Verano en Otoño

Sal 121.1-6

El verano contiene días más largos y noches cortas; las precipitaciones son en forma de tormenta y las temperaturas son elevadas. Los animales atienden a sus crías y las plantas están llenas de fruto. En el otoño los días empiezan a ser más cortos, las temperaturas bajan y llueve mucho. Los animales comienzan a prepararse para el frio y las plantas pierden sus hojas.  

Los anuncios destacan el calor que habrá será más fuerte que el que ha habido. Se han roto marcas de calor, etc. Me parece que estamos viviendo unos días de desesperación. La gente anda preocupada por tanto calor. Los gritos y los gemidos no se detienen. Parece que estamos viviendo el verano en otoño. Ante dicha adversidad puedo o debo preguntar, ¿De dónde vendrá mi socorro? Ante la desesperación y no saber qué hacer la gente hace lo que sea. No hagas tonterías. Cuida a tus hijos/hijas de exposición al sol. El camino a la eternidad no es fácil, pero el Guía está seguro.

Dice el salmista:

1. Dios hizo todo, pues todo le pertenece a él. Si Dios creó el inicio es acompañamiento hasta el final, ¿No cree?

2. Dios nos cuida. ¿viste?, que no dejará que resbales, ni se dormirá por cuidarte. Es tu guardador, es tu sombra a tu mano derecha. Dios es la muralla que impide que el sol te fatigue. "El sol no te fatigará de día". Yo se que los días son asfixiantes pero no es razón para renegar, para rechazar lo que Dios nos ha dado, sino para evaluar lo que hemos hecho con la naturaleza. Las contaminaciones ambientales y la rotura en la capa de ozono se hacen sentir. Lo que sí te puedo decir es que aún ante esta adversidad yo sé a dónde levantar mis ojos. Los levanto en aquel que es capaz de no permitir que el sol me fatigue de día.

Debemos confiar en Dios. Dios cuida y guarda, sostiene y no deja caer. En este tiempo desesperante guarda la calma y mira bien a dónde debes alzar tus ojos. Sólo en Dios está nuestra esperanza. El sol está fuerte pero mis ojos no se levantan al sol sino a su Creador.

Oremos:   Señor y Creador de todo cuanto existe. No es en balde que me acerque a ti en este tiempo. Sé cuanta necesidad tengo de ti. No olvido que si algo existe es porque tú lo creaste, incluyéndome. A ti levanto mis ojos porque sé que el sol no me fatigará de día. En el nombre de Jesús, amén.