No sabemos lo que nos espera

Eclesiastés 9,12 "Porque el hombre tampoco conoce su tiempo; como los peces que son presos en la mala red, y como las aves que se enredan en lazo, así son enlazados los hijos de los hombres en el tiempo malo, cuando cae de repente sobre ellos".

La vida es breve y hay quienes la desperdician constantemente. Cada momento que vivimos es una ocasión para no caer, pero también para caer.  Es impresionante la desgracia repentina de las que nos habla el predicador. 

1. No conocemos nuestro tiempo. Es por ello que el salmista expresaba que "sus tiempos estaban en las manos del Señor". ¿Dónde están los tiempos tuyos? ¿Cómo vives cada día?

2. Estamos tan vulnerable como los peces que nadan sin saber que les espera una red que les atrapará. Su nadar es uno inocente, uno de vida, pero jamás para ser atrapados.

3. No podemos volar para enredarnos, sino que debemos volar para ser libres. Las aves también caen en los lazos que le coloca la vida. Ellas vuelan y tropiezan en los lazos que les cautivarán.

Sin embargo, nosotros/nosotras, somos enlazados en los tiempos malos, es decir, que la repentina desgracia, el momento de dificultad repentina, cual pez y ave, nos asedia cada día.

La red, puede ser el pecado constante, que no te deja ser libre. La red puede ser aquello que haces y las consecuencias que trae. Hay quienes se hunden donde pusieron su corazón. Los lazos, pueden ser cualquier eventualidad que no podamos manejar y nos enredamos cual ave.

Nuestra vida es breve y no podemos reducirla con nuestras acciones. Si lo que hagas determinará tu vida, entonces, vive para Dios y cuídate de los días malos. Los días malos son repentinos, pero la presencia de Dios es constante. Vive en las manos de Dios y los tiempos malos serán enfrentados en su nombre.

Oremos: Dios y Señor, Jesús mi Salvador. Líbranos del lazo del cazador, de la red malvada, de los días malos para vivir en la voluntad de tu gracia. Evadir las redes, los lazos y los días malos nos toca a nosotros/nosotras, a ti Señor te pedimos que nos libres de ellos. En el nombre de Jesús, amén.