No estás solo/sola

"…no temas porque yo te redimí, te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas yo estaré contigo; y si por los ríos no te anegarán. Cuando pases por el fuego no te quemarás, ni la llama arderá en ti”, Isaías 43.1-2.

Dios nunca abandona. Dios ama a su pueblo aunque este le abandone. Dios nos ha redimido y nos ha dado nombre y somos suyos/as. La expresión de su misericordia es contigo. No es un anuncio para algunos sino para todos. Tú eres creación de Dios, es decir hechura suya. Eres creación y no un mero ser sin propósitos. Te ha comprado para redimir tu pecado y el mío. Dios rescató al pueblo en Egipto por milagros, a través de Moisés, luego de Babilonia, pero a ti y a mí, a ti y a mí nos rescataron a precio de sangre en Jesucristo. Dios mismo, desde toda su majestad, encanó, por la misericordia para que supieras que no estabas solo/sola. No importa en la esclavitud que te puedas sentir ahora, te quiero decir, que Jesús te libró de ella. No temas porque “si Dios es por nosotros, ¿Quién contra nosotros?” Romanos 8.31. Dios ha hecho mucho por ti. Las adversidades representadas en el agua, el río y el fuego no son suficientes para detener el cuidado de Dios. Aunque pases por ello Dios te sacará a abundancia. El salmista decía, “si anduviese yo en medio de la angustia, tú me vivificarás… (Salmo 138.7). Aunque parezca que ya las cosas no tienen solución y esperanza porque el Mar Rojo está de frente, el horno de fuego está encendido, yo quiero que sepas que Dios no te va a abandonar y estará contigo. Dios intervino por ti en Jesús y lo sigue haciendo hoy. Tú eres de Dios pero ¿has hecho a Dios tu Señor? No dejes de alcanzar la bondad de Dios porque él te amó primero.

Oremos: Dios de infinita misericordia. Eres mi Salvador, refugio, torre fuerte y mi libertador. No temeré porque tú estarás conmigo. La dificultad no será la razón por la que me detenga porque en ella veré tu mano. Sé que estás conmigo y no importa lo que esté viviendo hoy tú estarás conmigo. En el nombre de Jesús, amén. 

Pd. Es tiempo de acercanos a Dios. Dios ya se acercó a nosotros.