"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Colosense 1,15-20 15 Cristo es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación, 16 porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. 17 Y él es antes que todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. 18 Él es también la cabeza del cuerpo que es la iglesia, y es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia, 19 porque al Padre agradó que en él habitara toda la plenitud, 20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz[1]. [1] Reina-Valera 1995 (RVR1995). El siguiente trabajo es una investigación general de la carta a los Colosenses y exegética en el capítulo 1.15-23, conocido como el himno a Cristo. Una vez realizado, el informe oral ante el Dr. E. López, fui motivado por éste para laborar este trabajo. Se distinguirá en la parte general el autor implícito, fecha, genero literario de la obra y contexto sociológico. En las notas exegéticas los asuntos gramaticales, intertextuales, redacciones, etc.
La forma de carta desplegó una flexibilidad en el mundo antiguo. Muchos textos podían ser enviados en forma epistolar. Son “comunicaciones escritas que se dirigen a personas o grupos de los que el remitente está separado por la distancia o por la condición social”[1]. La carta es un sustituto de la comunicación oral y podía servir como discurso. Destaca D. Aune que en tiempos antiguos, las cartas eran enviadas por mensajeros. De hecho la palabra griega epistole (epístola), se refería a una comunicación oral enviada por un mensajero[2]. Siempre comenzaban con un saludo y una frase de despedida. Los elementos de la carta[3] le distinguen de un discurso. Por lo tanto La Carta fue la forma literaria más popular en los principios del cristianismo. De igual forma presenta una gran problemática por su flexibilidad. En el Nuevo Testamento hay veintidós cartas[4]. Ahora bien, la distinción realizada sobre la carta es porque, ¿Qué si la carta no es escrita por quien dice? Sería un plagio, sin embargo debemos volver a preguntarnos, ¿Se escribiría a nombre de otros? ¿Habrá sido esto normal en la antigüedad? “La pseudoepigrafía (del griego pseudo, “falso y grafía, escritura”),… que consiste en hacer pasar algo por un nombre falso”[5]. Se le atribuye a un escrito el nombre de un autor famoso. “Desde el siglo VI a.C. se efectuaron falsificaciones de textos, con mejor o peor intención, incluso en el judaísmo…, en escritos de los griegos clásicos…”[6]. Destaca E. Schweizer que la imitación estilística era un uso muy difundido y se ejercitaba en las escuelas retóricas; incluso indica que la consignación del nombre en una carta y la alusión a la redacción de propia mano eran recursos habituales de falsificación de textos. Esto se debe a la lectura asidua de los escritos de Pablo. Un medio para rastrear el progreso del legado paulino más antiguo es el modelo evolutivo propuesto por Margaret Y. MacDonald: La formación de la comunidad (ca. 35-55). Comprende la labor misionera y pastoral del Pablo histórico, incluyendo la composición de las cartas auténticas. Consolidación de la comunidad (ca. 60-100). Los frutos son Colosenses y Efesios. Hay una ética más convencional. Quienes no la conocían deberían de encontrar atractiva la vida de la iglesia. El cristianismo se va convirtiendo en una religión diferente al judaísmo. Hay una mayor eclesiología. Finalmente, protección de la comunidad (ca. 100-130).[7]. Obviamente esto es un tanto genérico y hay elementos diversos en cada época. Así que dicho modelo solo identifica la síntesis de cada periodo. La cronología es general y aproximada. “La labor de los seguidores consistía en convertir a su fundador en un agente y una autoridad adecuada para consolidar y proteger las comunidades que estableció”[8]. Por lo tanto Colosense puede ser descrito como productos escolares, ya que representan el esfuerzo de los admiradores de Pablo que han desarrollado ciertas ideas paulinas. Esas ideas paulinas las aplicaban a las diversas circunstancias. Durante el siglo XX se cuestionó la autoría de la Carta a los colosenses. Desde F. C. Baur, quien acepta cuatro epístolas como genuinas, surgieron pocas voces contrarias. Pero luego, los planteamientos fueron aumentando por expertos como Eduard Lohse, Walter Bujar, Raymond Brown, etc. Este último se atrevió a calcular que en 1980 cerca del sesenta[9] por ciento de los exégetas no atribuían esta carta a Pablo, incluyéndolo. En el aspecto geográfico es importante señalar que Colosa, “ciudad de Filemón, situada en Frigia, en la ribera sur del río Lico (actual Coruk Su), un afluente del Meandro”[10]. En el camino desde Éfeso hacia el Éufrates (Jerjes y Ciro el Joven caminaron por ahí). Herodoto, en el siglo V a. de. C, la menciona como la “gran ciudad de Frigia”[11]. Según, F.F. Bruce, Jenofonte, a principio del IV, la describe como “una ciudad populosa, rica y extensa” y a principios de la era cristiana Estrabón le llamaba la “ciudad pequeña”. Así que F.F. Bruce considera que el cristianismo fue introducido en el valle del Lico durante los años del ministerio en Efeso de Pablo (c. 52-55 dC.). La evangelización fue tan vigorosa que Lucas dice que eran todos los que vivían en Asia… (Hechos 19.10). También se establecieron iglesias en algunas áreas de la provincia, incluso unas que Pablo no pudo visitar como las iglesias de Colosas, Laodicea, Hierápolis. “Estas iglesias pareciendo ser fundadas por Epafras, colaborador de Pablo, Col 1.7s; 4.12s”[12]. Comenta F.F. Bruce que antes de cumplirse cinco años desde su salida de Efeso, Pablo se encontró en Roma bajo arresto domiciliario y que (recibió visitas en su alojamiento). Una de estas visitas fue la de Epafras, el evangelista del valle del Lico. Quien trajo noticias sobre las iglesias de la región. Había una noticia no muy alentadora con la enseñanza en Colosas. Para salvaguardarlos es que Pablo envía la carta a los Colosenses. Antonio Piñeiro añade a este aspecto que la ciudad de Colosa es relativamente cerca de Éfeso y de Mileto y que era pequeña y poco importante en época de Pablo. “Los habitantes eran paganos de lengua griega, mezclado con algunos judíos”[13]. Por lo que entre los cristianos existentes había contacto a través de las cartas. Entre ellos se