"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Es víspera del "día de los Reyes Magos" en todo los pueblos, barrios, sectores de nuestra Patria puertorriqueña. Es un momento místico que requiere un "corazón de niños/as" para vivirlo. Cuando vivía en Comerío, pueblo en el que me crié, disfrutaba en las vísperas de reyes buscar hierba para los "camellos". Siempre pensé que para subir los más de 200m de tierra sin asfalto había que utilizar caballos. Eso porque abuelo y mi tío siempre tuvieron caballos. Así que no cabía en mi cabeza que llegaran los camellos. Eran tiempos de mucha alegría porque aquel monte en el que me crié crecían las flores silvestres que vestían el "cercao". Había una hiedra que sus flores eran violetas y blancas. Cuando comenzaban a florecer esas hiedras hacían un lienzo por encima de los árboles. Eran tantas las flores que crecían que jugábamos sobre los árboles. Ahora, pensándolo bien, no lo haría. También crecía una planta que sus flores eran blancas y en casa se le llamaba "Santa María". Entre pasto y Santa María se llenaba nuestra caja a la espera de los reyes magos. No siempre llegaron los reyes a casa, pero sí se nos enseñó a disfrutar el día, aún sin los esperados regalos. Hoy también era el día para preparar el lechón. Todo se hacía con mucha dedicación y alegría. Había entusiasmo. Nuestro disfrute y alegría no dependía de los regalos, pero sí que ese día se celebraría el día en que los reyes fueron a adorar a Jesús.
Así, como nosotros, celebremos este día. Que la alegría que inunda nuestro tiempo de espera por el día en que los reyes fueron a adorar a aquel niño no cese en nuestros hogares. Es víspera, entonces, de un momento de adoración. Jesús representando a todos y todas las niñas/os del mundo nos engalana. Que todo niño/a pueda celebrar el día de los reyes con un regalo. Ese regalo, padres y madres, no necesariamente es el más costoso pero sí puede ser el más valioso. Puede ser tu tiempo, tus caricias, tus palabras, tus espacios de perdón, tus reconciliaciones con ellos/as, etc. El mejor regalo no es el que compres en la tienda de juguetes sino el que vale tanto que no lo encontrarás allí. El ejemplo del pesebre dicta la ruta para celebrar. Celebremos con nuestra familia. Oremos: Dios que alumbró el mundo con el nacimiento de aquel niño, Jesús. Alumbra nuestro tiempo con la luz de vida y esperanza. Que en la víspera de ese alumbramiento seamos impactados por la esperanza de recibir la alegría de la salvación. Señor y que ningún niño/a se quede esperando sin recibir. En el nombre de Jesús, amén.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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