"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Génesis 32,23-32
¿Ha tenido ud luchas solo/sola? ¿Ha peleado en la oscuridad? Nada mejor que levantarnos de una pesadilla y saber que no era cierto. Sin embargo, no todo son pesadillas. La soledad es una realidad que embarga a una gran cantidad de personas en este mundo. Jacob fue uno de esos hombres que luchó en altas horas de la noche con el mismo Dios. ¿Has estado así? No te rindas, ¡No! Quisiéramos tener a Dios para decirle nuestro dolor o nuestra queja, pero nos envolvemos en la oscuridad de la noche. Esa soledad se hace más terrible en la noche porque no hay palabras y no es posible identificar a Dios quien muchas veces hace silencio. Jacob no se rinde, hasta que consigue entrar en diálogo con el desconocido y le hace hablar. Insístele a Dios y no te rindas, ¡no! Cuando el ser misterioso habla irrumpe el amanecer. Sí, porque la palabra sagrada siempre trae una nueva esperanza y una nueva luz. Como a Jacob nos ha tocado vivir tiempos de oscuridad, tiempos en que las cosas están nubladas o no del todo claras. Las sombras o la oscuridad rodea nuestra vida. Eberhard Jungel dice que es una bienaventuranza quien en medio de la oscuridad y de lo que lo paraliza, no abandona el combate hasta que le es concedido reconocer el rostro de Dios más allá del poderío de las tinieblas, precisamente en el momento en que amanecía. Es por ello que te digo: "NO te rindas, ¡no! porque está a punto de amanecer. Es decir, de que haya esperanza para tu batalla, para tu combate, estás a punto de escuchar la voz de Dios, es el momento de la bendición y no hay tiempo para rendiciones sino para recibir lo que por tanto tiempo has peleado. Es este momento en el que la tentación te puede conducir a la trivialidad, escapar a la superficie para quedar fuera del alcance de Dios, quien nos invita a luchar con él en medio de la noche. Hay quienes prefieren vivir entretenidos, atareados, enredado en sus pequeños problemas, colocados en la zona de seguridad donde no los alcance el dolor porque no están dispuestos a pelear la buena batalla. Si quiere bendición tienes que pagar el precio. Esa tentación no es voluntad sino deseo. Si nuestra atención está tibia, adormecida, está dispersa en mil cosas banales, que nos absorben, podemos pasar los días vegetando y en la misma rutina. Entonces, eres un cristiano que está pasando la vida, pero no peleando la buena batalla de la fe. Lo que me gusta de Dios es que una vez nos mira no nos deja hasta dar con nosotros/nosotras. Dios es un luchador incansable, decidido a perseguirnos hasta darnos alcance. Llega cuando estamos en una encrucijada, cuando las cosas van mal, cuando tengo que tomar decisiones, cuando mi vida está cansada, cuando me siento solo/sola, cuando el dolor me consume, cuando la noche está oscura, es decir, que Dios llega siempre. Oremos: Dios y Señor de nuestras vidas. Te doy gracias por un nuevo amanecer. Estamos en tiempos de oscuridad, pero contigo, en tiempos difíciles pero contigo y nos disponemos a luchar, pero contigo. Quiero enderezar mi atención para experimentar tu presencia Señor. Si no me rindo es porque estoy contigo. En tu nombre, amén.
1 Comment
Marisel
7/3/2014 01:02:21 am
Amén! Q así me ayude Dios! :)
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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