"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Gálatas 1.6-9 “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema”. Si hubo asombro en el apóstol Pablo, ¿cuánto no más en nosotros? Creo que no es enojo es consternación lo que vivió Pablo. No se trata de rechazar sino de corregir lo que plantea Pablo. ¿Qué evangelio estás viviendo? ¿Por qué tan pronto te conviertes te vuelves a perversión del Evangelio? ¿Qué mensaje predicamos y qué mensaje queremos vivir? ¿Cuál es nuestro Evangelio? El Evangelio es buena noticia no angustia. Nadie tiene derecho a predicar otra cosa que no sea el Evangelio. Lo que ocurre con los Gálatas es lo mismo que ocurre hoy. Si no predicamos a Cristo no hay Evangelio. Cada vez que prediquen otra cosa hemos predicado otro evangelio pero no el Evangelio de Cristo. Hasta donde sé no podemos predicar otro nombre que no sea el de Jesús que murió y resucitó al tercer día. Su un evangelio es predicado y no es Cristo el centro no es evangelio. Ningún mensaje es superior al de Cristo. No se puede perturbar y pervertir el Evangelio por actos propios. El altar no es una tarima política y el púlpito no es un podio de discursos sociales vacíos de esperanza y llenos de críticas desesperanzadoras. Si desde el altar no predico esperanza y paz en Cristo vengo a ser predicador de otro evangelio. Seamos fieles al Evangelio que viene de Cristo nuestro Salvador. NO hay otro Evangelio superior a este como dije anteriormente. Si Cristo no es el fundamento de mi Evangelio no tengo Evangelio. El que persiste en apartarse del Evangelio jamás conoció al que trajo el Evangelio (Jesucristo). Salir corriendo ante la adversidad nos señala como quienes no tienen una fe sostenida en Cristo sino en sus intereses. Hermanos y Hermanas no se trata de amenazas sino de lo que creemos. Oremos: Dios y Señor, Salvador de mi vida y resucitado al tercer día. A ti me presento porque eres el fundamento de mi fe. Eres la roca inconmovible y eres en ti mismo Evangelio. Así lo afirmaste cuando tomaste el libro de Isaías y así lo creo. Ayúdame a predicarte como es y no con perturbaciones que aparten a la gente de tu gracia. Ayúdame a cada día predicar esperanza en ti. No tengo otro Evangelio. Solo te tengo a ti. En el nombre de Jesús, amén.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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