intercambiaban las cartas que recibían de los dirigentes en la fe (4,16). Dice A. Piñeiro que la ciudad no fue fundada por Pablo (2,1), sino por gente de su grupo. Probablemente por uno que actuaba en nombre del Apóstol (1,7), por Epafras. F. Vielhauer -Colosa – Ciudad de Frigia a orillas del Lico superior, una gran vía que unía a Éfeso con Tarso, rica ciudad comercial. También añade que a comienzos de nuestra era se había degradado a una pequeña ciudad sin importancia. “Es muy probable que para el 60-61 hubiese sido destruida por un terremoto…, por lo tanto ya la ciudad no existe en época primitiva…”[14]. La evidencia interna sobre la autoría de Pablo se sustenta solo en Col 1.1 y Col 4.18. Sin embargo, la evidencia exegética pone en duda esa autoría. “Esta figura desconocida tenía la ambición de proseguir la reflexión teológica en el espíritu de su maestro…”[15]. Destaca D. Marguerat “con el medio literario de la pseudoepigrafía, que en aquella época era un procedimiento perfectamente legítimo para transmitir las tradiciones de las escuelas”[16]. De manera que lo que testimonia Colosenses es la presencia de Pablo después de la muerte. Esta figura desconocida quería proseguir de la siguiente forma; la reflexión teológica; recuerda sus inicios a la comunidad destinataria; el fundamento teológico de su identidad cristiana; estaba fortaleciendo la fidelidad de la comunidad y ponerla en guardia contra una corriente de pensamiento – la filosofía colosense – persuadido de que ésta destruiría la libertad cristiana. Los argumentos literarios presentan que Col tiene 34 hapaxlegomena (palabras que se encuentran solo una vez en el NT). También tiene 28 palabras desconocidas por las otras cartas cuya atribución a Pablo no plantea problemas (Rom, 1 Co, 2 Co, Ga, Flp, I Ts, Flm); hay 10 términos que, en el marco general del Nuevo Testamento, aparecen solo en Col y Ef; Otras 15 palabras, en el marco del corpus paulino, encuentran solo en Col y Ef. “Hay que constatar también que es inútil buscar en Col expresiones típicas del vocabulario paulino; Pecado en singular, Justicia o justificar, Libertad o liberar, Promesa, Ley, Creer, Salvación o salvar”[17]. En cuanto al estilo la contribución la hace Walter Bujard cuando habla de lo heterogéneo del estilo y movimientos argumentativos de la carta, diferente uso de las conjunciones, de los infinitivos, de las construcciones de participio, de las proposiciones subordinadas, así como las figuras retóricas. (Quiero destacar que por carece del conocimiento en griego no hago énfasis en esta área). Los Colosenses y las cartas proto-paulinas, D. Marguerat, G. Theissen destacan que el autor de Col conoció algunas cartas paulinas. Se remonta al formulario epistolar de las cartas paulinas (prólogo; acción de gracias; parte final). ¿Qué cartas? Filemón, por sus lazos al principio y al final (Col 1.3s//Flm 4s; Col 4,10-14//Flm 23s)[18]. G. Theissen declara que la Carta a los Colosenses y la Carta a Filemón forman un conjunto. Muchos nombres en común: Timoteo, Arquipo, Onésimo, Epafra (en Filemón preso con Pablo; en Colosenses, fundador de la comunidad), y también Jesús (Justo), Marcos, Aristarco, Demas y Lucas. Estos colaboradores existieron realmente, la información personal de él en Colosenses es históricamente exacta. En Colosenses este grupo lucha contra una “filosofía” (2,8), según la cual el mundo ha experimentado una transfiguración religiosa. Eduard Schweizer considera que es pospuaulina. Desde el siglo VI a.C. se efectuaron falsificaciones de textos ya que las imitaciones estilísticas era un uso muy difundido y se ejercitaba en las escuelas retóricas. Eso de debe a la lectura asidua de los escritos de Pablo, puede exaltar a Pablo sobre Timoteo y repeticiones mecánicas. En contra de la redacción pospaulina está el hecho de que “Colosas fue destruida después del año 61 d.C. y solo parece haber recuperado una escasa población”[19], pero a mi entender es un argumento un poco ambiguo. D. Marguerat destaca la posición de H. D. Betz, diciendo que la carta a los colosenses testimonia así la segunda presencia de Pablo después de la muerte del apóstol. F. Vielhauer comenta en cuanto al vocabulario lo mismo que D. Marguerat. Pero destaca la “ausencia de la alocución (hermanos, “míos”)”[20]. Hay rarezas estilísticas, la pesadez, la acumulación de sinónimos y de palabras de la misma raíz (1.9.22, así como 1,11;2,19). Así que la estructura de las frases y su secuencia desarticulada no parecen paulinas. G. Theissen, por otro lado considera la carta a los Colosenses como deuteropaulina y destaca que “Filemón y Colosenses forman un conjunto”[21]. Destaca los nombres como punta de lanza. Tenemos que admitir que este grupo de colaboradores existió realmente y que la “información personal de él en Colosenses es históricamente exacta”[22]. R. Brown es mas enfático con el vocabulario y afirma Col usa 87 palabras que no aparecen en las cartas no disputadas de Pablo (incluidas 34 no testimoniadas en ningún otro lugar del NT). R. Brown coincide con F. Vielhauer y D. Marguerat en los conceptos ausentes. En el estilo dice que hay frases exageradas (1,3-8;2,8-15) y justificar no se encuentra en 1Ts, Flp, y 2Co, y que la ley tampoco está en 1Ts y 2Co, ni salvar en Ga. Esta carta se amoldó al problema que tenía de frente. Coincide también Ediberto López, discípulo de R. Brown y dice que el lenguaje es distinto al de las cartas de Pablo. En cuanto a las palabras dice: “Colosenses tiene 50 palabras que no aparecen en las demás cartas de Pablo (de un total de 431 palabras base)”[23]. Para el estilo E. López presenta que las oraciones con tono litúrgico, frases largas, acumulación de sinónimos, falta del estilo argumentativo. Así que considera que es un documento de los discípulos de Pablo. F.F. Bruce destaca que hay insistencia contra la autoría paulina en cuanto a las “herejías colosense” se reconoce como un “incipiente del gnosticismo del segundo siglo”[24]. Otros argumentos se reducen al sentir que el autor de Gálatas, Corintios y Romanos no puedo haberse adaptado a la situación con la que esta epístola trata de la manera que lo hace el escritor de Colosenses. Pero esto es menospreciar la inteligencia y sabiduría de Pablo. Pablo era capaz de enfrentar