Todo lo que respira

Salmo 150.6

La adoración a Dios no se limita al templo. Se alaba y adora a Dios cuando se vive una vida plena. La adoración no está determinada por si sabes cantar o no sabes cantar. La adoración es la expresión máxima de nuestra vida a Dios. Cuando adoramos respondemos desde lo más profundo de nuestro corazón en alegría y gratitud, y el deseo de comunión con el Señor. Adorar es colocarnos en las profundidades del alma y el espíritu para agradar a Dios. Es decir, que a Dios se adora con la vida.

Adoramos a Dios en el templo y fuera del templo.

Adoramos a Dios por su magnificencia y su grandeza.

Adoramos a Dios por sus proezas.

y Adoramos a Dios con todo lo que tengamos.

Todo lo que respira alabe a Dios, Aleluya.

Oremos: Señor, te doy mi mejor adoración. Te doy mi vida y te pido que recibas mi adoración en gratitud. En el nombre de Jesús, amén.