Lo que Dios le pide a su pueblo (parte II)

2 CRONICAS 7:14 "...y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra". 

Las tres exigencias que vimos de Dios están dadas en el texto: humillarse, orar y buscar su rostro. Sin embargo, la cuarta exigencia es la más interesante en este diálogo, "Si se convirtieren de sus malos caminos". 

En el convertirse en  heb., naham, desistir, subh, volverse;  en gr., metanoia, de meta, cambio, y noieo, ejercicio de la mente). Es el proceso por el cual uno cambia de parecer o de opinión. El arrepentimiento humano es un cambio para lo mejor, y es un cambio consciente del mal o de la desobediencia o pecado o idolatría hacia el Dios viviente. El arrepentimiento es un profundo cambio de mente que involucra el cambio de dirección de vida. El lado positivo del arrepentimiento es la conversión, el genuino volverse a Dios o a Cristo en busca de gracia. Esa cuarta exigencia de Dios es necesaria para lo que llegará a nuestras vidas.

Respuesta de Dios cuando obedecemos sus exigencias:

1. oiré desde los cielos

2. perdonaré sus pecados

3. sanaré su tierra

¿Se imagina si pudiéramos obedecer lo que Dios nos pide? Dios oye nuestras súplica, perdona nuestro pecado y sana nuestra tierra. Se da cuenta que el acercarnos a Dios desde estas cuatro vertientes: "humillándonos, orando, buscándole, y arrepintiéndonos, vendrá sobre nosotros y nosotras virtud de Dios. El perdón y la sanación son consecuencias de esa relación que tenemos con Dios. Cuando nuestra vida cambie y nuestra actitudes cambien, entonces, Dios nos perdona y nos sana. Como resultado final, nuestro perdón, impacta la tierra. Es tiempo de volvernos a Dios. Nuestra tierra necesita la visitación de Dios.

Oremos: Señor y Dios de todas las cosas. Estamos ante ti para que guíes cada uno de nuestros pasos. Nos humillamos, oramos, te buscamos porque estamos arrepentidos de nuestra maldad. Sabemos que nuestro arrepentimiento trae perdón y sanación. Aquí estamos Señor, somos tuyos/tuyas y solo queremos hacer las cosas bien. En tu nombre, amén.