Tienes una invitación

Te invitan y es necesario que leas toda la invitación. 

“Acercaos a Dios y él se acercará a vosotros”, Santiago 4.8

Mucha indiferencia. La gente anda como si Dios no importara. No hay intimidad con Dios. Sin embargo, el llamado es claro y fuerte. “¡Acércate!” NO dudes en hacerlo porque todo el que se acerca a Dios da fruto. NO se puede vivir sin la presencia de Dios. Cuando algún amigo le invita es porque tiene buenas intenciones. Ese amigo quiere compartir algo o estar un tiempo con usted. Esa invitación es importante, pero imagina por un momento que te está invitando el Salvador, el Creador, el Dios del Universo para que te acerques a él. Si eso lo hace un gobernante es una nota de alegría y celebración pero si lo hace Dios implica salvación, eternidad, vida, etc. ¿Por qué no te acercas a Dios? Te invita para que le conozcas. Mucha gente quiere que Dios hable con ellos pero ellos no hablan con Dios. Hermano Dios no es una máquina es el Creador. El evangelista Juan decía que solo a Dios lo había visto Jesús y que él lo había dado a conocer (Jn 1.18). En el Huerto del Edén esa cercanía fue destruida por el pecado pero, en Cristo Jesús, a través del Huerto Getsemaní, nos la devuelve. En Jesús hay reconciliación con Dios. ¿Quién dice que Dios no te ama? ¿Quién dice que no tienes perdón? Hoy Dios, a través de su Palabra, te invita, “acércate y yo me acercaré a ti”. NO se puede rechazar una invitación tan importante. Puedes cancelar no ir a un cumpleaños, a una boda, a una fiesta, a una actividad, pero cuando se trata de la Salvación nada se puede cancelar. Desde que me acerqué a Jesús no ha dejado de estar conmigo. No rechaces su invitación porque con ella se encuentra la vida.
Oremos: Dios, gracias por tu invitación. Hace muchos años la acepté y hoy quiero afirmarla, pues desde que me acerqué a ti, tú no dejas de estar conmigo. Gracias por la invitación y solo te pido que aquellos que la escuchen no la ignoren y lleguen al templo a responder, a seguirte, a acercarse cada día a ti. En el nombre de Jesús, amén.