lo que fuera cualquier enseñanza, según F.F. Bruce, yo estoy de acuerdo. También cita al Dr Henry Chadwick ya que Pablo hace dos cosas al mismo tiempo, por un lado es apologeta cristiano ante el paganismo y defensor de la verdad del evangelio dentro de la Iglesia. Otros eruditos hablan de que Pablo escribió una epístola más corta a los colosenses. Esta epístola más corta, prosigue la hipótesis, fue usada por el paulinista que escribió Efesios; después insertó interpolaciones substanciales en la genuina Colosenses en su propio “estilo inimitable”, produciendo así nuestra actual Colosenses ampliada. El reconocimiento de elementos paulinos lo hacen Holtzmann, Charles Masson, Harrison, entre otros. F.F Bruce cita también al Obispo Eduard Lohse quien considera que Colosenses exhibe características paulinas, pero encuentra diferencias entre su teología y las de las cartas paulinas principales que excluyen a Pablo como su autor directo, e incluso indirecto. Por ello se le atribuyen a la aparición de una “tradición escolar paulina” que probablemente estaba asentada en Éfeso. Si difícil es establecer la autoría, igual de complicado es el asunto de la fecha. Por lo tanto presentaremos diversos expertos y sus argumentos sobre este aspecto. De acuerdo a D. Marguerat si fue un colaborador o Pablo mismo hay tres posibilidades; Col 4.18 (cf. 1,24;4.3), el autor se encuentra en la cárcel. Que la proximidad entre Col y Flm, es argumento a favor del cautiverio durante la estancia en Éfeso, entre el 53-55. Más si fue un miembro de la escuela paulina, después de la muerte de Pablo, entonces es entre el 70 y 80. Eso sí el lugar sigue siendo incierto, “se piensa en la Asia Menor, más precisamente en Éfeso, que es el centro de la escuela paulina”[25]. En cualquier caso Col fue escrita antes que Ef, con la que mantiene estrechos vínculos. Ahora bien F.F. Bruce, puntualiza que se parte del encarcelamiento, si fue en Roma o uno anterior (Col 4,3,18). Los criterios para fechar la carta se mueven en dos direcciones su pensamiento a partir del orden de las epístolas o el orden de las epístolas a partir del desarrollo de su pensamiento. Pero esto con cuidado porque “asumir algo de la naturaleza de una progresión lineal cuando tratamos con una mente como la de Pablo”[26]. Los criterios son la progresión del pensamiento de Pablo con relación a la esperanza escatológica – no nos lleva muy lejos con Colosenses, en esta epístola no hay nada del lenguaje descriptivo apocalípticos que encontramos en las epístolas de Tesalonicenses. Alega F.F. Bruce que la iglesia como el cuerpo de Cristo es mucho más concluyente para fechar a Colosenses. Por ejemplo, cuando comparamos este concepto con la exposición de 1 Corintios y Romanos sugiere que Colosenses muestra un grado más avanzado en el pensamiento de Pablo sobre la cuestión de lo que lo hacen en 1 Corintios y Romanos. En 1 Corintios y Romanos la vida en común de los cristianos se compara a la interdependencia de los varios miembros de un cuerpo, siendo la cabeza, un miembro entre otros. En Colosenses y Efesio, dice F.F. Bruce, Cristo es la cabeza del Cuerpo. Esto puede ser una reacción a las herejías Colosenses, de todas formas se hace difícil rechazarla durante su ministerio en Efesio más o menos al mismo tiempo que 1 Corintios y antes que Romanos. Se sigue que el encarcelamiento efesio queda descartado como marco de Colosenses; y si se descarta el encarcelamiento efesio, tenemos que pensar bien en Cesarea o en Roma. Roma es el lugar más probable, aunque incierto. Col y Flm fueron escritas en el mismo lugar y al mismo tiempo, enviada al mismo sitio y llevada por la misma gente. Hay que tener en cuenta “las implicaciones de los saludos finales donde Pablo menciona a Aristarco, Marcos (“sobrino de Bernabé”) y a Jesús llamado Justo, como los únicos hermanos de origen judío que estaban con él en aquel momento ayudándole en el “Reino de Dios”, hombres que han sido para mí consuelo, según Pablo (Col 4.10-11)”[27]. Tenía otros compañeros de origen gentil, pero ningún otro “de la circuncisión”, aparte de Timoteo, cuyo nombre aparece con el suyo al inicio de la carta. A Justo no se le menciona, en otro lugar Aristarco “mi compañero de prisiones”, había llegado a Roma con Pablo. En cuanto a Marcos es interesante, ya que no lo veía desde que zarpó a Chipre desde Antioquia de Siria (Marco está más relacionado con Roma, más como colaborador de Pedro[28]. Por otro lado, R. Brown destaca que la composición de Colosenses fue muy cercana a Filemón, de hecho o ficción. Afirma, “si Col pertenece auténticamente a la vida de Pablo, dátese lo más tarde posible, si es pospaulina, dátese lo más pronto posible”[29]. Si fue escrita por Pablo, Col puede representar un estadio anterior y más suave de la misma prisión descrita en Flp, o bien hubo dos encarcelamientos diferentes. Si hay pseudonomía podemos destacar ficción en los documentos, afirma R. Brown. Por lo tanto, el encarcelamiento histórico fue utilizado como metáfora para expresar los sufrimientos de Pablo. Cesarea es descartada como lugar de redacción, por la mayoría, ya que es la menos verosímil para una empresa misionera orientada hacia el interior de Asia Menor. Filemón es fechado para el 55. “Ahora bien, puesto que la teología de Col parece desarrollada y se destacan paralelos entre Col y Rom…, la mayor parte de los que favorecen la autenticidad de esta carta se inclinan por Roma y por una datación hacia el 61-63”[30]. Mientras, si Col no fue escrita por Pablo y los personajes y la situación fueron copiados de Filemón, carta genuinamente paulina, no tenemos apenas testimonios, afirma R. Brown, internos que nos indiquen un lugar de origen para Col. Con respecto al testimonio externo R. Brown menciona a Ignacio (quien escribe hacia el 110) conoce al parecer a Efesio, por lo que no se data esta última carta posteriormente al 100. Como el autor de Efesios se inspiró en Col (más que a la inversa) parece estar indicada para col una fecha posterior al 80. Podemos afirmar que la ciudad de Éfeso es el lugar más verosímil, según R. Brown para una Col pseudónima. Lo que determina que no es improbable la existencia de una escuela paulina de discípulos en Éfeso, que continua su legado en el 80, tras la muerte