"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Marcos 8.3 “Jesús extendió la mano y le tocó…”.
Somos puertorriqueños y cuando hablamos con la gente nos tocamos. Solemos estar muy cerca del que hablamos. Eso es parte de nuestra cultura. Jesús tocaba la gente y sanaba. La gente anda amargada y distanciada de sus seres queridos e incluso enojada con amigos, hermanos, padres por años. Si supieran que estar cerca sana y ayuda a no sentirnos solos. Hay gente que se les educa a no tocar, a nosotros también. Recuerdo que mami decía: “se toca con los ojos y se mira con las manos”. ¿Cómo olvidar eso? Cuando nos acercamos a alguien y se distancia es porque no hay confianza. Hay quienes si te acercas mucho se mueven. Esta sociedad necesita gente capaz de abrazar, agarrar el brazo, apretar la mano, extenderla, como Jesús. Sostener nuestro acto con la mirada para que ese contacto sea más poderoso. NO es simple tacto corporal es que sepan que estamos aquí. Se trata de estar más que de decir. Si hay una fuente de consuelo es el de la familia. Cuando estamos somos capaces de acompañar en medio de la crisis. Solo con tocar y dar una palmada estaremos comunicando mucho. Ve y abraza a tus hijos/as, amigos, compañeros porque quizás recojas su fragilidad y la fortalezcas. Un abrazo es capaz de hacer que la soledad huya y quien muere de sentimiento vuelva a la vida. Un abrazo sostiene en la debilidad y suele romper la distancia. En el abrazo y la extensión de mano solo imitamos a nuestro Salvador. Ora y busca a alguien a quien puedas darle un abrazo. Oremos: Dios bueno y de gran misericordia. Con amor eterno nos has amado y jamás permitiste que la soledad nos destruyera porque tu abrazo salvador nos acogió desde la cruz misma. Hoy ensanchas ese abrazo desde nosotros y solo te pedimos que nadie se siente solo/a. En el nombre de Jesús, amén.
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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