"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
¡ A Dios la gloria, siempre a ÉL...!
La posición que tomamos cuando nos convertimos es la de siervos/as. Es una posición que no todos y todas quieren. La mayoría de las veces queremos ser mayordomos o dueños pero jamás siervos. Hay quienes detestan esta palabra porque trae consigo humillación, no es voluntad propia sino a quien pertenecemos, sino una actitud nueva que el discípulo debe aceptar y adoptar. Es una palabra que nos remite al servicio en un ministerio para el Señor. Muchos creen que merecen lo que tienen. Se les ha olvidado que no somos merecedores de nada y que todo es por gracia. Ser siervo no es otra cosa que ser esclavos/as. ¡Sí! Ya le pisé el cayo a dos o tres. Ser siervo es sumisión y por otro lado, honor por haber sido elegidos para el servicio. Jesús escogió ser siervo. ¿Sabe que muchos/muchas no les gusta esta palabra porque les gustan los buenos puestos, los llamados que les hagan resplandecer, los dones que nadie tiene, etc.? Son unos aduladores de sí mismo. Viven pensando que todo se lo merecen y que si pudieran harían lo mismo que Adán y Eva, acariciarían la oportunidad de hacerse dioses. Quien constantemente dice que prefiere eso de ser “amigo” y no siervo es porque ya saben en qué línea están posicionados/as. Prefieren ser amigos porque saben que, no necesariamente, el amigo/la amiga hace la voluntad de a quien le pertenece. Bueno, desde esa perspectiva es muy fácil ser cristiano/a. La gente desea tener una relación con Dios de amistad y no de su voluntad. Que quede claro que no tengo nada con decir que somos amigos/as de Jesús sino en que ello implique no hacer su voluntad. Si ser amigo se remite a no hacer su voluntad ya estoy en total desacuerdo. Jesús vino como siervo para hacer la voluntad de Dios y eso es a lo que estamos llamados/as. El apóstol Pablo ha dicho: “no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús”. Oremos: Dios y Padre de nuestras vidas. Hacer tu voluntad es mi meta diaria. Es mi razón de ser. Cumplir con tu mandato, con realizar el llamado que me has hecho con humildad. Hoy me rindo a ti. Eres mi dueño y en tus brazos me deposito cada día porque es tu voluntad. Ayúdame a cumplirla porque servirte es el privilegio más grande que me has dado. ¡Gracias! En el nombre de Jesús, amén.
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September 2017
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