de Pablo. Ese legado, esa acción pospaulina es destacada por Margaret Macdonald, quien destaca las comunidades paulinas. Dice que es la identidad de las comunidades que continuaron refiriéndose a Pablo como a un líder acreditado, a pesar de que la comunicación con él ya no era posible. Hay una institucionalización en ausencia de Pablo; es posible que la carta fuera escrita por un colaborador de Pablo durante la prisión de éste. Se ha discutido mucho la autenticidad la Carta a los Colosenses. Basándose, como otros autores han mencionado anteriormente, en el vocabulario, el pensamiento y el estilo, por lo que la carta no fue escrita por el mismo Pablo. No obstante hay semejanzas con las cartas autenticas, pero las semejanzas no determinan su autenticidad. El que la carta de Efesio y la de Colosenses sean tan estrechas sugiere que existían afinidades entre las comunidades subyacentes a estos escritos. Hay un reflejo de desarrollo en las comunidades. Que significa para el desarrollo del movimiento paulino el hecho de que colaboradores de Pablo escribiesen en su nombre para afrontar situaciones nuevas. De hecho, las relaciones de Efesios con Colosenses, con las cartas autenticas de Pablo, con Hechos y con la primera Carta de Pedro “señalan que la primera generación del primitivo movimiento cristiano dejó tras de sí un cuerpo inicial de tradición como guía para la comunidad”[31]. Se puede comprender la relación del material tradicional de parte de Colosenses y Efesios si se comprende el desarrollo paulino desde un proceso de institucionalización y a su vez las implicaciones sociales de la pseudónima. Es un error el no reconocer la existencia de un universo simbólico que se expande para abarcar nuevas comprensiones, al tiempo que ofrece categorías de contraste con las cuales poder interpretar estas nuevas comprensiones. Lo realmente importante no es si el autor, tanto de Efesio como de Col disponía de las cartas de Pablo, destaca Margaret M., sino más bien si después de la muerte del apóstol continuaba siendo relevante un sistema de símbolos configurados por Pablo, susceptibles a cambios al relacionarse dialécticamente con nuevas comunidades en nuevas circunstancias. En línea con Margaret McDonald, la apelación a la autoridad de Pablo en su ausencia señala una situación nueva en las comunidades de los escritos deuteropaulinos. Así que los colaboradores se acogen a Pablo para legitimar su autoridad. Con el paso del tiempo y la expansión de la misión paulinas, era necesario responder a nuevos problemas sociales. Lo que estaban enfrentando la comunidad paulina era una comunidad que se trasformaba y expandía. “ Se puede considerar el universo simbólico en la Carta a los colosenses como un sistema de categorías que se expande para incluir ideas y prácticas que son acomodables y que se repliega para rechazar las que no lo son. El autor de Colosenses responde a los problemas de un judaísmo gnostizante del mismo modo que reaccionó Pablo ante los problemas de Galacia: recuerda a los miembros de la comunidad la centralidad de Cristo[32]. En las comunidades que subyacen en Colosenses y Efesios, el símbolo paulino del cuerpo de Cristo aparece de una forma nueva (Col 1,17ss; 2,19ss; Ef 1,22s). El asunto de Cabeza subraya la autoridad de Cristo de una manera nueva. Es una nueva forma de responder. Ha desaparecido las largas discusiones acerca de la función de la ley, no es que no exista, se invoca más a la tradición para explicar el significado del acontecimiento de Cristo. Se insiste, fervientemente en la unidad de la comunidad, se relega para los de afuera la conducta inconveniente, se insiste en un estilo de vida apropiado para la comunidad cristiana. De manera que en “el texto late un esfuerzo por conservar el universo simbólico paulino y por estabilizar la vida de la comunidad que lo comparte”[33]. Se considera a Colosenses el combate contra la falsa doctrina. La amenaza de una filosofía, que según el autor, los aparta de la centralidad de Cristo (Col 2,8; cf. 2,4). Esta Carta afronta el desorden social causado por el problema de la desviación. Así que la Carta solo hace que Pablo permanezca vivo, aunque esté muerto. Lo que más llama la atención “en la cristología de Col es su interpretación cosmológica”[34], como aparece en el canto de Cristo citado en 1,15-20. Que determina la relación del aquel con el cosmos y con la iglesia de una forma un poco distinta a como se hace en las cartas de Pablo cuya autenticidad no se duda. Pablo conoce evidentemente el significado cósmico de Cristo, pero éste es en él un motivo secundario, según F. Vielhauer, en cambio en Col es la base absoluta. G. Theissen considera que este himno era considerado una tradición autentica de Pablo. Se presenta a Cristo como reconciliador en el centro. D. Marguerat considera que el himno es pre-colosenses. También plantea que ya era conocido por la comunidad destinataria y tal vez formaba parte de la liturgia. Dice D. Marguerat que los exégetas están generalmente de acuerdo en pensar que el autor de Col modificó el himno mediante dos añadidos. Primero, al añadir “que es la Iglesia” en el v.18 a, el autor subrayó su comprensión de la Iglesia como cuerpo de Cristo. En segundo lugar, al añadir “por la sangre de su cruz” en el v.20b, unió la pacificación del cosmos con el acontecimiento histórico de la muerte de Jesús. D. Marguerat considera que este segundo añadido es menos seguro. En esa línea podemos decir que el himno Cristológico o el himno de Cristo son formas de llamar (Col 1.15-20). Un elemento clave en la presentación de Cristo en Colosenses es el “texto poético que describe su papel en la creación y reconciliación, pasaje considerado comúnmente como un himno”[35]. Este aspecto es complicado y extenso por lo que en este trabajo asumiremos una posición limitada, pero no simplista. Por un lado, muchos piensan que el himno es existente y conocido por los colosenses y quizás por Éfeso. El autor de Col, “que halla ideas en él que le eran útiles para corregir la falsa doctrina”[36]. También hay que decir que se debate la estructura del himno. Las divisiones que plantea R. Brown son las siguientes: Tres estrofas (15-16: creación; 17-18a: conservación: 18b-20: redención) Dos estrofas de desigual longitud (15-18a: creación; 18b20: reconciliación) Dos estrofas de aproximadamente la misma longitud (15-16 y 18b-20), separadas por un estribillo (17-18a,) destinado a señalar la correspondencia del prefacio con el himno en 13-14[37]. Es la cristología elevada, si Cristo es el primero en ser resucitado de entre los muertos antes que otros, ¿fue él el primero en ser creado?