"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
"Ahora tenemos esta luz que brilla en nuestro corazón, pero nosotros mismos somos como frágiles vasijas de barro que contienen este gran tesoro. Esto deja bien claro que nuestro gran poder proviene de Dios, no de nosotros mismos". 2 Corintios 4.7
Dios envió a su hijo, Jesús, quien por amor, se hizo débil (corporalmente) para que su sabiduría y poder fueran entregados a causa nuestra. Su amor alumbró la humanidad en la figura de Jesús. Ese amor se dispersó (se hizo pedazos) desde la cruz para todos y todas. Es por ello que la lanza traspasa su costado y los clavos sus pies y manos. El costado, para recordarnos que desea estar a nuestro lado, como ayuda idónea en el camino; sus manos y pies para entender nuestros tropiezos y caídas. Jesús imprimió en sí mismo la victoria de quienes somos de barro. Conocer (a Jesús) es nuestro mayor tesoro y que habite en nuestro corazón nuestra mayor esperanza. "Dios no busca estrellas, ni elige a sus siervos consultando las guías de notoriedades; prefiere vasos de barro para administrar su tesoro..." (Navajo, 2012). ¿Qué somos? Somos el barro en el que Dios ha depositado su gran tesoro. Eso es así para que no olvidemos de quien es el poder. Todo poder es de Dios y no de nosotros. Quien se siente autosuficiente comienza a olvidar que es de barro. Quien sabe y no olvida lo que es tampoco olvida su Dios. No eres una estatua sino una vasija frágil de barro que contiene un gran tesoro. Oremos: Dios y padre de todo género humano. Te doy gracias por este día y por la lluvia que has derramado sobre nuestra Patria puertorriqueña. Nos has bendecido con toda bendición de lo alto y ello representa que todo poder viene de ti y no de nosotros. Sé y sabemos lo que somos y por ello te damos gracias. Siendo como simples barros has depositado un gran tesoro en nuestro corazón y eso nos hace responsables de no olvidar quiénes somos. Expusiste, tu cuerpo, es decir, todo tu barro, Jesús, por amor y dejaste que lo masacraran por amor, y que clavos perforaran tus pies y manos por amor, y que tu costado fuera lastimado y traspasado por una lanza por amor. Eres el mejor ejemplo de amor y entrega por lo que te honramos y te adoramos. No hay amor como el tuyo porque se discierne desde la entrega. Soy vasija de barro que llevo un gran tesoro, te pido que me ayudes a no perderlo nunca. En el nombre de Jesús, amén.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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