"un ca-fe
con dios"
Rvdo. José L. Báez báez
Texto: 2 Reyes 20.1-6 La vida es un riesgo y yo me arriesgo con Dios. El rey Ezequías enfermó. Tuvo una visita del profeta Isaías. Su enfermedad era de muerte. Ante ese cuadro Dios está y actúa. I. El momento de prueba
Todos/todas nos hemos enfermado. Ha llegado el momento de prueba y solo esperamos que alguien nos aliente. En los tiempos de Ezequías, rey de Judá, él fue quien enfermó. Lo duro de la enfermedad de Ezequías es que era de muerte. El tiempo se acabó y para ello el profeta de Dios, el mensajero había llegado a la casa de Ezequías. El mensaje no era halagador. El profeta le dijo: "ordena tu casa porque vas a morir". ¿Si Dios nos mandara a decir eso estaremos preparados? La vida es un riesgo, pero si le creemos a Dios habrá esperanza. Cuando las noticias llegan y no son las que esperamos nuestra crisis aumenta. En ese momento, en que la prueba llega debemos confiar, debemos fortalecernos en las promesas de Dios. Debemos confiar en que todo obra para bien para quienes aman al Señor. Ezequías escuchó las palabras del profeta y actuó inmediatamente. II. El momento de orar Ezequías volvió su cara a la pared y oró al Señor. Esa es una extraordinaria forma de enfrentar aquello que es palabra de muerte. Ezequías le dio la espalda a toda palabra contraria a la vida. El rey comenzó a orar al Señor. Ahí es que está nuestra esperanza. Es la oración el diálogo, la comunicación que no tiene interferencia delante de Dios. Es el momento final en la vida de Ezequías y está ante quien va a leer su trayectoria de vida. Antes que Dios le haga las preguntas Ezequías da las respuestas y los argumentos de rectitud. Cuando se colocó a la pared le rogó a Dios y le pidió: "trae a memoria", "recuerda"... a. He caminado en tu presencia, es decir, he andado delante de ti en verdad. b. Mi corazón es íntegro y sincero. Cuando algo es íntegro es completo. No se lo dio a nadie más, sino a Dios. c. He hecho las cosas que te agradan. Cuando agradamos a Dios lo hacemos por fe. "Si fe es imposible agradar a Dios". Ezequías le estaba diciendo a Dios que su fe estaba en él y nadie más. Esta es la oración de tres puntos más extraordinaria que he visto. Es la respuesta al examen que nos gradúa para el reino. Con estas respuestas pasamos las crisis más grandes, los momentos de pruebas que desembocan en muerte. Con estas respuesta Ezequías se acerca a Dios desde el rincón de su pared. Oró con determinación, con propósito, conforme a su corazón. Su oración no contenía mucho decoro, sino firmeza. Hay que orar como Ezequías, con Fe. ¿Quién dijo que no lloró? El relato es tan enfático que declara: "lloró con largo llanto", "lloró con gran lloro". Yo también hubiese llorado. Lo hermoso es llorar delante de la presencia de Dios. Gemir delante de Dios. Decirle a la gente que conocemos uno que nos oye. III. Dios revocó su decisión Dios oye y si oye, entonces, responde. Isaías, el profeta no había salido del patio central de la casa del rey Ezequías cuando recibió palabra del Señor. Dios ha revocado su decisión sobre la muerte de Ezequías. Cuando oramos confiadamente Dios decide a favor de la vida, de la justicia, de la verdad, de la integridad, etc. Nos podemos acercar a Dios, aún la muerte susurrando en nuestros oídos y la última palabra la tiene Dios. El profeta regresa con una palabra diferente, con una palabra de vida, de esperanza, de alegría para Ezequías. Dios escuchó su oración y vio las lágrimas de aquel hombre. ¿Sabes que Dios oye cuando oras y lloras? ¿La noticia que recibes no es la mejor? ¿Qué dicen los médicos? Todas las preguntas son legítimas. Si legítimas son las preguntas más legítima es la presencia de Dios en nuestra vida. Ezequías lo sabía. Te digo que Dios está en nuestros procesos de vida. Allí donde la enfermedad quiere robarnos el deseo de vivir, de seguir, de confiar en el Dios que creemos. IV. Dios sana y añade "En aquellos días", así comienza el pasaje que leímos hoy. Dios sanó a Ezequías y le añadió días de vida. ¿Dios sana y añade? Sí, sí, y sí. En nuestra congregación tuvimos un hermano con leucemia por varios años. Cada día la iglesia hacía oración. Llorábamos con él y cada vez que iba al templo y orábamos por los enfermos y pasaba. No dejó de creerle a Dios. Su condición era peor cada día, el diagnóstico era severo, pero la iglesia seguía clamando. Es promesa que si clamamos Dios responde. Este hombre vino hace un par de domingos al templo con los resultados médicos. Nosotros creemos en el Dios que sana y añade. El resultado, después de años de leucemia, fue NEGATIVO, no hay síntoma de leucemia alguna. Por eso puedo decir, no solo en los días de Ezequías Dios sana y añade, sino también "por estos días". Dios sigue haciendo milagros, sigamos orando y llorando ante su presencia. Dios fue propicio a Ezequías y también lo fue al hermano, lo es a ti y lo es a mí. Es tiempo de que confiemos a Dios nuestras vidas y sé que toda acción de Dios se tornará en beneficio para los suyos. Oremos: Señor, Dios de mi vida. Tú que escuchas, que sanas y añades, a ti sea toda la gloria. Yo sé que la última palabra la tienes tú. Señor, alcanza a cada enfermo/enferma. Queremos volvernos a ti y si es necesario orar contra todo diagnóstico , lo haremos en tu nombre y confiando en que tu respuesta es la voluntad que acataremos. En el nombre de Jesús, Amén.
1 Comment
Ivelisse
29/7/2013 11:41:28 pm
Ciertmente esta palabra me toco en aquel entonces y me vuelve a reafirmar que Dios es Real y que hara conforme a mi fe!
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AutorPastor José Báez Báez Categorías
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