[38] Muchos ven una referencia a la unicidad del Hijo, que existía antes que toda la creación (himno del prólogo del evangelio de Juan). Sin embargo el trasfondo más cercano y el comúnmente admitido por casi todos, según R. Brown, es la figura veterotestamentaria de la Sabiduría personificada, la imagen de la bondad divina (Sb 7,26), que colaborada con Dios en el establecimiento de todas las cosas (Pr 3,19), y que fue creada por la divinidad al comienzo (Pr 8,22; Eclo 2,9). Entre otros trasfondos del himno son viables. E. Kassemann ve en él un texto “precristiano que trata del mito gnóstico del Redentor…”[39]. E. Lohmeyer, basándose en el tema de la “reconciliación”, de Col 1.20a, “entiende este himno a la luz del trasfondo judío del “Día de la Expiacion”, cuando el Creador se reconcilia con su pueblo[40]”. S. Lyonnet encuentra en 1,20 ecos del Año nuevo judío (Rosh Hashanah). Aunque veamos estas referencias judías helénicas “también hay paralelos en la terminología platónica, hermética, y filosófica”[41]. El hincapié de este himno en que todas las cosas han sido creadas en el Hijo de Dios (1,16) subraya la superioridad de Cristo sobre los principados y potestades. También se ha prestado mucha atención al Pleroma (plenitud) de 1,19. En “el gnosticismo valentiano del siglo II el Pleroma era la totalidad de las emanaciones que procedían de Dios, pero no Dios mismo”[42], que está por encima de todas ellas. Así que Cristo “constituye el arma decisiva para combatir la filosofía adversa”[43]. El solus Christus hace caduca toda pretensión de las potencias sobrenaturales sobre el ser humano. Por lo tanto la mayoría de los autores están de acuerdo en que Col 1.15-20 es un himno cristológico tradicional, que fue insertado para reforzar el tema de la carta, según Margaret Y. MacDonald. Es muy probable que el autor haya realizado adiciones interpretativas al himno. En primer lugar, la identificación de Cristo como cabeza del cuerpo, de la iglesia, al final de la primera estrofa cósmica (Col 1.15-18) nos hace pensar que la expresión: “de la iglesia” fue añadida por el autor. “Además, la repetición de “por medio de él” en Col 1.20, sugiere que las palabras “por medio de la sangre de su cruz” también son añadidas”[44]. Estas dos glosas aparentan darle al himno cósmico una sólida referencia histórica: se vincula la reconciliación de todo el mundo a la muerte de Cristo: la autoridad de Cristo es una realidad actual en la Iglesia. Ahora bien, continúa M. Y. MacDonald diciendo que la interpretación del himno que hace el autor en 1,21-23 apoya esta conclusión. Parece que el autor adopta un himno familiar a sus oyentes, interpretándolo para aclarar su relevancia en la vida de la comunidad. Así que estamos hablando que este himno ocupa un puesto central en la carta. El himno es la base argumentativa contra sus adversarios filosóficos, recordar a los destinatarios lo que ya conocen, vincular la experiencia de conversión con la acción de Dios en Cristo. También le sirve al autor para arraigar a los destinatarios en el contexto ritual. De manera que el himno afirma a lo que ellos mismos “han escuchado o cantado”[45]. Hemos mencionado que Col, con respecto a las cartas de pablo, acentúa la dimensión cósmica de la figura de Cristo. Estamos hablando de que estos versos constituyen una unidad independiente que se inserta en la carta, como ya hemos mencionado, el problema es el origen del himno. Unos consideran que comienza en el 1.12 y otros en el 1.15, este es un debate en el que no podemos entrar pero puede ver comentario sacra pagina a colosenses y efesios. Echemos un vistazo al himno verso por verso. En el v.15 El es la imagen del Dios invisible. Esa imagen “es pertenencia es “imagen” de Dios (posesión), probablemente se refiere a la noción de Cristo como imagen de Dios”[46]. De manera similar se refirió en 2 Co . 4.4. En Col la imagen también figura el descriptivo del bautismo en Col 3.10, donde las personas eran nuevas personas renovadas a la imagen del Creador. La descripción de Dios como el invisible está en consonancia con otros textos en los que se produce como en Ro 1.20; 1Timoteo 1,17; Hebreos 11.27); 1 Timoteo 1.17 ofrece un paralelismo especialmente en lengua de alabanza como en Colosenses, que no se ve. La nocion del Dios que no se ve o invisible es del Evangelio de Juan. (Juan 1.18; 12;45; 14:9). En Juan 1.16 aplica el concepto de invisible. El primogénito de toda creación. El concepto del primogénito es importante en la Biblia Hebrea (Gen 8;18; Num 18.15). El termino se emplea en Lucas en la descripción de Maria a la luz de Jesus (Lucas 2.7;Mat 1.25). También se habla de la preeminencia de la descripciones de David, Sal 89.27. Del mismo modo Cristo se conoce como el primogenito de entre los muertos (Ap 1.5). Hay que comparar los textos con Ro 8.29-30, donde Cristo es descrito como el primogenito de una nueva comunidad de creyentes que debe ser glorificado. En Col la glorificación de los creyentes también está en la vista (Col 3.1-4). “Los conceptos de la creación o toda criatura 1.23 y de la creación de Dios en Col 1.16; 3.10 son centrales en Colosenses”[47]. Lohse habla de la caracterización del Cristo preexistente que es llamado “primogénito” antes de la creación de una forma que esté de acuerdo con la especulación acerca de la sabiduría judía, (Pr 8.22; Sir 1.4). También hay unas conexiones de este himno con imágenes femeninas de Dios. Aunque lo que interpretamos de Lohse destaca a Cristo ante de todas las criaturas, es de superioridad no de rango. Obviamente esto nos lleva a la controversia arriana en el siglo IV que se refería a la situación de Cristo como independiente creado por el Padre en lugar de co-existencia con el Padre. Lo importante es la primacía de Cristo, “porque él está más allá del mundo creado como el agente del cual todo comenzó a existir”[48]. Tal himno debe rezarse y