bendito el fruto de todo lo que esté contigo;

3.      Será bendita tu canasta y la cocina donde laboras;

4.       Será bendita tu entrada y tu salida;

Dios derrotará tu enemigo que se levante contra ti. ¿No le parece asombrosa la forma en que Dios bendice a los que oyen su voz?

Aunque el enemigo salga por un camino contra ti, no te preocupes, porque saldrá por siete huyendo de delante de ti. ¡Alabado sea Dios! No es posible que si Dios está contigo y ha bendecido tu casa, tus hijos, tu trabajo, y todo lo que tienes el enemigo te lo quite. ¡Vamos! Escucha la voz de Dios y ponla por obra porque Dios será quien te de la victoria.

Hace cuanto estás diciendo que vas a ir al templo, llega el día y no has podido. No dejes de seguir el buen consejo de Dios. No dejes de buscarle porque quien le escucha y le vive jamás será avergonzado. Escucha bien, nunca dejé de escuchar lo que Dios tenía para mí. Nunca dejé de creerle. Nunca dejé de afirmar su presencia. Decir que su bendición te alcanzará es decir que esa bendición es tuya. ¡Échale mano¡

Oremos: Dios y Señor de mi vida. Hace mucho que escuché que me llamaste y puedo dar fe de tu bendición sobre mi tierra, sobre mi casa, sobre todo. Gracias Señor porque solo tú eres mi Dios. En tu nombre, Jesús, amén.