¡Velad!

Apocalipsis 3.4-5

Advertencia:

Si hay algo que se puede rescatar, de este mensaje escatológico, es que los cristianos/cristianas debemos despertar del letargo mortal y mantenernos alerta. El estar alerta es un mandato mesiánico.

Jesús dijo: "Velad y Orad". Hay que estar alerta. En todas tus cosas debes estar alerta. El apóstol le decía a los romanos "y es hora de despertar del sueño"; mientras a los corintios les exhortaba: "Velad, estad firmes en la fe...". Estar alerta y vigilante frente a las tretas del diablo. No podemos descuidar nuestras casas, es decir, nuestra familia, nuestros hijos e hijas, nuestras esposas y esposos. No podemos estar de brazos cruzados, como inmóviles a las realidades que atravesamos. Los ataques del enemigo son inminentes. Estamos bajo ataque y no podemos cerrar los ojos. Hay que seguir orando, hay que seguir gimiendo porque el enemigo no tiene tregua contra el pueblo de Dios. El ataque es para apartarte de Jesucristo. Mi esposa dice: "los ataques del enemigo son sutiles", "viene lento y silencioso, pero luego llega el grito y el lamento". Hay que estar en guardia contra toda tentación. La tentación espera que bajemos la guardia para atacarnos. No sabemos "el día ni la hora", por lo tanto, hay que vigilar porque Cristo viene pronto. NO durmamos como los demás, sino vigilemos y seamos sobrios. Ya sabemos que el último día es un secreto, entonces, estemos alerta todos los días. Por tanto, ¡Velad!

Promesas

A través del v.4 vemos un rayo de esperanza, pues hasta en Sardi hay unos pocos fieles. Se dice de esos fieles que no han ensuciados sus vestiduras.

A esos fieles se les hace una triple promesa:

1. Serás vestido con ropas blancas - es el olor a victoria. Es la recompensa de la fidelidad.

2. Sus nombre no serán borrados del Libro de la Vida. Es decir que seremos contado entre los fieles hombres y mujeres de Dios.

3. Jesús confesará nuestro nombre delante de su Padre y delante de sus ángeles. Jesús dirá nuestro nombre y diremos presente ante el Padre. ¿Amén? 

Oremos: Señor y Dios. Nuestra vida está en constante riesgo. Ciertamente, somos vulnerables a cualquier ataque del enemigo. Necesitamos tu ayuda para mantenernos fieles. Sé que no es fácil el camino, pero en ti están nuestras fuerzas. Reprendemos todo espíritu de tentación y acudimos a ti nuestro refugio eterno. Jesús que nuestro nombre sea proclamado por ti delante del Padre. En tu nombre, amén.