cantarse en voz alta, (Col 3.16); de modo que estas expresiones de fe y de confesión se convierten en glorificación reverente de Dios. En el 16, Porque en él fueron, lo que refleja más de cerca la expresión, “en él”, con el fin de llamar la atención sobre la conexión fundamental en el v.16 pues es característica de la fórmula paulina “en Cristo”. Aquí recuerda la creación del v.15, pero con mayor atención ya que las esferas separadas de existencia (cielo y tierra; visibles e invisibles), que constituye el conjunto de colectividad. “El es causa, mediador y objetivo de toda la creación”[49]. Lo importante es que nada está excluido. Sean tronos, dominios, principados o potestades, con toda probabilidad se trata de una referencia a los poderes cósmicos que son vistos como subordinados a Cristo. Es lo que la comunidad de Colosas como seres angélicos. La terminología que se asocia a los ángeles en la literatura judía (2 de Enoc 20.1; 2 Enoc 1.10). Según T. Levi 3.8 en el cielo “hay tronos y dominios en los que siempre se ofrece alabanza a Dios. El autor de Colosenses destaca la superioridad de Cristo sobre estos seres sobrenaturales, pero muchos pudieron creer que estos seres eran enemigos de Cristo, o lo que es más probable, que puedan haber pensado que la veneración de estos seres proporciona acceso adicional a los beneficios de la salvación. “En el NT este es el único lugar donde está el trono (thronos) se refiere a un ser sobrenatural”[50]. Dominio se refiere a los poderes espirituales en Efesios 1.21 (cf. 1Cor 8.5). Reglas, a veces traducido como principados, asociados a la esfera cósmica en el NT, a menudo se encuentran juntos. El lenguaje utilizado con respecto a la entidades cósmicas también puede aparecer en el Nuevo Testamento para referirse a la autoridad terrenal y la regla, (Lucas 20.20; 2 Pedro 2.10; Judas 8). Todo fue creado por él y para él: “el v.16 contiene uno de los varios ejemplos en el himno de quiasmo”[51], el patrón A-B-B-A se encuentra con frecuencia en el NT (“fueron creadas todas las cosas… todo fue creado”). No solo son creadas sino que permanecen en su existencia creada por medio de Cristo y para Cristo. La voz pasiva que se ejecuta a través del versículo indica que Dios es el creador. Dios crea, pero Cristo es el agente de la creación, “a través de él”. Es muy probable que se describa a Cristo como el objetivo final. De acuerdo con 1 de Enoc 49:1-4, Sabiduría volverá a aparecer en los últimos tiempos y su espíritu morará en el Hijo del Hombre, que ejecutará el juicio. En este himno y en Colosenses en general Cristo es el agente que interviene en la creación y el cumplimiento final del universo. Ya en el v.17 Cristo existía antes de la creación del universo. Cristo llena el universo con su poder. Lo que actúa como una transición adecuada al uso del símbolo del cuerpo de Cristo en 1.18. Cristo no solo es el agente de la creación sino que la creación se mantiene en él. El término “mantener unida” sugiere la coherencia, la unidad y la estabilidad, que se producen en Cristo. Es un “término empleado en la filosofía platónica y estoica para designar la unidad del cosmos”[52]. Por otro lado en el v.18 Cristo, él, es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, igual que en 1.17 la apertura “él” es enfático. Ya no solo el universo centrado en Cristo, sino también la Iglesia. La comunidad de creyentes, en las cartas indiscutibles de Pablo, también se describen como el cuerpo de Cristo (soma, por ejemplo, Rom 12.4-8; 1Cor 12,12-17), pero en Colosenses y Efesios, el cuerpo de Cristo, el simbolismo se ha transformado. En primer lugar, el cuerpo de Cristo se equipara explícitamente a la iglesia, la iglesia se llama cuerpo (1,24; Ef 1.22-23; 5.23). El símbolo ha aumentado porque Cristo se ha convertido en Cabeza, mientras que los creyentes forman el cuerpo (1.18,24,2.10,17,19; Ef 1,22; 4.4,15). Existe una estrecha relación entre Cristo en 1.15-20 como jefe del universo y de Cristo como cabeza de la Iglesia. Su cuerpo, la iglesia, “es el vinculo de la reconciliación cósmica”[53]. El cuerpo de Cristo es el equivalente entre el universo y la iglesia que está ligada probablemente a la experiencia de la misión universal. Como primogénito también Cristo está nombrado para salvar la humanidad. “primogénito de entre los muertos”, lo que aclara el camino a la salvación hecha posible por la muerte y la resurrección de Cristo. De manera que Cristo es re-creación de todas las cosas, incluyendo una comunidad. Es por eso que en este v.18 se hace referencia a lo que Cristo ha hecho por medio de su muerte y resurrección y para la existencia de la Iglesia. Es cuando se develó la supremacía de Cristo en relación con la Iglesia y diríamos esa iglesia como parte de esa totalidad. El v.19 presenta a Cristo como que es la plenitud de Dios. El uso técnico es que se refiere sin rodeo que lo llena o que hace algo completo. Ese gnosticismo incipiente destaca la influencia que ya tenían los falsos maestros y no el autor de Colosenses. Las especulaciones, en Colosa, sobre el reino celestial y medidas ascéticas dirigidas a garantizar el acceso al reino celestial, “pudo ser entendida como intermediarios que requirieron veneración de forma permanente”[54]. Detrás del himno de Cristo probablemente se encuentra un intento de llevar la enseñanza falsa a su min con el argumento de que Cristo es el único mediador entre Dios y el mundo, porque Dios habita plenamente en Cristo solamente. Esto es un ejemplo, visto por algunos como un eco bautismal de Mc 1.11 y de igual modo la encarnación en Jn 1.14. Es la carne, no en un punto especifico en la historia de la salvación sino al trabajo realizado por Cristo. En el v.20, ya hay un proceso de la restauración por medio de Cristo, es la reconciliación cósmica. La expresión “a sí mismo”, es ambigua en griego, ya que algunos comentaristas creen que se refiere a Dios y no a Cristo. Creen que el camino a la reconciliación se produce constantemente “a Dios” en “otras obras paulinas (Romanos 5.10, 2 Cor 5.18-20; Efesios 2.16…)”[55]. El verbo “reconciliar” no es un término que se produce con frecuencia en la literatura paulina. Lo que sí queda claro es que se hace la paz mediante la sangre derramada en la cruz. Esta es la forma