"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Filipenses 3.7-11
Es cierto que la vida se mueve a base de metas y sueños. De alcanzar, incluso, privilegios sociales, religiosos, títulos académicos, etc. Sin embargo, eso no compone la vida en Cristo, sino en uno mismo. Nuestras aspiraciones nos encaminan, pero no nos guían como lo es tener a Cristo. Cuando hablamos de conocer a Cristo no lo hacemos desde la expresión trivial. No es saber cuántos hay en la Biblia, citarla sin fallar, ni cuantas exégesis has hecho de Cristo y no vivir en su voluntad, sino conocerle desde la experiencia profunda de un encuentro verdadero. No me mal interpreten, creo que es necesario lo uno y lo otro, pero afirmar a Cristo en nuestras vidas es mayor y mejor. Creerle a Cristo y entregarnos a él no equivale a una expresión sentimental, sino a considerar toda grandeza o alcance humano por debajo de lo que es Cristo en nuestras vidas. Conocer a Cristo es hacerlo el guía de nuestras vidas. Es por ello que conocer a Cristo es más que mero conocimiento; conocer a Cristo es actuar es arriesgarlo todo en fe. NO se puede conocer a Cristo desde la admiración intelectual, ha dicho alguien, sino desde el camino, desde ese seguirle día a día. NO podemos pretender agradar a Cristo por nuestros méritos, por nuestros privilegios, sino por lo que somos en él. Si algo somos es en Cristo y su obra. Las prácticas religiosas no señalan el camino a Cristo, pero entregarnos a él afirma su gracia sobre cada ser humano. No dejes de conocerle porque ¿y si no hay mañana? No tengo duda que el v.9 me desafía vivir en la experiencia de Cristo: "y ser hallado en él...". Esa es a la meta que no nos podemos negar llegar. Esa es nuestra mayor admiración y nuestro mayor anhelo, "ser hallado en él...". Si somos hallados en él, entonces hemos ganado y no perdido. Oremos: Dios y Señor que guías mi vida. Contigo lo tengo todo y sin ti no tengo nada. Mi vida es porque tú eres. Estimo cualquier cosa alcanzada como aquello que me has permitido para tu propia gloria. Ayúdame para que jamás la altivez y la arrogancia intelectual sean mayor que tú en mi vida. Guárdame de las pretensiones humanas de ganar porque tengo y no por lo que soy en ti. Conocerte cada día es mi deseo mayor y ser hallado en ti mi mayor privilegio. En tu nombre, amén.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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