¡Ánimo!

Hageo 2.1-9

En el libro de Hageo vamos a encontrar varias revelaciones. Sin embargo, observamos que lo planteado a la luz de nuestras vidas es un despertar. Es un reanimarse en medio de la ruina. Las adversidades diarias provocan desanimo en el ser humano, pues siempre falta algo. En aquello que falta, muchas veces, no hay esperanza. Aquí el Señor señala que, ante la ruina, la esperanza de su presencia y su gloria llenará nuestros corazones. ¿Se ha sentido desanimado algún día? 

El desánimo es una de las herramientas más poderosas del enemigo en este tiempo. Hay quienes planifican ir al templo hoy y su desánimo es tal que se queda en la casas haciendo nada. En lugar de salir corriendo a adorar a Dios. Esto ha ocurrido, pero no debe permitir que sea constante. Lo que ocurre en nuestro país nos puede desanimar, pero no intimidar. En una exhortación a Timoteo le decían: "aviva el don que hay en ti". Muchas veces buscamos que el ánimo venga de afuera, pero tenemos que provocarlo nosotros/nosotras. Era necesario que, el profeta, no permitiera que sus manos se paralizaran. ¿Están tus manos paralizadas, tus pies, tu corazón? No permitas que tu corazón se desanime. Es tiempo de edificar, no te preocupes por lo que falta porque "Dios añade". ¿Amén? Dije añade, pues hay una parte que es tuya. Le decía Dios al profeta, "esfuérzate", "cobra ánimo", "no temas". ¿Alguna duda ante la voz de Dios? El desánimo, ni la ruina son razones para detenernos, pues la voz de Dios es suficiente para seguir caminando.

¡Esfuérzate!

Oremos: Dios y Señor Jesucristo. Muchas veces, el desánimo a llegado a nuestra vida. Incluso, hemos dejado de buscarte, hemos dejado de ir al templo, pero reconocemos que en ti hay esperanza. Aviva el don que hay en nosotros/nosotras. Fortalece nuestras manos, pero sobre todo, nuestro corazón. Si alguno, está en dos pensamientos, hoy afirma tu presencia y esperanza en él/ella. Te doy gracias, pues me fortalece saber que estás conmigo. En el nombre de Jesús, Amén.