en que se produce la reconciliación. Es el único lugar en el NT donde se encuentra el verbo “hacer la paz”, a pesar de Mateo 5.9, en las bienaventuranzas. Esta frase es sorprendente en un himno dedicado a celebrar el triunfo de Cristo y el reinado cósmico. Lo que nos recuerda que el sufrimiento y muerte de Cristo son fundamentales para la salvación del universo. Las medidas de los falsos maestros no son necesarias porque la muerte y resurrección ha cambiado la forma del universo. Muchos piensan que la “expresión “a través de la sangre de su cruz” se añadió al himno”[56]. La referencia a las cosas en la tierra y en el cielo es un nuevo medio de hacer hincapié en que la totalidad del cosmos está involucrado. Los versículos del 15-20, comúnmente vistos como un himno, como hemos defendido, afirman que “Cristo no es un ejemplo más, ni un principio universal, ni una racionalidad abstracta. El es, en su persona y obra, la presencia real y la actividad del Dios viviente. No hay otra coherencia que una al universo”[57]. La comunidad cristiana de Colosa se enfrentó que lo rodea lleno de cultos griegos, que reservaban los secretos de salvación solo para los iniciados. Sin embargo el ministerio de Jesucristo está disponible para todos (1.27). “El propósito de la salvación de Dios no es para escapar del mundo, sino para recrearlo”[58], esto es lo que Dios hace a través de la cruz y la resurrección en Cristo. Es la reconciliación de todas las cosas (Col.1.20), no solo los humanos. En Cristo, el propósito de Dios es la sanación y la integridad de todo el mundo. La vida se encuentra, no en el aislamiento sino en las relaciones con otros, con Dios, con la creación, etc. Hay muchas cosas que podemos llamar filosofías que nos apartan de Dios. Hay muchos dioses en este tiempo y los candidatos podemos nombrarlos, como el consumo, cristianismo triunfalista, e incluso un cristianismo sin sufrimiento y próspero. Las preguntas siguen siendo las mismas, las batallas y las divergencias no dejan de ser enfrentadas. El autor de Colosenses es claro: Cristo es el Señor de todos los demás poderes y autoridades, incluso sobrenaturales. El texto proclama nuestra tarea como iglesia, para ser testigos de que todo pertenece a Dios. Predicar este texto es proclamar que el corazón del evangelio es Jesucristo mismo. Un punto de vista distinto lo presenta Teresa Okure, Esta situación actual hace una lectura misionología de la carta a los Colosenses, especialmente 1:15-20. La lectura misionológica aquí se refiere principalmente a la forma de la letra se puede leer de promover un ambiente donde los cristianos y “personas de otras religiones puedan vivir y trabajar en conjunto como los niños y los miembros de la única familia humana de Dios, respetando la libertad religiosa de cada uno, y sin embargo, para los cristianos, sin dejar de proclamar a Jesús como el evangelio de Dios o salvador de la humanidad”[59]. La carta a los Colosenses se dirige en su propio contexto, aunque en otros términos, la cuestión de la singularidad, la unicidad y la universalidad salvífica de Jesús. Por lo tanto, plantea un serio desafío a la misionología hoy en el fondo contemporáneo del pluralismo religioso. Muchos cristianos, especialmente los de orientación pentecostal y carismático, inundado de literatura fundamentalista del extranjero, creen que sólo Jesús puede salvar y ser un Salvador personal, según Teresa Okure. Después de cerca de 2000 años de la evangelización cristiana, con sus tradiciones acumuladas y contextualizado, tal vez ha llegado el momento de aclarar algunas de las acumulaciones construido en torno a Jesús para que el Jesús real pueda ponerse de pie. ¿Qué significaba en el siglo I el proclamar a Jesús como el único Salvador del mundo? ¿Cómo los Colosenses experimentan este problema, y qué soluciones ofrecen o hace Pablo? ¿Cómo los cristianos de hoy entendemos este mensaje en sus contextos religiosos pluralistas multiculturales y como es aceptada? ¿Qué acciones llenas de amor los cristianos comprometidos, hijos del día para el que la noche de la discriminación religiosa o triunfalismo está avanzada, se comprometen a abordar nuestra situación con la verdad cristológica, como lo hizo Pablo suya? Estas son “algunas de las preguntas que guían la lectura actual de Col. 1:15-20”[60]. El trabajo de Teresa Okure es un extraordinario y presenta una perspectiva sumamente interesante, pero por asuntos de espacio no lo podemos continuar. Resumiendo, la Carta a los Colosenses, “la ausencia de Pablo es ahora permanente; está atado por las cadenas de la muerte, pero sigue estando presente por medio de sus cartas”[61]. Su ausencia no se limita a la audiencia de la carta, pues su horizonte es general. Incluso para quienes no le han escuchado, Pablo es apóstol Col.1.7). La comunidad es de ascendencia gentil (Col 1,21;2,13). Siendo la primera carta deuteropaulinas, como ya hemos puntualizado, presenta los rasgos que caracterizan los escritos posteriores: el enfoque en el universalismo, en que se dirige a toda la creación, la integración de la cristología con la eclesiológica y la creciente importancia de esta última. Ciertamente el himno debe haber hablado con mucha fuerza a los creyentes en el primer Siglo. No cabe duda de lo extraordinario de este himno de Cristo. La defensa del evangelio contra aquello que oprime, que manipula no es una defensa vieja, sino verbalizada por el mismo Jesús. Destaca, este himno, la universalidad del Evangelio. Nos corresponde predicar un Evangelio inclusivo, de justicia, de equidad que permita que esa Palabra encarne en nosotros y nosotras. Si las filosofías provocan división y deterioran la imagen del ser humano entonces es necesario predicar en contra de la gente sino de las ideas opresoras. Nos vuelve a indicar el himno que “19 al Padre agradó que en él habitara toda la plenitud, 20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz”. Bibliografía: Aletti,Jean-Noel, Maurice Gilbert, Jean-Luis Ska y Silvie de Vulpilliéres. Vocabulario Razonado de la Exégesis Bíblica: los términos, las aproximaciones, los autores. Pamplona, España: Editorial Verbo Divino, 2007 Aune, David E. 