"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Isaías 60.1 Los ataques del enemigo, frecuentemente, nos desalientan, nos abaten, nos quitan la fuerza. Nos envuelven en una oscuridad que no vemos luz y mucho menos la victoria. En tan grande muchas veces nuestra adversidad que solo nos echamos al suelo cual derrotado. Te exhorto a que no te rindas y te levantes y resplandezcas. Es ante tales crisis que Dios llama: "Levántate, resplandece". El arrepentimiento es un paso gigante para la restauración. Muchas veces nuestra desolación está vinculada a nuestras decisiones y las consecuencias han sido funestas. Es probable que no hayamos perseverado con la debida fidelidad y servicio a Cristo. La desobediencia hace que pensemos y digamos lo que creemos que es cierto. El hijo pródigo tomó decisiones así y le costaron todo un sacrilegio de vida. Hasta que un día dijo: "Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti", Lc 15. Son las mismas palabras que utilizó el profeta Miqueas cuando el decaimiento le tocó: "aunque caí, me levantaré...", Mi 7.8.
Una vez te levantes la consecuencia será el resplandor, la renovación de nuestra entrega y obediencia a Cristo. Cuando levantamos nuestra cabeza la gracia de Dios no tarda en llegar: "... mas sobre ti amanecerá el Señor y sobre ti será vista su obra", Is 60.2. No sigas viviendo en el estado de derrota, de postración espiritual. Es indispensable que te levantes y andes como aquel hombre junto al camino. Comienza el proceso de arrepentimiento y que comience en ti un nuevo resplandor. La luz vino al mundo hace miles de año no la dejes, permite que alumbre tu hogar. No sigas postrada o postrado sino es ante la presencia de aquel que te levanta... Oremos: Dios de luz y resplandor, que alumbra todo cuanto existe. Que alumbra nuestras vidas en las más profundas oscuridades que tengamos. Mi pecado está delante de ti porque te pido perdón y presento mi vida porque me levanto en tu nombre de la depresión, de la desesperación, de la angustia, de la tristeza, del sufrimiento, del momento de debilidad, de aquello que no permite que me levante. Hoy comienzo a levantarme en tu nombre y solo te pido que me hagas resplandecer ante la oscuridad. En tu nombre, Amén.
2 Comments
Marisel
8/9/2013 03:12:49 pm
Amen!
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Lily
10/9/2013 04:39:55 pm
Dios te pido que me hagas replandecer en la oscuridad... Amen...
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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September 2017
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