"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Marcos 10.46-52
Bartimeo sabía que si no gritaba no se haría sentir o escuchar ante Jesús. Su llamada fue en voz alta. La multitud impediría que Jesús viera al ciego pero no que lo escuchara. Aunque no querían que se acercara a Jesús no por Jesús sino por ellos, Jesús fue quien lo mandó a buscar. La expresión de aquellos fue “ánimo, levántate, él te llama”. Me parece extraordinaria la manera en que el ciego reaccionó. “Arrojó su manto, se puso en pie de un salto y fue hacia él”. ¿Qué tienes que hacer? ¡Animo! ¡Levántate! No continúes al borde del camino. Bartimeo era ciego pero no sordo ni mudo. Algo podía hacer para enfrentar su propia crisis.
El ciego le dice a Jesús: “que yo pueda ver”. ¿Qué necesitas tú? Ver se tornó en la esperanza que había perdido. Aceptar nuestra condición es el principio de volver a ver en nuestra realidad. Quien es capaz de aceptar su realidad podrá ver un horizonte más amplio sobre un nuevo camino. Jesús lo sanó, es decir, lo colocó en un espacio protector, dice A. Grün. Jesús más que devolverle la vista le devuelve el camino. “Jesús no lo ha curado a él, sino a su propia fe”, A. Grün. Lo que quieras que Jesús haga por ti está en la fe que coloques en la voluntad para enfrentar tu realidad. Oremos: Gracias Dios porque en ti volvemos a tener esperanza. Cuando confiamos en tu llamada recibimos sanidad en todas las direcciones. Confiar en ti es dejar mi condición, desde mi voluntad, en la voluntad tuya. Yo sé lo que me hace bien. También sé que muchas veces arrastro con mi manto por temor a que en el camino me rechacen pero solo escuchar que puedes hacer algo por mí me llena de esperanza para arrojarlo. Ver de nuevo es mi esperanza primera pero encontrar el camino es mi esperanza eterna. En el nombre de Jesús, amén.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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