"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Varios días muertos (cuatro para ser precisos) llevaba Lázaro en el sepulcro. El consuelo del pueblo era real. Muchos judíos habían llegado a consolar a las dos hermanas (Marta y María). El recibimiento que le hicieron a Jesús fue un reproche. Los malentendidos afloran. Le dice Marta: "si hubieses estado aquí, mi hermano no hubiera muerto". Aunque esta expresión es de resignación es contrastada con la que sigue: "pero lo que le pidas a Dios, yo sé que te lo dará". Hasta ahora Jesús ha hecho silencio y su primera expresión es "tu hermano resucitará". La confusión de Marta es que piensa que la resurrección de su hermano es en el futuro, "yo sé que resucitará... en el día postrero". ¿Cuántas veces nos ocurre lo mismo? Confundimos las acciones de Jesús con lo que es Jesús. Creemos pero no sabemos. El asunto no es lo que Jesús pueda hacer sino lo que es Jesús. Marta no sabía quién era Jesús. Ante la desesperación que pueda asediar tu vida Jesús es "la resurrección y la vida". Marta quería ver lo terrenal, pero Jesús le dijo quién era. Jesús es más que un milagrero. Jesús es el salvador, es la resurrección y la vida. Ante la muerte Jesús es esperanza. El saber nuestro sobre la vida y sobre la resurrección es nuestro saber de Jesús. El creer en Jesús se esperanza para la vida. NO es meramente saber de Jesús, pues eso lo hace cualquier estudioso, sino creer en Jesús. Jesús transformó el momento más triste de Marta y María en un espacio de afirmación de fe en su persona. La muerte del que cree no es para siempre "¿Crees esto?". Marta contestó, "sí, Señor yo he creído, que tu eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo". Yo también le creo y sé que Jesús es el hijo de Dios que ha venido al mundo. La fe no se sostiene de milagros terrenales sino de esperanzas eterna en Jesús nuestro Señor.
Oremos: Señor Jesús, hijo y Dios mío. Muchas veces he confundido mi necesidad con mi fe. He querido que complazcas mis deseos en medio de mi dolor. He enfocado mi vista en lo que me pueda consolar, pero no en lo que sea para la eternidad. En ocasiones soy como Marta, es decir, te malinterpreto. Ahora vuelvo a mirarte y creo que más allá de mis deseos eres la resurrección y la vida. Que para vivir eternamente debo creerte terrenalmente. Susténtame de tal manera que no piense en lo inmediato que me puedas dar sino en lo que tienes reservado cuando te revelas al ser humano. YO sé que eres la resurrección y la vida. En el nombre de Jesús, amén.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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