La Palabra de Dios...

Hebreos 4.12

La Palabra de Dios ha venido al mundo y eso no se puede ignorar. No podemos pasar por alto la llegada de Jesús que es la Palabra. Para los judíos la pronunciación de una palabra cobraba cierta independencia. No era solo un sonido sino que significaba. Es ello la razón de que cada nombre tuviera un significado. La palabra era poder y producía resultados. ¿Si nuestras palabras significan algo, cuanto más las de Dios? 

El autor de Hebreo describe la Palabra de Dios en una serie de expresiones maravillosas:

1. La Palabra de Dios está henchida de vida. La Palabra de Dios es un tema vivo para las personas de todos los tiempos. Otras cosas se sumen en el olvido; otras cosas pueden que adquieran un interés académico o histórico; pero la Palabra de Dios es algo con lo que todos nos hemos de enfrentar, y su ofrecimiento es algo que hemos de aceptar o rechazar.

2. La Palabra de Dios es efectiva. No es un mero libro de historias y parábolas, sino que hay que tomar en serio la Palabra de Dios. Nos damos cuenta en seguida de que no es meramente un libro que se puede leer y estudiar, sino una Palabra viva que hay que poner por obra.

3. La Palabra de Dios es penetrante.

a. Penetra hasta las fronteras entre el alma y espíritu. El alma es el principio vital.

b. Escudriña los deseos del corazón. El deseo es la parte emocional de la persona y la intención la parte intelectual. Nuestra vida emocional e intelectual deben someterse por igual al escrutinio de Dios.

Oremos: Todo, Dios está ante tu presencia. Nuestra vida, toda, está delante de ti. Que tu Palabra nos desafíe cada día y sea nuestra razón de existir. En tu nombre, amén.