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Véase Aletti,Jean-Noel, Maurice Gilbert, Jean-Luis Ska y Silvie de Vulpilliéres. Vocabulario Razonado de la Exégesis Bíblica: los términos, las aproximaciones, los autores. (Pamplona, España: Editorial Verbo Divino, 2007), 113-114. [4] Veintidós escritos independientes; dos están insertado en el libro de Hechos. Para la discusión de las diversas cartas ver a David E. Aune, El Nuevo Testamento en su entorno literario. (Bilbao, España: Descleé de Brouwer, 1993), 208-209. [5] Aletti,Jean-Noel, Maurice Gilbert, Jean-Luis Ska y Silvie de Vulpilliéres. Vocabulario Razonado de la Exégesis Bíblica: los términos, las aproximaciones, los autores. (Pamplona, España: Editorial Verbo Divino, 2007), 116. [6] Eduard Schweizer La Carta a los Colosenses. (Salamanca, España: Ediciones Sígueme, 1987), 26. [7] Por ejemplo, 2 Tesalonicenses y las epístolas pastorales pertenecen a este momento. Las conductas rivales y las conductas aberrantes se convierten en preocupaciones fundamentales. Es la separación definitiva del cristianismo. La protección de la comunidad continúa siendo una inquietud notable para los primeros apologistas y quienes se oponían a las herejías, como Justino e Ireneo. Véase a Richard I. Pervo. Pablo después de Pablo. (Salamanca, España: Ediciones Sígueme, 2012), 108. [8] Ibid. [9] R. Brown, Introducción al NT: Cartas y otros escritos. (Madrid: Editorial Trotta, 2003), 790. [10] F.F. Bruce. Pablo, Apóstol del corazón liberado. (Barcelona, España: Editorial Clie, 2012), 475. [11] Ibid. [12] Ibid., 476. [13] Antonio, Piñeiro. Guía para entender el Nuevo Testamento.( Madrid: Editorial Trotta, 2006), 419. [14] Philipp, Vielhauer. Historia de la literatura cristiana primitiva. 2da ed. (Salamanca, España: Ediciones Sígueme, 2003), 208. [15]Ibíd., 265. [16]Ibíd. [17]Daniel Marguerat. Introducción al Nuevo Testamento: su historia, su escritura, su teología. (Bilbao, España: Desclée de Brouwer, 2008), 268. [18] Para ver más ejemplos ir a Marguerat, Daniel. Introducción al Nuevo Testamento: su historia, su escritura, su teología. (Bilbao, España: Desclée de Brouwer, 2008), 273. [19] Eduard Schweizer. La Carta a los Colosenses. (Salamanca, España: Ediciones Sígueme, 1987), 26. [20] Philipp, Vielhauer. Historia de la literatura cristiana primitiva. (Salamanca, España: Ediciones Sígueme, 2003), 212. [21] Gerd Theissen. El Nuevo Testamento: Historia, literatura, religiones.( Santander, España: Editorial Sal Terrae, 2003), 186. [22] Ibid. [23]Ediberto Lopez. Cómo se formó la Biblia. (Minneapolis: Augsburg/Fortress, 2006), 119-120. [24] Bruce, F.F. Pablo, Apóstol del corazón liberado. (Barcelona, España: Editorial Clie, 2012), 477. [25] Marguerat, Daniel. Introducción al Nuevo Testamento: su historia, su escritura, su teología. (Bilbao, España: Desclée de Brouwer, 2008), 273. [26] Bruce, F.F. Pablo, Apóstol del corazón liberado. (Barcelona, España: Editorial Clie, 2012), 479. [27] F.F. Bruce. Pablo, Apóstol del corazón liberado. (Barcelona, España: Editorial Clie, 2012), 457. [28] Para ver las hipótesis sobre cómo Marcos llega a Roma véase a F.F. Bruce. Pablo, Apóstol del corazón liberado. (Barcelona, España: Editorial Clie, 2012), 457-458. [29]R. Brown. Introducción al NT: Cartas y otros escritos. Vol II. (Madrid: Editorial Trotta, 2003), 796. [30] Ibid.,797. [31] Macdonald, Y. Margaret. Las Comunidades Paulinas. (Salamanca, España: Ediciones Sígueme, 1994), 138. [32] Margaret Y. MacDonald. Las Comunidades Paulinas. (Salamanca, España: Ediciones Sígueme, 1994), 140-141. [33] Macdonald, Y. Margaret. Las Comunidades Paulinas. (Salamanca, España: Ediciones Sígueme, 1994), 142. [34] Philipp, Vielhauer. Historia de la literatura cristiana primitiva. (Salamanca, España: Ediciones Sígueme, 2003), 214. [35] R. Brown. Introducción al NT: Cartas y otros escritos. Vol II. (Madrid: Editorial Trotta, 2003), 781. [36] Ibíd., 782. [37] Ibíd. [38] Ibíd. [39] R. Brown. Introducción al NT: Cartas y otros escritos. Vol II. (Madrid: Editorial Trotta, 2003), 783. [40] Ibíd. [41] Ibíd. [42] Ibíd [43] Daniel. Marguerat. Introducción al Nuevo Testamento: su historia, su escritura, su teología. (Bilbao, España: Desclée de Brouwer, 2008), 275. [44] Macdonald, Y. Margaret. Las Comunidades Paulinas. (Salamanca, España: Ediciones Sígueme, 1994), 207. [45] Ibíd. [46] Margaret Y. MacDonald, ed. Daniel J. Harrington, S.J. Colossians Ephesians, Sacra Pagina vol.17 (Collegeville, Minnesota: Liturgical Press, 2000), 58. [47] Ibíd., 59. [48] Ibid., Margaret Y. MacDonald, ed. Daniel J. Harrington, S.J. Colossians Ephesians, Sacra Pagina vol.17 (Collegeville, Minnesota: Liturgical Press, 2000), 59. [49] Franz Mussner. Carta a los Colosenses - Carta a Filemón. (Barcelona, Epaña: Editorial Herder, 1970), 40. [50] Margaret Y. MacDonald, ed. Daniel J. Harrington, S.J. Colossians Ephesians, Sacra Pagina vol.17 (Collegeville, Minnesota: Liturgical Press, 2000), 60. [51] Ibíd., 60. [52] Margaret Y. MacDonald, ed. Daniel J. Harrington, S.J. Colossians Ephesians, Sacra Pagina vol.17 (Collegeville, Minnesota: Liturgical Press, 2000), 61. [53]Ibíd. [54]Margaret Y. MacDonald, ed. Daniel J. Harrington, S.J. Colossians Ephesians, Sacra Pagina vol.17 (Collegeville, Minnesota: Liturgical Press, 2000), 63. [55] Ibíd., 64. [56] Margaret Y. MacDonald, ed. Daniel J. Harrington, S.J. Colossians Ephesians, Sacra Pagina vol.17 (Collegeville, Minnesota: Liturgical Press, 2000), 64. [57]Christensen, Richard L. "Colossians 1:15-28." Interpretation 61, no. 3 (July 1, 2007): 318-320. ATLA Religion Database with ATLASerials, EBSCOhost (accessed April 25, 2013), 318. [58] Ibíd. [59] Okure, Teresa. "In him all things hold together": a missiological reading of Colossians 1:15-20." International Review Of Mission 91, no. 360 (January 1, 2002): 62-72. ATLA Religion Database with ATLASerials, EBSCOhost (accessed April 25, 2013), 62. [60]Teresa, Okura. "In him all things hold together": a missiological reading of Colossians 1:15-20." International Review Of Mission 91, no. 360 (January 1, 2002): 62-72. ATLA Religion Database with ATLASerials, EBSCOhost (accessed April 25, 2013), 63. [61] Richard I. Pervo. Pablo después de Pablo. (Salamanca, España: Ediciones Sígueme, 2012), 118.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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