"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Juan 7,37-39 Si hay promesas que me dan vida son las que Jesús me da. En medio de una sociedad de tanto ruido y en la cual escuchamos tantas cosas negativas es mejor escuchar a Jesús. "Quien tenga sed, que venga a mí, y que beba". En aquel tiempo se habían acabado las fiestas. Eran las fiestas de las Tiendas mismas. En ellas se celebra por seis días la obtención de agua. Sabemos que la tradición destaca la forma en que por mucho tiempo Dios sostuvo con agua en el desierto a su pueblo, pero ahora no es que saldrá de cualquier piedra sino de Jesús mismo. NO es el agua que calma la sed física sino la que llenará y saciará la vida. Jesús es el agua de vida eterna. Eso sí pero que solo puede beber de él "el que cree en mí". Creyendo en él de "su interior correrán ríos de de agua viva". Ir a Jesús es acercarnos a la fuente de vida. El que viene a Jesús se hace parte de la fuente de vida. Lo que Jesús tiene lo comparte contigo y nos invita a que de nosotros/de ti, brote para darle a otros/otras. Probablemente Jesús les estaba citando Ex 17,6 "y brotarán aguas para beber y beberá todo el pueblo". Jesús es la piedra en el desierto. De Jesús manan corrientes de agua viva, y esta piedra es actualmente accesible para el que tiene sed pueda beber, no lo olvide, para el que pueda creer en Jesús.
Jesús está hablando del Espíritu. Es la esperanza, porque todavía no lo había dado. Es que nos acerquemos a él confiadamente porque en él habrá acompañamiento en medio de nuestra soledad. Cuando el desierto nos haga alucinar el Espíritu será nuestro sustento. Mientras estemos en este mundo, sólo la fe en Jesús saciará nuestra sed. Jesús enseña que es agua no para las fiestas de las tiendas sino para nosotros/nosotras. "Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él". Cuando no puedan los judíos y cristianos celebrar la fiesta de las tiendas, ahí celebraremos todos/todas en el Espíritu porque Jesús habrá sido glorificado. ¿Te has acercado a Jesús? ¿Tienes sed de Jesús? Entonces, deja que su Espíritu Santo te llene. El Espíritu Santo es nuestra fuente de vida. Jesús nos deja el Espíritu Santo para que jamás tengamos sed en este desierto que nos ha tocado vivir. Aquí y ahora su Espíritu es fuente de vida, pero debes creer. Si tú crees, entonces dile: ¡Espíritu Santo ven! Si no le conoces o te has apartado te invito y te vuelvo a decir: "Nada es mejor que pertenecer a quien es fuente de vida, nada es comparable con la presencia de quien sacia toda nuestra sed". ¿Te atreves a acéptale como salvador? Entonces, acepta y comienza una nueva experiencia en quien es agua que salta para vida Eterna, Jesús. Hay un corito que dice: //Ríos de agua viva siento correr por mi ser, es la presencia del Santo de Israel// ///El está aquí///, el Santo de Israel. Oremos: Padre y Dios, Jesucristo. Tú nos invitas y nosotros/nosotras recibimos tu invitación. Vamos a ti en tiempos de sequía, en tiempos de calor y hambre, de crímenes e inmoralidades, para que en ti fluya para nosotros una nueva esperanza. Creemos que eres la fuente en la que siempre beberemos. Que nadie beba de otro lugar para que su vida jamás vuelva a tener sed. Si alguno te acepta hoy como Salvador y te reconoce como su fuente, sacia su sed y llénale de tu Espíritu Santo. En tu nombre amén.
1 Comment
Marisel
1/11/2013 02:10:51 am
Amén! :)
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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