"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Hechos 3.1-2 "Mirad cuan bueno y cuán delicioso es; Habitar los hermanos juntos en armonía. Porque allí envía el Señor bendición y vida eterna". Salmo 133.1-3b. No olvide, que es juntos y en armonía. De esa manera subían Pedro y Juan, con su vieja costumbre, al templo. ¿Será la forma de nosotros/nosotras ir al templo? ¿Estaremos subiendo al templo cada momento cúltico juntos y con el propósito de que Dios envíe bendición y vida eterna? A la hora de la oración, siempre traían un hombre cojo de nacimiento. Cuando vayamos al templo sería muy bueno que trajéramos lo cojo que hay en nosotros/nosotras de nacimiento. Cuantas angustias, decepciones, desilusiones, frustraciones. Son tantas las cosas que nos pueden hacer cojo o que nos hicieron cojo en nuestra vida. ¿Habrá algo cojo en su vida? Pero hay que hacernos otra pregunta: ¿Por qué quienes tienen buenas intenciones con nosotros/nosotras nos traen al templo y no oran por nosotros? ¿Será porque viven una religiosidad y no una vida de oración? Siempre lo traían al templo pero nunca oraban por él. Era un acto que parecía humano, pero lo traían a pedir. De entrada ese hombre no tenía fe porque nadie le mostró el poder de la oración. Muchos años de religiosidad pueden hacer de nuestra fe se aniquile. Ellos iban a orar al templo, pero colocaban aquel hombre a pedir afuera del templo. ¿Dónde estaba Dios? Era un acto para ser visto. No había propósito de cambio. Aquel hombre no había experimentado la oración en aquella hora porque yo no sé a quien le oraban aquella gente. No podemos llevar la gente a la iglesia por un cumplido, sino para un propósito. ¿Habrá gente pidiendo en nuestro país? ¿Cuántos oramos por ellos? Lo llevaban para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. Ese era el problema. Cuando vamos al templo no podemos pedirle a la gente, no podemos pedirle al que entra y sale, sino al Señor. El cojo estaba pidiendo a quienes no sabían nada de dar, a los religiosos. No vivamos de darles migajas al pueblo. No vivas tú de recibirlas. Lo que quita lo cojo de nuestra sociedad no está en los políticos, con sus famosos planes médicos, no está en los economistas, con sus propuestas, no está en los religiosos que entran y salen del templo, pues esos entran y salen. ¿Entonces, qué hacer? ¿Qué harían Pedro y Juan?
Lo veremos en la continuación de esta reflexión. Oremos: Señor y Dios mío. Buscar tu rostro y ver la necesidad son acciones que no se detienen. Perdóname por las veces que he sido religioso. Perdóname por las veces que no he orado por alguien. Perdóname por las veces que he ido al templo y solo voy y salgo. Nuestra relación contigo no puede ser un cumplido. Ayúdanos a ser más como tú. En tu nombre, Amén.
1 Comment
Marisel
15/8/2013 03:02:20 am
Amén! Ya lo estaba esperando! Vuelvo con la continuacion mañana.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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