Ni dejo ... Ni falta ...

"Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán; sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos". Jeremías,  2.19

La maldad es desprecio a lo justo, a la verdad a lo honorable. Sin embargo, desde el hebreo se comprende la maldad como un asunto de la mente, aunque yo pienso que es del corazón. Basado en todo lo que nace del corazón es probable que la maldad esté incluida. Lo que hay en el corazón se lleva a la mente y se exterioriza marcando la realidad de lo que hacemos. Esas acciones castigan y condenan. Quiere decir que la maldad promueve el castigo y la condena.

¿Qué es lo malo y amargo? 

1. Haber dejado a Dios.  

2. faltar mi temor en ti.

Fíjese en los dos elementos. El primero indica "haber dejado a Dios". Se deja lo que no sirve. Cuando dejamos algo es porque nos hace mal. Dejamos lo que nos puede hacer daño. ¿Dejar a Dios? Eso no es comprensible. Eso no cabe en mi cabeza. Quien deja a Dios por definición le "falta mi temor en ti". Algunos no comprenderán esto porque ya no tienen temor de Dios. ¿Estás dejando a Dios? Proverbios destaca: "El principio de la sabiduría es el temor a Dios". Quien quiera decir que la Escritura, inspirada por ti no tiene valides para la vida hoy debe hacerlo desde su conocimiento, profundo de ti. Si no te conoce no tienen derecho a decir nada. La necedad les ha consumido y la ignorancia es su reina. Por ello, jamás dejaré de creer que eres Dios y que mi mayor privilegio ha sido conocerte.

Oremos: Dios y Señor Jesucristo. Padre de toda creación. Perdónanos por las veces que te hemos dejado. Tú, mi Señor Jesús, nunca nos dejas, pero hay quienes prefieran dejarte y por eso perdón. Ayúdanos cada día. Que nunca me falte tu temor porque así sabré que nunca te he dejado a ti. Nos mantendremos afirmando rectitud, la denuncia al pecado, a la injusticia y a la mentira del diablo. Tú eres Dios y quien quiera dejarte debe preguntarse dónde radica su maldad. En el nombre de Jesús, ten misericordia de nosotros. Amén.